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Durante un día normal de oficina, y mientras trabajaba volvieron a la mente de Marta inesperadamente los recuerdos de Carlos el negro superdotado amigo de su hijo. Ella no dejaba de pensar en aquel inmenso miembro y recordar las sensaciones que había experimentado en compañía del jovencito y también que el morocho se había quedado con su tanga y ella había prometido regresar por ella. Ella ahora tenía un dilema pues quería dejar las cosas así pero a cada segundo ella recordaba cada embestida del negro y estaba ya bastante cachonda y su conchita húmeda, así que se decidió.
Era miércoles y el bar de Carlos estaría abierto, así que se arregló bastante bien y a eso de las 6 de la tarde al salir de su oficina y aprovechando que el viejo estaba en una reunión, se dirigió al lugar donde estaba dispuesta a encontrarse con su amante. Tras casi una hora de camino en su auto llegó al bar, el cual como ella presumió, se encontraba abierto al público. Dudando un poco lo que haría bajó de su auto y se dirigió a la entrada del lugar donde había un hombre corpulento al cual le dijo
Perdón señor, ¿está Carlos?
¿Cuál Carlos señora?
El dueño del bar, un muchacho alto y negro
¡Ah, el patrón! No señora, él no viene hoy
Está bien, vengo otro día –dijo Marta con un inocultable gesto de decepción-
Señora si quiere le puedo dar su razón.
Pues….. –pensó un par de segundos, metió la mano en su bolso, sacó un papel y un bolígrafo y escribió su nombre y número celular en él- entréguele esto y dígale que soy la mamá de su amigo y que vine por mi encargo
¿Cuál encargo?
Tranquilo, dígale así que él ya sabe. Muchas gracias
Marta se retiró un poco decepcionada pero con la ilusión que aquel joven la llamase pues no dejaba de pensar en él y su miembro. Regresó a casa, donde aún no llegaba el viejo y se puso a pensar y darle vueltas en su cabeza una y otra vez a lo que podría ser un nuevo encuentro con Carlos. Llegó su esposo pero la situación no cambió, ella deseaba cada vez más tener ese trozo de carne entre sus piernas.
Durmió y amaneció el jueves con el mismo pensamiento que le atormentaba y solo esperando encontrarse con Carlos. Se bañó y se vistió con un vestido negro de sastre que constaba de un saco y una falda que le cubría las rodillas, una blusa amarilla de botones, tanga y sostén negros, medias veladas negras y zapatos y moña amarillos. Sin más salió ese día hacia su oficina y llegó a trabajar como era su rutina durante el último tiempo. A eso de las 2 de la tarde y cuando Marta empezaba a dejar de lado sus pensamientos sobre el joven, sonó su celular y sin imaginar quién sería, contestó
Aló
¿Marta?
Si, con ella
Hola bonita habla con Carlos
Hola Carlos ¿cómo está? –dijo Marta con una alegría inocultable-
Bien, preciosa. Me dijeron que me vino a buscar para que le devolviera su tanguita
Sí, a eso fui
Bueno al parecer le quedó gustando mi amiguito ¿no?
Pues…
Jaja, venga a mi apartamento y hablamos o hacemos otra cosa si usted prefiere
Dígame donde es que yo ya salgo para allá
Queda en la calle __ con carrera __, y es el apartamento 501.
Ya voy para allá
Marta ordenó su escritorio con premura, tomó su bolso y le dijo a la secretaria que no volvería aquel día. Luego salió hacia la oficina de su esposo, entró y le dijo
Mi amor me debo ir, nos vemos en la casa
¿No vas a volver a la oficina?
No creo
¿A dónde vas?
A recoger una cosa que dejé la vez pasada a un cliente y me dijo que pasara a recogerla
¿Te acompaño?
No, tranquilo yo voy sola.
Está bien amor, que te vaya bien
Marta salió hacia el parqueadero donde se encontraba su auto, y sin perder un solo momento se subió a él y arrancó hacia el lugar indicado por Carlos. Aunque el edificio donde debía ir ella quedaba alejado del lugar donde trabajaba, las calles estaban descongestionadas y en casi 45 minutos llegó a la puerta del edificio en su vehículo y le dijo al portero
Buenas tardes señor, vengo a visitar a Carlos del 501
¿Quién lo busca?
Marta
Espere un momento señora- él llamó por el citófono al joven y volvió a acercarse al carro de Marta a decirle-. Puede dejar su carro por allí, y pase que don Carlos la está esperando
Muchas gracias.
Ella dejó su vehículo donde el vigilante le indicó, tomó su bolso y se dirigió al ascensor para ir hacia el quinto piso. Llegó allí y timbró en el apartamento 501. Apenas unos segundos más tarde, se abrió la puerta, ella pasó y notó a Carlos tras la puerta totalmente desnudo volviendo a cerrarla. El joven estaba absolutamente desnudo y su pene estaba flácido a pesar de tener un considerable tamaño y con total naturalidad saludó a Marta quien estaba impactada
Hola Marta
Ho..ho..hola –dijo Marta
¿Qué pasa muñeca?
¿Cómo que qué pasa? Pues no ve que usted está desnudo
No se haga la santurrona que usted vino aquí para que la follara ¿o no?
Pues sí pero…….
Entonces que no se hable más, vamos a mi cuarto.
El mulato la tomó de la mano, la jaló y la llevó hacia su cuarto. Ya allí, le quitó el bolso a Marta y lo tiró sobre la cama para luego tomarla de la nuca y acercar la cara de Marta a la suya dándole un beso ante la sorpresa de ella que no esperaba tal situación. Tras unos segundos, ella respondía a la calentura del joven besándolo también y ahora tomándolo por la espalda. Al ver que Marta ya se estaba calentando, el joven le tomó una de las manos y se la colocó sobre su pene que poco a poco iba cobrando dureza y al tocarlo ella lo notó, así que suavemente lo recorría con sus dedos logrando que el miembro siguiera creciendo. Carlos agarraba el culo de Marta con violencia y lo amasaba a placer, y tras unos segundos interrumpió el beso y dijo "Chúpemelo" mientras ponía sus manos sobre los hombros de ella y la empujaba hacia abajo.
Marta ya estaba entregada al deseo y se arrodilló frente al generoso miembro que estaba casi totalmente erecto y lo tomó con sus dos manos para empezar a masturbarlo. En poco tiempo tuvo aquel trozo de carne completamente duro entre sus manos y tras observarlo fijamente corrió el escroto hacia atrás con una de sus manos, e introdujo lentamente la cabeza del pene dentro de su boca para allí masajearla con su lengua generando rostros de placer en el joven que tenía sus manos en la cintura y solo recibía placer de Marta. Ella, manteniendo parte del miembro del negro dentro de su boca, se quitó el saco del vestido y lo dejó allí tirado.
Carlos y Marta estaban disfrutando de la situación, pero de pronto Marta sintió que alguien entraba al cuarto, volteó su cabeza y vio allí parado, junto a la puerta a un joven de unos 17 años, 1.76 metros de altura y bastante delgado. Al llegar, Carlos le dijo
Mire Daniel, ella es la puta que yo le dije
Se ve golosa hermanito
Si que lo es.- luego se dirigió a Marta quien aún arrodillada y sin saber cómo reaccionar observaba con timidez al joven, y le dijo- Marta él es mi hermano Daniel
Mucho gusto –dijo sin demora el joven acercándose a Marta-
Mucho gusto -dijo ella poniéndose de pie y dándole la mano al joven con timidez-
Está usted más buena de lo que me imaginé
¿Qué significa esto? –le replicó Marta a Carlos-
Como él es mi hermano menor, me sentí en la obligación de contarle el polvazo que es usted y de paso compartirla.
¿Qué? –dijo ella indignada-
Pues así no más, o al menos déjelo mirar porque ya le prometí
No lo puedo creer. Usted es un hijo de puta, cómo se le ocurre
Por favor, yo solo miro –dijo el joven Daniel-
La verdad es que no sé
Si su hijo ya la vio follar, dejé que mi hermano también lo haga
Está bien, pero que solo mire.
Tranquila, no voy a hacer ni siquiera ruido.
¿Entonces en qué estábamos?
Daniel se quedó allí de pie junto a la puerta mientras Marta se arrodillaba y tímidamente volvía a tomar el pene de Carlos que perdía dureza y lo introducía en su boca. Carlos quería dar un buen espectáculo a su hermano así que tomó la cabeza de Marta y le hacía comerse casi la mitad de su enorme verga. Él la soltó y ella colocó sus manos tras las rodillas del morocho aferrándose de allí para seguir clavándose dicho pene hasta la garganta. Luego ella agarraba la punta del pene con dos dedos, lo levantaba y pasaba su lengua por todo el tronco repetidas veces.
Ella estaba de espalda a Daniel, y cuando giró vio algo sorprendente. De pie junto a la puerta estaba él observándola fijamente, con la bragueta abierta y un pene de unos 22 centímetros en su mano batiéndolo suavemente. Impactada ante el tamaño de dicho miembro, bastante excitada y sabiendo que esta era una oportunidad única le dijo al joven
Acérquese
¿Yo? –dijo Daniel algo sorprendido-
Si, acérquese
El joven dio un par de pasos y quedó junto a Marta quien agarrando su pene con una mano lo ubicó junto a su hermano. Le desabrochó el pantalón y lo bajó quedando el tremendo miembro frente a ella, luego lo tomó en su mano lo batió un par de veces y pasó la lengua por su cabeza generando un suspiro en el joven. Ahora mientras ella mamaba a su hermano, Carlos desabrochaba la blusa de Marta y se la quitaba para volverse a parar frente a ella mientras se masturbaba para no perder la erección. Daniel le decía
Que buena mamada
Yo le dije que era una profesional –le contestó Carlos-
Ufffff, que rico –decía Daniel mientras Marta le chupaba el oscuro miembro-
Levántese de ahí perra –le ordenó Carlos-
Obedeciendo mansamente ella se puso de pie frente a los dos hombres mientras se limpiaba los labios por un poco de saliva que caían de ellos mientras Daniel se desnudaba y masturbaba y Carlos la tiraba en la cama. Carlos subió la falda de Marta y le quitó la tanga con gran habilidad lanzándola al suelo para luego introducir su lengua en la rajita de Marta que se despachó con un gemido. Mientras tanto el otro joven levantó del suelo la diminuta y semitransparente tanga, la olió y dijo
Está empapada esta tanga. Esta perra esta calientísima
¿Sí? –pregunto Carlos a Marta-
Sí, no aguanto más.
Entonces no se diga más
Dicho esto, el mayor de los hermanos colocó la punta de su pene en la entrada de la vagina de Marta y poco a poco empezó a empujarla generando respiraciones profundas por parte de la madura. Ella se quejó durante un par de segundos pero no tardó en relajarse y empezar a disfrutar el suculento trozo de carne que estaba ingresando en su sexo y que ahora la hacía disfrutar centímetro a centímetro. Carlos se arrodilló en el suelo sin sacar su pene de la concha mojada de Marta y pasó las piernas de ella por sus hombros pudiendo clavarle toda su verga. Entretanto ella, quien veía a Daniel observarlos mientras se masturbaba, lo llamó y ya estando él a su lado no dudo en meter aquel otro duro miembro en su boca para hacerle una buena mamada que el joven disfrutó. El mayor de los hermanos empezó a aumentar el ritmo de sus movimientos y Marta no pudo evitar correrse en un profundo orgasmo empapando aún más su ya húmeda concha. Cuando ella terminó con su orgasmo, le dijo a Carlos
Deje que su hermanito también me folle
Si Carlos, no sea envidioso
Venga usted y mejor le doy una buena mamada –dijo ella nuevamente a Carlos-
Está bien Daniel, venga y se folla a esta puta
Ahora los dos jóvenes cambiaron de lugar, Carlos estaba recibiendo una mamada de Marta y Daniel por su parte introducía su pene en la concha de la madura que con habilidad ya empezaba a succionar el pene que tenía junto a su cara. A pesar de empezar bastante lento, el más joven aumentó rápidamente la velocidad de sus embestidas y Carlos estaba literalmente follándole la boca a Marta pues ella apenas abría su boca y él agarrándola por la cabeza le hundía durante repetidas veces su verga logrando en apenas un par de minutos llegar al clímax y lanzar tres potentes chorros de leche dentro de la boca de la madura quien con dificultad podía retener tal cantidad de leche dentro de su boca, aunque como pudo la tragó y luego empezó a chupar la verga de Carlos mientras limpiaba los alrededores de su boca por donde había alcanzado a salir un poco de semen y luego lamía sus dedos mientras los jóvenes no daban crédito a lo que veían.
Tras unos segundos de dejar su pene dentro de la boca de Marta, Carlos se separó de ella y salió del cuarto con su pene semiflácido. Entretanto ella se desenterraba la verga del otro negro para colocarse en cuatro patas y ofrecer una nueva posición a su joven amante que no dudó en volver a clavarla. Daniel apretaba los pezones de la madura y besaba su nuca sin dejar de penetrarla con fortaleza lo cual generó que tras un par de minutos Marta tuviera su orgasmo quedando rendida, por lo que el adolescente debió tomarla fuertemente de la cintura para seguir bombeándola pues ella soltó todo su cuerpo. Tras un momento Carlos entró al cuarto con la verga nuevamente dura y un vaso de agua que le ofreció a una Marta que ya estaba bastante sudada y aún con su respiración muy alterada, por lo que debió dar un sorbo mientras el más joven de los hermanos no la dejaba de clavar.
Ahora fue Carlos quien pidió a su hermano que le cediera el lugar dentro de la concha de la madura, a lo cual accedió con resignación. Carlos se situó tras la agotada Marta y de un solo movimiento la clavó toda generando un leve suspiro en ella, mientras su hermano acercaba su dura verga a la boca de ella. Sin compasión, el mayor de los hermanos empezó a bombear a la madura que casi perdía la respiración mientras daba esporádicas lamidas al miembro que tenia en frente. Casi sin aliento, Marta como pudo se separó de Carlos, e hizo que se acostara en la cama para luego sentarse sobre él y empezar a cabalgarlo lentamente mientras poco a poco iba regulando su respiración. Daniel simplemente observaba la escena y se masturbaba lentamente y su hermano empezaba a introducir sus dedos en el ano de Marta quien no hacia nada por detenerlo. Tras un rato, el joven ya tenía tres de sus dedos entre el dilatado esfínter de la madura quien no cesaba de cabalgarlo. Tras un momento, Marta dijo a Daniel que seguía allí observándolos "Quiero que me lo meta por el culo", se sacó el pene de Carlos de su concha, y se acercó a la de el mas joven para darle una buena mamada y luego recostarlo en la cama. Ella metió sus dedos a la boca y los humedeció bien para luego pasarlos por su ano y lubricarlo un poco. Al fin Marta se decidió montar al joven, y con su mano derecha en el tronco de aquella verga la dirigió hacia su ano mientras él se mantenía totalmente inmóvil. El oscuro y prominente pene estaba ya en las puertas del ano de ella quien muy lentamente empezó a clavárselo sentándose sobre él. Ya la cabeza de la verga se empezaba a abrir campo en la retaguardia de la madura quien soportaba el dolor y seguía enterrándose el prominente miembro. Tras un par de segundos, la cabeza del miembro había ingresado, brindando cierta tranquilidad a Marta quien sin detenerse fue devorando con su culo cada centímetro de carne que tenía a su disposición. No tardó mucho en lograrlo pues en menos de un minuto, sus nalgas ya tocaban los huevos del joven quien seguía pasivo dejando que la madura realizara todo el trabajo mientras su hermano había salía nuevamente del cuarto
Ya con todo el pene de Daniel dentro de su ano, Marta comenzó un ligero movimiento hacia arriba y hacia abajo convirtiendo su dolor en placer poco a poco. Ya su ano estaba bastante dilatado y el dolor era mínimo así que sus movimientos se hicieron cada vez más rápidos mientras Carlos regresaba a la habitación con su verga semidura y subido en la cama se paraba junto a Marta que apenas lo masturbaba. Tras unos momentos, era el más joven quien controlaba la penetración agarrando fuerte a Marta por la cintura y clavándola con fuerza mientras a su hermano le daban una buena mamada. Apenas un par de minutos rompiendo el ano de la madura fueron suficientes para Daniel quien dejando su verga totalmente entre el culo de ella suspiro y lanzó su esperma entre ella y la soltó dejando que la madura se moviera a placer sobre su decreciente miembro. Marta sentía como una eminente cantidad de leche bajaba por el miembro del joven y salía por su ano resbalando por los huevos de éste hasta llegar a la cama. Daniel agotado levantó a Marta y sacó su polla escurriendo esperma del culo de la madura y se dirigió al baño para limpiarse bien. Aunque ella quiso limpiársela, Carlos la detuvo y le dijo
Ahora si putica, ya tiene el culo bien abierto y yo se lo voy a meter
No, ni lo sueñe
Tranquila, aprovechemos de una vez que mi hermano le dejó el culo bien abierto
Está bien –dijo Marta quien inmediatamente se puso en 4 patas sobre la cama-
Carlos con sus manos le abrió las nalgas y dirigió su verga al ano de Marta empezando a penetrarla. Él tenía ya la mitad de su pene entre la agitada Marta cuando le dijo "Primero límpieme la verga que vea como quedo llena de semen" sacando su miembro y mostrándoselo a la madura. Carlos se puso de pie en el suelo y la invitó para que se la mamara, pero le indicó que no se arrodillara sino que se acuclillara. Así lo hizo ella, empezando a chupar y limpiar la verga del mayor de los hermanos cuando sintió que de su ano salía semen que caía directamente en el suelo aunque ensució sus medias y tacones. Sin duda la corrida de Daniel había sido tremenda y la leche seguía cayendo de su culo. Tras unos segundos, Carlos le dijo
Yo creo que ya es suficiente, póngase en cuatro patas.
Hágame suave por favor –dijo ella mientras obedecía al joven y abría bien sus piernas
Tranquila, voy a tener cuidado. –Carlos se la empezó a enterrar y le dijo- ¿Así está bien?
Uhhhhhhhhhhh, sí, así –decía Marta mientras recibía aquel pollón-
Mmmmmmmmmm, que culo tan rico. ¡Y qué nalgotas! –decía el joven mientras las amasaba con sus manos y no dejaba de penetrarla teniendo más de medio miembro entre la madura-
Ahhhhhhhhh, métemelo todo –decía ella salida de sí-
Si será puta. Con gusto –sin pensarlo dos veces y de un solo movimiento, el joven le enterró toda su herramienta-
¡Ufffffffff, qué rico, qué placer, qué verga! -decía Marta absorta en el placer que le produjo aquel trozo de carne al ingresar por su retaguardia- Dame más, dame más, dámelo todo –repetía una y otra vez ella-
El joven no cesaba de bombearla con una gran vehemencia y determinación, pero de pronto hizo una seña a su hermano que volvía al cuarto. Acto seguido, tomó a Marta por los muslos y la levantó hasta que él estuvo de pie sosteniendo en el aire a la madura. Sin soltarla y demostrando una gran fortaleza en sus brazos levantó y abrió las piernas de la madrea de mi primo quien pudo observar cómo Daniel nuevamente empalmado se acercaba a ella y sin demora le clavaba la concha haciendo que ella soltara un suspiro. Ahora Marta se encontraba en medio de los dos hermanos con sus agujeros llenos de carne y sostenida por los brazos de Carlos quien no soltaba sus muslos. Ella no tardó mucho en tener su orgasmo pues los estímulos que aquellas dos vergas le brindaban la hicieron venirse y sentir un inmenso placer, tras lo cual el mayor de los hermanos la soltó para que Daniel la sostuviera. Carlos sacó su verga del culo de la madura un momento para que su hermano sin soltarla, se acostara en la cama aún penetrándola y luego él nuevamente situarse tras la madura y taladrarle el ano. Pasaron un par de minutos donde los voluminosos penes no cesaron de entrar y salir del ano y la vagina de Marta cuando Carlos llegando a su clímax, sacó rápidamente su verga del culo de la madura, para darle un par de batidas y tirarle tres potentes chorros de leche en la espalda y las nalgas. Exhausto se separó de su experimentada amante y se sentó en una silla cercana a la cama para observar cómo su hermano fornicaba con Marta.
Daniel se puso de pie y Marta se acostó de lado, posición en la cual el joven la penetró y ella para generar más placer tanto en ella como en él, cruzó un poco sus piernas cerrando así su conchita generando una mayor fricción entre su clítoris y el pene del adolescente. Esta posición acrecentaba el placer en el joven que tras un par de minutos, empezó a acelerar su respiración, y al notarlo ella le dijo "Tíreme su semen encima". Continuando su movimiento, Daniel poco a poco se iba acercando a su orgasmo y su respiración se hacía cada vez más rápida, hasta que al fin él sacó su verga del chochito de Marta, lo tomó en su mano apuntando al cuerpo de la madura, lo batió un par de veces y gimió, lanzando un chorro de semen que se esparció en el torso de la madura quien suspiraba al sentir aquel líquido caliente sobre su cuerpo. Daniel se siguió masturbando y un par de gotas cayeron sobre las nalgas de Marta, y luego con su pene semierecto le dio un par de golpes a las piernas de la madura sacudiendo así los restos de semen que en él habían quedado. Marta se puso de pie con su torso cubierto en semen y Daniel se acostó en la cama mientras su pene perdía tamaño y rigidez. Ella estaba ya tomando su ropa cuando Carlos se levantó de su asiento con la verga dura y le dijo
Espere mamita, antes de irse hágame una última mamadita.
No, ya es suficiente –decía ella muy agotada-
Vamos. ¿O se va a perder de esto? –decía Carlos mostrando su voluminoso miembro-
No, yo me tengo que ir ya.
Vamos linda, suelta eso –decía el joven lanzando la ropa de Marta nuevamente al piso-
No me haga eso, por favor.
Tranquila, solo una mamadita –le decía al tiempo que acercaba la mano de Marta a su pene-
Está bien, pero luego me deja ir –dijo ella mientras lentamente se arrodillaba frente al joven-
Le doy mi palabra.
Sin tardar, Marta se metió el monstruoso pedazo de carne que tenía frente a ella en la boca y le empezó a hacer una mamada de campeonato que alertó a Daniel quien aún exhausto se puso de pie junto a su hermano con el pene flácido pero masturbándose para recuperar su dureza cuanto antes. Ella se empezaba a calentar nuevamente, y lamía el pene de Carlos mientras se frotaba el clítoris con sus dedos. Luego, ella chupaba el pene de ambos hermanos y los masturbaba con una maestría que demostraba en cada movimiento. Ahora Daniel era quien hablaba y decía a Marta
Cómo le gusta chuparla, ¿no puta?
Si….. glup…… me encanta
¿Y quiere que le tiremos nuestro esperma encima o se lo quiere tragar?
Yo quiero lo que ustedes quieran amores –decía ella sin parar de masturbarlos-
Sin tardar, Daniel tomó su pene y se empezó a masturbar a un ritmo impresionante y pidiéndole a Marta que abriera la boca. Ella obedeció gustosa y esperaba con ansias la corrida del menor de los hermanos, la cual no se hizo esperar mucho ante la vista de Carlos quien también se masturbaba.. Tras unos segundos, Daniel apuntó su pene a la boca de la madura y lanzó su corrida sobre la madura quien sentía como la leche caliente chocaba con su piel. El semen de Daniel era espeso y quedó casi suspendido en la frente, nariz y mejillas de ella aunque pudo lanzar una pequeña cantidad dentro de su boca, el cual fue tragado con gusto. Sin limpiarse la cara, Marta empezó a chupar la verga del joven causando gemidos de placer en él hasta que Carlos la agarró por el pelo y la puso frente a él. Marta nuevamente abrió su boca, cerró sus ojos y esperó el semen con paciencia durante unos segundos, tras los cuales sintió cómo una gran cantidad de esperma empezaba a estrellarse en su pelo, mejillas y a ingresar en su boca. Con una fuerza feroz. Luego sintió más leche estrellarse con sus tetas hasta que la verga del joven se acercó a sus labios y sin titubear la chupó toda al igual que la de Daniel quien se había acercado nuevamente a ella. El semen de Daniel estaba casi intacto en la cara de ella mientras el de Carlos resbalaba por su rostro hasta llegar a su pecho y escurrir tanto en sus medias como en el suelo, la imagen era realmente digna de una película porno. Tras un momento, Marta le dijo a los jóvenes
¿Ahora me puedo ir?
Si, tranquila. Usted cumplió ahora yo debo cumplir –dijo Carlos bastante agotado-
Muchas gracias amorcitos. –dijo Marta tras lo cual le dio un beso en la punta de la verga a cada uno y se levantó-. ¿Ahora me pueden prestar una toalla?
Claro, puede tomar cualquiera del baño.
Marta se fue hacia el baño, tomó una toalla, se miró al espejo pero cambió de opinión al ver tanta leche en su cara. Con sus dedos limpió su cara y sus tetas y tragó cuanto semen pudo para luego sí lavarse un poco la cara y secarse con la toalla aunque dejó el resto de su cuerpo untado aún de semen que poco a poco se había secado. Regresó al cuarto donde Daniel estaba tirado en la cama y Carlos sentado en un sillón. Se colocó su sostén, su blusa, su vestido y se acomodó la moña a pesar de tener también su pelo untado de esperma. Tomó su bolso y su tanga y le dijo a los jóvenes que ya se iba. Los dos se pusieron de pie y Carlos se acercó con la tanga que Marta le había dejado en el bar. Marta la recibió y le dio un beso a cada uno de ellos quienes la morrearon un momento mientras la besaban. Al terminar de basarlos, ella tomó sus dos tangas y le entregó una a cada uno diciéndoles
Ahí les dejo esto, pero tranquilos que yo vuelvo para recogerlas
Este es mi número de teléfono xxxxxxxxxxx –dijo Daniel y Marta lo escribió-
Aquí está el mío –les entregó una tarjeta con su número de teléfono- Si me la quieren entregar antes, me pueden llamar. Adiós lindos.
Adiós
Marta salió sin tanga, y con la promesa de volver para "recuperar lo suyo". Llegó a su casa con su cuerpo pegachento debido al semen, las medias y los zapatos manchados también de esperma y pasaba orgullosa junto a su esposo para que él sintiera el olor a macho que su cuerpo expelía.
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