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Empezaba el mes de febrero y Marta tras la experiencia con el ahijado del viejo no volvió a saber de él pues éste se había conseguido una novia y no volvió a "visitarla". Marta follaba con su esposo pero le hacía mucha falta sentir el vigor juvenil que había podido encontrar durante los últimos meses.
Era viernes en la tarde cuando Marta recibió una llamada:
Alo
Alo
Hola mamá ¿cómo estás? –dijo mi primo-
Hola hijito, yo estoy bien gracias, tú qué tal
Bien mamá. Te llamo para pedirte un favor
Lo supuse, ¿es dinero?
No mamá, para nada.
Entonces qué es
Lo que pasa es que esta noche va a haber una reunión con mis excompañeros del colegio
Y yo qué tengo que ver
Bueno, es que a Andrea (la nueva novia de mi primo) los papás no la quieren dejar ir sola conmigo, entonces quería saber si tú nos podrías acompañar.
Pues……… la verdad es que no lo sé. Tengo que preguntarle a mi esposo.
Tranquila, si quieres puedes ir con él
Mmmmmmmm, está bien te voy a acompañar.
Entonces a qué hora pasó por ti.
Cuando tú quieras
Entonces paso a las 8:30, ¿está bien?
Bueno, a esa hora estaré lista. Pero me debo vestir formal o informal
Informal mamá, todos vamos a ir en jean.
Está bien, entonces te espero
Chao.
Cuando terminó de hablar Marta con mi primo, fue a la oficina del viejo y le dijo
Mi amor mi hijo me dijo que lo acompañara esta noche a una fiesta y yo le dije que iría contigo
No, conmigo no cuentes Marta
Pero yo ya le dije a mi hijo
Yo tuve una semana muy difícil, pero si quieres puedes ir tú
Está bien –dijo Marta visiblemente enfadada-
A eso de las 5 de la tarde, Marta salió rumbo a su casa aún enfadada con el viejo. Al llegar allí, tomó una ducha y se empezó a arreglar esperando a mi primo y su novia. Ella empezó colocándose una tanga roja y un topless semitransparente del mismo color, un Juan ajustado que le marcaba el culo y la conchita, una camiseta blanca con un pequeño estampado en el frente, una chaqueta negra y unos tacones altos del mismo color de la blusa. Ella se maquilló de manera sobria y se veía genial. Eran las 8:45 cuando sonó el timbre de la casa y María, la empleada fue a abrir. Eran Andrea y mi primo quienes venían ya a recogerla para que fueran a la reunión. El viejo que ya había llegado a la casa, salió a la sala donde estaban todos reunidos para despedir a Marta y Andrea dijo:
Doña Marta, se ve usted muy bonita
Muchas gracias, usted también es muy bonita
De verdad mamá, usted se ve muy bella con esa ropa –dijo mi primo-
Si me siguen diciendo cosas voy a terminar creyéndolas
Pues si te ves muy linda mi amor –dijo el viejo-, desde que ningún jovencito le eche el ojo, jajaja –y todos rieron-
Nada raro sería –dijo Andrea-
Bueno, vámonos de una vez para no llegar tarde –dijo mi primo-
Si, vamos.
Que les vaya bien –dijo el viejo mientras ellos salían-
Al salir de casa de Marta, tomaron un taxi que los llevó a un bar donde se llevaría a cabo la reunión. Los recibieron muy bien un par de jóvenes que al parecer eran los anfitriones y los hicieron pasar y los acomodaron en una mesa. El bar era relativamente grande, tenía dos plantas con suficientes sillas y mesas para los asistentes, una gran pista de baile en el primer piso y una más pequeña e improvisada en el segundo, y desde la segunda planta se observaba gran parte de la primera. Al fondo había una barra donde un joven servía las bebidas y otro las llevaba a las mesas. Poco a poco empezaron a llegar los invitados y casi a las 10 de la noche, estuvo lleno el lugar, siendo Marta la única madura en el lugar pues el resto de personas estaban entre los 18 y 25 años aproximadamente.
Mi primo presentó un par de amigos a Marta y a Andrea, y quedaron muy impresionados con la belleza de la madura que ya se había despojado de la chaqueta y que bebía agua tranquilamente mientras observaba hacia todas partes. Ya había comenzado la música y las parejas incluyendo a Andrea y mi primo salían a la pista de baile mientras Marta observaba. Pasó casi media hora en los cuales mi primo y su novia no volvieron a la mesa en los cuales Marta estuvo sola hasta que volvieron. Estuvieron allí besándose y volvieron a la pista de baile como si Marta no existiese.
Marta estaba otra vez sola en la mesa y su cara no ocultaba su disgusto. De repente, uno de los jóvenes que los había recibido al llegar se acercó a ella y le dijo:
¿Me puedo sentar?
Si, claro
Mucho gusto señora, mi nombre es Carlos
Mi nombre es Marta, mucho gusto –decía Marta aún con un mal gesto en su cara-
¿Desea beber algo?
Un whisky por favor
Ya se lo traigo
Mientras Carlos se dirigía a la barra, Marta lo vió bien y le agradó su apariencia. Era un joven negro de unos 19 años bastante delgado, de una sonrisa perfecta y casi 1,90 mts. de estatura. Llevaba un jean clásico, una camiseta blanca y unos zapatos negros. Tras un momento, él volvió con un trago para Marta y otro para él. Empezaron a conversar y el joven le dijo a Marta que ese bar era de él y su hermano, ya que sus padres vivían en el exterior y decidieron dejarles aquel negocio para que se valieran por sí mismos. Aún mi primo, quien bailaba, no había notado la presencia de Carlos en la mesa a pesar que iba ya un par de minutos acompañando a su madre. Al volver, lo llamó a un lado y le dijo
Hola Carlos ¿como está?
Muy bien gracias
¿Ya conoce a mi mamá?
Claro que sí
¿Es muy bonita verdad?
Eso ni lo dude, es hermosa.
Le voy a pedir un favor
Claro
Es que mi mamá está como aburrida y yo no pienso dejar a Andrea sola….
Jajaja, entiendo
Entonces pase la noche con ella, para que no me dañe la nochecita con mi novia
Bueno, está bien
Así pues, volvieron ellos a la mesa y charlaron un leve momento. Tras ello, mi primo le dijo a Marta
Mamá, ¿por qué no bailas con Carlos? Él era uno de los mejores bailarines del colegio.
¿Cómo eres?, deja que él me invite a bailar no lo obligues
Entonces ¿quiere usted bailar conmigo? –dijo Carlos con una sonrisa en su cara-
Vamos
Él le tomó una de las manos a Marta y la guió hasta la pista de baile. Las manos de Carlos eran realmente grandes, y ella no tardó en notar cómo casi cubría toda su mano. Ya allí, tomó una mano de Marta con la suya y la otra la posó en su espalda. Fue fácil para ella saber el motivo del anterior comentario de su hijo pues el negro era un aventajado en el tema del baile. Terminó la canción y volvieron a la mesa donde nuevamente no estaban ni Andrea ni mi primo. Marta le decía a Carlos
No puedo creer que mi hijo me deje acá sola
¿Pero cómo dice eso? Entonces yo estoy pintado jaja
Usted sabe que la estoy pasando muy bien con usted
Me alegra porque yo también la estoy pasando muy bien con usted
Ellos siguieron hablando un rato tras el cual volvió mi primo y les dijo
¿La están pasando bien verdad?
Si –dijo Carlos, antes que Marta pudiera hablar-
Eso está muy bien mamá, deberías aprovechar que no está tu esposo para desordenarte un rato
¿Pero qué dices? –dijo Marta sorprendida-
Mamá, no creo que deba explicarte. Eres muy bella y ….. bueno, tú sabes
Marta no podía creer lo que escuchaba, su propio hijo la estaba apoyando para que fuera infiel. Estaba bien que Marta fuera una puta, pero nunca creyó que mi primo la quisiera ver como eso. Ella estaba muy confundida pero no respondió nada a su hijo y siguió como si nada intentando asimilar aquellas palabras. Ellos siguieron bebiendo aunque Marta era la que menos alcohol consumía y se notaba. Carlos era muy locuaz y tenía bastante entretenida a Marta quien reía con gana ante cada comentario de su compañero. Nuevamente se encontraron solos en la mesa y él aprovechó para poner su mano sobre la pierna de Marta quien no dijo nada y seguía atenta a las palabras del muchacho quien lentamente subía su mano ante cada carcajada de la madura madre de su amigo. No tardó mucho en tener su dedo meñique rozando la concha de Marta quien aún sonriendo lo miró fijamente a los ojos y acercó su boca a la del joven. Carlos no dudó y lentamente correspondió el movimiento de Marta para darle un profundo beso. Él introdujo en la boca de Marta una lengua de gran tamaño y la besó con lujuria mientras con sus dedos intentaba estimular la concha de Marta sobre al pantalón de ésta. Al momento, Marta vio venir a su hijo con su novia y precipitadamente separó su boca de la del joven.
Mi primo se sentó en su lugar junto a Andrea. Carlos acariciaba el muslo de Marta bajo la mesa y sin que mi primo lo notara mientras hablaba con ella simulando que nada había pasado. Pasado un rato, él la invitó a bailar. El joven se las ingenió para llevarla al segundo piso, así Andrea y mi primo no los verían y allí mientras bailaba con Marta empezó a bajar las manos hasta tenerlas en su culo mientras le decía:
Qué culo tan rico
Cálmese que alguien nos puede ver
Tranquila que su hijo no nos puede ver desde abajo
No….. pero tranquilo
No puedo, usted está muy buena –dijo Carlos mientras apretó las nalgas de Marta-
Eyyyy, no más
No más mire como me tiene –dijo él y guió una mano de Marta hacia su paquete haciendo que ella sintiera su firmeza y tamaño-
Por Dios –dijo Marta asombrada por lo que acababa de tocar-
¿Entonces qué dice Marta?
No puedo
Usted me gusta y yo sé que le gusto porque usted me quiso besar hace rato
Si, usted me gusta pero no puedo………
Dígame ¿por qué?
Es que mi hijo está acá y no puedo hacerle eso
¿Era eso? Le voy a contar algo
Escucho
Su hijo me pidió que la entretuviera a usted para que no le dañara la nochecita con la novia
¿Qué? No lo puedo creer. Pero…….
Además, él fue muy claro cuando le dijo a usted que se desordenara
Es que……
Su hijo quiere estar con la noviecita y yo quiero estar con usted
Déjeme pensarlo
Volvieron a la mesa, donde ya no se encontraban Andrea y mi primo, y Marta estaba muy pensativa. Por un lado, no podía exponerse como una puta ante su hijo, pero por otro estaba Carlos y su mismo hijo aventándola a que tuviera alguna aventura. Volvió mi primo a la mesa y ya con el efecto del alcohol bastante evidente en sus palabras le dijo a Marta
¿Cómo te la estás pasando mamá?
Muy bien
¿Cómo te ha tratado Carlos?
Muy bien, él es un caballero
Jaja, mamá ¿ya pensaste bien lo que te dije?
¿Qué?
De desordenarte, jaja
No me digas más eso
Yo sé que tú no serías capaz de meterte con otro hombre
No más te dije
A ti te falta carácter para ponerle cuernos al viejo
No más, estás todo borracho y no sabes qué dices
Mamá, tú no puedes ligarte a otro hombre
Al oír esto Marta le dio una bofetada a mi primo y salió furiosa hacia el baño. Allí pensó muy bien lo que le dijo su hijo y tomó una decisión. Regresó a la mesa y le susurró a Carlos al oído:
Esta noche soy suya
¿Segura?
Si mi hijo me quiere que hoy me vuelva una puta pues le daré gusto
Ahora, Carlos se dirigió a mi primo y le dijo
Voy a mostrarle el bar a tu mamá
No pierdes oportunidad para alardear con el bar
Sí, tranquilo que yo voy a tratar bien a su mamita
Eso espero
Carlos se puso de pie a la vez que tomando una mano de Marta la levantó de su asiento para atravesar la pista de baile hasta llegar a la barra. Allí, se encontraba otro joven quien abrió una pequeña puerta a la pareja para que pasara. Al pasar junto al joven barman, Carlos le dijo "Que nadie moleste" y le susurró algo más que Marta no alcanzó a oír. Carlos abrió una puerta que había junto al bar de licores, y entró con Marta mientras encendía la luz y volvía a cerrar la puerta esta vez con seguro. El lugar al que habían entrado era una oficina bastante improvisada que apenas tenía un escritorio, una silla a cada lado de éste y un mueble lleno de papeles.
Apenas entraron, Carlos agarró a Marta por la cintura y la acercó a él para poder besarla. Marta le agarró el cuello y le correspondió el beso mientras él lentamente la llevó hacia el escritorio, donde tomándola por la cintura la levantó y la sentó sobre éste. Allí siguieron besándose mientras él le levantaba la camiseta hasta dejar su sostén descubierto. Luego, le levantó el sostén también para poder amasar a placer aquel par de tetas. Carlos pellizcaba los pezones de Marta, separó su boca de la de ella y comenzó a bajar con su lengua por las tetas de Marta hasta llegar al ombligo mientras ella hábilmente se quitaba tanto la camiseta como el sostén. Él le succionaba las tetas como intentando secarlas y esto daba un gran placer a Marta quien gemía suavemente y le pedía a su amante que no parase. Mientras tanto ella rozaba el pantalón del joven buscando sobar su paquete, en lo cual estaba teniendo éxito y en poco tiempo lo sintió duro.
Ahora Carlos estaba desapuntando el jean de Marta y se lo sacaba a la vez que le retiraba los tacones de los pies. Le abrió las piernas a Marta y movió su tanguita negra hacia un costado para dar un par de lamidas a su clítoris. Ella se acostó en el escritorio y recibió con gusto la lengua de su amante que ya la introducía en su conchita. Carlos metía casi la mitad de su lengua en el sexo de Marta y la movía asegurándose de causar placer a su madura acompañante. Luego le introdujo dos dedos entre la concha y sacó un profundo suspiro de los más profundo de Marta que se moría de placer y no tardó en correrse.
Ella estaba excitadísima, tomó al joven negro por la cabeza y se sentó para besarlo nuevamente mientras él no paraba de meter y sacar sus dedos de la húmeda cuevita de Marta quien por su parte desabrochaba el pantalón de Carlos. No tardó ella en lograr su cometido y tuvo a su compañero sin pantalón observando que sus bóxer parecía que iban a explotar debido al gigantesco tamaño de aquella polla. Marta restregaba la ropa interior de su compañero con sus manos para luego meter su mano y tocar directamente el tremendo pedazo de carne que aquel joven mulato guardaba para ella. Sin parar de besarlo, ella lo masturbaba e intentaba calcular el tamaño de tan generosa verga sin lograrlo.
Entonces, decidió al fin verlo. Bajó del escritorio sin soltar el voluminoso miembro, acercó una silla con su otra mano y se sentó frente al dotado joven. Él se bajó la ropa interior apenas un poco exhibiendo una cabeza muy gruesa y totalmente negra que Marta miraba asombrada. Ella terminó de bajar el bóxer de Carlos y descubrió un tamaño pollón de unos 26 cms de largo y unos 5 de ancho, totalmente depilado y con un par de venas que lo recorrían. Marta ahora lo masturbaba recorriendo totalmente aquel pedazo de carne mientras el joven intentaba sacarse los zapatos, el pantalón y los bóxer que tenía en los tobillos. Ella le dijo
Es lo más grande que he visto en mi vida. ¿Me lo vas a dar?
Claro Martica, es todo suyo.
No lo puedo creer, es enorme –decía ella mientras repasaba nuevamente el miembro con sus manos-
¿Qué diría su hijito si la viera en estas?
Ese imbécil no me importa, yo solo quiero probar su hermosa verga
Dicho esto, Marta abrió su boca lo más que pudo y empezó a introducir el colosal aparato del joven en su boca. Con gran esfuerzo introdujo casi medio pene en su boca y lo sacó al ver que le dificultaba respirar. Lamía todo el falo hasta llegar a los huevos que también lamía, para luego hacer un nuevo intento de meterlo en su boca, ocasionando arcadas y debiendo sacar nuevamente el prominente trozo de carne de su boca. Marta masturbaba con sus manos a Carlos que se apoyaba en el escritorio cuando vio al barman observándolos por una pequeña ventana que había junto a la puerta casi a 180 cms del suelo. En vez de detenerse, ella aumentó el ritmo y metió la cabeza de aquel pene en su boca mientras miraba atentamente al fisgón. Tras esto, Marta dijo
No aguanto más, quiero que me lo meta
Como quiera putita, pero primero me debo poner mi forrito
Dicho esto, el joven sacó la billetera de su pantalón, y de ésta sacó un condón que no tardó en colocarse en su monstruoso aparato y mientras tanto Marta se colocaba nuevamente los tacones pues la diferencia de estatura con Carlos era considerable. Él se colocó tras ella y la inclinó sobre el escritorio para luego abrirle bien las piernas con sus manos. Después, lamió su mano y la pasó por la rajita de Marta para acto seguido apuntar su miembro hacia aquel lugar. Con una mano tomó la cintura de ella y con la otra guió su verga hasta la concha de Marta para empezar a introducirla lentamente.
Él tomó ahora la cintura de su madura amante con las dos manos reciamente y siguió con su movimiento. Ya había insertado casi media verga en Marta y luego de un solo empujón le clavó lo que faltaba haciendo que ella gritara dolosamente mientras parecía sus ojos se desorbitaban y quedaban momentáneamente en blanco y se aferraba fuertemente a los costados de aquel escritorio. Él le sacaba apenas un poco la verga para volvérsela a clavar toda pero ahora lentamente, lo hizo un par de veces generando en ella más de un grito de dolor que poco a poco fueron menguando y convirtiéndose en gemidos de placer. Cuando la vio más tranquila, sacaba más su verga para volverla a estacar en la conchita de Marta que estaba absolutamente mojada y empezaba a ceder al tremendo tamaño del miembro de Carlos. Marta aún veía al joven barman asomarse esporádicamente por la ventana para luego desaparecer lo cual la tenía bastante excitada. Carlos le dijo:
¿Le gusta mi verga perra?
Me está matando, pero me gusta
Usted es una puta, se la comió todita
Yo soy su putita, mmmmmmmmmm cómo se siente
Uffff, la voy a dejar bien follada puta, así es que quiere que yo le diga ¿no?
Sí, soy su puta soy su perra, quiero que me lo meta todo
Carlos la follaba cada vez con más fuerza y Marta no paraba de gemir cada vez más fuerte ante cada embestida del joven. En poco tiempo ella había empezado a degustar aquel pedazo de músculo que la atravesaba. El joven con una de sus manos tomó la cabeza de Marta y la clavó en el escritorio para luego sacarle la verga del chocho y rodear la mesa sin quitar su mano de Marta para ponerle la verga en la boca y bombearla con desenfreno mientras le decía "Chúpemela bien puta, la voy a romper", y ella con su boca abierta e indefensa apenas atinaba a succionar aquel falo envuelto en látex.
El joven se volvió a ubicar detrás de Marta y la levantó hasta dejarla sobre la mesa, para luego girarla haciendo que ella mirara hacia arriba. Con agilidad él le abrió las piernas y le volvió a correr la tanguita volviendo a incrustar su miembro en la concha de Marta que estaba salida de sí gimiendo como una loca ante cada movimiento del negro. Ella tuvo su orgasmo rápidamente y no paraba de gemir mientras sus jugos terminaban de lubricar su ya húmeda vagina. Ahora el joven colocó los pies de Marta sobre su pecho y los tacones de Marta apenas si le llegaban a la cara, y apoyado en los muslos de ella, la bombeaba más y más duro logrando él también pasados un par de minutos su orgasmo. Al terminar de venirse, Carlos sacó su verga de la excitada Marta, se quitó el condón y ella notó que había dejado allí una abundante cantidad de leche caliente, que tras anudar el condón fue a parar a la basura ante el asombro de Marta. Él le dijo
Qué polvo puta, es de los mejores que me he echado en mi vida
Puedo decir lo mismo
La voy a devolver donde su hijito que la debe estar buscando
Ni lo piense –dijo Marta inconforme ya sentada en el escritorio-, este pedazo de carne lo tengo que sentir a pelo, y su leche la tengo que sentir
Qué puta sos. ¿Quiere más verga verdad?
Sí, es lo que más quiero
Está bien.
Con su verga semiflácida (a pesar de tener aún así unos 17 cms) y escurriendo esperma, incrustó a Marta quien no daba crédito a lo que sentía, ahora las venas de aquel miembro le causaban nuevas sensaciones que la enloquecían. Notaba cómo crecía dicha verga dentro de ella y también su mojada conchita que se expandía para acomodarse al voluminoso pene. En el pantalón de Marta empezó a sonar el celular, por lo que Carlos se separó un momento de la madurita caliente para pasarle el teléfono y decirle
Mire nada más, es su hijito
Déme ese teléfono -dijo Marta quitándole el celular al dotado mulato y contestar- Alo
Hola mamá, ¿estás bien?
Si, muy bien –dijo mientras el joven simplemente se masturbaba-
Es que te estuve buscando y no te encontré ni a ti ni a Carlos, lo que pasa es que Andrea ya se quiere ir para la casa
Yo estoy bien, y te quiero mostrar algo
¿Mostrarme?
Si hijito, quiero que veas una cosa
¿Entonces te espero?
No, ve hacia la barra y dile al joven que te deje pasar
Está bien mamá. Dejo a Andrea en un carro y voy por ti
No te tardes
Te veo en un momento
Marta colgó y Carlos le dijo resignado
Entonces si su hijito viene, vistámonos
Nada de eso, quiero que él vea lo que estoy haciendo
¿Se volvió loca?
Lo justo es que él sepa qué estoy haciendo. Dígale a los muchachos de la barra que lo dejen pasar cuando llegue.
Marta estaba recibiendo aquel falo sin problemas, y Carlos le pellizcaba los pezones mientras le decía todo tipo de porquerías dignas de una puta que ella recibía gustosa. Marta se vino una vez más dando un par de gritos y relajando totalmente su cuerpo a la vez que dejó sus ojos en blanco por un par de segundos.
No pasó mucho tiempo para que entrara mi primo bastante borracho por la puerta, la cual fue cerrada tras él. Grande fue la sorpresa de él al ver a su madre siendo follada por su mulato amigo, diciendo
¡Mama!, ¿qué crees que estás haciendo?
Desordenándome un poco, ¿no era eso acaso lo que tú querías?
Pues sí mamá, pero……..
Pero nada, tú mismo lo dijiste
Pero no era para que te acostaras con el primero que pasara frente a ti
Él no fue el primero, fue el mejor, sino mírale la verga –decía Marta quien aún era penetrada-
Pero que bestia –dijo mi primo al notar el corpulento miembro del negro- ¿cómo puedes dejarte follar por ese animal, no ves esa verga?
A mí me gustan así, grandes y jóvenes
¿Qué estás diciendo mamá?, yo me voy de acá –dijo mi primo buscando abrir la puerta viendo que su esfuerzo era inútil pues solo podía ser abierto con llave-
Deje de joder y mire cómo goza su mamá con un hombre de verdad, cuando terminemos abro esa puerta y no se esfuerce en golpearla porque con el ruido de la música nadie lo escuchará –dijo Carlos con bastante seguridad-
Y usted hijo de puta, ¿cómo me va a hacer eso? –dijo mi primo a Carlos-
Usted me pidió que la entretuviera y como yo lo veo ella está bastante entretenida conmigo
No lo puedo creer –dijo mi primo-
Mejor acomódese y disfrute el show –dijo el mulato que no había dejado ni un segundo de follar a Marta y le acercó una silla-
Dale hijito, vas a aprender cómo folla un hombre de verdad
Mi primo bastante furioso intentó golpear a Carlos quien con sus largas manos lo tomó del cuello y le dijo
Mire, yo no le quiero pegar, pero si no se sienta tranquilito le voy a tener que romper la jeta
No le hagas daño. Hijo, haz lo que él dice, no compliques las cosas
Tú estás complicando las cosas mamá, vístete y asunto resuelto
Nada de eso, yo voy a disfrutar de tu amiguito mientras tú miras cómo se desordena mami
Mi primo esta vez se fue hacia la silla y se sentó bastante enojado a mirar cómo aquel monstruoso miembro ingresaba en la concha de su madre. Carlos se separó de Marta y acomodó la otra silla cerca de mi primo sentándose frente a él mientras invitaba a Marta a sentarse sobre su pija dura. Ella se paró frente al negro dándole la espalda y sentándose sobre su verga mientras miraba la reacción de su hijo quien estaba delante de ella. Mi primo no daba crédito a lo que veían sus ojos, su santa madre se estaba engullendo más de 20 cms de verga como si nada y aparte disfrutaba sabiendo que él la veía. Cuando la tuvo toda adentro, Carlos la tomó por la cintura y la empezó a bombear con un gran ritmo haciendo que Marta gritara de placer. Apenas pasaron un par de minutos para que el mulato empezara a bramar anunciando su orgasmo. Lanzó cuatro disparos de leche entre Marta que gemía al sentir cada lechazo impactar sus entrañas, y siguió cabalgándolo a pesar que el semen resbalaba por el pene de su compañero y le dejaba todos untados los huevos. Al ver esto mi primo le dijo a Marta
Ya basta mamá, este bruto ya se corrió, vamos
Aún no, no seas impaciente
Pero mira como le cae la leche en sus huevos
Tremenda corrida ¿verdad?
No digas eso mamá y vístete
Ya te dije que no, esta verga me va a dar aún más
Cállese y escuche a la puta de su mamá –intervino Carlos con su verga dentro del chocho de Marta-
No le diga así a mi mamá imbécil
Pero si ella es mi putita. ¿Tú eres mi putita, verdad? –dijo a Marta mientras le enterraba la verga hasta los huevos-
Si, soy tu puta
¿Ve que ella es mi puta? –dijo a mi primo-
Mamá, ¿qué te está pasando?
Él tiene razón, yo soy su puta
Apenas dijo esto, Marta se puso de pie y un chorro de semen salió de su concha directamente hasta el suelo. Ella hizo levantar a Carlos de la silla, apoyó sus manos en el escritorio y puso una de sus rodillas sobre el asiento mientras la otra pierna la tenía aún en el suelo. Él se situó tras ella y la clavó sin contemplaciones logrando en ella un suspiro de placer bastante fuerte. Marta movió su tronco hacia atrás y pegó su espalda al cuerpo del joven donde girando la cabeza al costado opuesto a donde estaba su hijo le susurró al mulato "Quiero que me tire su leche en la cara" y volver a tomar su posición original inclinada en el escritorio.
Mi primo se tomaba la cabeza y se tapaba la cara intentando no ver nada, pero los gemidos de su madre y las palabras de Carlos no lo dejaban evitar el espectáculo que había a menos de 2 metros de él. El mulato decía a Marta cosas como "Cómase esta verga perra", "que rico putica" y para terminar de colmar la paciencia de mi primo, quien estaba a un lado de la acción viendo perfectamente cómo entraba y salía cada centímetro de verga de Marta, Carlos le dijo
Tremendo culazo tiene su mamita
Deje de joderme hijo de puta –respondía mi primo-
Mire eso –decía insertando dos dedos en el culo de la madurita-, se nota que ya se la han follado por aquí
Claro que sí –dijo Marta lujuriosamente al negro-
Definitivamente usted es una prostituta con todas las letras, qué rico meterme ahí
Eso ni en sueños mi amor, si no me desgarró la concha, el culo seguro me lo rompe
Déjeme solo probarlo
No, ni pensarlo
Tras la negativa de Marta, Carlos no insistió más en el tema aunque no sacó sus dedos del ano de ella. Él la follaba cada vez con más furia y las nalgas de Marta sonaban al estrellarlas los huevos y el abdomen de su macho. Pasaron un par de minutos, cuando el joven bastante sudado se separó de Marta, le tomó el pelo y la hizo arrodillar frente a él diciéndole
Ya casi me vengo perra
Quiero su leche
Chúpeme la verga y mi leche va a ser suya
Mmm, que rico sabe, mmmmmm –decía Marta tras saborear la verga de Carlos-
Cómo la chupa de bien puta, siga así y no me demoro en llenarla de leche
¿Qué están diciendo ustedes dos?, esto es demasiado –dijo mi primo-
Mire como lo chupa su mamita, toda una experta
No lo puedo creer
¿Le gusta chuparme la verga perra?
Si papi, me encanta
Marta volvió a chupar el miembro del mulato y en menos de dos minutos, él dio un paso atrás y sacudió un par de veces su verga para luego comenzar a bufar. Lanzó unos cuatro o cinco chorros hacia Marta quien cerró su boca y ojos recibiendo quieta el caliente líquido que le lanzaba su compañero. El semen que no la impactaba, pasaba a escasos milímetros de su cara y quedaban enredados en su pelo o iban directamente hacia el suelo. Cuando el mulato terminó de vaciar sus huevos, Marta abrió un poco uno de sus ojos ubicando el pene del joven para tomarlo con su mano y llevarlo a su boca retirando los restos de semen que hubiesen podido quedar en él. Carlos le ofreció su mano que también tenía un poco de semen e hizo que ella la limpiara con su boca. Marta tenía su cara llena de semen y en su cabello había un poco más de leche, por lo que mi primo viendo el espectáculo le dijo
Mamá, pareces una puta chupando ese vergón
Ya es hora que sepas lo puta que soy
¿Qué?
Sí, ya un par de amigos tuyos pasaron por esta conchita
No lo puedo creer
¿Te acuerdas de Diego?
¿El hijo de tu amiga que te visitaba?
Sí, él no es hijo de ninguna amiga mía, sólo iba a casa a follarme –decía Marta mientras masturbaba con energía el gran pedazo de carne que tenía al frente-
Esto es humillante, mírate no más
Todo es culpa tuya, tú me pediste que lo hiciera
Vámonos ya mamá
Pásame algo para limpiarme
Yo no te paso nada
¿Ah no?
Marta pasó el pene de Carlos por su cara limpiándose el semen para luego chuparlo y tragarse el esperma ante la incredulidad tanto del negro como de su hijo, haciendo este movimiento un par de veces. Al sentirse bastante limpia, preguntó a su amante
¿Quedé bien limpia?
Si putita, ahora déjeme brillante la verga
Con gusto –dijo Marta para empezar a lamer el trozo de carne hasta dejarlo limpio-
Así está bien
Cómo sos de puta, me encanta
A mí me encanta su verga
Cuando quiera está a la orden
Le voy a dejar esto, y después vuelvo por ella –dijo Marta quitándose la tanga y entregándosela al morocho-
La voy a guardar muy bien
Eso espero
Tú no vuelves a ver al negro hijo de puta este –intervino mi primo-, y ponte esa tanga, o aparte te vas a ir sin ropa interior
Cállate y mejor pásame la ropa porque sino no voy a perder esta verga que se está poniendo dura otra vez
Ten y vístete rápido –dijo el hijo de Marta mientras le alcanzaba la ropa afanosamente-
Marta se vistió con calma dejando la tanga colgada en la semirrecta verga de Carlos. Al terminar, Carlos se acercó a mi primo aún desnudo a darle la mano para despedirlo, pero él lo evitó por lo que el mulato le dijo
Deme la mano que ya somos como hermanitos, jajaja
No me joda más hijo de puta
Bueno, al fin la que tiene que venir a recoger esta tanguita es la puta de su mamá –dijo agarrando la prenda con su mano y pasándola por la cara de mi primo-
Adiós mi amor –dijo Marta al mulato para luego darle un pequeño beso en la boca-
Chao putica, no se le vaya a olvidar que tiene que venir por su encarguito
Tranquilo, que por esa tanga yo vuelvo
El mulato dio un último beso a Marta, sacó las llaves de su pantalón y abrió la puerta para que madre e hijo pudieran salir. En el camino a casa, mi primo no hizo más que recriminar a Marta por lo sucedido y ella le decía que a partir de ese día iba a conocer la puta que llevaba adentro.
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