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Categoría: Maduras

Marisa

Este relato ocurrió hace más de diez años y todavía tengo un gran recuerdo con el que me consuelo en mis noches solitarias.



Después de terminar los estudios tuve que trasladarme de Valencia a Barcelona ya que fue la ciudad donde me ofrecieron mi primer trabajo y donde actualmente vivo. Como buen amo de casa no pasó ni un mes antes de que decidiera buscar a alguien que me ayudara en las tareas domésticas.



Después de contactar con varias agencias, al final me presentaron a Marisa y no tarde en contratarla. A mí siempre me han atraído las mujeres mayores que yo, e incluso, ya casado, he tenido alguna aventura con alguna. Marisa tenía casi los cincuenta aunque aparentaba muchos menos. Un cuerpo hermoso, con formas bien pronunciadas aunque castigado por el trabajo de años que se notaba sobre todo en unos pechos un poco caídos aunque del todo apetecibles. Quizás esta afición por las mujeres maduras empezó con Marisa, no lo sé.



El caso es que acordé con ella que vendría un día a la semana para arreglar el apartamento y hacer el resto de labores de la casa. En principio el día elegido fue el jueves.



Yo sólo coincidía con ella al mediodía y desde el principio me atrajo enormemente. No se si era esa bata ajustada que marcaba todo su cuerpo, o el mero hecho de mi calentura continua, el caso es que empecé a verla con los ojos del deseo.



Los hechos sucedieron una semana que Marisa no puedo venir el jueves como era habitual. Me llamó por la noche y se disculpó diciéndome que vendría cuando a mí me viniera bien. El viernes era un día complicado para ella por lo que quedamos para el sábado.



Por supuesto el viernes salí de fiesta a los locales habituales y como ya era costumbre no me comí un colín por lo que tuve que apagar mi calentura con una buena paja al llegar a casa. El caso es que entre el alcohol que había bebido y el placer de masturbarme me quedé dormido en mi cama sin nada que me tapara y con la puerta un palmo abierta. Tal y como habíamos quedado Marisa apareció el sábado por la mañana e hizo sus labores. Cuando pasó por delante de la puerta de mi cuarto no sé que se le pasó por la cabeza pero el caso es que entró y empezó a barrer sin hacer demasiado caso del espectáculo que tenía delante.



No se si fue algún ruido o su sola presencia la que me hizo abrir un ojo y simulando seguir dormido me dedique a disfrutar de la situación. Pero yo no contaba con que mi pene se iba a poner tan contento y me iba a delatar. Marisa se dio cuenta pero no dijo nada y lentamente se acercó a la cama sentándose en ella. Agarró mi miembro erecto y comenzó a jugar suavemente con él iniciando una deliciosa masturbación. Yo no pude resistir más y mis manos empezaron a recorrer ese cuerpo con el que me había masturbado ya unas cuantas veces.



 



 



Le masajeaba los pechos por encima de la bata hasta que se la quitó y ví que no tenia sujetador y sus pezones eran grandes y color café. No podía dejar de chuparlos, los lamí una y otra vez mientras ella manoseaba mi polla como toda una experta, como solo las maduras saben hacerlo. De repente se metió mi polla entera de una sola chupada, mamándola como si se le fuera a acabar. Me chupaba desde las bolas hasta la punta y terminé en su boca con un terrible orgasmo. Le di un gran beso y le dije que se tumbara en la cama. Empecé besándola en el cuello, hice una parada en aquellos maravillosos pechos y seguí bajando hasta que encontré su dulce agujero. Mi lengua ya conocía el camino. Empezó por el ojete, como buena antesala del placer y siguió por los laterales acercándose cada vez más a los labios con delicadeza. Como buen explorador fui lamiendo todo lo que se puso en mi camino hasta llegar al clítoris donde centré toda mi atención… no tardó en tener su primer orgasmo.



Mientras tanto mi polla había recobrado su vigor y no tardé en abrirla de piernas encima de mi cama y penetrarla suavemente pero con energía. Acabe en un gran orgasmo y la inunde de todo mi esperma ella dio un gritito de placer y al parecer acabamos los dos al mismo tiempo.



Por supuesto esta no fue la única vez, les seguiré contando.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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