Quede como una caliente
Masturbación en el trabajo
El tenía los ojos cerrados, de pie y recostado contra la puerta del baño, en la planta baja de la fábrica eran estos los baños de uso común. El se estaba haciendo la paja, lentamente, muy tranquilamente, el puño apretado recorriendo todo a lo largo del huevo y deslizándolo justo sobre la cabeza, dándole pa´lante y pa´ tras, desde la base del pene. Ya le salían las primeras gotas de pre-eyaculación que viajaban a lo largo del canal superior del palo, proveniente de las glándulas hipersensibles localizadas en la parte de abajo.
Yo al entrar al baño lo escuché y entrando en uno sin hacer ruido me trepe en un inodoro y observe por encima de las divisiones que existen entre baños. Allí estaba Marcos dándole a toda máquina a su pene.
El aire acondicionado en la oficina no enfriaba bien, a pesar de que estaba a toda marcha , lo que mas podía dar. Creo que yo me sentía incómoda con eso que habia visto. Su duro pene como roca metidos entre su manos grandes y fuertes.
Marcos Solía mirarme mis senos que intentaban salirse desesperadamente por encima de la blusa de seda y el delicado, frágil sostén que ese día me había puesto para ir a trabajar. Tenía unos senos perfectos no tan grandes ni tan chicos, pero si tan deliciosos que casi se podían meter una teta y luego la otra en la boca. Eso si: era la dueña de unos pezones gruesos, redondos y bien parados color rosa. Al parecer eso excita mucho a Marcos, le gustan los pezones paraditos sobre la teta, que no cuelguen apuntando hacia el suelo. Me los había visto muy bien, bueno…a través de mi ropa.
Gimiendo y hablando en voz baja se la toca con su mano. Después me imagino, mientras se masturba, su lengua pegada en mis pezones y chupándolos mas y mas duro para que se paren mas. Después me imagino montada sobre su pene, no sabía que me pasaba era la primera vez que observaba a alguien masturbándose.
Instintivamente se giro un poquito para ver a través de la rendija de la puerta del baño, y se quedo sorprendido cuando me vio parada allí…en el baño, mis manos posadas en mis caderas con mis senos bien paraditos, arrogantes y pomposos, como esperando a que el me los viera. Me imagino que quedó sin palabras.
-¡Sal de allí, y métete aquí; no tenemos mucho tiempo y no quiero que nos descubran le dije.
Giré la pequeña manija de la puerta y entré, el todavía haciéndose la paja. Cuando entré al área del baño de, ya me había aflojado los pantalones y dejé que cayeran al suelo.
Se quedado tieso por lo que veía -sin poder hacer nada, lamentado que estuviéramos en un sitio en donde nos podían descubrir en cualquier momento, si alguien entraba…y no quité los ojos de aquel pene que tanto había imaginado en mi mente momentos durante el cual se pajeaba.
-Ya que me las has estado mirando todo el día, ahora puedes ver como son de verdad, sin sostenes le -dije.
Rápidamente me solte algunos botones de mi blusa abriéndosela para mostrarle mis tetas junto con un brasier de encaje que no podía ni ocultarlas. Me solté también el gancho delantero del sostén y luego se tomó un rato para cuidadosamente doblar las copas de mi sostén hacia dentro de la blusa a cada lado de la teta, sabiendo que esto le permitiría tocarme los bellos y maravillosos senos mientras yo le miraba.
Lentamente, lo primero que hizo, sin ningún apuro desde que entre al baño fue tomarme con una de sus manos mis muñecas recostándolas contra la pared y con su otra mano acariciaba uno de mis senos con mis pesoncitos rosas templaditos.
Si no le hubiera tomado demasiado tiempo acabar, me hubiera disparado su carga de semen aquí mismo, sin importarle en donde iba a caerme, pero el estaba como hipnotizado por todo lo que estaba viendo. puso mi mano sobre la suya, ayudándole a hacerse la paja. Una vez, dos veces, y luego se lo agarró fuertemente el palpitante miembro yo sola, sin su ayuda… Marcos me dijo que aquel había sido siempre su sueño…y se estaba haciendo realidad: mi pequeña mano masajeándole a todo lo largo de su erecto y rígido palo.
Yo gemí en voz baja cuando el me restrego y acariciaba mis carnosos pezones bien paraditos, sin detenerse, siempre dedicado por ellos para darles sus caricias. Yo seguía gimiendo y luego emitió un sonido como gutural, del interior de mi garganta, un susurro dándole la orden:
-Mámamelos, mámamelos, coño!! Mánamelos ya mismo, quiero que me los chupen!!
Noté que había agarrado un buen ritmo haciéndole la paja y ahora se lo apretaba mas fuertemente y ya no tenía cuidado si lo estaba lastimando. Colocó su pierna derecha alrededor de mi cadera, quedando pegada su piel desnuda contra la mia. Subió la pierna izquierda con su rodilla bien doblada para colocarla sobre mi otra cadera. Cuando me chupaba el pezón, su boca lo atrapó firmemente entre sus dientes para que no se saliera y comenzó a darme lamidas con la lengua, un baño de lengua en todos lo huequitos sensibles que tenía en ese pezón.
-Asssssiiiiiiiii!!! -dije.
se metió toda mi teta dentro de su boca, sintiendo mi pezón como rozaba contra su paladar, y luego de lo sacaba para agarrarlo entre sus labios y dientes chupándolo lo mas que podía.
En alguna parte de mi mente, y cerebro sabía en donde estaba su otra mano: bajando para quitarme mis pantaletas!!...supongo que allí la tenía porque yo sólo sentía algo hacia la parte mas importante: mi raja. El me la mantenía abierta y restregaba la cabeza del huevo en círculos alrededor del mi clítoris. Luego trató de acabar y no me importó si me lo tenía metido o no. Parecía que si. No me importó nada, o al menos no me di cuenta, y en un segundo abandoné mi primer pezón y se puso a devorarme el otro. Esto parecía el paraíso terrenal, parecía estar en el cielo yo trataba de respirar y el me acariciaba la cuca con su huevo, castigándome.
De repente me sentí rígida desde el tobillo hasta los cabellos y pude sentir sus músculos del abdomen apretarse, arremolinados, todos juntos, presionándome. En cierto momento se sacudió primero con movimiento lento, pero tan abruptamente, tan de repente, en una forma escabrosa, que tuve miedo de que me quitara el pezón de una sola mordida, y comenzó a temblar.
Me agarro el culo con las dos manos, me lo apreto y comenzó a bombearme a lo mas duro y adentro en medio de mis contracciones y un ataque que parecía de epilepsia, …una…dos…y tres empujes bien fuertes y me empecé a retorcer y el a dispararme sus chorros de leche!!!
Mis ojos se abrían y cerraban con cada chorro de semen que el me disparaba dentro de su Cuca; yo tiemblo violentamente desde mi ombligo hasta mi rodilla, mi cuca chupándole su pene, jalándoselo mas hacia adentro de mi para luego soltarlo inundándolo con mis jugos.
Marcos nunca había visto a una mujer acabarle de esa manera, tan violentamente, con tanto ardor, con esa energía y arranque, y tener el orgasmo bien completo, consumado y saciada… nunca lo había visto. Me puse como fuego –ponerme roja desde las tetas, hasta mi vagina vi sus ojos tan vivos por tanto placer- ni había sentido las sacudidas de una mujer con aquellas vibraciones en su cuerpo tan deliciosas (era la primera vez que el había visto esto) mis músculos apretándose, flexionándose y luego relajar las nalgas de mi culo…el nunca había cogido ni tirado de esa manera.
Cuando se recuperó, lentamente, me miró…pestañeó y luego se pudo concentrar en mi y se dio cuenta que estaba conmigo. Me levanto, ¡Ave María lo que sentí!! Exclamo suavemente se separó haciendo que su pene retrocediera hasta salirse y quedar fuera de mi cuca.
De manera violenta, cruel, me lo metió de nuevo, Esto hizo que mi hinchado clítoris quedara más rojo aun; siguió bombeándome completamente su pene contra mi coñito miré sus ojos pestañeaban en forma violenta y sentí como mis labios menores se hinchaban como si fueran a estallar pero yo nunca le dije que parada soporte callada aquel feroz bombeo.
Todo finalizó cuando nuevamente me deje venir y su pene se nicho hasta reventar y descargar su leche caliente y espesa en mi vagina destroza de tal comida.
Ahora tal vez podíamos irnos a seguir trabajando en la oficina.
Rápidamente me cerré la blusa, abotonádmela poniéndome mi pantalón de tela sin pantaletas; el mientras dio un paso atrás y se marchó desapareciendo en el pasillo de aquel baño.
Marcos se lavo y seco subí sus pantalones y se puso bien la correa, y al dar la vuelta para retirarse noto como una mancha de color en el suelo en el segundo baño. Al revisarlo, descubrío un triángulo de tela mojado de un hilo de seda de color azul. Había olvidado mis pantaletas. Las olí un poquito y se las metí dentro de su bolsillo.
-Ya es hora de irme a trabajar - Pero dudo que pueda concentrarme.