Os confieso verídicamente con todas las señas bien acertadas; especialmente entre ustedes y yo. Con suficientes evidencias creyentes hasta reales en mís propias carnes, qué lo vive cada vez asimismo siempre qué nos acostamos al tener sexo cuándo sé corría Yessenia.

La podredumbre fetida al máximo posible, sobre todo a pescado completamente en pudrición, al lado y junto a Yessenia; insoportable para mi naríz, sé lo dejaba pasar también al hacerme del desentendido, por supuesto de la vista gorda; ya qué estaba enamorado igualmente loco especial de ahí, totalmente ciego por ella y solamente por ella.

Yo le pedía a Yessenia para su aseo y cuídado sexual qué sé diera duchas vaginales, pero me respondía con toda la franqueza obvíamente ignorancia jactante, qué lo sabría su querídisimo esposo. De esé aroma al ponerla al descubierto qué anda acostándose con todos los hombres por fuera de su matrimonio, principalmente hogar bien aventurado hasta bienavenido hoy por hoy.

Yo me enteraba hasta daba de cuenta simplemente, sin recurrir a la averiguación hasta indagación después de tener sexo, de los hechos inherentes qué Yessenia; no és ninguna perita en dulce ni una santa mujer. Sé dedica a ser promiscua a su haber, con meritos propios al meterse y acostarse incluso, revolcarse de ahí, tener sexo por él vil dinero por su cuerpo pecador y provocador qué tiene una cara de fea la misma Yessenia. No és nada de hermosa ni bonita ni bella ni simpática para nada, qué no tiene él mayor pudor cómo respeto obvió; consideración alguna sobre todo no quiere a nadie más, sino solamente ella y solamente ella hoy por hoy. Sosteníendo una apariencia también mentira, adicionalmente prestigio falso de la boca para fuera Yessenia hoy por hoy siempre.