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~Pero eso fue antes de conocer a Jimmy, o Yin como yo le digo de cariño. Cuando le dije a mi mamá que mi novio, por no decirle que mi marido era negro, ella no me creyó, o por lo menos así me pareció a mí. Cuando se lo comenté a mi padre en la cena, tampoco me hizo mucho caso. Por lo que cuando llevé a Yin a nuestra casa, ambos no pudieron disimular su horror. Tanto Yin como yo sabíamos que nos esperaba, y aunque de manera bien hipócrita, mis padres lo atendieron, cuando después de la cena, él salió de la casa, fue que dejaron salir su verdadero sentir en cuanto a lo que sucedía.
La primera vez que conocí a Yin, el trabajaba como modelo, en la escuela de arte donde yo desarrollaba mis técnicas de pintura. Nada más ver su musculoso cuerpo, llamó mi atención y eso que su miembro se encontraba cubierto por una toalla. Pero al terminar la sesión de pintura, me quedé asombrada al ver semejante cosa, tan larga y bien proporcionada, que me impactó. Aunque nunca en mi vida que yo recuerde, había puesto atención a los miembros de los hombres, si los había visto una que otra vez, pero la verdad es que tuve que hacer un verdadero esfuerzo para retirar mi vista de su cosa. Además si desde pequeña te están diciendo, que una mujer decente no ve hombres desnudos, mucho ya hacía yo con aceptar pintar el cuerpo de un hombre.
Esa primera vez que lo vi, como Yin trabajaba de modelo para pagar sus estudios, al salir de clases lo invité a tomar un café, lo que aceptó gustoso, sobre todo cuando le dije, que yo era la que pagaría. Hablamos de tantas cosas, y todo el mundo nos miraba, ya que Yin mide casi dos metros de alto, de cuerpo atlético, y en su cabeza como en casi todo su cuerpo, no tiene un solo pelo. Mientras que yo, bueno ya me describí. Esa noche al salir del café a medida que caminábamos nos tomamos de las manos y finalmente terminamos en su pequeño apartamento. Al que fuimos para que me mostrase, todo su porfolio de presentación. A medida que yo observaba sus fotos, Yin me invitó una cerveza, la que me tomé casi sin darme cuenta. En cierto momento seguimos hablando, nos vimos a los ojos, y como si fueran un par de imanes nuestras bocas se unieron. Sentía sus calientes y carnosos labios, pegados a los mío, su lengua penetró suavemente mi boca, como nunca antes otro chico lo hubiera hecho.
Sus gruesas manos comenzaron acariciar suavemente toda mi piel, yo nada más de penar en lo que había visto en el salón de clases de pintura, sentí que una gran excitación corrió por toda mi piel. Hasta ese instante no me había puesto a pensar en el oscuro color de su piel, pero cuando lo hice, terminé por derretirme. Nada más al imaginarme su cuerpo sobre el mío, me hizo sentir un tremendo deseo de seguir adelante, sin importarme las consecuencias. Por lo que sin que Yin me lo pidiera, yo misma comencé a quitarme mi ropa, ante sus asombrados ojos. Bajo la tela de su pantalón, podía notar el palpitar de su grueso bulto.
Yo ya me encontraba completamente desnuda, mientras que Yin continuaba besándome de manera atrevida por todo mi cuerpo, chupando mis parados pezones, arrancándome deliciosos gemidos de placer. Al punto, que ya estaba deseando intensamente, que Yin no demorase más y me lo metiera. Cuando se paró frente a mí, y con rapidez se quitó su ajustada camiseta blanca, dejando su amplio torso descubierto, luego de igual manera se quitó los pantalones e interiores, dejando ante mis ojos, su tremenda verga. La que en cierta manera hasta me asustó, en principio. Pero al verla detenidamente erecta ante mis ojos, no pude evitar el llevar mis dedos a su miembro, y con suavidad comencé a tocársela, cosa que jamás había hecho. De igual manera me sentí tan atraída por su miembro, que sin pensarlo mucho me la llevé a mi boca. Yin se quedó parado ante mí, mientras su gruesa verga negra yo la chupaba y mamaba incesantemente. Era como una especie de orgía, pero de solo nosotros dos.
Después de un corto rato, Yin tomó mi cabeza, y detuvo los movimientos de mi cabeza sobre su negra y gruesa verga. Me levantó en vilo, y estando él de pie, coloque mis piernas alrededor de sus cuerpo, y lentamente comenzó a clavarme toda su verga. Era algo increíble, yo sentía que eso entraba y seguía entrando dentro de mi vulva, hasta que nuestros cuerpos quedaron del todo unidos. Yin no sé cómo se las arregla pero mientras me lo tiene bien adentro, puede chupar deliciosamente mis tetas y pezones, mientras que yo muevo mis caderas de lado a lado, disfrutando intensamente de todo lo que Yin me hace.
Su inigualable manera, de meter y sacar su verga de mi coño, es algo que me vuelve loca. En ocasiones cambiamos de posición, y me toma como si yo fuera una muñeca me levanta para después colocarme boca arriba separar mis piernas y levantarlas con sus manos, mientras me clava divinamente. Pero aparte de eso, su manera tan especial de decirme las cosas, me excita y calienta tanto que término haciendo todo aquello que a él se le ocurre. Incluso hasta dejar que me penetre por dé tras, cuando Yin en broma me pregunta ¿Qué es lo que quiere el negro? Yo le respondo comerle el culo a la blanca y él se muere de la risa, lo que eventualmente me logra hacer.
Pero regresando a mis padres, al conocer a mi novio, era de esperar que actuasen de esa manera. Por lo que de ante mano sabía que para que mi padre lo aceptase, mi madre debía respaldarme. Así que apenas pude comencé a contarle a mi madre lo bueno, noble y generoso que era Yin, hasta que ella me sorprendió al preguntarme sin tapujos, ¿Cómo tenía la verga mi novio? Yo me quedé sin saber que decirle, hasta que ella de manera algo indiferente me dijo, bueno si quieres que te respalde, sería bueno que invitases al negro ese, a que pase el siguiente fin de semana con nosotros en la casa de campo.
Aunque su manera de pedírmelo, no me gustó, era la única posibilidad de que ella me diera su apoyo, por lo que ese fin de semana Yin y yo decidimos ir a la casa de campo, mi padre nos recibió a regañadientes, mientras que mi madre para mi mayor sorpresa, nos recibió a la mil maravillas, es más se desasía en atenciones a Yin. Lo que me sorprendió bastante. Durante el día me di cuenta que mi madre observaba discretamente a Yin, sobre todo el área de su verga. Pero como era mi madre, pensé que simplemente eran ideas mías. Además por sus comentarios racistas, nunca pensé que se atreviera hacer lo que hizo. Esa noche como estábamos en la casa de mis padres, convencí a Yin de que durmiéramos en habitaciones separadas, además mi padre no aceptaría que mi novio y yo durmiéramos en la misma cama, no por lo menos en su casa. Pero como no me dijeron nada, de que no pasar por su habitación, esperé que fueran tarde, para visitar a Yin.
Ya estaba por entrar al cuarto donde estaba Yin, cuando escuché unas voces dentro. Una era la voz de mi madre, que le dijo a Yin, de la manera más cruda. O te acuestas conmigo, o te puedes olvidar de mi hija. Su manera de hablar era evidente que mi madre no jugaba. Pensé en entrar, pero decidí no hacerlo, además quería darle una lección a mi madre, ya que de seguro ella pensaba que después de acostarse con Yin, él bajo chantaje me dejase, o simplemente decirme a mí lo que ella y Yin habían hecho, suponiendo que con eso yo dejaría a Yin, al enterarme. Lo que mi madre no sabía es que Yin y yo, desde que somos pareja, en muchas ocasiones, hemos mantenido relación con otras parejas.
Yin no se hizo esperar, por la expresión que le escuché a mi madre, debió sorprenderse bastante al ver el enorme miembro de mi marido. Yo de manera sigilosa abrí la puerta y me colé en la habitación de Yin. Mientras que mi madre y mi marido, se metían en la cama. Cuando ella separó sus piernas y comenzó a sentir la verga de Yin invadiendo su coño, por unos instantes se quedó en silencio, pero a medida que él seguía empujando su gran verga dentro del coño de ella, mi mamá se comenzó a asustar. Y comenzó a pedirle a Yin que se la sacase, pero apenas la escuchó, más fuerte la apretó contra su cuerpo, introduciendo casi totalmente toda su verga dentro de ella. Al punto que mi madre, trató de hacer lo imposible por sacárselo, pero es algo casi imposible. Mi madre lloraba a medida que Yin seguí metiendo y sacándola de su coño. Hasta que finalmente como para terminar de darle una buena lección. Yin sacó su verga y la dirigió directamente a la boca de mi madre, la que supongo trató de negarse, pero cuando la gruesa voz de él, la amenazó con empujárselo por el culo, ella de inmediato sin pensarlo mucho, tomó la verga de Yin y se la metió por completo dentro de su boca. Yin colocó sus manos en la cabeza y nuca de mi madre y la obligó a cabecear a medida que se lo mamaba. Hasta que de seguro soltó un buen chorro de leche en la cara de mi madre.
Antes de que ella se levantase de la cama, aproveche y salí de la habitación de Yin. A los pocos minutos mi madre pasó frente a mi dormitorio sin decir palabra. Después de eso entre en la habitación de Yin, y entre los dos nos estuvimos riendo a medida que seguíamos teniendo sexo, y Yin me contaba la cara que puso mi madre cuando él le empujó toda su verga dentro del coño de ella y después se la metió dentro de la boca de ella. Después de eso al día siguiente, mi padre ajeno a todo lo sucedido, me comentó que mi madre estaba indispuesta, pero desde ese día, nunca más han vuelto a decirme nada malo sobre Yin. Me pregunto ¿Por qué será?
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