~~Subí al
vagón en la estacion balderas cuando ya casi cerraba las puertas.
Me quedé junto a la entrada de la primera puerta del vagón.
De pie, a mi lado izquierdo, recargada en la pared había una
muchacha que yo no vi hasta que el metro frenó de súbito
y la inercia me llevó a escasos centímetros de ella. ..
bueno en realidad yo no estuve a escasos centímetros de ella,
pero mi miembro sí quedó a muy poca distancia de sus
manos, que tenía cruzadas frente a ella, sosteniendo su bolsa
de mano, a la altura de su pubis. No puedo decir cuánto tiempo
pasó, imagino que mi reacción debió ser inmediata
para recuperar mi posición, pero pasó el tiempo suficiente
para que ella rozara mi miembro con el dorso de su mano, no sé
si accidentalmente al inicio, pero sí sé que fue con
toda la intención al final. Obviamente yo no me moví
de allí, por el contrario, me pegué más a ella,
hasta la estación Hidalgo, pues allí fue donde ella
bajó. Cuando ella se colocó frente a la puerta, yo,
detrás de ella, puse disimuladamente mi mano sobre su cadera,
pero ella, con un poco de brusquedad la retiró de allí.
Eso me desconcertó, pero no me desanimó, aunque sí
me quitó la idea que ya tenía de que algo bueno iba
a pasar, pero no quise quedarme con la duda. La seguí hasta
el transbordo hacia Taxqueña y me coloqué a su espalda
en el andén en espera de que llegara el metro. Cuando llegó,
entramos, yo me pegué lo más que pude a ella, para evitar
que alguna otra persona quedara entre nosotros. Ella se recargó
en esa puerta que da hacia el otro vagón y yo me coloqué
delante de ella. Con mi mochila que colgaba de brazo derecho hice
una especia de escudo de las miradas extrañas y cubrí
así su mano, que de nuevo acercó a mi miembro, tocándolo
por encima de mi pantalón y provocando una erección
inmediata. Yo pensé "Bien, si tu juego es tocar, pero
que no te toquen, adelante". La chica no era nada del otro mundo,
más bajita que yo, de cabello quebrado a la altura de los hombres,
gordita, morena clara y lo que mas llamo mi atencion fue su pantalon
blanco y la tanguita que se marcaba atravez de este. sin embargo,
sus manos estaban haciéndome sentir algo maravilloso. Es extraordinario
sentir la mezcla de excitación con el miedo de ser descubiertos
en algo "malo", pero especialmente, es maravillosa la incertidumbre,
las cosas espontáneas, sin previo aviso y con avances tan prometedores.
En un momento, ella intentó bajar el cierre de mi pantalón,
pero no lo consiguió, pues sólo tenía una mano
libre. Pasaron así varias estaciones, con la gente entrando
y saliendo a nuestro alrededor, pero sin disminuir en cuanto a cantidad.
Al llegar a una estación que ni siquiera me fijé cuál
era, se desocupó el lugar solitario que está a un lado
de la primera puerta del vagón y mi calenturienta chica se
sentó allí; obviamente yo la seguí y me puse
de pie frente a ella. La suerte nos sonrió, pues recargado
en el tubo lateral del asiento había un señor bastante
obeso, de espaldas a nosotros y, por increíble que parezca,
cubría toda la visión hacia ese lugar. Una vez que me
tuvo frente a ella, ahora sí con las dos manos, bajó
el cierre de mi pantalón y liberó a mi enardecido miembro,
que destilaba ya algunos jugos. Lo tomó con una mano y empezó
a masturbarme lentamente, por un breve tiempo, antes de guardarlo
de nuevo. Entonces tomó mi mochila, mi fiel mochila que seguí
colgando de mi brazo, y lo colocó de manera que cubriera toda
posibilidad de ser vistos. Yo la sujeté en la posición
en que ella lo había puesto y entonces ella volvió a
sacar mi verga de su incómodo escondite. Me masturbó
nuevamente. . mmmmmh, era delicioso. Ella, precavida, a pesar de
todo, se asomó hacia el exterior, para verificar que nadie
nos viera y entonces. .. ¡se metió mi caliente miembro
en la boca! Fue delicioso, aunque breve, pues por temor a que nos
descubrieran, lo hizo apenas unos segundos y enseguida lo volvió
a guardar.
Pero no pasó mucho tiempo antes de que reanudara su audaz maniobra
(o debería decir "boquiobra"). Así estuvo,
metiendo mi miembro a su boca por unos instantes y luego guardándolo
en su prisión, aunque conforme pasaban estaciones, el tiempo
que pasaba dentro de su boca era mayor. Era una sensación muy
intensa, pues, por una parte, su boca era en ocasiones un poco brusca,
y por otra, yo no podía protestar por ello, ni hacer ninguna
manifestación de placer o dolor, por toda la gente que nos
rodeaba, pero fue sensacional. En un momento, previendo que faltaban
ya pocas estaciones para llegar a Taxqueña, intentó
hacerme venir y tomó mi miembro con una mano, mientras colocaba
la otra bajo mi glande para apoderarse del semen que lograra sacarme.
Me masturbó de una manera intensa, pero a pesar de eso, no
consiguió que me viniera. Llegamos a la estación final
y entonces empezó un pequeño suplicio para mí,
pues toda la delicadeza que inicialmente tuvo al guardar mi miembro
de nuevo en mi pantalón desapareció. Nada más
entrar a la última estación, metió mi miembro,
erecto al máximo, a mi pantalón y así lo dejó,
sin acomodarlo, sin subir siquiera el cierre y yo, como pude, intentando
disimular mi posición, tuve que ingeniármelas para cerrar
la prisión, con el presionando para que le devolviera la libertad.Al
salir, me acerqué y le dije que si no le gustaría continuar
lo que habíamos iniciado y dijo que no podía, por que
iba a trabajar (raro, por que era domingo). Hicimos una cita para
el miércoles siguiente, pero ella no llegó.Eero encontrar
alguna mujer que quiera terminar lo que esta no pudo Tambien espero
sus comentarios tengo 24 años mido 1.73 tez morena clara un
poco pasado de peso pero muy caliente. Busco mujeres cachondas sin
miedo de experimentar no me importa el fisico la edad ni nada solo
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