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Categoría: Incestos

Mamá recibe un tratamiento especial

Hacia como catorce años que no me reunía con mis amigas, ellas están casadas y las obligaciones con nuestros hijos nos alejaron. La experiencia dice que sucede con casi todas las mujeres, es algo normal o por lo menos ocurre con frecuencia en nuestra sociedad.



Nos contactamos por redes sociales, primeros nos pusimos al día sobre nuestras vidas de esta forma, pero no era suficiente, necesitábamos de una reunión. Éramos un grupo grande de diez amigas, todas fuimos a un instituto Normal donde estudiamos la carrera docente, sólo tres seguimos la profesión.



Me llamo Marisa tengo treinta y nueve años y soy madre soltera, vivo con mi hijo Franco de veintiún años. Mi profesión de maestra nos obliga a una vida modesta pero nos arreglamos, vivimos en un apartamento de dos ambientes, pero cómodo. Tenemos una vida normal, él estudia mientras yo trabajo en dos escuelas primarias. Él se quiere independizar por eso está buscando un trabajo, cosa que mucho no me agrada, pero así es la vida, aunque no me guste el tendrá que hacer su vida.



Les sigo contando sobre el encuentro con mis amigas. Como en toda reunión de amigos uno tiene simpatías y empatías con algunas personas más que con otras. Después de compartir la cena toda juntas, nos sentamos un grupo de cuatro que siempre fuimos muy unidas en la escuela y comenzamos a contarnos sobre nuestras vidas.



Gabriela era la más extrovertida y sincera, parecía que era diez años menor que las otras tres. Reímos y hablamos durante horas, pero no aguantamos de preguntarle cual era el secreto de tener un cutis tan perfecto, tan terso y sin ninguna arruga.



-¿Gaby, que haces para tener esa piel? ¿Botox?



-jajaja, estás loca, lo mío es natural



-¿Un tratamiento natural?



-Si



-¿pero cuál?



-No puedo es un secreto.



-Dale, dale no nos vas a dejar así, somos amigas.



-jajaja, no puedo contarlo.



-vamos no seas tonta, no vamos a contar nada.



-bueno, pero no le cuenten a nadie.



-palabra de honor, jajaja



-les voy a contar. Todos los días cuando tengo sexo con mí marido, él acaba en, mi cara.



-jajajajaja, ¿sí, de verdad?



-Claro, es verdad. El secreto me le dio mi mamá. Ella tiene setenta y dos años y tiene la piel como si tuviera cincuenta y era por eso. Yo averigüe que el semen tiene antioxidante y vitaminas, que mejoran la piel. El resultado es inmediato.



-jajajaja



Todas reímos, yo supongo que un poco excitadas por lo que nos estaba contando o por el alcohol. Casi no podíamos parar de reír parecíamos adolescentes. Todas estaban casadas o en pareja, así que prometían que la receta la aplicarían en sus casas. Mi caso era distinto, yo estaba sola y ellas lo sabían así que me proponían cosas.



-nosotras ya sabemos quién nos puede llenar la cara de leche, bueno tampoco quiero exagerar, jajaja, pero vos Marisa, ¿conoces a alguien?



-No, estoy sola



-Pero algún plomero, jardinero, cartero



-jajaja no soy una puta que sale con cualquiera



-pero no hace falta que salgas, lo ordeñas un poco y listo.



-jajaja son unas asquerosas.



-¿y Franco cuantos años tiene?



-21



-¿tiene novia?



-No



-Aprovecha tenes la fuente de la juventud.



-¡están locas, es mi hijo!



-jajaja, no te enojes, esto es científico y que mejor que leche joven



-están locas



Seguimos hablando y bromeando, hasta que regrese a casa.



Estaba cansada de haber tomado tanto, mucho tiempo que no lo hacía, estaba media mareada y con sueño. Entro y en living estaba Franco mirando televisión, ya eran como las dos de la mañana, voy al baño, me cambio de ropa y regreso con mi hijo. Me siento en el sillón y lo acompaño.



-¿Cómo te fue?



-bien, nos reinos todo la noche.



-¿Cómo están tus amigas?



-bien



-Pero, más viejas.



-jajaja no seas malo, tampoco somos tan viejas. Te acuerdas de Gabriela.



-Si la vimos hace dos años, estaba con el marido y sus dos hijos.



-claro, no me acordaba. Parece la más joven



-¿Por qué? Se hizo cirugía.



-No, estás loco, no somos tan viejas. Si hizo un tratamiento especial contra las arrugas.



-¿Qué tratamiento?



-No te puedo decir es un secreto de mujeres.



-jajaja Secreto de mujeres. Claro se hizo cirugía.



-no, ya te dije que no



-¿entonces?



-no te vas a reír



-nnnnno



-se pasa el semen del marido en la cara.



-jajajaja ¿le acaba en la cara?



-bueno, sí. Pero dice que es bueno para la piel.



-claro que sí, nunca lo leíste en internet.



-¿Qué, sabias?



-Claro, mira.



Busca en el móvil y me muestra una página donde dice



“el semen aporta dosis notables de minerales como calcio, zinc, potasio y magnesio entre otros, además de vitamina B12 y vitamina C. Claro que para absorber estos minerales hay que ingerir el semen, pero ojo, nunca más allá de un cuarto de hora después de haber eyaculado, puesto que los componentes se alteran y comienzan a oxidarse y degenerarse. También contiene un antioxidante llamado espermina que contribuye a disminuir las arrugas, suaviza la piel e incluso alivia el acné.”



-era verdad, entonces yo voy a ser la más vieja de mis amigas.



-jajaja ¿Por qué?



-todas prometieron que iban a seguir el tratamiento con sus parejas, menos yo.



-pobre vas a ser una abuelita arrugada.



-No seas malo. Me propusieron que me consiga un hombre, un pintor, jardinero o cualquier otro donante. Hasta Gabriela te puso de candidato.



-jajaja ¿a mí?



-y bueno estábamos medio borrachas, decíamos cualquier cosa. Pero puedo decirle al jardinero viene todos los martes, le puedo pedir ayuda. No creo que se niegue.



-¿estás loca?, mira si tiene sida o cualquier otra enfermedad.



-No, te estoy cargando. Pero le puedo decir a algún amigo.



-No, para eso te puedo ayudar yo.



-¿estás seguro? ¿No te da vergüenza?



-No, no me da vergüenza, si con mis amigos competíamos por quien acababa más lejos.



-bueno, no sé cómo terminamos hablando de esto, mañana se me va a pasar la borrachera y seguro te vas a olvidar. Me voy a dormir



Me fui a dormir, la conversación con mi hijo me excitó como hacía tiempo que no me pasaba, me toque la vagina y estaba caliente y mojada, en mi habitación me hice una paja y terminé con varios orgasmos, fue increíble, tuve que cambiar las sabanas.



Al otro día me levanto para desayunar, estaba relajada, en la cocina lo encuentro a Franco con el desayuno preparado, me sorprende, pocas veces lo hizo.



-Hola Franco. Veo que preparaste el desayuno, milagro.



-Hola Ma, buen día. ¿Estás preparada para el tratamiento?



-¿Qué tratamiento?



-No me digas que perdiste la memoria. El tratamiento facial



-jaja ¿Estás seguro? Mira que no hay vuelta atrás.



-Desayunamos y te digo como hacemos.



-jajaja parece que lo tenés todo planeado



No podía creer lo que íbamos a hacer, estaba viviendo un sueño, él estaba dispuesto a eyacular y regalarme el semen, mi ansiedad detenía las agujas del reloj. Por fin terminamos de desayunar.



-listo, ¿Dónde te querés poner?



-¿para qué?



-¿Cómo para qué? Te tengo que eyacular en la cara. Toma estos lentes del solárium para taparte los ojos y así no me ves.



-pero ¿me vas a acabar en la cara? Yo pensaba que te hacías una paja y juntabas el semen para después dármelo



-pero no leíste, el semen se degrada muy rápido y pierde los nutrientes, es mejor directamente en la cara



-Bueno, como quieras ¿Cómo hago?



-Mira acóstate boca arriba en la mesa del living y quedas a la altura de mi pija. Toma acá tengo los lentes.



Todavía llevaba puesto el camisón con el que duermo. Me subo a la mesa y me acuesto boca arriba. Franco en un costado me miraba, esperando a que me acomode y que me coloque los lentes. Me pongo los lentes, ya no veo nada, sólo escucho sus movimientos.



-Ahí voy



Me dice y no respondo, el silencio acentuaba todos los sonidos, casi como un ciego podía adivinar todos los movimientos.



Se ubica muy cerca de mí, casi puedo sentir el calor de su cuerpo. Escucho como se baja el cierre de su jean y como desliza su ropa interior. Puedo oír como empieza a pajearse, se sacudía el pene muy cerca de mi oído derecho, sentía como se aceleraba su respiración y daba pequeños gemidos. De repente larga un corto y fuerte suspiro, me golpea un chorro de leche en la mejilla, semen caliente y levemente oloroso. Sigue con la sacudida, no había terminado. Otro pequeño sonido acompaña otro chorro, esta vez golpea a mi nariz, pero ahora puedo sentir como me toca la nariz con su glande caliente y a modo de pincel me pinta la cara con su miembro. Saco apenas la lengua entre los labios para saborear, era un elixir exquisito, un poco salado.



-Listo



-gracias Franco



Me vuelvo a sentar y me saco los lentes, él ya se había subido el jean. Me desparramo su leche por toda la cara. Estaba excitado, se notaba el bulto que sobresalía en el pantalón,



-Espero que de resultado, no te quiero usar de remedio casero, te voy a agotar



-No Ma, te puedo dar la leche que quieras.



-jajaja mira que necesito mucha.



-toda la que quieras. ¿A la tarde probamos de nuevo?



-como quieras, el esfuerzo es tuyo



-no, es ningún esfuerzo, no lo quiero desperdiciar mas



Me desparrame todo por la cara, no quería dejar nada sin cubrir, todavía podía sentía el tibio brebaje en mi piel. No pude dejar de saboréalo.



No nos vimos hasta el mediodía que almorzamos, yo sentía un poco de vergüenza o culpa por lo que había hecho, peo mi hijo no. Lo notaba contento y excitado y menos sin pudor de hablar del tema.



-Hola cuando querés la segunda sesión de leche.



-jajaja te va hacer mal



-No estás loca, me relaja. Dale a qué hora



-No sé. Cuando quieras



-Bueno terminamos de almorzar y te aplico una segunda máscara.



Comimos más rápido de lo normal, limpie todo y fui a tomar mi posición en el living. Me sentía una puta, estaba excitadísima. Sólo podía pensar en su leche.



-¿Me coloco igual que antes?



-Si



-No me pongo los lentes, voy a cerrar los ojos, no te miro.



-como quieras, a mí no me da vergüenza.



Fue una locura, miraba el techo y cuando se acerca cierro los ojos. Escucho el ruido que hacia su pantalón deslizándose hacia abajo, no resiste y abro un poco los ojos y me impresiono. Nunca imagine que la tuviese tan grande, le colgaba entre las piernas sobre los huevos arrugados y grandes.



Él se da cuenta que lo miro, me mira y sonríe, al mismo tiempo se le para y le sobresale la cabeza de la pija entre sus manos, colorada y con agujero que me apuntaba. Comienza a pajearse, acelera el ritmo y gime, yo sentía que mis mejillas se prendían fuego. Me llevo la mano derecha a mi vagina y la froto con fuerza, no me pude resistir.



Comienza a golpearme en la cara con el pene, lo refregaba en mi nariz y los ojos, el olor y el roce, me excitaba, pero soy mujer antes que madre y no aguanté más, se lo agarro con la mano y me llevo a la boca, se lo empiezo a succionar con fuerza y desesperación, el tamaño de esa cabeza me llenaba toda la boca. Comienza a empujarla con fuerza a mi interior, me estaba violando por la boca, quería llegar a mi garganta, de pronto empieza a temblar y acaba con fuerza en mi garganta, creo que me lleno directamente el estómago. La abundancia hizo que saliera por mi nariz, fue algo increíble.



Esta fue la primera vez que le chupe la pija a mi hijo, no fue la última, eran sesiones diarias, yo estaba como loca, él también. Fue una rutina hermosa que continuamos, no sé si mejoró mi cutís pero si mi ánimo, me siento veinte años más joven.



Es nuestro secreto, él es mi fuente de juventud, yo soy su puta.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 7
  • Votos: 3
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