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Mago la desea (parte 2)

Desde hace tiempo imaginé estar cogiendo con Mago, mi esposa, y otro hombre. Con frecuencia fantaseábamos ese tipo de relaciones, aunque nunca lo habíamos considerado seriamente. Yo sabía que a Mago no le desagradaba del todo la idea. Desde que vio el miembro de mi amigo Pedro, cada vez que fantaseábamos con un tercero, sus orgasmos eran muy fuertes. Hace poco tiempo cumplimos nuestro deseo. Resulta que hubo una revisión médica a los trabajadores de la compañía, para cumplir con lo estipulado en el seguro de vida. Yo fui llamado junto con Luis, un compañero que recientemente ingresó a la empresa. Cuando llegamos al cuarto de revisión, una enfermera nos pidió retirar nuestra ropa y quedar en calzoncillos. Así lo hicimos, nos midió la talla, el peso, la presión arterial y nos hizo una serie de preguntas. Después llegó el doctor, nos explicó que nos revisaría el cuerpo, incluyendo el pene. Nos advirtió que incluiría un apretón en el glande, en busca de enfermedades sexuales. Primero me revisó a mí. La enfermera estaba atenta a las acciones del doctor. Me sentí orgulloso, de mostrar mi miembro ante la enfermera, pues lo tengo de buen tamaño. El doctor no me encontró ningún problema. El doctor se cambió los guantes para revisar a Luis. Me llamó la atención la cara de asombro de la enfermera cuando mi compañero bajó su calzón, miré hacia donde ella veía. Era el miembro de Luis, vaya que si estaba grande. Inmediatamente me acordé de Mago, mi mujer, y de cómo la había impresionado el tamaño del pene de Pedro. ¿Sería así de grande? ¿Sería así de grueso? Mis pensamientos fueron interrumpidos por la enfermera que nos pidió pasar al siguiente cuarto para continuar la revisión con otro médico y a que nos tomaron muestras de sangre. Al salir no pude evitar hacer comentarios con Luis.
- ¿Viste la cara que puso la enfermera al ver tu miembro? – le pregunté, sabiendo que él lo había notado.
- Sí – me contestó – aunque me extraño…. ella debe estar acostumbrada a verlos, es su trabajo…
- Pero no tan grandes como el tuyo….
- El tuyo también es grande- me interrumpió- quizá le sorprendió ver dos grandes, uno tras otro, casi al mismo tiempo…

Reímos con ganas por el incidente. Luego me comentó, que su miembro no era tan grande, que se había calentado al tener a la enfermera enfrente, desde que se divorció hace ocho meses, no había tenido relaciones sexuales. Regresamos a los escritorios. El resto del día estuve pensando en mi fantasía de hacer un trío con Mago y otro hombre. Y que ese hombre pudiera ser Luis. Pues se trataba de que estuviera otro hombre con un miembro más grande que el mío.

Por la noche pasé por mi mujer a su oficina -- trabajamos en la misma empresa pero diferente sucursal-- en el camino le fui platicando de la revisión de la compañía de seguros, actividad que ya habían hecho en su oficina. Le platiqué de Luis, el nuevo empleado de la compañía, a quien ella no conoce. Le dije que era un poco más joven que nosotros, divorciado, etc. No le di muchos detalles pues quise proponerle lo del trío en la casa. Cuando nos fuimos a dormir, pensé que ese era el momento. Volví a platicar sobre la revisión hasta el punto donde noté la cara de asombro de la enfermera.
- ¿Por qué se asombró? – me preguntó Mago.
- Por el tamaño del pene de Luis – le respondí
- ¿A poco? ¿Y si esta para asombrarse?- me dijo con indiferencia.
- Sí, la tiene muy grande ¡casi le llegaba a la mitad del muslo! – le respondí exagerando, pero logré llamar la atención de Mago.
- ¿De veras? ¿Así de grande? ¡No te creo Teodoro!
- ¡Te lo juro! Esta enorme….
- ¿Pero no hasta medio muslo? Sería fenómeno…..
- Bueno, quizá exageré, pero de que esta grande, esta grande….. al menos más que la mía.
- ¿En serio?.....porque tú la tienes de muy buen tamaño….
- ¿No te gustaría que yo la tuviera más grande?
- ¡No, claro que no! esta más que bien con ese tamaño. Y cuando les entregan los resultados, porque a mí ya me dieron los míos - me dijo al momento que me estregaba un sobre. Interpreté que quería cambiar de plática, y no quise insistir más por el momento.
- ¿Y como saliste en tus exámenes? –
- Bien todo bien …..mira los resultados…

Seguimos platicando, ella se sentó frente al tocador. Mientras se quitaba el maquillaje, yo me fui a bañar. Bajo la regadera, volví a pensar en Mago cogiendo con otro hombre, eso me excitaba mucho. En eso ella entró a bañarse, al ver mi pene semierecto, lo tomó en su mano y masturbó un poco. Yo la detuve y le dije que esperara un poco, que se lavara muy bien su cosita, pues en cuanto llegara a la cama, se la metería toda.
- No es tan grande como la de Luis – le dije – pero te vas a venir mucho.

Ella sonrió y me dijo que con esto era suficiente para ella, que su tamaño no era nada despreciable.
- Lava tu cosita muy bien - le repetí y salí.
- ¡Claro Teo! ¡Te la voy a preparar muy bien! – me dijo riéndose.

La esperé en la cama con impaciencia. Ella llegó con la toalla enredada en su cuerpo, sin decir nada, tiró la toalla y se acostó junto a mí. Su boca fue a mis labios y su mano a mi palo. Nos seguimos besando hasta quedar bien calientes. Ella sin dejar de masturbarme, se hincó a mi lado y comenzó a besar mi cuello y pecho. Fue bajando a mi abdomen, hasta llegar a mi miembro. También lo besó y en pocos segundos ya lo estaba mamando. - ¡Que rico la mamas! – le dije- no cabe duda que la verga te vuele loca. No se que harías con dos vergas para ti.

Mago no contestó, solo su cuerpo se empezó a contornear, pues yo ya le estaba metiendo dos dedos en su conchita. – Mira que caliente estas, cuanto jugo sale de tu panochita – ella sacó mi miembro de su boca, sin dejar de masturbarme besó mis testículos. Sin soltar mi palo, ella lo puso junto a su mejilla, mientras sacaba más la cola para facilitar el trabajo de mis dedos. – ¿Te gusta sentir mis dedos dentro de tu vagina mientras me la mamas? – Me contestó moviendo su cabeza. ¿Te imaginas lo que sentirías si fuera otro miembro? – Mago no contestó, solo dio un suspiro y sacó aun más su cola. - ¿No te gustaría que te cogieran mientras me la mamas? – Mago arqueó su cuerpo y volvió a meterse mi palo en la boca. Su cola y su boca sincronizaron sus movimientos, yo dejé fijos mi palo y mis dedos, Mago se encargaba de introducírselos. Los apretones de su vagina en mis dedos me indicaron que su orgasmo había iniciado. Mago se incorporó y se sentó de a ‘caballito’ en mi palo, puso sus manos sobre su cintura y meneó su cadera con desesperación. Ella mantenía sus ojos cerrados, solo decía: - ¡Así, así, así!- Yo dirigí mis dedos hacia su boca, por sus movimientos no atiné a meterlos, chocaron contra su mejilla. Mago, al sentirlos, los buscó con su boca, y los empezó a chupar. ¡Chúpalos como si se tratara de otro pito – le dije. Mago trató de meter mis dedos por completo en su boca, los chupó fuertemente y después la punta de su lengua se movió muy rápido en la punta de mis dedos. No había duda que Mago se imaginaba que tenía otro miembro en la boca. Se lo pregunté y ella contestó, con el movimiento de su cabeza, que sí. Yo también lo imaginé. Me hizo sentir extremadamente caliente. El orgasmo de Mago se hizo muy fuerte, dejo de chupar mis dedos porque su venida le provocó gritar. Ella, me abrazó, sin dejar de menear su cadera, la plegué contra mi cuerpo y le pregunté: -¿Te imaginaste que mamabas otro pito? - Sííí, aayyyyy!, aaaaayyyyyy! – su venida le impedía hablar. - ¿Te gustaría tener dos pijas para ti? - - Sííí, aayyyyy!, aaaaayyyyyy!

Yo estiré mi brazo, para alcanzar su culito y meterle un dedo, apenas y logré meterle la punta de mi dedo. Mago estalló al sentirlo.
- ¿Qué m..e …ha…..ces…. Teo….que se siente tan riiii…coooooo? – dijo con palabras entrecortadas.
- ¿Te gusta sentir mi dedo ahí?
- Sííííí, aaaaayyyyyyy! Muchooooooo!
- ¿Te imaginas que sentirías si fuera otra verga?
- Uuuyyyyyhhhhhh…. Uuuyyyyyhhhhhh – ya no podía hablar, su orgasmo era tremendo.

Las contorsiones de su cuerpo desencadenaron mi venida. Su vagina se contraía muy fuerte, Mago es de las mujeres que tiene ‘perrito’. En ese momento me percaté que todo mi dedo estaba dentro de su agujerito trasero. Mi eyaculación no se hizo esperar, me vine copiosamente, vacié todo dentro de ella. Los gritos de Mago se ahogaron, ella cayó agotada en la cama. Habló después de recuperar el aliento:
- Ay, Teo, que venida tan fuerte tuve – me dijo aun agitada por el cansancio.
- También me hiciste venirme mucho….te veniste muy fuerte cuando te metí el dedo, seguro que te imaginabas que otro tipo te penetraba por atrás…...
- ¡Ay! Teo, ya párale con eso….porque… porque….. – Mago se quedó callada.
- ¿Porque qué? …..anda dilo…..
- Es que no se….lo insistes mucho, que pienso que tu deseas que así sea…
- ¿Tu no?
- Ay Teo……no, tú eres quien lo quiere…
- ¿No estarías dispuesta a que te cojamos entre dos? – le dije serio.
- ¿De veras lo quieres?
- Sí – le respondí – quiero verte gozar así.
- ¡Ay! Teo…no se que decirte.
- ¿No te gustaría?
- ¡Ay! Teo…. – vi en su rostro que ella lo deseaba.
- Hazlo por complacerme…
- Teo, que vas a pensar…
- Nada, Mago, no voy a pensar nada, si yo te lo estoy pidiendo…
- Estas seguro – dijo tragando saliva.
- Sí, me gustaría que me complacieras así.
- OK, pero sería solo por complacerte – respondió Mago inmediatamente.
- ¡Claro Mago! Eso lo harías por mí….

Ya había llegado a donde quería, seguimos platicando sobre el asunto. Quedamos que haríamos el trío solo era para probar, una especie de experimento, que nadie tendría que sentirse mal. Sobretodo yo le aclaré, que mis sentimientos hacia ella no cambiarían, por el contrario, estaba conciente que era más un deseo mío, y que apreciaba el hecho que hubiese accedido a mi petición. Como mencione antes, desde amigos nos tenemos mucha confianza, y hablamos las cosas sin rodeos. Mago me comentó, que también se había abierto en ella la curiosidad de estar en una situación así. Inmediatamente le sugerí que podíamos intentarlo con Luis. Ella dejó esa decisión el mí, y también todos los preparativos.

Me fui haciendo amigo cercano de Luis, esperando y preparando la oportunidad de proponérselo. Íbamos juntos a comer, y en algunas ocasiones a tomar unos tragos después del trabajo. Poco a poco nos fuimos contando cosas personales. Yo fui el primero que le platiqué como conocí a Mago. De él, me enteré que su divorcio de debió a la diferencia de edad, su exmujer, era doce años menor que él. Poco tiempo después de casarse, ella comenzó a salir con amigas y amigos más jóvenes. Como era de esperarse, descubrió que su mujer le ponía los cuernos. En una ocasión, le pregunté si no pensaba volver a casarse. Me respondió que aun estaba dolido por la traición de su ex. Él me preguntó si no me ponía celoso el saber que Mago había tenido otros hombres antes que yo. Le dije que no, en primer lugar porque eso sucedió antes de que nosotros viviéramos juntos, en segundo lugar, yo también tuve mis experiencias, y además, Mago me había platicado de ello, incluso detalles, cuando éramos solo amigos. Le anticipé disculpas por el comentario que le haría a continuación, le dije que yo tenía la impresión que su molestia se debía a que su ex no le habló con la verdad. Él puso una cara de extrañeza, pero no me interrumpió. Le dije que lo que más dolía era la mentira. Por ejemplo – le dije - si ella te hubiese dicho que quería experimentar otras relaciones, igual hubiesen terminado su matrimonio, pero no tendrías este molestia de sentirte engañado. Luis se quedó pensando en mis palabras. Continué. - A mi me daría más rabia que Mago me pusiera el cuerno, a que me avisara que quiere tener otra relación. ¡Chance y le doy permiso!- dije en tono de broma- jajajajaja. Luis se quedó pensativo. Después reaccionó y dijo que yo pensaba así, por todo como se dio mi relación con Mago. En cambio, él se había casado de forma muy tradicional, con su noviecita de diecisiete años, de quien fue su primer hombre y se separó después de tres años de casados. Posteriormente me agradeció el comentario, diciéndome que quizá yo tuviera razón parcialmente, pues reconoció que para él igual le sería difícil aceptar una situación así.

Consideré que todo estaba listo para cogernos a Mago. Invité a Luis a cenar en casa el siguiente fin de semana. Sabiendo que mi hijo sale con sus amigos, desde la tarde y llega en la madrugada, tendríamos la casa a nuestra disposición. Esa noche le platiqué todo a Mago, y le aseguré que el fin de semana nos la cogeríamos Luis y yo. Mago dijo sorprendida:
- ¡¿aceptó?!
- No – le respondí – aun no lo sabe, pero estoy seguro que aceptará…
- ¿Tú crees?
- ¡Claro Mami! ¿Quién se va a negar a cogerse a un mango como tú?
- Ay, Teo…..esto me pone muy nerviosa….y muy caliente.

Mago se abalanzó sobre mí, de veras que estaba caliente. Volvimos a nuestra fantasía de tener a otro hombre cogiendo con nosotros. En eso, ella interrumpió las acciones y sacó, del buró de la recamara, una botella de aceite rojo. Al regresar, se puso en cuatro y me pidió penetrar su conchita por atrás. Mientras la tenía así, ella vació un poco de aceite en su cola. Con el aceite las penetraciones eran muy fáciles y resbalosas. Luego puso otro poco de aceite. Entre quejidos por su orgasmo, me pidió: – Mete tu dedo, en mi colita, por favor. Así lo hice. Mago gritó y se contorsionó cuando la tuve ensartada en sus dos orificios. A mi también me provocó correrme junto con ella.
- ¿De donde sacaste la idea del aceite? – le pregunté, ya descansando en la cama.
- Hoy fui a consulta con la ginecóloga – respondió Mago – y aproveché para hacerle algunas preguntas sobre el sexo. Ella me remendó comprar este aceite y otras cositas.
- Y no hace daño usarlo….
- No, para nada - me dijo Mago suspirando – es aceite que incluso se puede comer…

Continuamos platicando, luego planeamos nuestro encuentro, le dije que trataríamos de ser directos con Luis y si se negaba a participar, respetaríamos su decisión. Esperamos el fin de semana con ansiedad. Evitamos tener relaciones toda la semana. Luis acepto ir a cenar a la casa cuando se lo propuse. Quede de encontrarlo en un bar.

Dejé a Mago en la ducha cuando fui a recoger a Luis. Luego de dos copas, salimos del bar con rumbo a la casa. Le hablé por teléfono a Mago para decirle que íbamos en camino. Ella me dijo que no tardáramos, puesto que estaba ardiendo y con la conchita bien mojada. Mi emoción crecía, yo hacia esfuerzos para mantener la calma frente a Luis. El tráfico de la ciudad hizo que tardáramos un poco. Al llegar a la casa, supuse que Mago se encontraba en la recamara, le grité para decirle que ya estábamos en casa. Respondió que bajaría en un momento. Luis pasó a la sala. Yo fui a la cocina a preparar unos tragos, desde ahí le dije a Luis que pusiera música.

Desde la cocina vi bajar las escaleras a Mago. ¡Madre mía! Su vestido de color verde limón, de tela delgada muy fina, pegado a su cuerpo la hacía ver fenomenal. El cuidadoso maquillaje de sus parpados hacía que sus ojos se vieran más claros. El escote del vestido era pronunciado, el frente del vestido, sujetado por atrás de su cuello, cubría bien sus pequeñas tetas pero permitían ver que no portaba brassier. Desde su cintura a las rodillas, el vestido se pegaba a la piel de Mago, resaltando sus anchas caderas y sus bien formadas piernas. Las líneas de su tanga, se dibujaban bajo su vestido. Las zapatillas de tacón alto hacían que su cola se levantara un poco más. Las pulseras, aretes y un pequeño collar, daban un toque de elegancia a su persona. Hacía mucho tiempo que no veía a Mago en vestido, les he dicho de su obsesión por usar pantalones muy pegados. Cuando la vi por detrás, tragué saliva con dificultad. El escote de la espalda llegaba muy abajo, dejaba ver un poco de la tela de su tanga, y las cintas que rodeaban sus caderas para perderse en el vestido. Abajo el vestido tenía una gran abertura, la que le permitía caminar, de otra forma, no hubiese podido hacerlo por lo ajustado del vestido. El aroma de su fino perfume inundó el ambiente.
- Buenas noches – saludó Mago.
- Luis perdió el habla al verla.
- Mago te presentó a Luis – irrumpí para que mi amigo reaccionara– Luis ella es Mago, mi mujer.
- Hola Luis, ¿Cómo estas? – él seguía sin articular palabra.
- Buenos días…quiero decir noches…Mucho gusto – al fin respondió evidentemente nervioso.

Después de una plática introductoria, brindamos por la ocasión. Mago llamó la atención sobre la falta de música. Luis dijo que se encontraba buscando entre los discos compactos, pero no alcanzó a revisarlos todos. Mago se ofreció a buscar la música. Al agacharse por los discos compactos, el escote de la espalda de su vestido se prolongó, dejando ver la porción alta de su tanga y glúteos. Yo fingí no notarlo, pero Luis casi escupe su bebida cuando la observó. Luis inmediatamente fue a sentarse. Sin duda Mago le había provocado una erección. Yo fui a la cocina en busca de portavasos pero no perdía detalle de la situación, ya que nuestra cocina se comunica con el comedor y la sala. Mago le dio a Luis un disco compacto y preguntó su opinión. Luego le dio otro, obligando a que Luis se levantara a recogerlo, como llegaba por la espalda de Mago, no había duda que le notaba su pícara tanguita. Le agradó el cuarto cd, una música instrumental. Continuamos platicando, Luis estaba sentado en el sillón individual, Mago y yo, a un lado de él, en el ‘love-seat’. Mago se levantó por una botana. En cuanto quedamos solos, Luis me felicitó por tener una mujer tan guapa. Le agradecí el cumplido, y le dije que lo que más me gustaba de Mago, era la confianza mutua. Después de unos tragos, Luis pidió pasar al baño. Tan pronto se fue, Mago me dijo al oido: - ¿Viste que la tenía parada? – le respondí que no me di cuenta, pero que no lo dudaba, que yo la traía erecta desde que la vi como estaba vestida.
- Siente – le dije, tomando su mano y poniéndola en mi paquete.
- Que bruto, como la tienes – me respondió - ¿Estas seguro que lo quieres hacer?
- Sí – le respondí – ¿acaso tú cambias de parecer?
- No, ya no ya es muy tarde…. estoy igual de caliente que tú…..
- Pues adelante….así como quedamos.

Tan pronto y llegó Luis, Mago comenzó ‘el ataque’. Le dijo a Luis que yo le había platicado del incidente de la enfermera. Noté como Luis se asombró, al darse cuenta de los detalles que yo le había platicado. Finalmente Mago le preguntó si era cierto lo del tamaño de su miembro. Luis casi se ahoga cuando la escuchó. Su rostro se puso rojo, como jitomate, ante lo inesperado de la pregunta. Él no sabía que contestar, ante la insistencia de Mago por recibir respuesta, finalmente dijo que no, que era de tamaño normal. Inmediatamente yo corregí, y le dije no fuera modesto, que dijera la verdad y reconociera que la tiene grande. Luis volvió a decir que yo tenía una mala apreciación de su miembro. Le repetí que a mi parecer la suya era más grande que la mía. El contestó que yo estaba equivocado. – Bueno – dijo Mago – si alguien puede tener una mejor opinión al respecto, esa soy yo. Déjenme verlos y yo diré quien tiene la razón. Pude notar la cara de incredulidad de Luis ante la propuesta de Mago. Me miró esperando que yo reaccionara contra la opinión de Mago. Con naturalidad, respondí, que ella podría decir si yo estaba mintiendo. Luis balbuceó tratando de oponerse a tal propuesta. Sin esperar más, yo me puse de pie, desabotoné mis ropas y deje mi miembro erecto a la vista de los dos.
- Vamos Luis – le dije animándolo – sácatela para que Mago la vea.
- Pe..pe..pero Teo – dijo, mientras su rostro cambiaba de colores – yo no pu..pu…. yo no pu..pu..puedo hacer esto.
- Vamos Luis, que no veo porque no puedas hacerlo.
- Es que es tu mu….mu… es tu mujer
- Por eso, por que se trata de mi mujer, no quiero que piense que soy mentiroso.
- Está bien…-dijo tratando de remediar la situación – sí la tengo grande.
- ¿En serio? – inquirió Mago- pues yo tengo que comprobarlo.
- Es que…me da mucha pena – dijo Luis con sinceridad.

Consideré necesario aclararle que no había ningún problema, que la confianza entre Mago y yo, era suficiente para permitir que ella viera el miembro de otro hombre, y qué mejor que estando yo presente, así, no habría dudas ni malos entendidos. Después de varios minutos entre ánimos y aclaraciones, él aceptó. Con evidente nerviosismo y pena, quitó su ropa. Al bajar su calzoncillo, él hizo su cara de lado, tratando de ocultar su vergüenza.

El rostro entusiasmado de Mago, cambio al de la desilusión. El miembro de Luis estaba colgando, si bien la cabeza llegaba por debajo de sus testículos, estaba completamente encogido y arrugado, como un chile viejo. Los comentarios de Mago denotaban que sus expectativas eran en otro sentido.
– Pues así, no se puede juzgar – dijo ella en tono de decepción– parece que está en descanso, y él de Teo esta ‘muy entusiasta’.
– Ese no es el que vi – dije defendiendo la veracidad de mis palabras – el que vi estaba más grande que el mío.
– ¿Es cierto Luis? – le interrogó Mago.
– Yo creo que esta igual, ahora que veo así la de Teo, creo que esta igual – dijo Luis apenado tratando de terminar la situación.
– ¿Por qué no la estimulas Luis, para que Mago las compare? – le dije. Los ojos de Luis se abrieron enormes, inmediatamente dijo que no. Que le daría muchísima pena estimularla enfrente de nosotros.
– Entonces te la estimulo yo – dijo Mago.
– No por favor – dijo Luis cubriéndose con su mano - no creo que sea correcto.

Yo tuve que intervenir, para que no saliera de control la situación. Les pedí que me permitieran hablar. Los dos se quedaron callados. – Lo que pasa es que Luis se siente cohibido, vamos a ayudarle – me dirigí a Mago. Le pedí a Luis que se sentara en el sillón con sus piernas abiertas. A Mago le solicité que se pusiera de pie a una distancia corta de él. En cuanto Mago estuvo frente a Luis, desamarré los tirantes del vestido detrás del cuello de Mago. La tela del vestido cayó, dejando las tetas pequeñas de Mago al descubierto. Sus pezones se encontraban levantados y erectos. La cara de asombro de Luis era evidente. Sin embargo su miembro no reaccionó. – No se que pasa – musitó Luis- si hace unos momentos la tenía parada.

Eso me confirmó que lo había excitado el gran culo de Mago, enseñando su tanguita. ¡A quien no! Procedí entonces a bajar el zipper del vestido. Mago se dejó manejar a mi antojo. La puse de espaldas a Luis, y con cuidado fui bajando su vestido, lo dejé a media nalga, la forma como la tanga se le metía a Mago entre sus sentaderas. En Luis, su cosa empezaba a reaccionar.
- Ahí va – les dije- ya esta creciendo.
- ¿En serio? – dijo Mago – que por estar de espaldas no veía la reacción de Luis.
- Inclínate un poco – le pedí a Mago.

Bajé un poco más el vestido dejando las nalgas de Mago solo cubiertas por su tanguita. El miembro de Luis reaccionó otro poco. – Ya está respondiendo – les dije animándolos. Con mi mano sobre la espalda de Mago, la empuje levemente para que se agachara otro poco. Luego con ambas manos separé los glúteos de Mago, el miembro de Luis se paró tan pronto vio el culito de Mago y su rajadita mojada, apenas cubiertos por la tira de la tanga. – Ya está – le dije a Mago. Ella se voltio e hizo una exclamación de admiración al ver las reatas de Luis y mía paradas. ¡Que brutos! – dijo ella – de verdad que la tienen grande, están casi iguales. Déjenme medirlas.

Mago se hincó y tomó mi palo con sus dos manos. Casi abarcaron por completo mi miembro, quedó libre la mitad de mi cabeza. Luis me miró con una cara de incomprensión. Antes de que él dijera algo, yo me dirigí a Mago: -Ahora mide la de Luis. Ella solo giró su cuerpo, para quedar cerca de Luis. Tomó su miembro de la misma forma, sus dos manos abarcaron solo el cuerpo de su pene, la cabeza quedó libre. Yo sentí como la sangre subió a mí cabeza, por fin iba a ver a Mago agarrando la verga de otro hombre. Mago dando un pequeño suspiro habló:
- Casi son iguales, la diferencia es solo media cabeza.
- Pero la de Luis se ve más grande – le dije a Mago.
Mago opinó que quizá era debido al grosor, pues la de Luis se veía más gruesa y con muchas venas. Luego Mago dijo que quería probar si estimulándolas, para ponerlas totalmente paradas, se mantenía la diferencia. Se puso de pie, terminó de sacar el vestido de su cuerpo, quedando únicamente en zapatillas y su tanga. Luis quedó idiotizado al ver a mi mujer prácticamente desnuda. Pude ver como su miembro dio unas palpitaciones hacia arriba, haciéndolo quedar ligeramente encorvado. Mago caminó hacia el mueble de la sala, abrió el cajón y extrajo la botella de aceite, regresó con ella removiendo la tapa. Se hincó frente a mí, le puso aceite a mi miembro y lo masturbó un poco con una mano. Yo sentí algo indescriptible al mirar como Luis veía a Mago masturbarme. Mago midió mi palo nuevamente, ahora la cabeza casi quedaba libre, Mago tenía razón.
- ¡Que bruto Teo! Te creció otro poco – exclamó sorprendida – Ahora déjame hacer los mismo a Luis.

Luis abrió más sus piernas y se recargó por completo en el sillón, era evidente que estaba ansioso por sentir las manos de Mago en su verga. Luis cerró sus ojos y voltió su rostro hacia un lado. Mago se hincó en medio de sus piernas, su rostro era la expresión pura de la excitación. Por mi lado, mi corazón latía fuertemente, iba a presenciar a Mago masturbar a Luis. Mago me miró esperando mi aprobación. Yo asenté con mi vista. La mano de Mago se levantó temblorosa por arriba del pene de Luis, repitió la acción de poner aceite y masturbar el palo de Luis. Mago tenía el miembro de Luis a escasos centímetros de su cara. Yo puse mi mano sobre la nuca de ella, empujándola hacia la verga de Luis, esperando que se la metiera en la boca. Mago se resistió. Luis no se dio cuenta de esto por tener los ojos cerrados. Se detuvo para medirla nuevamente pero no hubo cambios. Le sugerí que la masturbara otro poco, así lo hizo Mago. Le puso más aceite, este escurrió hasta sus huevos, Mago untó el aceite en sus testículos, luego masturbó su palo con firmeza. Luis parecía dormido, sólo por lo agitado de su respiración se sabía que estaba despierto. Mago lo midió otra vez, el palo de Luis seguía con el mismo tamaño.
- ¡Sigue igual! – dijo Mago – ¡Pero mira que venas tan grades!

Era cierto, las venas del miembro de Luis estaban muy hinchadas, hasta parecía que iban a reventar. Las venas hacían que su miembro se viera más grande que el mío, en realidad era poca la diferencia.
- ¡Síguelo masturbando! - le dije a Mago.

Por supuesto que ella continuó, yo me puse atrás de Mago. Con mis manos tomé sus glúteos por los lados y los jalé hacia arriba. Hice su tanga hacia un lado y le metí todo mi miembro en su vagina. Mago dio una fuerte exclamación en cuanto la sintió adentro. Esto hizo que Luis abriera los ojos. En cuanto vio que me estaba cogiendo a Mago, de su pito salió un chisguete grande de semen que cayó en su abdomen. Mago apresuró los movimientos de su mano haciendo que Luis aventara más semen, algunos escurrieron por su miembro y sobre los dedos de Mago. El cuerpo de Mago comenzó a moverse al ritmo de mi cogida. Luis terminó de venirse quedando con su miembro semierecto y con muchos espermas en su pubis. Mago colocó sus codos sobre las rodillas de Luis y levantó más la cola para que mi penetración fuera más profunda. Las contracciones de su vagina poco a poco fueron tomando fuerza, era eminente su orgasmo. Mago comenzó a gemir muy fuerte, comenzó a masturbar nuevamente a Luis con una mano. En poco tiempo se la puso otra vez completamente erecta. Ahora la estaba masturbando con sus dos manos. Mago llegó al clímax de su orgasmo, sus gemidos fueron en aumento, de momento, Mago se metió la verga de Luis en la boca. Con una mano se detenía del muslo de Luis, con la otra fijaba su miembro para mamárselo. Luis finalmente habló: ¡Teodoro, que rico la mama tu mujer! – dijo muy complacido. Yo aumenté la fuerza con que me cogía a Mago. Ella sacó un momento el miembro de Luis de su boca, y me imploró: - ¡Ponme aceite Teo, por favor!
Le eché una buena cantidad de aceite a su colita, y comencé a meter mi dedo en su culito. Ella volvió su atención sobre el palo de Luis. Mientras metía y sacaba mi dedo de su culito, observe que los antebrazos de Mago estaban sobre los muslos de Luis, por los movimientos de su cabeza supe que se la estaba mamando. Yo sentí una excitación que no puedo describir. Así quería ver a Mago, disfrutando de dos vergas para ella solita. Ahora dos dedos entraban y salían sin dificultad de su ano. Mago quedó inmóvil unos segundos luego, como si hubiese explotado por dentro, su cuerpo convulsionó por el orgasmo que le llegó. Su vagina mordió mi verga tan fuerte que me obligó a venirme.
- Así, así, mami – le dije – vente mami, vente lo que quieras.
- Hhhhunuuuuummmmmmm! Hhhhhhhuuuuummmmmmmm

Mago solo se quejaba disfrutando también su orgasmo. Yo seguí bombeándole hasta que mi pene perdió su erección. Me quedé metiendo mis dedos en su culito. Al sentir el vacío en su vagina. Mago voltió a verme diciéndome:
- ¡Todavía estoy muy caliente Teo!
- ¡Metete la mía¡ - respondió Luis inmediatamente.

Estiré mi brazo para ayudar a Mago a ponerse de pie. Ella se puso de espaldas a Luis, sin soltar mi brazo, dio unos pequeños pasos hacia atrás. Subió un pie al sillón, se quitó la zapatilla, porque se dio cuenta que el tacón podía perforar el asiento. Luego colocó su pie junto al muslo de Luis, dejo caer su cadera sobre su miembro – Haz mi tanga a un lado – le pidió a Luis. Con su mano dirigió el miembro de Luis para dejar la cabeza justo debajo de su vagina, bajo más su cadera para meterse solo la punta del pito. Luego tomo mis antebrazos para apoyarse y dejó caer su cuerpo. Toda la pija de Luis entró en Mago. Ella empezó a subir y bajar, siempre metiéndosela toda y dando un quejido cada vez que la pija de Luis quedaba dentro. Luis la tomó de la cintura y la jalaba hacía él cuando Mago bajaba el cuerpo. Luis me decía que Mago estaba muy rica, y alababa lo grande de sus nalgas y la forma de cómo su vagina le apretaba el palo. Yo le dije que Mago tenía ‘perrito’, por eso se sentía así de chingón. El rostro de Mago tenía una expresión de placer que nunca le había visto. Mi pija poco a poco se fue recuperando, luego Mago soltó una de sus manos y la dirigió a mi miembro para masturbarlo. Yo le puse aceite a mi palo para que lo pudiera hacer mejor. -¿Lo estas disfrutando? – le pregunté a Mago. – Mucho Teo, mucho – fue su respuesta. Ya no habló porque continúo con sus quejidos. Yo estaba nuevamente muy caliente, tenía ganas de que Mago me chupara el palo mientras Luis se la cogía. Jalé la cabeza de Mago para que lo hiciera, pero no la alcanzaba. Me subí al sillón, y así si pude dársela en la boca sin dificultad. Mago inmediatamente la metió en su boca, la chupaba con desesperación. Los temblores de su cuerpo me indicaron que tenía otro orgasmo. Luis también comenzó a gemir fuerte, sin duda era por el apretón de la vagina de Mago sobre su palo. Cuando Mago dejó de temblar, se sacó mi verga de la boca y sin decir nada, simplemente se colocó de frente a mi amigo, se quitó la tanga y luego puso sus rodillas a los lados de las piernas de Luis, con su mano guió su verga para metérsela nuevamente. Luis le agarró sus nalgas a Mago, sobándoselas y dirigiendo su boca a las tetitas de Mago. Los gemidos de Mago aparecieron de inmediato. ¡Teo! – me dijo entre suspiros - ¡ponme aceite en mi colita!

Me bajé del sillón e hice lo que Mago me pidió. Desde luego que tan pronto le puse aceite le metí dos dedos en su culito. Las manos de Luis separaban las nalgas de Mago dejándome ver claramente como su verga entraba y salía de su sexo. La calentura subió a mi cabeza al ver y escuchar como se clavaban a mi mujer. Mi verga se puso durísima, sin más, puse la cabeza de mi palo sobre el culito de Mago, le puse más aceite y se la empuje con ganas. Casi le entró la mitad. Le puse más aceite, en el siguiente empujón de fue toda. Tomé la cintura de Mago con mis manos y traté de sincronizar mis movimientos junto con los de Luis. En mi pito sentía los movimientos del palo de Luis. Mago se movía como nunca la había visto, además gemía y gritaba que le diéramos más duro. – ¡Cójanme más duro cabrones! ¡Llénenme! – decía sin dejar de moverse. Así nos la estuvimos cogiendo un rato, hasta que Mago se quedó quieta unos segundos. Ella levantó su torso quedando su espalda pegada a mi pecho, yo pasé mis brazos la altura de sus costillas abrazándola, en ese momento su cuerpo comenzó a convulsionar por el orgasmo que tenía. Con mi mano busqué su rostro para besarla, Mago no dejaba de gemir, acerqué mi boca a la suya, sentí en mi rostro las bocanadas de aire de Mago, en ese momento me di cuenta que Mago tenía los ojos en blanco. Me olvidé de besarla, le di uno empujones más fuertes, con ellos. Las convulsiones del cuerpo de Mago reiniciaron haciendo gritar a Luis, quien le pedía a Mago que no dejara de moverse. Los largos quejidos de Luis me indicaron que se estaba viniendo. También faltaba poco para que yo me corriera, moví muy rápido mi cadera, limando mi palo en el culito de Mago. Me corrí dentro de ella, recargué mi cuerpo contra el de Mago, quien dejo de moverse quedando ambos sobre Luis.

Mi pene se puso flácido, y salió del ano de Mago. Me senté junto a ellos descansando. Mago me pidió hacerme a un lado. Hice el espacio entre Luis y yo. Mago se desmontó de Luis sentándose en medio de nosotros. Ella fue la primera en hablar.
- ¡Que chinga me dieron cabrones! – dijo respirando profundo para recuperarse. ¡Miren como quedé- nos señaló abriendo sus piernas de donde escurría mucho semen.
- ¡Coge bien chingón tu mujer Teo! ¡Me caí! – comentó Luis evidentemente satisfecho. Yo no dije nada, solo sonreía.

Mago estiró su mano para acariciar la verga de Luis. A mí, me dijo que la doctora le había dicho que después de hacerlo por ahí, tenías que lavar con jabón mi cosa, eso hice. Fui a la regadera a lavar mi miembro. Cuando regresé a la sala, encontré a Mago encima de Luis, haciendo el 69. Me paré junto a las piernas de Luis. Mago tenía la verga de Luis masturbando con su mano, y casi la mitad del miembro dentro de su boca. Al verme ahí, estiró su mano para masturbarme, aunque no coordinaba muy bien los movimientos. De todas maneras mi verga se puso muy dura. Mago levantó su cabeza y llevó su boca a mi palo, le dio unas cuantas mamadas y luego regresó al miembro de Luis. Así lo hizo durante varios minutos hasta que dijo: - Métemela Teo! ¡Cógeme que me voy a venir! Inmediatamente me fui atrás de ella, ahí pude ver la lengua de Luis lamiéndole el clítoris a mi mujer, sentí unas ganas tremendas de darle unos fuertes empujones con mi verga a su sexo. Así lo hice. Durante un buen tiempo Mago estuvo gozando de esta forma. El primero en gritar que se venia fue Luis. Cuando él gimió su corrida, Mago se la mamó con más fuerza, era claro que se estaba bebiendo sus espermas. En eso, Mago se paralizó unos segundos, para después empezar a temblar por su venida. Le gritaba a Luis que le siguiera comiendo su panocha. Ella frotaba su clítoris sobre la boca de Luis, sus movimientos hacían que mi verga entrara y saliera de su panochita. Se movía con tal rapidez que ya no pude más, yo también me vine en ese momento.

Los tres nos quedamos sentados descansando en el sillón. Después le explicamos a Luis que esa era nuestra fantasía y que le agradecíamos el haber participado. Él estaba muy contento, desde luego que se ofreció a participar las veces que quisiéramos. Ahora estamos esperando que pase un tiempo, pues Mago teme que Luis piense que es una puta. Aunque Mago me ha dejado entrever que le gustaría tener tres vergas para ella solita. Quién sabe que vaya a pasar.
Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
Lizeth M.
invitado-Lizeth M. 15-06-2006 00:00:00

Hola cali como estas, espero que bien,,, sabes hace tiempo que no se de ti,, donde andas extraño tus relatos mira que nos abandonas por buen tiempo a tus fans, Animo espero tus relatos pronto ok... ya sabes si necesitas ayuda preguntame ok... jejeje besitos Atte: Lizeth M.

dreo
invitado-dreo 06-06-2006 00:00:00

hola cali espero quye pronto publiques otro de tus relatos eres de los mejores escritores de este sitio, sino es que el mejor ya tiene casi 6 meses que no publicas nada. saludos y suerte!!!

incognito
invitado-incognito 02-01-2006 00:00:00

Estimado Calixto. Quiero felicitarte por tus relatos, todos los he leido y me admira que para cada uno de ellos manejas el erotismo de una manera tan clara. El otro día le dí a mi esposa a que leyera este ultimo y creeme que se puso muy caliente y obviamente le tuve que dar su ración. Ojala y escribieras relatos mas a menudo. Saludos desde Queretaro. México

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