Atestiguando toda su devoción voluntaria como desinteresada al nacerle directamente de su propio corazón de hija de nuestro señor celestial tenemos a Brooke que en vivo y a todo color actualmente brindando de su tiempo al visitar a los feligreses de la comunidad en donde vive junto con su esposo y su hijito.

Antes de ir a trabajar todos los días a partir del mediodía se camina y lleva la palabra del señor celestial a hogares de gentes de clase media y acomodada como lo es ella en la actualidad.



Poniéndose su atuendo formal consistente en faldas entalladas, ajustadas como ceñidas con sus pantimedias coffee  con blusas y saco; le toca a visitar a un señor anciano que necesita mucho de cariño que le falta alguien que los escuche y les conversen para que no se sientan olvidados como relegados por sus propios familiares que los abandonan a su libre suerte sobreviviendo como los mismos mendigos deambulando en las calles solitarios de nuestra ciudad metropolitana.



Sentándose junto a un anciano dulce y simpático que tiene ojos llorosos y melancólicos que se alegra muchísimo cuando le visita Brooke hablándole como fuera parte de su familia, abrazándolo dándole mucha ternura especialmente un gesto amistoso haciéndose muy buenos amigos comunales que se considera como la hija que le desearía y haber tenido comparándose con los miserables como desalmados hijos que lo abandonaron a su suerte en su casa en la misma comunidad donde habita en su hogar junto a su queridísimo esposo con su hijito adorable y muy querida desde el fondo de sus entrañas desde que supo la enhorabuena noticia que estaba embarazada como esperándolo con muchas ilusiones para quererla más que su propia vida.

Sintiéndose a la vez muy mal como acongojada por las realidades actuales que pasan igualmente tienen que vivir a diaria cada amanecer y cada anochecer todos estos ancianos indigentes inclusive abandonados por completo a su suerte en nuestras calles de la ciudad Metropolitana a todos estos ancianos que solamente necesitan de comprensión, cariño y apoyo para sobrellevarlos en sus últimos días de su existencia productiva en este mundo los cuales nos dieron propiamente la vida, nos cuidaron al enfermarnos y nos enseñaron buenos ejemplos de moral como honradez igualmente a nuestras responsabilidades con nuestros semejantes.



Reconfortándolos a tal grado que les permite ciertas cosas que no debieran suceder pero con toda la confianza no afecta para nada la integridad mental como física de estos ancianos al dejarle que le toque sus piernas incluyéndose sus muslos al atenderlo al darle su seno derecho voluminoso para que se lo mame como fuera una mamadera al alimentarlo con una leche caliente materna aliviándolo su desesperada hambre siendo como una enfermera particular que los atiende por el bienestar comunitario.

Terminando al despedirse hasta el día siguiente ya que tiene que movilizarse como trasladarse a su trabajo porque inicia labores directamente a las doce del día.