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Categoría: Maduras

Madre e hija...

Después de lo pasado con Carmen y su hija Bárbara, cambiaron bastantes cosas. Sobre todo con Bárbara, nos dejó gratamente sorprendidos a los dos, me recordaba a mí a su edad, con ganas de explorar todo lo inimaginable. Pero se había complicado to un poco. El motivo es porque tanto madre como hija, estaban pendientes de nuestros movimientos para tratar de coincidir. Pero lo único que sucedía, ya que durante la semana parábamos poco por casa y lo hacíamos ya, a última hora de la tarde, era que coincidían las dos en casa, con cualquier excusa, por lo que era imposible poder hacer nada.



Sofi tenía tantas ganas, que ya llegaba a disparatar, me decía… pues aprovechemos y lo hacemos con las dos a la vez. Yo la decía que eso estropearía todo, además de tener serios problemas. La logre convencer para dejar ver lo que sucedía, dar tiempo al tiempo.



Al gimnasio que yo iba, un gym grande y muy cercano a mi casa (5 minutos andando), la mayor parte de la gente eran principalmente vecinos. Desde el primer día me fije en dos personas en concreto, aunque había más en quien fijarse, pero ahora nos fijaremos en esas dos, una era medio mulata, digo medio mulata porque era más negra que blanca, tenía un cuerpazo de vértigo, las medidas que tenía eran perfectas, todos los tíos babeaban con ella. Luego había una vecina, que no tenía mucho que envidiar a la anterior. La diferencia entre ellas era, que la primera tendría unos 25 años y no era vecina mía. La segunda era vecina y tendría unos 38 ó 40 años.



De la primera no sabía prácticamente nada, aunque ya hice amistades en el gym, la gente poco sabia de ella. De mi vecina fue más fácil conseguir información. Era casada, su marido por motivos de trabajo estaba constantemente fuera, tenía dos hijos y su suegra vivía con ellos. Ella también trabajaba, concretamente en un bingo.



En días anteriores coincidí más con la mulatita, pero no hubo manera de entablar conversación. Este día como en ocasiones anteriores, me fui a las bicicletas estáticas, ella apareció y por fin coincidimos, no era casualidad que yo estuviera allí, ella siempre que iba al gym hacia lo mismo. Saludo educadamente y yo le devolví el saludo. No quería desaprovechar la oportunidad, pero tampoco quería asustarla.



-Disculpa pero… ¿Tu no vives…? (antes de poder acabar la pregunta)



-Sí, somos vecinos, tú te llamas Carlos, tienes 18 años, eres de Madrid, llevas poco viviendo aquí, estas en la universidad.



-Me has dejado… (No lo decía por decir, me esperaba cualquier contestación menos esa)



-Jajaja, que cara se te ha quedado. Te tenías que ver. Jajaja.



-No hace falta verme, me imagino la cara de tonto que se me ha quedado.



-Jajaja. Tranquilo que no te he espiado. Es que conozco mucho a tu tía y a tu madre. Más a tu madre. Hemos salido mucho juntas. Y tu padre y mi marido hicieron la mili juntos. Cuando hables con ellas dile que has conocido a Eva. Espero que ahora que vives tú aquí, tu madre venga a verte y así poder vernos las dos.



-Viene en diciembre.



-Y tú. ¿Te has adaptado a vivir aquí? Porque de Madrid a Alicante notaras la diferencia.



-Lo único que noto son las amistades, que las tengo en Madrid. Pero ya voy conociendo gente y sí, me adapto bastante bien. Aunque me queda mucho por conocer.



Estuvimos un buen rato hablando y me pareció muy simpática, abierta y agradable. Me fui a casa con buen sabor de boca. Nada más llegar a casa, lo primero que hice fue llamar a mi madre. La conté que había conocido a Eva. Automáticamente mi madre se puso contenta, me dijo que la avisara que cuando viniera tenían que quedar. Como quien no quiere la cosa, sonsaque a mi madre, fue muy fácil. Tenía 43 años. Su marido 48 años. Que eran muy simpáticos. Tenían dos hijos varones. Él trabajaba en un tema de dulces, chocolates, turrones… y solía viajar mucho a países árabes. Ella tenía una correduría de seguros.



Cuando mi madre me dijo lo de los seguros, no quise decir nada, porque no sabía si la información que me habían dado era la correcta. Ya que me habían asegurado lo del bingo. Llego Sofi y me oyó hablar con mi madre, nada más colgar.



-¿Ha pasado algo?



-No



-Como sueles hablar con tu madre los fines de semana, por eso lo pregunte.



-¿te acuerdas de la mujer del gym?



-Para no acordarse. ¿La mulata o la vecina?



-La mulata es imposible. La vecina, pues resulta que es muy amiga de mi madre aunque hace mucho que no hablan.



-Eres incorregible, ya te quieres cepillar a otra amiga de tu madre.



-No es eso. El que a mí me gusten no quiere decir que todas estén dispuestas. Sabes que hay muchas que no me hicieron caso.



-Ya, ya, yaaaaa.



-Tengo que coincidir contigo un día en el gym, para ver si exageras o no. Aunque tienes buen gusto.



El tema quedo ahí. Los siguientes días, Sofi vino conmigo al gym. A la vecina no logramos verla, pero cuando le indique a la mulata, se le salían los ojos. No hizo ningún comentario, porque teníamos mucha gente alrededor nuestra.



Cuando salimos, de camino a casa, Sofi iba a hablar cuando apareció Eva, nos saludamos, le presente a Eva y la comente lo que dijo mi madre, de quedar en diciembre cuando ella viniera, la contestación fue, que ya estaba deseando verla. Se metió en el gym que cerraba muy tarde.



-Me gusta más la mulata que la vecina. Con ello no quiero decir que no esté bien. Pero joder con la negrita. Uuuufffff.



-Jajaja, que te dije. Ves como…



-Sí, tienes razón, las dos están muy bien, pero eso sí, aunque no me importaría con ninguna de las dos, si pudiera elegir…



-Ya lo sé… la mulatita.



-Me parece que voy a venir más a esta hora al gym. Jajaja



-Una pregunta Sofi, de los tíos que había ¿ninguno te llamo la atención?



-Sí, de los dos que estuviste hablando en la máquina del agua, con el que tenía la cabeza afeitada. Pero como te conozco, ya te aviso que te olvides. Para tío contigo tengo suficiente, me llenas esa faceta. La otra faceta que no puedes darme es la que prefiero, ya lo sabes.



Pasaron varios días, Sofi había cambiado su horario de gym. Una tarde que llegue pronto, me cambie para ir al gym, pero como tenía tiempo de sobra, cogí varias piezas de fruta. La mezcle y me empecé a hacer un batido de fruta. Cuando sonó el timbre, era la pequeña Bárbara, venia vestida con el uniforme del colegio. Nada más cerrar la puerta se colgó de mi cuello morreándome, se la notaba excitadísima y así de colegiala, ponía “bruto” a cualquiera.



-Dame tu mano. (Lo hice y ella la metió por debajo de su falda, no llevaba nada y estaba mojada)



-Como estas mi niña.



-Estoy así por ti, por Sofi. Y prefiero que me llames tu zorrita, tu putita a niña. ¿Qué ibas al gimnasio?



-Si.



-Pues vas a hacer ejercicio conmigo.



-Sabes que hasta que no estés dispuesta a “todo”…



Ella se puso con cara cachonda, provocándome con su lengua. Volvió a sonar el timbre, por la hora seria Sofi. Eso quería decir, que no habría gym. Abrí la puerta y era Carmen, antes de que metiera la pata…



YO-Mira, hoy además de la hija me visita la madre.



CARMEN-Ah, ¿está mi hija?



YO-Si, ha venido por un tema de matemáticas.



BARBARA-Hola mami. Como no había nadie en casa, he venido a preguntarle a Carlos por un problema de matemáticas, que no acabo de entender. (Cuando entramos en la cocina, tenía abierto el libro de matemáticas y un cuaderno, que tía más espabilada)



CARMEN-Seguir, seguir.



YO-Empecé a explicarle un problema de los que la enseñe en el verano.



Ahí estábamos los tres, yo haciendo el paripé. Porque sabía lo que querían las dos. La madre se puso a mirar por la celosía de la cocina. Lo que la hija aprovechaba para hacer gestos con la mano y la boca, como si la mamara. Que descarada que era. Y me hacía señas de que a la madre también le hacía falta. Yo le hacía gesto para que se cortara, le gustaba lo que hacía. Una de las veces se levantó la falda para que la viera bien.



En esto llego Sofi, que raro en ella abrió con sus llaves, ya que siempre llamaba, pero como luego me dijo, pensaba que no había nadie. Se fue a cambiar y ponerse el equipamiento para el gym, lo que la madre se dio por aludida, diciéndole a la hija que en otro momento ya me explicaría las matemáticas. Mientras hablábamos los tres mayores, Bárbara escribía algo en una hoja, recogió todo y dejo la hoja. Salieron y yo quería ver el papel, cuando Sofi dijo que nos íbamos ya, así que a la vuelta lo leería.



-A que ha venido tanta prisa, ¿no podías esperar un par de minutos?



-No, que al final nos liamos a hablar y no salimos.



-Cuando te da, te da.



Cuando llegamos al gym, salía uno de los chicos que conocía y se paró a hablar conmigo, Sofi dijo que iba al vestuario y subió por las escaleras, mientras yo terminaba de hablar con el chaval. Una vez que acabe me dirigí a mi vestuario, supuse que Sofi ya estaría abajo. Como así fue. Estaba haciendo estiramientos y calentamientos, como la había enseñado. Luego nos dirigimos a hacer nuestro recorrido.



Yo estaba haciendo unos ejercicios de pesas y veía la escalera de bajada de los vestuarios. Sofi estaba de espaldas a la escalera haciendo unos ejercicios de glúteos. Cuando veo aparecer a la mulatita, es que era verla y quitaba la respiración y por lo que se veía no solo a mí.



Una vez que termina de bajar, se dirige a la misma zona donde estamos y me quedo de una piedra cuando veo que saluda a Sofi y se dan dos besos.



SOFI-Carlos mira te presento a Elizabeth María y no me acuerdo que más… jajaja



MARIA-Altagracia, pero vamos llámame María y tan amigos.



YO-Encantado (Aprovechando para darla dos besos)



MARIA-Así que tú eres el que la preparas los ejercicios.



YO-Sí. (Era raro en mí, pero estaba un poco en fuera de juego. De cerca era más impresionante, cualquier descripción que hiciera, no se ajustaría a la realidad)



MARIA-Pues ya me dirás ejercicios para hacer yo y como utilizar bien todo lo que hay aquí.



YO-Sin problemas.



SOFI-María si no lo conociera diría que le has dejado mudo, jajaja, este no es mi Carlos.



MARIA-Jajaja, que mala eres.



YO-No lo sabes tú bien, Sofi es muy peligrosa.



Seguimos haciendo ejercicios y yo estaba a lo mío, pero no perdía de vista a las dos. Una vez finalizado los ejercicios, nos fuimos a cambiarnos. Yo salí rápido, ya que estando tan cerca de casa nos duchábamos al llegar, total eran 5 minutos de distancia. Pero esta vez tardaba Sofi demasiado. Se había duchado en el gym. María salía en ropa de calle, un pantalón ajustado, que le hacían unas piernas preciosas y unas caderas estupendas. Como la tenia de frente el culo no se lo podía ver. Y llevaba un jersey fino en pico, que hacia un escote estupendo, tenía un buen par de tetas, más o menos como el tamaño de las de Sofi.



Sofi como siempre tirando la caña, sin forzar, tranquilamente…



SOFI-Un día te tienes que venir a cenar a casa, que vivimos aquí mismo. Que aunque no cocina muy bien, seguro que lo que cocine estará mejor que lo que sirven en la residencia.



MARIA-Seguro que sí, porque hay días que una no sabe lo que come.



YO-Y si no, pedimos unas pizzas, un quebac… algo por el estilo.



MARIA-Os tomo la palabra, otro día seguro. Además aquí no conozco a nadie.



Ella se fue por su lado y nosotros por el nuestro, aprovechando para verla por detrás. El culo no desentonaba en nada con el resto del cuerpo.



-Que calladito que lo tenías. ¿Desde cuando tienes esa “amistad”, so pendón?



-Jajaja, desde el primer día que fui sola. No te dije nada, porque seguro que hubieras venido al día siguiente y primero había que crear un clima de confianza.



-Por eso te has quedado hasta que os habéis duchado.



-Si hubieras visto su cuerpo, seguro que tú también te hubieras quedado.



-Bueno cuéntame algo sobre ella.



-Es dominicana, tiene 28 años, esta licenciada en medicina, está en España por un acuerdo entre países o algo así, el caso que está haciendo como un master. Vive en una residencia estudiantil pública.



-Pues yo creía que era más joven.



-Pues no, tiene 28 añitos.



-Como veo que le has puesto el ojo encima… ¿Cómo va tu “cacería”?



-Con mucha tranquilidad. Primero porque tiene pareja en su país, segundo porque está harta de los moscones que la rodean, tercero porque recién llegada ya la “timaron”. Date cuenta que es la primera vez que sale de su ciudad y encima a otro país.



-Por lo que dices, la fruta está muy verde.



-Sí, pero no te olvides que toda la fruta tarde o temprano madura y tu ayuda puede ser inestimable. Porque me ha dicho que tengo un chico muy guapo, grande y fuerte. Que tengo suerte.



Una vez que llegamos al portal, nos encontramos con Carmen que bajaba a tirar la basura. Nos quedamos hablando con ella un rato y Sofi se fue a mirar el buzón, que esperaba una carta. Por lo que Carmen aprovecho para decirme que era un mentirosillo. Como no entendía por lo que lo decía, la pregunte. Contestándome que por lo que dije que Sofi era liberal… que la miraba igual que siempre… me reí y la dije, yo no te he mentido.



Cuando íbamos en el ascensor se lo conté a Sofi, que se rio también. Una vez que entramos en casa, lo primero que hice fue coger el papel que dejo Bárbara encima de la mesa. Donde ponía…



“NO AGUANTO MAS, HAS GANADO, CUANDO DIGAS SERE COMPLETAMENTE TUYA Y TE LO DARE TODO. PERO QUE ESTE SOFI PARA AYUDARME, PORFI…”



Una vez que lo leí, me sonreí. Al verme, Sofi me pregunto…



-¿Qué dice la putita?



-Toma léelo tú misma. (Lo cogió y lo leyó)



-Sera un placer, ya me he puesto cachonda perdida, entre esto y lo de María… No esperemos más, vamos a follar y luego cenamos.



Me gustaba cuando estaba así, se desbocaba totalmente y se podía hacer con ella lo que se quisiera. Además se nos ocurrían las mejores cosas para lograr lo que nos interesaba.



-Y a ti como te va con Eva. ¿Algún acercamiento?



-Nada de nada. Siempre que la veo va con paso acelerado a todos los sitios. La tía no para. Me pone una sonrisa muy bonita cuando la veo, pero poco más. Y luego en el gym no tiene siempre el mismo horario. Me imagino que por su trabajo.



-Uuuuyyy, que mi Carlitos esta “perdido”.



-No te equivoques que ya tengo pensado como acercarme, siempre que sea cierto los datos que me dieron.



-Cuéntame.



-NO, tendrás que esperar como hiciste tú… con tu nueva amiguita.



Pasaron los días, Sofi seguía con su acercamiento a María, por lo que me contaba cada vez la confianza era más grande. Esa noche íbamos a comer a cenar a casa de mis tíos. Una de esas cenas que le gustaba hacer. Ella no los conocía todavía. Pero ella estaba en antecedentes de lo sucedido, bueno de casi todo.



Una vez que llegamos fue muy bien recibida por mis tíos. Salva se acercó a hablar conmigo, ante la atenta mirada de su mujer, venia como un corderito, para tratar de quedar otro día, le dije que seguro que sí. Que ya quedaríamos.



Una vez que nos fuimos…



-No me extraña que tu uni, sea de pijos, solo hay que ver a los profesores.



-Jajaja. No todos son pijos, estamos algunos que no. ¿Qué te han parecido, en lo personal?



-Pues ellos un grupo de cornudos, eso sí, muy cultos. Ellas putas reprimidas.



-Mujer, alguien se librara de tu escrutinio.



-Si solo dos personas. Tu tía y Rocío. Ya sé que tu tía queda descartada, pero esa Rocío con ese cuerpo tan “delicado” es puro vicio. Nos hemos mirado, saltaron chispas de nuestras miradas, nos hemos dado cuenta las dos.



-Pues si quieres trato de invitarla.



-Espera primero Bárbara, luego veré como esta lo de María, si sigue verde, llamamos a Rocío. ¿Te parece?



-Me parece bien.



Yo esos días aproveche también para tratar de contactar con Eva. Visite varios bingos, pero no había señales de vida. El viernes siguiente por la noche, Sofi no estaría en casa, ya que venían los padres de visita ese fin de semana. Por lo que planee ir al bingo más grande que hay aquí. Que tiene nombre de pajarillo.



La verdad que el bingo no tiene nada de complicado, pero se notaba que era nuevo en estas lides. Entre en este bingo, estaba hasta los topes. Fui mirando donde sentarme, hasta que vi un hueco en una mesa, en la que había tres mujeres que ninguna cumplía ya los 70 y una pareja madura, de unos cuarenta y poco ella y el mas de 50. No muchos más.



Mire para todos los lados pero no veía que estuviera ahí. Lo mismo se habían equivocado y no trabajaba en un bingo. Las tres abuelas no paraban de hablar, de pedir que salieran números, eran un show. Cuando cantaron bingo, nos quedamos mirando la pareja madura y yo, nos aguantábamos la risa, por lo que hacia las tres abuelillas. Pero me fije en la mujer, menudos ojos tenia. Que mirada.



Pensé para mí, Carlos siempre igual, ves una madurita y te pierdes. Estate a lo que has venido, no seas descarado no se mosquee el marido. Seguimos con la partida, canto el marido, se llevó un buen dinero, las abuelas lo miraron de mala manera y él nos invitó a la siguiente partida.



Se puso a hablar conmigo, era una cosa que me llamo la atención, en el bingo la gente se cuentan sus vidas, eso me cortaba bastante, pero he de reconocer que el hombre era simpático, no así las señoras, que en algún momento rozaban la impertinencia.



La mujer se fue a otro lado a fumarse un cigarro, cuando lo hizo, me dejo desarmado, una vez que la vi de pie, una mujer de las que yo digo voluptuosas, buen culo, mejores tetas, unos labios prominentes y una mirada arrebatadora. Estaba más pendiente ahora de esa visión que de los números. Cuando noto dos manos por detrás que me agarran por los hombros.



-¿Hay suerte? (Era Eva)



-Ahora sí que tengo suerte, con tu aquí. (Lo dije sin pensar)



-Uy que zalamero que eres, me da que tienes mucho peligro. (Me dijo al oído y se fue)



Vi que hablaba con el que vendía los cartones y cambiaron quedándose ella. Yo jugaba un solo cartón cada vez, el resto de la mesa jugaban varios a la vez. Ahora era peor, nada más pensaba en la mujer de la mesa y en Eva, ahí de pie.



Las abuelas se cambiaron de sitio, ya que se quedaron huecos porque se marcharon bastantes personas. Una vez lo hicieron la pareja en tono jocoso, empezaron a hacer comentarios de las abuelas, la verdad que eran graciosos y me reí mucho.



Como yo tenía un solo cartón y los números se me quedan rápido, no me hacía falta estar pendiente de él. Lo que aprovechaba para mirar a Eva, que varias veces me pillo mirándola y siempre sonrió. Como a la compañera de mesa, que me pillo mirándola, tanto a ella en general, como a su escote en particular. No hizo ningún gesto de desaprobación, ni nada que me indicara que le molestaba. Por lo que hablaron deduje que venían todos los días.



Ellos se despidieron porque se iban, ya era muy tarde. Me quede solo en la mesa. Dudaba ya de irme o no. Pero Eva una vez que me quede solo, empezó a darme conversación, no sé si por aburrimiento o porque. La dije que me sorprendió verla ahí, ya que mi madre me había dicho que trabajaba en seguros. Me comento que sí, que tenía una correduría pero que fue mal y ahora estaba ahí.



-Creo que me voy a ir ya.



-Te podías esperar media hora, que es mi salida y así no voy sola para casa, que ahora no hay bus ni nada.



-Vale espero. (Vi una oportunidad)



Al rato me dijo, que iba a dejar todo que mejor la esperar fuera y así lo hice. A los diez minutos salió ella. Nos encaminamos a casa, que estaba a media hora. Íbamos en silencio y decidí romper ese silencio.



-Que tal es esto del bingo.



-Mucho trabajo. Aguantar a muchas personas mal educadas. Personas que te tratan de engañar cuando pueden. Tíos que se hacen los graciosos para tratar de llevarte a la cama. Un horario y un sueldo de mierda. ¿Te gusto el resumen?



-Si se no pregunto.



-Pero tiene su lado positivo. Aprendes rápidamente a distinguir a la gente. Sabes cuándo te mienten. Como tú.



-¿Cómo yo que?



-Cuando has dicho que no sabías que trabajaba en un bingo. Se te noto mucho que mentías.  



-Oye no he venido a que me falten al respeto. Creía que trabajabas en seguros. Vine al bingo porque hoy Eva, bueno este fin de semana están sus padres. No sabía qué hacer y se me ocurrió venir al bingo.



-No me gustan los mentirosos. Hay varios bingos mucho más cercanos de donde vivimos. Y sabias que vendrías, lo que no sabía cuándo. Te preguntaras porque lo sabía, para que no te comas la cabeza, una vecina y amiga, te oyó hablar con uno de los porteros y te dijo que trabajaba en un bingo. Ahora… ¿Cuántos bingos has recorrido?



-Otra vez. Puede ser verdad que oyera comentar algo de ti, como de otros vecinos, pero ni caso. Tratando de mantenerme al margen de los chismorreos.



-Mira en estos años que llevo aquí, he aprendido a ser muy clarita, para que nadie se lleve malos entendidos conmigo. Estoy casada, es verdad que a mi marido lo veo una vez al año, que como ya sabrás esta en los Emiratos Árabes y solo tiene dos semanas de vacaciones. Por lo que los tíos piensan que soy fácil. Una se acostumbra también a no tener sexo.



-Oye, que yo…



-Déjame terminar por favor, así no meterás la pata. Por lo que no hago el amor con nadie que no se mi marido. Amistad sana con quien sea, pero eso, amistad sana.  



-Que te has equivocado. Y como dices tú, la única que ha metido la pata has sido tú, aparte de que te lo tienes muy creído por lo que veo. Ni ha sido, ni es, ni será mi intención, hacer el amor contigo. Tu “psicología” particular te ha fallado.



-No te creo.



-Eso es un problema tuyo.



-Te diré porque mientes. Si estuviera equivocada no hubieras estado tratando de localizar donde trabajaba.



-Te lo repito te has equivocado. Tú presumes de ser clarita y no lo eres. Es cierto que me han hablado de ti, de tu marido… pero te lo repito como de la mitad de los vecinos, en esa urbanización el deporte nacional es  el chismorreo. Pero de lo que cuentan no me creo ni la mitad. Entre otras cosas porque no te conozco prácticamente a ti, a tu marido mucho menos. Y otra cosa esta muy anticuado eso de insinuar que te quieren hacer el amor. Es más sencillo decir follar, que eso no supone que luego tenga que ir a más. Ahora… ¿He hablado yo clarito?



-Demasiado. Pero ahora me has dejado cortada.



-No te quedes cortada, eso te ha pasado por interpretar indebidamente lo que los demás piensan, quieren… pero toda esta conversación me vale, para saber que contigo lo mejor es, un hola y un adiós, unos buenos días, tardes o lo que sea. De esa manera no existirán equívocos.



-Tampoco es necesario que montemos un drama de esto.



-Dramas el que has montado tú, porque si me hubieras preguntado directamente, te hubiera contestado de la misma forma.



-Ya que eres tan directo, ¿Qué se dice de nosotros en el barrio?



-Espero que no mates al mensajero. Pero resumiéndolo mucho, que tu suegra es una arpía con muy mala leche, en esto hay unanimidad. Tu marido un hombre normal, pero muy respetuoso con todo el mundo. Y de ti uno dicen que eres estirada y frígida, otros sin embargo dicen que eres estirada y una calientapollas, estos últimos también dicen o que os gusta “duro, duro” o tú marido te zurra. Lo que sea verdad o mentira, nada más lo sabrás tú. (Todo lo que dije era verdad y alguna cosa que me calle)



-¿Quieres saber lo que dicen de ti?



-No quiero resultar grosero ni nada por el estilo, pero si tú y yo fuéramos muy amigos, con mucha confianza, te diría que me “la pela”, vamos que me da igual. 



 -No puede ser que te dé igual.



-Nada más me interesa lo que puedan decir la gente que quiero y respeto. El resto… me da igual.



Cuando estábamos ya cerca, ella me pidió no llegar juntos, por lo que se podría pensar. Mi contestación fue decirla, me empezare a creer lo que dicen de ti y diciéndola adiós, acelere el paso, dejándola atrás. Una cosa me quedo claro, poco o nada había que hacer aquí. No siempre se tenía éxito. Una retirada a tiempo es una victoria, pensé.



Me levante temprano, para ir a jugar un partido de baloncesto con gente de la uni, cuando suena la puerta abro y era Bárbara. Nada más verla, me di cuenta que venía muy juguetona. Nada más cerrar la puerta…



-¿Quién se va a comer todo esto? (Agarrándome todo el paquete)



-Bárbara, ahora es mal momento. Tus padres se pueden mosquear por tu tardanza.



-Por eso no te preocupes, se supone que he ido a dar una vuelta al Corte y por ahí, con unas amigas, así que hasta la hora de comer… fíjate si tenemos tiempo. (Mientras me lo decía, se quedó desnuda)



Se agacho y me bajo el pantalón de deportes, quedando mi polla tiesa a su vista, no espero más y empezó a lamerla. Adiós baloncesto. Estando en plena mamada y yo en el séptimo cielo, sonó el timbre. Mire por la mirilla y era Carmen. Me gire y la dije con gestos que era su madre. Bárbara se quedó blanca, recogimos rápido la ropa de ella tirada en el suelo y la acompañe a mi habitación, la dije que ni un ruido. Y fui a abrir la puerta.



-Hola Carmen, ¿qué puedo hacer por ti? (sin dejarla entrar, porque sabía que así no diría nada comprometido)



-¿te pillo en mal momento?



-Pues sí, me están esperando para un partido de baloncesto.



-Solo quería decirte una cosa, será rápido. (Metiéndose dentro de casa y cerrando la puerta)



-Mejor nos vamos.



No me dio tiempo a decir nada más, se pegó a mi morreándome, entre la calentura que ya tenía y ahora esto… que follón. Ella se restregaba bien contra mi polla. Se notaba que cada vez estaba más cachonda.



-Follame, que llevo esperando muchos días, estoy harta de hacerme pajas. Vamos…



-Carmen, lo podíamos dejar para otro momento (Lo decía sin mucha convicción)



-Vamos a tu habitación. (Me agarro la mano y tiro de mí)



Pero no llegamos a mi habitación, nos metimos en la otra. Menos mal. Estaba cachondamente desesperada, eso hacía que yo me pusiera más cachondo. La puerta de mi habitación se veía cerrada, menos mal, aunque sabía de sobra que Bárbara oía lo que pasaba. Estaba comiéndola el coño cuando se corrió de una manera abrupta y escandalosa.



-Que ganas tenia, bufff que corrida.



-Cómeme la polla, puta, que lo estas deseando.



-Siiiiiii.



Mientras lo hacía vi como la puerta de mi habitación estaba un poco abierta, Bárbara además de oírlo lo estaba viendo.



-Para ya zorrón, móntate encima.



-Que gusto, como la noto, no acabo de acostúmbrame, pero que gussssto.



Cabalgaba despacio al principio, luego se iba acelerando, subía y bajaba más, yo le metía un dedo en el culo y ella solo decía…



-Mételo más, hasta dentro… Siiiiii



-Te gusta el dedito en este culazo….



-Musuco, sigue, no pares.



Mientras lo estaba haciendo, veía perfectamente a Bárbara, con ojos de incredulidad, pero con una cara de lascivia total, se mordía los labios, yo era consciente de que cualquier cosa podía suceder. Me daba la sensación de que quería venir con nosotros, pero no se decidía.



La dije que mientras follábamos que se hiciera una paja para mí. Carmen decía que la daba mucha vergüenza, pero empezó a hacérsela, lo que ella no sabía era que iba para su hija. Que lo entendió perfectamente, porque desde mi posición veía su manita entre sus piernas.



-Si tu hija sale a ti, será…



-“Pervertido” no hables de mi hija. Que es muy joven.



-Pues será joven, pero tiene un buen polvazo.



-Que cabrón eres, no tienes bastante con la madre. Calla y dame más fuerte, que me quiero correr.



-Tranquila, sin prisas, saboreemos el momento.



-Joder ahora no te pares, dame más, más de prisa.



-¿Y si tu hija nos pillara o se enterara?



-Calla joder, follame de una puta vez, dame fuerte.



-No, no.



-Está bien. Seguro que me entendía. Y si tiene un buen polvazo. Ya está ahora follame.



-Así me gusta, que me obedezcas. (Otra vez aumente el ritmo)



-Sí, sí, si… que polla más rica.



-No la querrías para tu hija. Que mejor que esta polla para estrenarla y no cualquiera por ahí.



-Eres malo, me tienes a tope. Ella no sabría qué hacer con semejante cosa.



Se seguía tocando y ahora no pudo parar ya, corriéndose otra vez escandalosamente. Una vez que acabo se tumbó sobre mi pecho sin sacársela.



-Me gusta que seas así de puta.



-Y a mí me encanta serlo contigo.



-Pero ahora, nos tenemos que ir.



-Noooooo. Además tu todavía no te has corrido y mi culo seguro que te recibía bien.



-Otro día. Que llego tardísimo y se van a presentar aquí, preocupados por mi ausencia.



-Bueno, vale, pero prométeme que no dejaras pasar tanto tiempo.



-Prometido.



Se levantó se vistió y antes de salir me dio otro morreo bien dado, diciéndome que le había sabido a poco. La próxima vez más y mejor.



Una vez que cerré la puerta, me acerque a mi habitación. Allí estaba Bárbara tumbada boca abajo. Con una mano tocándose, con voz y cara de puta total, meneaba el culo para provocar.



-¿te gusto lo que viste putita?



-Al principio me enfado, pero luego… llevo 5 corridas ya. Estoy que quemo.



-Te falto poco para entrar, ¿Eh? (dándola un buen azote)



-Siiiiiiiiii.



-¿Por qué no lo hiciste? (Otro azote)



-Ahhhh, me dio miedo.



-La próxima vez… ¿Qué tienes que hacer? (Dos azotes seguidos)



-Participar.



-Así me gusta. (Acariciándola la parte colorada de los azotes en su culito)



Me tumbe en la cama y la hice girase y ponerse encima mía, para hacer un 69. Cuando mi lengua toco su coñito, parecía que se derretía, estaba demasiado excitada. Lo notaba por cómo me comía la polla. En algunos momentos me hacía daño. La tenía que tranquilizar. Ella como está arriba, restregaba y apretaba demasiado su coñito en mi boca.



Llevábamos un rato cuando se incorporó prácticamente, quedándose sentada sobre mi boca, para segundos después correrse llenándome la boca de sus jugos, una delicia.



-No sé qué es mejor tu lengua o tu polla. Es tremendo.



-Me encanta que no lo sepas.



-Es que me haces correr y me agoto de la corrida.



-Si estas agotada lo dejamos.



-De eso nada, tengo que aprovechar.



Estaba tumbada boca arriba. Me puse encima de ella, comiéndola las tetas, sin prisas, los pezones parecían que saltarían de lo duros que los tenia. La comía el cuello. Ella no decía nada, su cara era de pura felicidad, los ojos cerrados, dejándose hacer. Mi polla entre sus piernas, rozándola, mojándose de sus fluidos, que eran muchos.



Agarraba mi polla y se la ponía en su clítoris, rozándola con mis movimientos, mientras la besaba de una forma muy caliente. Ella también se movía, el movimiento de caderas que tenía era perfecto, lo pude comprobar el día que la folle el culo.



-¿te gusta notarla?



-Me pone cachondísima, así de dura y caliente.



-No sé si eres tan puta como tu madre.



-Seré mucho más ya verás.



-Ya lo veremos.



-Métela hasta dentro, no pares, aunque diga que no, aunque me duela. Lo deseo, lo necesito. (Me dijo al oído)



-Hoy no, ya llegara, cuando este Sofi.



-No, Ahora.



La gire de golpe la di unos azotes, más suaves que los primeros.



-Tú obedeces y yo mando.



-Si.



-Ahora te voy a follar este culazo tan rico que tienes y la leche que no le di a tu madre, te la daré a ti.



-SIIIIIIIIIIIIII



La iba a follar en esa posición, cuando me apeteció hacer una cosa que me encanta. La hice levantar y la apoye en un mueble que tenía en la habitación, con un espejo bien hermoso. Y una vez colocada así, la coloque la polla y se la fui metiendo en su culito. Ella al vernos en el espejo, se notó que la puso más cachonda. La agarraba las tetas y los pezones se los apretaba todo lo que ella pedía, sin miramientos, no como Sofi que se quedaba coartada la otra vez.



-Que cachonda me tienes.



-¿te gusta verte esa cara de puta que pones?



-SIIIII y la tuya. Me vuelve loca cuando me la metes en plan brutote.



La agarre bien de las caderas y casi la levantaba con los empujones que la daba. Ella no se quejaba, al contrario, pedía que fuera más bruto. Hasta que nos corrimos los dos juntos, casi le fallan las manos y falto poco para que se golpeara. Se quedó prácticamente sin fuerza. La cogí en brazos y la tumbe en la cama. La acaricie, la bese suavemente por su carita angelical.



Ella sonreía y decía que nunca creía que se pudiera disfrutar tanto. Que la daba rabia tener que irse ahora mismo, que se quedaría follando todo el día. La deje con sus pensamientos y me fui a asear. Cuando regrese la dije que lo mejor es que se lavara el culito, porque estaría chorreando.



Se levantó y fue al servicio. Dejo la puerta abierta, la vi sentada en el bidet lavándose. Ella se lavaba y me miraba, una mirada de vicio total. Yo estaba desnudo y me acerque, ella no se lo pensó agarro mi polla y se la llevo a su boca. Fue creciendo rápidamente, la mamaba muy bien, además se notaba que la gustaba hacerlo, que la encantaba como se ponía dura en su boca, se la oía gemir mientras eso pasaba.



Hacia lo que la enseño Sofi, se la metía hasta la garganta, salía mucha saliva. No paraba, se la sacaba y lamia todo el capullo. Lo hacía de una manera especial, luego recorría su tronco, mordisqueándola hasta llegar a mis testículos, que los lamia con verdadera devoción.



La avise que en cualquier momento me correría. No hizo falta decir más, se la metió dentro de la boca. Moviéndose sin parar hasta que empecé a correrme, llenándola bien la boca. Y como la enseño Sofi, no dejo escapar nada, la limpió totalmente con su boca y su lengua. Tragándoselo todo y diciéndome…



-Ya me puedo ir tranquila. (Con una sonrisa muy grande)



-Te estas volviendo una buena putita.



Se levantó, se vistió y no paro de besarme hasta llegar a la puerta, saliendo con cuidado sin hacer ruido. Fui a la habitación donde estuve con Carmen y cambie las sabanas. Luego fui a mi habitación a hacer lo mismo, pero me tumbe un momento. No sé cómo ni de qué manera, pero me quede dormido.



Cuando me desperté eran más de las siete de la tarde. Ni había comido ni nada. Me levante como nuevo. Fui a la cocina y me prepare un tentempié y mientras lo hacía pensé que hacer. Viniéndome a la mente la pareja que conocí en el bingo. Por lo que decidí darme una vuelta y ver lo que había.



Para mí era un hándicap, ya que era tratar de ligar con una mujer que no conocía y con su marido delante, eso sin mencionar la gente que suele estar por alrededor, que están pendiente de todo. Muy complicado, pero podía ser interesante, un reto, más morbo.



Cuando llegue al bingo, me imagino que por ser sábado, en la recepción había mucha gente esperando. Cunado entre, no me había equivocado, está a reventar. La ventaja que yo tenía, que como iba solo era más fácil encontrar sitio.



Sabía que Eva no estaba trabajando, porque cuando yo salí, la vi con una señora mayor, imagine que era la suegra. Fui a la misma zona del día anterior. Por lo que vi la gente es muy maniática y suelen tratar de sentarse en la misma mesa.



Fui observando y lo primero que hice, fue mirar la misma mesa. Pero estaba llena pero ellos no estaban. Cuando vi que la mesa anterior si estaban. Llegue y pregunte si el único asiento que no estaba ocupado estaba libre. Todos los de la mesa dijeron que si, menos una señora que tuvo que quitar el bolso del asiento, que me miro con mala cara. Di las buenas tardes y me senté.



El hombre de la noche anterior me pregunto si cante algo después de irse ellos, antes de contestar, la mujer le dijo… “José, no seas preguntón”. Yo le dije que ni arrimarme. A lo que me dijo ya sabes… “desafortunado en el juego, afortunado en amores”, me reí y le dije que entonces no pararía de cantar hoy. La mujer le daba con el codo para que se callara.



Para quitar importancia, yo dije que no me molestaba, que así era menos aburrido, a lo que él dijo, unos de los míos. Ella estaba entre su marido y yo. Todos apretaditos, pero yo guardando las distancias de momento. Todos como la noche anterior llevaban varios cartones. Yo solo uno. Acabada la partida me quedaron un puñado de números, allí todos decían, me quedaban dos, que si el de pantalla, que este número no sale nunca… y una cosa curiosa, todos se “espiaban” los cartones de una manera mal disimulada. Incluida la mujer de este.



La siguiente partida hasta cuando cantaron la línea me quedaban 5 números nada más. La verdad que un poquito nervioso me puse, porque la línea la cantaron en la bola 11 y el bingo se solía cantar pasada la 60.



Sin que nadie me viese los números, tache los 5 números y deje el cartón encima de la mesa. Todos se quedaron mirando, pero nadie decía nada. Bueno hasta que el José este, me pregunto y le dije que me quedaban muy poquitos. Diciéndome como si fuéramos amigos de toda la vida, cuando te quede uno me lo dices que yo lo pido y me sale. La mujer le dijo si, por eso cantas tanto, riéndose. Me dijeron rápidamente 3 números seguidos de los 5. Quedándome el 35 y el 55. Hay si me puse nervioso y el tío este en bajito me pregunto qué te queda. Le dije con los dedos que dos números. Dijeron el 55 y ya me puse nervioso, he de reconocerlo. El volvió a insistir y se lo dije bajito, el automáticamente lo apunto en la mesa pintarrajeándolo.



A las dos bolas apareció el 35 en la pantalla. Cante el bingo, pero lo mejor es que además del bingo me lleve una prima que había, que yo no tenía ni idea. Que era por lo que había tanta gente, porque a las 8 la ponían. Fue cantarse la prima y se fue bastante gente.



Nos quedamos los tres solos, al final él se presentó y como ya oí a su mujer se llamaba José, la mujer Tania.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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