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Categoría: Infidelidad

MÍ AMADO APOLONIO

"Todavía recuerdo con nostalgia el día que conocí a Apolonio que me hizo enormemente feliz en nuestros encuentros sexuales"

Aunque soy titulada universitaria, dejé de trabajar hace años y me dedico a ser ama de casa, a leer, viajar, escuchar música, baile de salón, gimnasio y siempre tengo tiempo para otras cosas…. Os contaré lo bien que me lo paso tomando el sol en mi pequeño jardín, me encanta quedarme desnuda tendida en la hamaca tomando el sol y masajeando todo mi cuerpo con leche bronceadora y lo bien que me lo pasaba cuando comenzaba a acariciar mi coño llegando al orgasmo. Me da mucho morbo.
 
Esto no quiere decir que mi marido y yo no practiquemos sexo, al contrario, muchas veces por la noche después de cenar nos animamos y bien en el salón sobre la mullida alfombra ó en el dormitorio, hacemos apasionadamente el amor, cuando ya me he corrido dos ó tres veces y ya estoy satisfecha yo se lo recompenso haciéndole una buena mamada y el me deja la boca llena de leche calentita que me procura un buen sueño.
 
Bueno, pues últimamente, salgo al jardín y tumbada en la hamaca comienzo a dar masajes a mi cuerpo desnudo .Pero noto que desde la casa de mis vecinos alguien me está mirando, si me están mirando a través del seto de arizónicas. Descubro a una persona joven que me saluda desde allí y yo curiosa, envuelta pudorosamente en una toalla me acerco.
 
Me cuenta que sus sus padres se han ido dos meses a un balneario y el ha venido de vacaciones para cuidar la casa. Se llama Apolonio, tiene 30 años, está casado y vive en Sudáfrica donde tiene un negocio de importación de bebidas y productos españoles. Me dice que su mujer, sudafricana y mulata por supuesto, no ha querido venir porque el clima le va mal y aparte tenia que quedarse al cuidado de sus negocios.
 
También me comenta que me ha visto tomar el sol y me pide que pase a su casa, que use su piscina y tome tranquilamente el sol allí. Yo acepto encantada.
Al día siguiente, tal como habíamos quedado, cruzo el seto y paso a su parcela. Le llamo pero nadie me contesta. Como soy invitada, tomo posesión del jardín, me baño y me tumbo desnuda indolentemente en una gran hamaca. Al rato llega Apolonio, se disculpa por no estar allí ya que ha tenido que ir a solucionar una urgencia y se alegra de que yo esté ya tomando el sol.
 
Entra a casa y al rato sale en bañador con dos cervezas fresquitas. El bañador que lleva es un minitanga blanco y se le nota perfectamente el fornido paquete cosa que me empieza a poner cachonda. Entre risa y risa y muchas miradas, nos tomamos las cervezas.
 
Apolonio dice que le gusta verme desnuda y, dando un tiron a su ligero tanga, se queda desnudo. Ahora es cuando compruebo la hermosura de su polla y lo tiesa que la tiene. El me pide que me de la vuelta en la hamaca ya que me va a dar un masaje y yo lo hago encantadísima. Comienza poniendo sus manos en mi cuello, bajando a los hombros, sobando la espalda , los riñones, me masajea muy bien los muslos, bajando a las pantorrillas y terminando en los talones. Vuelve a subir las manos, asciende hacia mis muslos, me masajea los glúteos, me los besa apasionadamente y, después, noto unas azotes secos y fuertes en el culo que, la verdad, me ponen muy cachonda.
 
Con delicadeza me ayuda a darme la vuelta. Comienza a masajear mi cuello, después los hombros, bajando a sobar mis tetas, también saborea con su lengua unos momentos mis pezones que están duros como piedras. Sigue bajando suavemente alcanzando mis muslos, después sube las manos y delicadamente me abre los labios mayores y me introduce dos dedos en la vagina, yo estoy que reviento de placer. Me pide que me baje hasta el borde de la hamaca y comienza a comerme el coño. Me pasa la lengua una y otra vez por el clítoris haciendo que me corra como si fuera una primeriza. Después me introduce su verga y estamos follando hasta caer rendidos, yo tengo otro maravilloso orgasmo y, al final, se corre dentro de mí y siento su leche calentita en lo mas profundo de mí y, apretándome aun mas a él, tengo el ultimo orgasmo.
 
Así todos los dias, pero el tiempo pasa , todo llega y, para mi desgracia, a finales de Agosto, Apolonio se marcha a Sudáfrica.
Yo me acuerdo con placer y nostalgia de los maravillosos dias que pasé a su lado y me consuelo pensando que pronto llega el mes de Julio, sus padres se irán al balneario y Apolonio con sus atributos estará dentro de mí durante dos meses trasladándome día a día al cielo.
 
Como queda poco tiempo para eso ya os contaré.
Datos del Relato
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