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Era una fecha importante, pues la compañía para la cual trabajo nos festejaría con nuestra cena navideña y lo tenía que hacer en esta fecha, puesto que todos salimos de vacaciones y después de ello, sólo los que se quedan a trabajar en la empresa, son las personas que hacen guardias. De tal forma que el lunes pasado nos festejaron.
Le pedí a mi esposa que pidiera permiso en su trabajo para que me acompañara a nuestro festejo, estaba muy renuente al respecto, pero después de tanto insistir, terminó aceptando bajo una condición, que le comprara unas sandalias que había visto en una plaza comercial. Dije, bueno, si esa es la condición, no hay problema, para eso es el aguinaldo, o no? Jajajaja.
Fuimos a la plaza comercial el domingo anterior, después de dos o tres horas de andar dando vueltas como loco decidió comprarse las sandalias y un conjunto negro de bra y tanga, la verdad es que valió la pena, prendas muy coquetas, finas, de encaje y que las luce de manera espectacular.
El lunes nos fuimos a trabajar como de costumbre, pero acordamos que nos veíamos a las cuatro de la tarde en casa para alistarnos y si, así lo hicimos. Lo que ella no sabía es que algunos de mis compañeros de trabajo llegaron a ver fotos de mi esposa en mi celular; algunas con poca ropa, algunas desnudas y hasta llegaron a darse cuenta de que mi esposa es un poco puta. Comentábamos con los amigos que después del festejo nos iríamos a un lugar más tranquilo, cada quien con su pareja respectiva, excepto dos de ellos que aún son solteros; un chavo como de 22 años y un intendente que anda cerca de los 50 años.
Vaya, ella se veía espectacular. Decidió vestir con una blusa negra calada, una micro falda que sólo con el hecho de caminar y por el contoneo de sus caderas, se le alzaba lo necesario como para disfrutar una vista hermosa de sus nalgas. Iba vistiendo unas hermosas pantimedias en color natural de la marca Oroblú y sus sandalias nuevas y no es por jactarme verdad, pero muchas de las miradas de propios y extraños se posaban en las hermosas piernas enfundadas de mi esposa.
Llegó la hora de la cena, después el brindis y posteriormente el baile, ahí fue el inicio de mi excitación, pues cada vez que mi esposa y yo pisábamos la pista las miradas se volvían como cuchillos, penetraban hasta lo más hondo de mi ser pues muchos de mis compañeros se los juro, parece que se la querían devorar ahí mismo.
Mientras bailábamos una pieza algo romántica se me acerca al oído y me dice:
-Oye amor, el chico que está a mi lado no deja de mirarme con mucha lujuria las piernas.
-Y porque no le permites que te las roce cada vez que te mueves? –le dije.
-ya amor, en más de una ocasión se ha agachado y cada vez que me muevo me ha rozado las rodillas; quién es él?
-Mira, la verdad ni lo conozco, pero si te quieres divertir un rato no hay problema por mi, pero fíjate bien porque me parece que la señora que está a un lado de él debe ser su esposa, no te vayas a meter en broncas, ok?
-Entonces me das permiso de que le abra las piernas para que meta su mano? Hasta donde él pueda claro.
-Si, ya sabes amor, que te caliente un poquito, aunque me imagino que quien va a quedar más caliente es él, jajajaja.
Me comenta:
-Vamos a hacer una cosa, ok; si él se atreve y me toca, aprieto tu mano para que trates de ver de forma disimulada para que veas sus reacciones, te parece?
Acepté gustoso. No tardó mucho en darme la señal, el problema es que me apretaba muy fuerte, entonces decidí meter mi mano entre las piernas de ella y sentí que las tenía completamente abierta, ella me miro y con una cara de pícara me dijo: -tú me diste permiso, ok?
Poco después de eso y ya algo tarde la gente comenzaba a retirarse del lugar así es que con algunos compañeros nos fuimos juntando en una sola mesa, yo seguía bailando con mi mujer y todos no le quitaban la vista de encima.
Me pidieron permiso para ir a bailar con ella y obviamente acepte. En un momento dado me dice mi mujer:
-ay amor, el chavito éste se siente que está bien dotado eh? Cada vez que se me acerca y me gira, me roza su pene en mis nalgas y perdón amor, pero la trae bien dura.
- pues sigue bailando con él, a ver hasta dónde puede llegar. –le dije.
Al poco rato, Fermín (así se llama el chavo de 22 años que trabaja en la empresa) se desapareció, regresó cerca de 30 minutos. Estaba ya por terminar el evento y en una de las últimas piezas de baile, cuando regresa mi esposa me dice:
-qué crees amor, dice Fer que ya contrato una Junior Suite, que te convenza para que vayamos a seguir la fiesta ahí, que ya tienen todo preparado con Samuel.
En esos momentos mi cabeza explotaba de excitación. Estaba ya todo preparado. Salimos del salón y me dice don Samuel:
-entonces qué onda Ing., seguimos la fiesta? Dicen que van a ir los demás, pero pues hay que adelantarnos, no?
-Va -le digo- sólo vamos al coche a cambiarme de zapatos porque estos ya no los aguanto y mi esposa igual, dime en que habitación es?
Después de darme los datos nos regresamos al coche y sí, efectivamente me cambié de zapatos, aunque mi esposa decidió quedarse con las sandalias que traía puestas. Llegando al auto, lo primero que hice fue sacar unos condones que ahí andamos cargando por cualquier emergencia, eran de sabor chocolate, esos le encantan a mi mujer. Además acordamos lo siguiente, que me tomaría solo unas copas y después me haría el dormido con la condición de que se fueran a la habitación, ella no dudó en aceptarla.
Tomamos el elevador y cuando llegamos a la habitación estaban ya preparadas las copas, ron, tequila y hasta algo de botanas. Efectivamente mi plan estaba saliendo a la perfección. En el sofá principal de la habitación nos sentamos mi esposa y yo. Samuel se sentó en una silla y Fermín en otro sofá. Platicábamos de muchas cosas y yo no dejaba de acariciar las piernas de mi mujer, por momentos le hacía la indicación para que cruzara más arriba, eso permitía que ellos pudieran admirar sus interiores sin problema alguno.
Después de un rato comencé a comportarme como todo un ebrio y le dije:
-sabes que amor? Me siento mal, me acompañas? Perdón señores, me duele mucho la cabeza.
Entramos a la habitación y me recosté, entre Fermín y Samuel me ayudaron para poder llegar a la cama, ella les agradece y les dice:
-me permiten un segundo? Le voy a desabrochar los zapatos y la corbata, en seguida vuelvo con ustedes.
Cuando me quedé solo con ella le pedí que si iba a querer algo, que por favor, lo hiciera cerca de mí; ella aceptó y me beso muy fuerte y me dice:
-gracias amor, creo que nos la vamos a pasar muy bien, no te preocupes, estaré muy cerca de ti.
Salió y en seguida me fui a parar a la puerta de la habitación. No lograba escuchar todo lo que decían entre ellos, pero al parecer la estaban convenciendo o bien, seguramente estaban ya preparando todo. De repente se escucharon tronar unos labios, ella decía, “que bien besas eh? Quien te enseño?” Después todos reían.
Escuché que los tacones de las sandalias de mi esposa se acercaban a la puerta y entonces me fui a acomodar a la cama. Ella veía por delante y traía de la mano a Fermín; él le decía, “no inventes, y que sucede si se despierta el Ing.?”. “No te preocupes” comenta mi mujer, “cuando está en estas condiciones nada lo puede despertar”.
Yo estaba recostado al otro lado de la cama, pero dándole la cara a ellos. Siguieron besándose y él, Fermín bajó sus manos para alzarle la falda y acariciar sus nalgas con frenesí. Así estuvieron un rato y después ella se sentó en la cama, sacó la verga de Fermín y le dijo, “ay papá, vives algo lejos eh?” Él le contesta, “lo necesario para satisfacer a las zorras que gusten de él”.
Poco después entra Samuel y les dice, “golosos, ahora me toca a mí”; entonces se saca también su verga y aunque un poco más corta que la de Fermín, pero mi esposa no tardó en sujetarla con la otra mano y llevársela a la boca, así estuvo mamando esas dos vergas hermosas y por mi parte, la verga me dolía de tenerla hasta el tope y no poder hacer nada.
Se levantó mi esposa y se dio la vuelta, como ofreciéndoles las nalgas. Samuel se encargó de quitarle las sandalias mientras Fermín le quitaba las pantimedias; ella les decía, “cuidado con las pantimedias amor, salen carísimas”. Le quitaron todo, la falda, la blusa, el bra y me la dejaron completamente desnuda. Se la estaban comiendo, literalmente.
La recostaron a mi lado y le dieron unas buenas mamadas a su panocha, pero se intercambiaban posiciones, primero uno se quedaba de pie para que ella le mamara la verga mientras el otro se entretenía en su clítoris y después se cambiaron de posición.
Fermín se recostó a mi lado y ya desnudo le dice a mi esposa, anda zorrita hermosa, súbete, quiero que me cabalgues. Ella saca de su bolsa los condones y se lo pone con mucho cuidado, después se monta en él pero lo hace muy despacio. Cuando ya se sentía más cómoda da un sentón y gime, le dice, “ay papito, que rica la tienes, me quiero venir en ti”. Él le dice, “vente pero primero muévete despacito, no se vaya a despertar tu marido”; ella le dice, “no te preocupes, él es una piedra”. Se comienza a mover más rápido y ella dice, “ay papito, la tienes deliciosa ojalá y así la tuviera mi marido”. Voltea a verme y me dice, “mira a tu puta papito, mira como me siento en las vergas, ves los cuernos tan ricos que te estoy poniendo? Ésta es verga y me voy a quedar con ella”. Y seguía gimiendo.
Se levanta Fermín y se acuesta Samuel. Le sigo cabalgando pero no la sentía como la de Fermín, más sin embargo se vino pronto. Se quita el condón y lo quería tirar, le dijo mi esposa, “no amor, no lo tires, esa lechita es para mi café”. Se pone Fermín detrás de ella, la deja en posición de perrito y le mete unas embestidas preciosas, mi esposa gritaba y decía, “veme cornudo, eso era lo que querías verdad? Que a tu puta se la cogieran, pues mírame, me tienen bien trabada, y si amor, soy bien puta y tú eres un cornudo, ojalá y vieras como me están cogiendo”.
Creo que esas palabras también calaron en Fermín y tuvo un orgasmo muy cabrón. Se quitó el condón y se salió de la habitación, mi esposa le puso el seguro y en seguida abrí completamente los ojos, todavía se retorcía de placer y me dice:
-te gustó amor? Yo estoy satisfecha, pero te tengo una sorpresita, abre la boquita.
En ese momento exprime los dos condones en mi boca y me trago gran parte de ellos, otra parte los distribuí en sus labios y así nos besamos muy lentamente. Después de un rato me dice ella:
-amor, dice Fermín que si le regalo mis pantimedias o mi tanga?
-dile que mejor en otra ocasión le muestras algo más coqueto, a lo mejor lo invitamos a casa y ahí que te vea con otra ropita, a lo mejor le gusta algo más, te parece?
-si mi vida, como tú quieras.
Salió desnuda y como en 5 minutos regreso. Después se quedó cerca de mi desnuda, la abrace, intenté cogerla pero estaba con la panocha bien abierta, terminé en ella y me quedé dormido.
Si te ha gustado mi historia y quieres verla a mi esposa como iba vestida ese día? Por favor, entra a mi perfil y busca ahí mi página web, dando un clic ahí te llevará a mi blog personal y ahí podrás admirarla.
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