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Categoría: Maduras

Los secretos de Doña Lupe

SINOPSIS: Inexperto joven encuentra el punto débil de madura mujer, quien no había tenido un orgasmo y ese era su secreto… Una relación vivida en toda su intensidad y que se fue diluyendo poco a poco



 



ECSagardez



Doña Lupe, con sus 41 años, era una mujer espléndida de buenas proporciones en su cuerpo, una cara bella, pelo recortado de color caoba, unos turgentes senos, una cintura estrecha y unos glúteos respingados, además de bonitas piernas y unos pies pequeños, pero a la vez hermosos que reflejaban el extremo cuidado de su portadora.



La conocí por casualidad, cuando me la presentó su sobrino, amigo de la escuela secundaria, quien de antemano me manifestó que su tia era muy reservada, pero a la vez desconfiada.



En su recomendación, mi amigo Rafael no pudo ocultar el gran secreto que perseguía a doña Lupe, ya que se decía que sus relaciones amorosas no eran duraderas y era una incógnita que muchos pretendían dilucidar.



Con el clásico:



Mucho gusto joven



La otoñal mujer saludó y se despidió de inmediato para platicar por un tiempo con su cuñada Roselia, madre de mi amigo…



De entrada debo decir que me impactó su presencia, toda vez que vestía una falda ligera que dejaba traslucir su ropa interior, consistente en un bikini de color blanco. Mientras que su blusa del mismo color no ocultaba el brassiere que hacía juego con el reducido calzón…



Fue una delicia observarla cuando se alejó y en ese alegre caminar, mostró a dos jóvenes ardientes los encantos de su cuerpo…



 



II



Luego de algunas horas de plática y terminar de hacer la tarea escolar, me despedí de mi amigo Rafael y me dirigí corriendo a mi domicilio, porque ya no aguantaba más para hacerme una tremenda pajuela…



Nada más llegué a mi casa y me metí a mi dormitorio para cerrar la puerta con seguro y tendido en la cama procedí únicamente a bajarme el cierre del pantalón para liberar mi verga y con la mano derecha inicié el ritual de lo que era una masturbación, pero evocando siempre la imagen del rostro, cuerpo, nalgas, piernas y pies de doña Lupe.



Deveras que la madurona mujer estaba como para hacerse una "chaqueta" a su salud… Así que mis movimientos de sube y baja fueron terriblemente apurados, porque la calentura de mi cuerpo registraba en ese momento una temperatura superior a los 38 grados…



Cerré los ojos y como una película de video, oprimí el botón de regreso y me ubiqué en el momento en que se alejaba, luego de su parco saludo, para volver a tener presente la transparencia de su bikini, pero mi imagen fue más allá al recordar sus pies hermosos que provocaron la culminación de mi pajuela…



Si… No hubo nada más que evocar, sólo dejé que salieran disparados varios chisguetazos de sémen y los residuos fueron resbalando por mi mano que los recibió efusiva, ya que incrementó la velocidad de apuro de la pajuela a fin de descargar todo esa sensación que me produjo retornar a la escena de los hermosos pies de doña Lupe…



 



III



A cada momento de ese dia recordaba la imagen de doña Lupe, no lo podía evitar y se repitieron hasta por cuatro ocasiones en esa tarde y noche, las pajuelas que a su salud me estuve haciendo…



Al siguiente dia, no pude evitar el comentarlo con mi amigo Rafael, quien no me dio mucho ánimo de poder conquistar a su tia, ya que se le consideraba en la familia una persona muy reservada y difícil para hacer amigos…



Así que tuve que emprender el camino de conquista por mi cuenta, sabedor de que mi amigo no haría nada por mi…



Lo único que me dijo fue donde vivía y la dirección de su trabajo… Así que me puse a idear un plan a fin de hacerme presente ante ella y poderla acompañar… Aunque también reconocía que se sorprendería de mis intenciones, por ser demasiado joven para ella…



Pero armado de valor, tres días después me dirigí a su trabajo y esperé su salida… Así que cuando ella salió por una de las puertas laterales de la negociación me hice presente y la saludé de tal manera:



Señora… ¿Cómo está usted?



Al tiempo de extenderle mi mano… La distancia entre la de ella y la mía se alargó demasiado, así como el tiempo en que ella respondió al saludo… Pero tuve la suerte de que me reconociera, cuando me dijo:



Tu eres Román, el amigo de Rafael



Si señora, pensé que no se acordaría



¿Por qué no habría de hacerlo? –me preguntó-.



Lo que pasa es que ese dia, usted saludó con displicencia y pensé que no me reconocería



Ja, ja, ja, ja



Así fue su sonrisa, fresca y jovial… Demostró tener un buen humor a pesar de lo que decía su familia de ella… Así que procedí a invitarla a tomar un helado… Lo cual le sorprendió sobremanera, cuando me expresó:



No tienes miedo de que se burlen de ti, por entrar a una nevería con una vieja como yo



De inmediato asumí una actitud de galán y le dije estas palabras:



Pero señora, como piensa usted eso, al contrario su belleza me tiene deslumbrado y es para mi un honor salir a tomar un helado con una mujer tan hermosa, que no tiene nada que pedirle a las mocosas que acuden a ese sitio



Nuevamente dejó escapar una sonora carcajada y me dijo:



Pues adelante… Vamos a la nevería Yucatán



 



IV



El lugar donde trabajaba doña Lupe quedaba muy cerca de la nevería, así que nos fuimos caminando y cuando llegamos al establecimiento no faltaron los chiflidos a lo lejos y uno que otro piropo de los mayores, quienes incluso pensaron que era mi madre… Ella sólo sonreía y me dijo:



No te preocupes… Así son los hombres, cuando ven a una mujer… A todas las ven hermosas y con todas quisieran hacer el amor, sólo para desahogar sus ganas o sus frustraciones



No pude dejar de sonreir y a la vez sentirme orgulloso porque doña Lupe me estaba dando mi lugar como su acompañante… Así que se acercó la mesera y le pedimos dos helados de vainilla con Coca-Cola…



Luego de saborear los ricos helados y mantener una plática coherente sobre mis aspiraciones en la vida y los de ella, así como el avance en mis estudios… La plática empezó a tornarse erótica, cuando me preguntó:



- ¿Has hecho el amor con una mujer?



Sí, claro



Pero con una de mi edad



Le mentí, cuando le dije que no… Pero debemos recordar que ya había tenido relaciones sexuales con doña Remedios (Ver relatos "Comemos o qué" y "Duerme Pequeño Mío")… Por lo que me dio la sorpresa del dia, cuando me pidió:



Llévame a mi departamento… Te voy a invitar un café



 



V



Pagué la cuenta en la nevería y salimos para detener un taxi y pedirle al chofer nos llevara a su departamento… Cuando llegamos la tomé de la mano y ella asintió en mi atrevimiento, cuando me apretó ligeramente la mano…



En ese momento mi corazón no cabía de gusto y mis hormonas empezaron a liberar adrenalina, porque en mi mente ya la estaba poseyendo. Incluso no respondí a dos o tres cuestiones, mientras subíamos la escalera con dirección a su departamento que se encontraba en el segundo piso de ese edificio…



De su bolso sacó una llave y la introdujo para abrir la puerta… Esta cedió y entramos a la salita que denotaba la presencia femenina, además de tener un exquisito aroma a perfume de Sándalo. Sin duda, un ambiente agradable se respiraba…



Se metió a la cocina y puso a funcionar la cafetera… Mientras se dirigía a su recámara… No tardó ni cinco minutos cuando regresó sólo cubierta con un negligé corto que transparentaba su bikini rojo y ahora no traía sostén… Por lo que pude apreciar la turgencia de sus senos… Asimismo en sus pies portaba unas sandalias japonesas y esa vista no pudo reprimir mis impulsos, porque de inmediato mi verga comenzó a levantarse que me fue imposible ocultar mi excitación…



Doña Lupe se metió a la cocina y sirvió dos pequeñas tazas de café y las acercó a la sala con una coqueta azucarera y dos cucharas… Ella endulzó el mío, sin preguntarme y me dio en la boca con la cuchara para probar el dulce sabor del aromático líquido…



Volvimos a entablar la plática y nos envolvimos en un ambiente de erotismo, ante tantas preguntas y respuestas relacionadas con el sexo y me reveló la incógnita del por qué no tenía pareja…



Ella me contó lo siguiente:



Sabes Román, perdona que te lo diga y espero que me comprendas… Yo no se lo que es un orgasmo… Reconozco que he tenido algunas aventuras, pero ninguno ha sabido encontrarme mi punto débil y a veces sólo lo hago por cumplirle y para que ellos se desahoguen



 



VI



Señora, le agradezco su confianza… Pero debo confesarle que usted me interesa más de lo que se imagina y ojalá pueda ser yo el que descubra dónde tiene usted su real punto de excitación



Ya no hubo respuestas, ella sorbió la taza de su café y procedió a besarme, incluso pasó algo del caliente líquido a mi boca, lo cual enervó mis sentidos y me provocó una grata sensación que recorrió todo mi sistema nervioso…



Era indudable que doña Lupe besaba bien y me entregué a la caricia… Se levantó del sofá donde estábamos sentados y tomándome de la mano me llevó a su recámara, donde nos esperaba una cama king size que nada más de verla, parecía ring de lucha libre…



Ella comenzó a desabotonarme la camisa y me la quitó, por lo que me empezó a besar el pecho y mordisqueaba de vez en cuando mis tetillas… Su juego erótico me estaba gustando…



Luego de varios minutos en que doña Lupe se solazó con mi pecho y jugueteó con mis tetillas… Se dirigió al ombligo donde metió su lengua por varias ocasiones y hasta sentía que esa parte de mi cuerpo se había convertido en una vagina, por la forma en que la introducía…



Desesperada comenzó a aflojarme el cinturón del pantalón y lo desabotonó para bajarmelo, junto con mis calzoncillos y mi verga, gruesa y rebosante de alegría, quedó liberada para el ultraje oral de doña Lupe…



Las lamidas de su lengua comenzaron en la punta del pene, la cual fue introduciendo según bajaba el prepucio y eso me hacía sentir un montón de sensaciones placenteras… Nada podía igualar ese momento de sexo que estaba viviendo con doña Lupe…



Una ráfaga de aire cruzó por la ventana y sacudió las cortinas de la recámara, al tiempo que de mi cerebro salían descargas eléctricas que recorrieron mi cuerpo hasta la punta de los pies, para retornar con más fuerza hasta el cuerpo de mi verga, quien no pudo soportar con estoicidad el ultraje recibido por la boca de doña Lupe y en venganza le arrojó inmensas cantidades de leche caliente y fresca que la otoñal mujer recibió con beneplácito. Pero sin demostrar su excitación…



 



VII



Tras sacarle la verga de la boca, ella se limpió con una pequeña toalla y se acostó en la cama, así que emprendí la aventura de conocer el cuerpo de doña Lupe y poderle arrancar algo de excitación…



Ella se veía fresca y sin signos de estar haciendo el amor. En síntesis era súper fría la condenada señora y comprendí en ese momento, que era el secreto que la familia no sabía y el motivo por el cual los hombres no le duraban…



Pero yo, un chamaco de apenas 16 años, tenía que hacer el trabajo difícil de calentarla y si lo lograba, era lógico que me iba a sacar la lotería con ella…



Así que dirigí de inmediato mis atenciones a sus hermosos pies, se me estaba haciendo tarde para tocarlos, acariciarlos y besarlos… Así que empecé lamiendo sus plantas y de cuando en cuando unos ligeros mordiscos en sus talones, la hacían hacer movimientos de dolor y no de placer…



Por buen rato seguí lamiendo sus plantas, besando sus arcos y chupando sus dedos… Pero en el momento en que metí mi lengua entre sus dedos y en la parte de abajo, ella lanzó un ligero gemido…



Por un momento suspendí la acción para verle a la cara y ella sólo tenía los ojos cerrados, pero hacía ciertos movimientos con la lengua, lo que me sugirió que andaba por el camino correcto…



Volví a la carga y en el momento en que mi lengua pasaba por debajo de todos sus dedos, ella comenzó a mover su pelvis y posó una de sus manos en los labios superiores para masajearse la vulva…



Yo entendí el mensaje y seguí besándole sus pies, pero concentré todo mi esfuerzo debajo de los dedos de sus pies, hasta que ya no pudo más y soltó un fuerte suspiro que inundó el silencio de la habitación para recibir en sus manos la descarga de un reprimido orgasmo…



Doña Lupe me apuró:



Sigue, sigue, sigue así, hijo… Me está gustando, jamás había tenido una sensación como la que me sucedió… ¿Eso será el orgasmo?



No le respondí… Mi mano derecha se dirigió a su vagina y comprobé que estaba súper húmeda y que sus líquidos habían provocado una pequeña mancha en su cama… Lo había logrado… Mi afición por los pies había producido el milagro de brindarle placer a doña Lupe…



 



VIII



Pero la sesión de sexo no terminó ahí… Doña Lupe estaba embelesada por lo que había sentido y todo lo descargado durante el orgasmo… Se acababa en reconocimientos:



Oye hijo, como lo lograste, nadie me había hecho sentir así y mira que he tenido hombres de edad que según tienen mucha experiencia… Y tu, que eres muy joven me sacaste todo lo que tenía adentro… Vas a ser insustituible en mi vida



Yo tenía la verga bien parada y estaba pidiendo a gritos un agujero para descargarse… Así que le levanté las piernas y me puse los pies en los hombros, al momento en que la penetraba…



El bombeo se inició y, como un pivote, mi verga entraba y salía de la vagina de doña Lupe, al tiempo que mi boca buscaba con desesperación sus pies que se encontraban recargados en mis hombros, pero muy cerca de mi cara…



Al encontrar sus dedos, mi lengua, habituada a lamer, volvió a atacar la planta de sus pies y lamer debajo de sus dedos, tanto del izquierdo como del derecho. Fue algo indescriptible, cuando ella me dijo:



Amor, mi niño, me veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeengo



Pero no sólo fue ella la que tuvo su segundo orgasmo de la tarde, sino que también le aventé seis chisguetazos de leche que cayeron hasta lo más profundo de sus entrañas, porque en ese momento mi cuerpo se desplomó para penetrarla de tal modo que mis huevos chocaron con sus nalgas…



En verdad que ambos habíamos disfrutado este fenomenal palo…



 



IX



Desde ese dia el semblante de doña Lupe cambió… Su familia se percató de la alegría y el nuevo resplandor de su rostro… Así que ella en agradecimiento a mis servicios amatorios… Cada semana se hacía pedicure, porque no quería que su niño dejara de disfrutar sus hermosos pies…



Y ese niño no era otro más que yo… Y todo gracias a mi afición por los pies femeninos… Se reveló el secreto de doña Lupe, con quien sostuve relaciones por más de tres años, hasta que me fue aburriendo su obsesión por mi, sus celos y querer administrar mi tiempo…


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
  • Votos: 1
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