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Gerardo es un chico de 22 años, blanco, estatura baja, y de complexión media, pero no le tome importancia hasta un día que lo vi en sandalias entonces note que sus pies eran hermosos y se veía muy suaves al tacto....
Desde ese día no me quite esa imagen de la cabeza, unas semanas después salimos y me invitó a una fiesta en su casa, ese día sus padres no estarían ahí, entonces acepte, ese día todos bebieron demasiado, e incluso Gerardo estaba ya medio tomado entonces ya a las 4 a.m. lo lleve a su habitación, no me pude contener, ya que sabía que lo tenía para mi solo, lo acosté en la cama y mi instinto hizo quitarle los zapatos y lo puse boca abajo.

Comencé acariciándole los pies mientras roncaba profundamente , le quité las calcetas y me agache para poder oler esos hermosos pies, eran muy anchos y suaves, olía muy rico no paraba de pasar mi nariz desde el talón hasta entre los dedos, me prendí tanto que me masturbe mientras los olfateaba en cada rincón, fue tanto el éxtasis que me vine sobre sus plantas de los pies suaves y anchas.

Me acosté en el piso y a los 15 minutos me levanté, agarre una crema que había en su mesa, me la puse en el pene y me atreví a ponérselo en su pequeño, virgen y delicado ano, no podía creer que Gerardo sería solo mío esa noche, y que yo sería quien hiciera que su ano pequeño dejara de ser virgen, lo desnudé totalmente y procedí.

Me puse sobre el y empecé a meter mi pene en ese agujero tan pequeño, sentía como la punta de mi pene entraba en ese apretado ano, puse mas fuerza y mi pene iba entrando poco a poco, mientras yo besaba su cuello, hasta que por fin entro todo, el hizo un pequeño quejido cuando mi pene entro por completo, lo cual me excito demasiado, entonces empecé a ponerle mas velocidad a mis movimientos , fue cuando Gerardo empezó a moverse pero no estaba despierto, estaba como dopado por el alcohol, se empezaba a quejar del dolor que le provocaba que lo penetrara y me empezaba a empujar para que dejara de hacerlo, todos esos movimientos que hacia mientras se lo penetraba hicieron que llegará a un punto donde no me controlé y me vine como nunca dentro de el, no puedo describir lo bien que sentí derramar litro de semen dentro de ese hermoso ano virgen.

Gerardo dejo de moverse y volvió a quedar en su profundo sueño, cuando saque mi pene de su anito pequeño, note que se veía rojo y algo irritado, me recosté a su lado, y a la media hora, lo volví a penetrar, pero esta vez haciendo que sus plantas de los pies dieran a mi cara, entonces lo penetraba mientras olía sus preciosos pies, y me encantó mas que la anterior vez ya que igual de empezó a quejar de tan duro que lo penetraba, entonces movía sus pies tan rico sobre mi cara que me volví a venir dentro de ese culo virgen...
Lo penetro una vez mas esa misma noche con sus pies en mi cara a la siguiente hora, y mi último acto fue masturbarme sobre sus pies y venirme en ellos...

Lo vestí, viendo que su ano tenía una pequeña abertura, y me retiré de ahí cuando despertó, me dijo que le dolía horrible atrás...me hice como que no sabía nada y en los siguientes días pensó que fue por problemas intestinales, le mandaron pomada y se le cerro, pero yo quisiera que se repitiera para volver hacerlo mío, lo que el no sabe es que yo lo desvirginé aquella noche.