~~Ante todo quiero saludar a todos los amantes del fetichismo. Soy un admirador empedernido de la ropa intima femenina, los zapatos de tacon alto y todo lo que tenga relacion con el vestir de una mujer, por ejemplo, cuado veo a una mujer sin zapatos de tacon alto es como ver a un Ferrari ultimo modelo con llantas de bicicleta, no cabe duda que ese par de objetos le da un toque especial a la presencia de una dama, sin obviar las medias, ligueros, tangas y otros. No obstante, lo que les pretendo relatar es una de mis experiencias relacionadas con las pantaletas, tangas, bikinis, hilos dental y afines. Mi deseo sexual por este tipo de prendas comenzo cuado deje la provincia para ir a cursar estudios superiores a la ciudad capital; alli vivia una prima del pueblo que tenia su propio departamento debido a que su padre (mi tio) disfrutaba muy buena posicion economica para aquel entonces, y como yo era de clase media y mis estudios eran costosos, ella me propuso que podia alojarme en su departamento sin ningun problema, con la finalidad de ahorrarle a mis padres los gastos de residencia.
El departamento era comodo y confortable, por tanto mi prima me asigno una habitacion con su respectivo baño, ya que ella siempre fue y ha sido como mi hermanita querida. Por consiguiente, comenzamos a convivir de una manera muy amena y familiar, aunque algunas veces teniamos ciertas discusiones tontas. Para mi sorpresa, como a las dos semanas de haberme residenciado en el lugar, llega una nueva inquilina, una amiga de mi prima que decidio cambiar de residencia y alquilarle una de las habitaciones vacantes del departamento. Era estudiante de publicidad y una chica con grandes atributos fisicos: espectacular rubia de inmensos ojos azules y cabello muy largo, rostro angelical y cuerpo increiblemente terso. Tenia aproximadamente 20 años, mientras mi prima y yo eramos chicos de 18 y 19 años respectivamente.
Desde el primer dia que vi a la citada rubia senti una gran atraccion hacia esa mujer, cuando mi prima me la presento estaba tan animado que, con una sonrisa a flor de labios, le dije mi nombre y le ofreci de inmediato mi amistad, ella me respondio con brevedad y sutileza: Mucho gusto, Anais. Supuse que era una de esas chicas pedantes y materialistas que creen tener a Dios agarrado por la barba debido a su condicion social y a su indiscutible belleza fisica, por tanto mi relacion con ella fue algo distante mas no apatica. Notaba cierta indiferencia hacia mi persona, quiza por la apariencia sencilla que siempre me ha caracterizado, sin embargo, se la llevaba muy bien con mi prima.
Sin mas preambulos, les contare que esa rubia me tenia obsesionado por ser tan elegante y sensual: trasero bien grande y paradito, grandes senos semiesfericos y erguidos, vientre plano y extremidades impecables. Aunado a ello, usaba ropa y calzados muy provocativos; tenia una gran variedad de zapatos de tacon alto y una amplia gama de vestidos, ya que ademas de dedicarse a los estudios trabajaba en una agencia de publicidad que promocionaba reconocidas marcas del buen vestir femenino. No hacia mas que contemplar de una manera natural su hermoso cuerpo y lo bien que le quedaba todo lo que se ponia, cualquier hombre no podia dejar de hacerlo.
Toda mi perversion comenzo un dia en la mañana cuando estaba solo en el departamento, ya que ambas chicas se habian marchado a la universidad y a mi me correspondia asistir al turno de la tarde. Al ir a ducharme a mi baño, noto que la manilla que controla la cantidad de agua se habia averiado, por lo que requeria servicio de plomeria, y a consecuencia de ello, no me quedaba mas opcion que hacer uso del baño comun que compartia mi prima con su amiga. De lo mas inocente entro al baño y, mientras me desvisto, percibo un vestido dorado que la noche anterior habia usado Anais para asistir a una reunion de trabajo. Al verlo recorde lo bella que estaba esa noche con aquel vestido puesto, debido a que pude observarla al momento de marcharse.
Posteriormente, sin poder resistirme, quito la tapa del cesto y observo todo lo que hay en su interior, concluyendo que era el lugar donde Anais depositaba su ropa sucia, porque todas las prendas de vestir que alli estaban eran las que ella mas usaba. Luego, con mi mano derecha tomo el vestido y lo saco del cesto; aun conservaba ese perfume exquisito que ella preferia, y me imaginaba lo elegante que le quedaba con sus bellos zapatos de tacon alto. Habian pasado pocas horas que dicha prenda dejo de cubrir la piel de su exuberante cuerpo, y mientras jugaba con aquel vestido, observo que cae al suelo una prenda intima que recibe por nombre hilo dental, la cual solo acompaña los lugares mas intimos de la entrepierna de una mujer. Era de color rojo purpura, expelia un olor excitante y estaba algo humeda por los jugos vaginales que habia absorbido esa noche. Luego, la tomo del piso y suelto el vestido, la olfateo y quedo estupefacto como quien inhala una droga.
Tener aquella prenda en mi mano y oler el aroma exotico que emanaba desperto en mi un irresistible deseo y una desenfrenada exaltacion de la libido, lo que hizo que mi pene fuese adquiriendo su maxima ereccion ?se me puso rigido como una roca! y sin pensarlo dos veces coloco mi hinchado glande sobre la seccion de la prenda que corresponde a la entrada de la vagina (alli el olor era mas intenso) y comienzo a masturbarme, no habia descubierto que eso pudiese ser tan caliente, sentia que la estaba poseyendo, mi pene estaba impregnado con el olor de su sexo y eso me ponia a mil, me la imaginaba cabalgando encima de mi, en sintesis, me estaba haciendo una paja de pelicula.
Mientras mi mano derecha continuaba su movimiento de vaiven alrededor de mi pene adherido a su prenda intima, yo mencionaba su lindo nombre: oh... Anais, por ti Anais..., que rico huele tu culito, oh... mamita por ti..., sentia que mis jugos se mezclaban con los suyos a traves de aquella porcion de tela como intermediaria, experimentando asi un placer inefable. Cuando senti proximo el final, sujete firmemente la prenda (la sentia parte de mi) y mi mano se movia con mayor impetu. Mi pene era como un volcan a punto de hacer erupcion, y cuando siento mi semen fluir por mi uretra como una lava ardiente, llevo la prenda a mi rostro y aspiro su aroma, simultaneamente cierro los ojos e imagino su rubio cabello, su pecho y su culo de diosa. Al instante di un fuerte suspiro: ?oh... Anais! , abro los ojos extasiado mientras eyaculo con largos chorros consecutivos de calido, rico y viscoso esperma que hicieron blanco en su cesto de ropa sucia que tenia al frente, salpicando a su vez el vestido dorado que permanecia en el piso con gotas de mi compacto semen. Quede exhausto, sentado sobre el retrete con la prenda en mi rostro; fue de maravilla.
Por lo general, Anais colocaba su cesto de ropa sucia en su habitacion privada y lo sacaba los fines de semana cuando se disponia a lavar su ropa, pero por casualidad de la vida ese dia estaba en el baño donde ocurrio lo relatado. Fue tan placentera aquella mañana que decidi seguir practicando la masturbacion con su ropa intima sucia, especialmente sus excitantes hilos dental, pues descubri que era el unico consuelo que tenia con aquella mujer que tanto deseaba sexualmente. Tener contacto indirecto con sus genitales a traves de sus prendas intimas era la mayor hazaña que podia logra para mitigar un poco la impotencia que me devoraba al no poder hacerla mia, porque conquistarla para mi era mas dificil que ir en burro de America a Pekin.
Continuando con lo planteado, implemente un plan estrategico para llevar a cabo mi decision de continuar mis fantasias fetichistas con las prendas intimas de Anais, el objetivo era obtener un duplicado de cerradura de la habitacion de aquella deliciosa hembra, para poder acceder a su cesto de ropa sucia en cualquier momento en que se me presentase la oportunidad, y asi poder obtener un excitante hilo dental sucio con el cual hacerme una paja en su nombre. En efecto, una tarde Anais llego del trabajo y coloco su llavero en la mesa del comedor mientras se disponia a preparar su cena, y en un momento de astucia tome el llavero y saque la llave de su habitacion que dias previos habia identificado, dirigiendome como un rayo a una cerrajeria vecina al edificio que estaba aun laborando. A un poco mas de cinco minutos regrese con el duplicado de la llave (habia logrado el objetivo) y en otro acto habilidoso logre colocar rapidamente la llave original en el llavero tal cual lo habia conseguido; todo paso inadvertido para ella, sin embargo me encontraba algo nervioso, pero fue un exito.
Al dia siguiente me quede solo en el departamento, era viernes en la noche y tanto mi prima como Anais se habian marchado para el cine con unas amigas de la universidad. Previamente me propusieron si queria ir con ellas, pero no acepte la invitacion justificando que me dolia un poco la cabeza y preferia descansar, era una falsa excusa para estar a solas y asi ejecutar mi plan de accion, sabia que disfrutaria mas en la habitacion de Anais que ver cualquier estreno de Hoollywod. Eran cerca de las diez de la noche y estaba casi seguro que las chicas tardarian por regresar, ya que siempre les gustaba llegar cerca de la medianoche. Luego, con cierto nerviosismo me dirijo a la habitacion de Anais con el duplicado de la llave, abro la puerta y me dispongo a inspeccionar cuidadosamente su interior tal que no dejase alguna evidencia que despertara en ella la presencia de un intruso en casa, ya que era una chica extremadamente ordenada y pulcra. Observaba por todos lados tratando de identificar su cesto de ropa sucia, el cual era mi tesoro escondido para llevar a cabo mi fechoria fetichista. Supuse que se encontraba en el armario, y cuando abro la puerta del mismo me encuentro con una docena de pares de zapatos de tacon alto muy sexys, de todos los gustos y colores, y en un compartimiento estaba el cesto que tanto deseaba.
Esa noche que entre a su habitacion me hice una paja con un par de zapatos de tacon alto que ella siempre usaba, porque al recordarla caminando con aquellos objetos en sus pies me ponia la verga mas tiesa que el as de bastos. Me habia convertido en un perverso fetichista y no podia negar el placer que me producia tener en mi mano un objeto perteneciente a la persona deseada. Mi pene era como una espada luchando con aquellos tacones largos y afilados, y los colgaba sobre el para verificar lo rigido que estaba. Luego, aspiro el olor de dichos calzados y era rico, porque era el de sus blancos e impecables pies junto con el de un fino cuero, lamo aquel par de objetos en todo su contorno, y en un acto de lujuria, introduzco mi miembro en el zapato derecho de Anais; mi glande ocupaba el lugar de sus dedos en aquella afilada contextura y mis testiculos se friccionaban con la plantilla que da lugar al talon, me parecia insolito ver que me estaba masturbando con aquel zapato y mi pene sustituyendo completamente la medida de su pie. Momento despues utilice el zapato izquierdo y asi me mantuve buen rato alternando la masturbacion con cada uno de ellos.
Cuando siento proxima la corrida saco mi pene para no empapar con mi calida leche aquellos excitantes zapatos, paro de masturbarme y meto mi mano inocente en el cesto de ropa sucia de Anais, buscando al azar con el sentido del tacto un rico hilo dental, inmediatamente saco uno de color blanco muy provocativo, con un olor suave pero picante, con el cual cubro mi largo pene y continuo mi ritual fetichista en nombre de Anais mientras chupo aquel par de tacones que coloco en mi boca y a la vez observo una foto de ella colgada en la pared. Asi estuve un tiempo mas volando con mi perversa pero inofensiva imaginacion hasta que eyacule encima de una alfombra aterciopelada que estaba en el piso junto al armario, su lindo rostro parecia recobrar vida mientras su imagen observaba mi fulminante orgasmo, era abundante semen que solte en su nombre. Luego, limpie todo con sumo cuidado con papel higienico y me marche de la habitacion, asegurandome de no dejar ninguna prueba de intromision.
A partir de entonces practique la masturbacion con sus prendas intimas con mucha frecuencia, excepto cuando evidenciaba que tenia la menstruacion. Fueron las mejores pajas de mi vida, no puedo negarlo, y unas aventuras muy excitantes. Creo que no hubo la minima sospecha por parte de Anais de mis andanadas fetichistas y ninguna prenda intima sucia de ella que se salvo de una masturbacion en su nombre. Cuando Anais termino su carrera poco antes que yo, me dijo que se marcharia al extranjero, y que a pesar de todo me habia ganado su cariño por el respeto que siempre le mostre. Fue tan inocente de todo la pobre que no supo lo bien que conoci el aroma de su sexo y lo perversas que fueron mis masturbaciones en su nombre.