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Los exqusitos pezones de la compañera de servicios al estudiante muy ricos

Los exquisitos pezones de la compañera de servicios al estudiante que esta muy exquisitos
Como muchas otras veces, la compañera de servicios al estudiante se tumba con las piernas abiertas y solo un pequeño hilo dental le tapa su zona femenina más íntima que a su vez le trae enloquecido igualmente excitado en todas las magnitudes de la misma palabra celebre que es pleno y puro sexo. La besé, en la boca, en el cuello, en el pecho, lamí sus pezones, cada vez más duros y, poco a poco fui bajando hacia su ombligo, sin dejar de tocar sus tetas y sus jugosos pezones, llegué a su culito y la lamí sobre su hilo dental, acercando bien mi nariz para oler ese aroma tan dulzón, tan inconfundible, el olor de su coñito caliente y mojado. Le quité el hilo dental y ella separó bien sus piernas, lamí sus labios vaginales y se hincharon excitados, lamí su culito, metí por ella mi lengua, llegué hasta su clítoris, pequeño y sabroso y poco a poco sus jugos inundaron mi boca. Hundí mi cara en su coñito y lamí, primero poco a poco, después más rápido, mientras mis dedos jugaban con sus pezones. Su cuerpo se tenso, y sin pretenderlo, estiré un poco más de la cuenta sus pezones, gimió de placer, así que decidí repetir y volví a estíralos, volvió a gemir, estiré más y más y ella no paraba de gritar lo mucho que le gustaba. Estiré al máximo y fui dejando resbalar esas bolitas redondas que son sus pezones hasta soltarlas desde el punto más alto. Ella gritó de placer y yo, animado seguí retorciendo y estirando cada vez más sus pezones, sus tetas bien paradas se estiraban y ella gemía y gritaba de placer, finalmente grito, estírame más, por favor, una vez más, estiré al máximo mientras hundía mi cara en su coño y lamía con fuerza su clítoris, ella arqueó el cuerpo y se corrió, al tiempo que estiraba hacia abajo su cuerpo para tensar aun más sus estirados pezones. Con cara de lujuria y los pezones doloridos, me obsequió con una tremenda mamada. Al acabar me confesó lo mucho que le gusta cuando le aprieto los pezones, el tremendo placer que le produce ese pequeño dolor en sus tetas, pero que siempre le había dado vergüenza me digo y que aprovechando la situación había decidido lanzarse. Desde entonces, hemos ideado muchas formas diferentes de "machacar" sus maravillosos y sensibles pezones cada vez que follamos.
Datos del Relato
  • Categoría: Juegos
  • Media: 5.5
  • Votos: 78
  • Envios: 1
  • Lecturas: 1962
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