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No sé si yo soy muy caliente, yo no lo creo pero mi esposo si, (y algo puta) y mi marido un pobre cornudo (la verdad es que me da pena) pero es algo que necesito, me refiero a sexo, si sexo a diario y mi pobre esposo solo da para un polvo a la semana y yo con eso no tengo ni para empezar.
En fin os voy a relatar la juerga que me corrí con los amigos de mi pobre ‘cornudo’, bueno esposo, en una fiesta de cumpleaños.
Casi todos ellos saben que yo soy una caliente pues a menudo hago comentarios subidos de tono, y además, mi marido alguna vez les ha dicho que follo ‘como las gallinas’ (expresión que no entiendo muy bien) o sea, según él, a todas horas. Claro que ellos le dicen a mi marido que suerte tiene de poder follar siempre, que a ellos sus mujeres siempre les ponen pegas.
Bien comienzo la historia, eran ya las dos de la madrugada y la fiesta estaba muy animada, y yo también, mi marido que no baila en absoluto estaba sentado en una mesa con ‘sus amigos’ charlando de sus cosas y bebiendo.
Había ido yo al baño cuando de repente se abrió la puerta, era Pedro uno de los amigos, al verme sentada en la taza se puso rojo como un tomate
- Perdona, pero es que la puerta no estaba cerrada
Pedro iba a salir cuando le dije
- Por mi no te preocupes, no tengo manías
- Ya, pero podría haber sido otro
- Bueno ¿y?
- ¿No te importa que te vean desnuda?
- No, a lo mejor me gusta
Vi que su paquete sobresalía de su pantalón, Pedro no quitaba ojo de mi coño afeitado que contrastaba con mis medias negras y el liguero.
Le pase la mano por encima de su polla, él quiso apartarse pero yo le dije
- ¿No te gusta?
- Sí
Comencé a acariciar su polla por encima del pantalón, Pedro comenzó a decir
- Para, que puede entrar alguien
- Cierra la puerta y así no entrara nadie. – Cosa que hizo sin yo quitar mi mano de su paquete.
En cuanto cerro la puerta con pestillo saque su pajarito de su prisión, él cual era de lo más normal aunque yo siempre me lo había imaginado más grande.
Primero comencé a masturbarle lentamente mientras le iba pasando mi lengua por su glande, a lo largo de la polla, por los huevos. Pedro cerraba los ojos y se limitaba a gemir.
- Chúpamela María, mámamela. Tu marido dice que lo haces de maravilla
Menudo bocazas pense para mí. Me metí su verga en mi boca y comencé a pajearle con mis labios, su polla entraba hasta el fondo de mi garganta y salía hasta casi fuera. Pedro no tardo en descargar todo su semen en mi boca. Él iba a sacarla cuando la cogí con mi mano y comencé a limpiársela con mi lengua.
- ¿Tu mujer no te la chupa? – le pregunte
- No, dice que le da un poco de asco.
Yo me eche a reír y le dije
- Pues ya sabes lo que te pierdes
Nos arreglamos los dos y vimos que no había nadie cerca, así que salimos del baño y nos incorporamos a la fiesta, cada uno por su lado.
Como hacia calor salí a la terraza (la fiesta era en un ático) a airearme un poco mientras me tomaba un ron con coca-cola.
Estaba terminando copa cuando se acerco Juan, otro amigo de mi marido, y casi sin decir palabra me metió mano en mi culo, me gire y tomándome de la mano me dijo
- Ven
Juan me llevo a uno de los dormitorios, allí comenzó a besarme en el cuello y a levantarme la falda, su mano se deslizo rápida hacia mis bragas las cuales me arranco mientras nos besábamos. Luego se aparto y se quito los pantalones y los calzoncillos, su paquete estaba duro como una pierda y del salía un reguero de liquido seminal, se acerco a mí y me dijo
- Chúpamela
Tome su polla con sus manos y comencé a mamársela
- ¡Joder que maravilla! – iba diciendo – Pedro tenia razón la chupas como nadie.
Luego me tomo de la mano y me incorporo besándome en a boca la cual estaba llena de su liquido seminal, me puso apoyada en la cama y levantándome la falda comenzó a follarme, primero despacio, muy despacio, la sacaba y me la volvía a clavar, creía que me iba a morir. De pronto empezó a embestirme con furia, notaba los golpes de sus huevos en mi clítoris cada vez que me clavaba su polla.
Yo me mordía los labios para no gritar de placer a las cada vez mas brutales embestidas de Juan, de pronto me sujeto por la pelvis y un enorme chorro de leche inunda mi coño. Luego saco su polla mientras me agarraba del pelo y me obligaba a limpiársela. El se vistió y yo me limpie pues Juan me había dejado sin bragas.
Al salir me di casi de bruces con mi marido y Carlos (otro amigo de mi esposo) el cual al ver que salía de un dormitorio junto con Juan se queda sorprendido, por suerte Juan reacciono con celeridad diciéndole
- Hay cola ¿eh?
- Si, ya veo – respondió mi marido, pobre si supiera lo que había pasado.
- Por cierto María – me dijo Carlos – ven que quería contarte algo
Mi marido entra en el dormitorio para ir al baño (supongo) mientras Carlos aprovecho para llevarme a un rincón discreto y poco iluminado. Allí comenzó a besarme mientras iba levantándome la falda del vestido, casi sin darme tiempo a nada más me clavo su polla en el culo, yo di un respingo pero él siguió enculandome, Carlos se sentó en una silla y yo encima de él tapándome con la falda.
Al poco paso mi marido, creí que me iba a morir pues Carlos seguía enculandome aunque discretamente pero creo que en mi rostro se notaba lo que estaba haciendo
- ¿Qué haces aquí? – pregunto mi marido
- Nada, le estaba contando unos chismes a tu mujer
- Bueno, María estoy en la terraza con Juan y Pedro
No sé si se dio cuenta de lo que pasaba pero Carlos acelera sus enculadas y se corrió.
Los dos nos fuimos a la terraza donde se me acerco la mujer de Carlos que nos dijo
- ¿De donde venís?
- De charlar – contesto Carlos
- Ya – dijo ella en un tono de sospecha
- No, si te parece le estaba dando por el culo, no ves que su marido nos vio allí charlando ¿no es verdad?
- Si – asintió mi marido
Menuda cara dura la de Carlos y menudo ingenuo mi esposo. Después de un rato nos fuimos a casa, quise follar con mi marido pero este enseguida se durmió. En fin ¡que le haremos!
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