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-Ufff me duele mucho la barriga- Dices medio llorosa y poniendo tu mejor carita de pena para implorar compasión mientras me abrazas apoyando la cabeza en mí pecho.
-Ya no tienes 12 años Loli, deberías estar acostumbrada y sobrellavarlo. Cada mes te pasa lo mismo, si fuese por ti te quedarías en cama 3 o cuatro días cada vez que te baja la regla.
-Si claro, como se nota que a ti no te duele.
-Llevas ya cuatro días igual, ¿te has tomado un ibuprofeno?
-Siiiii pero no se me pasa, es un rollo cada mes lo mismo, me dueleeee.
-Bueno hija y ¿qué quieres que le haga? Cuando uno se hace mayor toca aguantarse muchas cosas.
-Joder pero no es justo. Hazme un masaje porfa, así el dolor se calma un poco. Dices mientras me empujas contra el sillón y me haces caer.
-¿No eres un poco mayorcita ya para el cura sana culito de rana Lola?- Digo mientras te sientas sobre mí cruzando los pies por encima del brazo del sillón y recuestas tu cabeza en mi hombro. -Le queda a usted menos de un mes para comenzar en la Uni señorita.
-Andaaaa no te hagas el remolón, cuando era pequeña me hacías masajes en la barriga si me dolía, ¿ya no soy tu niñita? me dices mirándome y fingiendo hacer pucheritos con tu carita.
-Siempre serás mi niñita, pero no sé si yo sigo siendo tu papi la verdad, a veces me tratas como a un colega cualquiera.
-No seas tonto, sabes que sí- Dices mientras besas mi mejilla. A la vez que comienzo a amasar barriga intentando aliviarte un poco.
-No me gustan estas camisetas tan cortas que te dejan el ombligo al aire pero reconozco que va bien para darte el masaje- mientras con mi mano acaricio tu vientre ejerciendo una leve presión con mis dedos y dejando tu ombligo en el hueco ente los dedos y el pulgar.
-Que tonto, se llama top. ¿Cómo quieres que se me vea el piercing del ombligo si no? Con el trabajo que me costó conseguirlo.- Ese maldito piercing y el de la nariz nos costó muchas discusiones y berrinches hasta que lo conseguiste y sin embargo ahora debo reconocer que me encanta, aunque nunca lo reconoceré. -¿Te gusta?
-Para nada, ya sabes mi opinión- Miento mientras tus manos desabrochan el botón de tus tejanos y bajan la minicremallera.
-Me aprietan, así es mejor. Un poco más abajo, ¿acaso no sabes dónde están los ovarios?- y te mueves acomodándote un poco más.
Tengo unas vistas preciosas, el top deja desde mi posición a la vista tu sujetador y tus pequeños pechos no aprietan con el suficiente énfasis la tela dejándome ver sin esfuerzo parte de la rosada aureola de tus lindos pezones. El espacio liberado por tu pantalón muestra ahora tus braguitas transparentes y detrás de ellas se adivina una fina capa de bello arregladito que haría las delicias de cualquiera. Ante semejante paisaje y sintiendo el peso de tu cuerpo transportado por tu hermoso culo a mi paquete no puedo evitar que mi polla comience a despertar mientras mi mano masajea tu vientre y mis dedos rozan la goma de tus braguitas.
Mis ojos alternan entre tus pechos y tu escondidizo chochito, cierras los ojos disfrutando de mis cuidados. Las puntas de mis dedos se internan fugazmente bajo tus braguitas y acarician tu vello púbico mientras mi mano te masajea con movimientos circulares. A traves de mis labios dejo escapar un leve soplido por tu escote hasta tus tetitas y tus pezones se erizan mientras de tus labios escapa un leve gemidito.
-Así papi, me encanta que me cuides, que agustito estoy- Dices mientras mi polla ya no puede crecer más bajo tu culo, es seguro que tienes que sentirla y mi corazón late a mil al pensar en lo que estarás pasando por tu cabeza- ¿le gustará? ¿Quiere más? ¿Qué es lo que espera de mí?...mierda ahora mismo me gustaría rodear esos pezones con mi boca, besarlos y lamerlos- y mientras mi mente arde con estos pensamientos tu culo insiste en hacerse hueco en mi entrepierna haciendo el contacto si cabe más estrecho.
Mis labios continúan dejando escapar una leve corriente de aire que va subiendo desde tus deliciosas tetitas y sube por tu pecho y cuello para terminar en tu oreja, me gusta ver como tu piel se estremece con esta caricia así que mis labios se acercan más a ti y ahora es el suave aliento de mi boca el sientes sobre tu piel. Los labios a escasos milímetros de tu piel se deslizan arriba y abajo por tu cuello rozándolo en ocasiones al igual que tu orejita y tus labios por los que siento una sed loca.
Los dedos de mi mano ya han superado el elástico de tus braguitas, reposan sobre tu pubis sin llegar a tomar contacto con tu sexo y ejercen una leve presión a modo de excusa para justificar el supuesto fin terapéutico de lo que hacemos. Mientras separas levemente tus labios entre los que asoma la puntita de tu lengua humedeciéndolos y convirtiéndolos en la más deliciosa de las frutas… Mi niña, mi dulce niña, pienso y seguido de…un momento, ¿Qué haces? Serénate, recupera la compostura, para ahora que puedes.
Retiro mi mano que golpea con suavidad tu barriga, mi cabeza retrocede y al tiempo te digo:
-Vamos Lola, ya está bien. Venga a la ducha que yo voy a ver si pienso en lo que se puede hacer de cenar.
-Joder, ahora que estaba tan a gusto- dices protestando y abriendo los ojos como platos-
-¿Que más quieres Loli? ¿Qué te cambie el pañal como cuando eras pequeña?
-Ya no puedes cambiarme el pañal, si quieres puedes cambiarme el tampón- dices sacándome la lengua burlona mientras te levantas.
-Jajaja que bocas eres Lola, mucho hablar pero na de na- Y en el mismo instante en que lo digo me arrepiento.
Me miras con cara de desafío te das media vuelta y desfilas camino del cuarto de baño.
-Bufff respiro aliviado pensando en la locura que estoy viviendo mientras sigo clavado en el sofá en un intento de recuperación.
No pasan ni dos minutos cuando la puerta del cuarto de baño se abre y sales portando por un lado una sonrisa maliciosa y por otro, más preocupante, no portando tus pantalones. Te diriges hacia mi descalza tan solo con tus braguitas y tu top y te paras justo delante para decirme mirándome a la cara de bobo que tengo en esos momentos:
-A mí no me llamas bocas, me has retado y ahora vas a tener que cambiar a tu niña-
-Anda ya Loli.
-Ni anda ya, ni nada-
Dices mirándome a la cara, sin que mis ojos logren mantener tu mirada ya que tus manos comienzan a bajar las braguitas lentamente para dejar finalmente caer la prenda al suelo. Acto seguido te das media vuelta dándome la espalda y te inclinas hacia delante con lo que tu culo y tu sexo quedan expuestos sin pudor ante mí.
Me quedo petrificado contemplando la redondez de tu culo, sus formas perfectas y tu piel sedosa. La posición de tus piernas ligeramente separadas permite que los cachetes se separen levemente y dejen entrever un delicado botoncito a forma de tesoro… más abajo puedo contemplar lo que se me antoja la flor más hermosa y delicada que pudiera concebir.
Tu coñito abultadito no presenta ni rastro de pelo más allá del que se puede ver en tu arreglado pubis y tus labios vaginales dibujan la más bella sonrisa vertical que uno pueda imaginar. Entre los delicados pétalos de tu sexo se vislumbran algunos brillos indicadores de humedad y justo allí colgando y asomando a través de tus labios se encuentra el cordón blanco que sirve de excusa para esta locura.
-Bueno que? ¿Te pones manos a la obra o el bocas eres tú?- Dices esto girando tu cabeza y mirando hacia atrás.
-¿Qué quieres que haga Loli?
-Tirar del cordón, ¿necesitas instrucciones?
Mis manos avanzan hacia ti, la izquierda se posa sobre el cachete izquierdo de tu culo abarcando buena parte y oprime suavemente como si tuviese que oponer resistencia a alguna fuerza que estuviese por venir. Esto hace que tu culito se abra todavía más aumentando mi excitación, los temblorosos dedos de mi mano derecha se hacen con el cordón y comienzo a tirar suavemente notando cierta resistencia de las paredes de tu sexo.
-¿Lo hago bien? ¿Te molesta?- Miro hacia delante, en el cristal del mueble del salón veo reflejada tu carita con los ojos cerrados y como te muerdes el labio.
-Sí, no te preocupes, umm, sigue. No soy de cristal.
Prosigo tirando y tus labios vaginales comienzan a entreabriese para facilitarla salida, esto me permite ver la mojada que estas, el tampón sale muy muy despacio ya que ralentizo el movimiento tanto como me es posible ¿Cómo es posible que algo así me tenga tan extasiado? Finalmente los labios de tu coñito comienzan a cerrase de nuevo entorno al tampón hasta que dejan de sujetarlo y este cae quedando colgando del hilo que sujeta mi mano, apenas presenta un leve color rojizo.
Te yergues, te das la vuelta y lo tomas de mi mano – Ya casi está limpio, menos mal que termina por fin. Miras mi cara alucinada para luego bajar tu vista que se clava en el bulto que se marca en mi entrepierna.
-¿Te duele? -Preguntas mordiéndote el labio.
-Ehh… me molesta.
-Pobre, ven. Tiras el tampón y tiendes tus manos tomando las mías y haciendo que me levante.
Los dos quedamos frente a frente a escasos centímetros. Tus manos buscan mi cintura desabrochando el cinturón y el pantalón que caen pesadamente al suelo, estiras de los calzoncillos para liberar mi polla de su encierro saltando esta como un resorte mientras dejas caer la última barrera.
-Pobre, soy muy mala contigo y tu demasiado bueno- Y mientras dices esto me abrazas fuerte apretando nuestros cuerpos. Mi polla golpea tu vientre desnudo mientras aspiro el aroma de tu pelo.
-No Loli. Soy horroroso, lo siento.
-No digas eso- Me empujas y vuelvo a caer sentado prácticamente como si fuese un pelele, subes al sofá de rodillas mientras me miras tiernamente.
-¿Que estás haciendo Loli?- Mi polla ardiente está rozando tu rajita, entonces la tomas con tu mano y la restriegas arriba y abajo entre tus labios de tu coño humedeciendo el glande con tus jugos.
-Ya me lo has quitado, ahora tendremos que poner otro ¿no?
Mi glande se sumerge definitivamente entre los labios de tu coño. Apuntas con tu mano, cierras tus ojos y con la boca abierta y emitiendo un leve gemido comienzas un lento descenso. Mi polla recorre las paredes de tu sexo abriéndose paso y sintiendo todo tu calor y humedad hasta que finalmente tu coño hace tope con la base de mi polla para detener el movimiento por unos segundos. Llevo mi mano hasta tu boca, mi pulgar juega con tus labios, lo chupas y muerdes levemente.
Tomo tu cabeza entre mis manos, tu boca se abre para recibir la mía que se dirige a su encuentro. Nuestros labios se unen en un beso húmedo apasionado, nos mordemos los labios y nuestras lenguas luchan mientras tus caderas inician un movimiento se sube y baja.
La lujuria se desboca dando rienda suelta a todos los deseos contenidos. Nuestras bocas se comen con ansia, con prisa y desenfreno como si nos faltase tiempo. Mis manos descienden a tus caderas, guían tu movimiento por unos instantes para luego ascender por tu cintura y adentrarse bajo el sujetador en busca de tus pequeños pechos, los tomo, los aprieto, mis dedos juegan con tus duros pezones y mientras continuamos comiéndonos la boca comienzas a deshacerte de la poca ropa que te queda. Nuestras bocas se separan por un instante a fin de permitir el paso del sujetador y el top por tu cabeza para luego volver a juntarse como si les fuese la vida en ello. Lanzas las prendas al suelo para luego empujar mi cuerpo hacia atrás.
Contemplo extasiado tu cuerpo totalmente desnudo mientras tu apretadito coño se desliza arriba y abajo por mi lubricada polla y a continuación me lanzo a devorar tus lindas tetitas. Las lamo, mordisqueo y chupo como si quisiera devorarlas, tus pezones se endurecen más si cabe con los cuidados de mi boca hambrienta mientras aprietas mi cabeza contra tu pecho.
Mis manos vuelven a tus caderas y acompañan tus subidas y bajadas, que se hacen más profundas e intensas. Cada vez que nuestros cuerpos hacen tope seguimos apretando como si el uno quisiese fundirse en el otro aguantando unos segundos antes de volver a separarnos.
Siento tu flujo resbalando por mis testículos, tu respiración entrecortada, los gemidos de placer que escapan de tus labios… ummmm. Te clavas una vez más deteniéndote para pasar ahora a un movimiento circular entorno a mi polla que se halla totalmente hundida en ti. Tus caderas describen ahora una órbita entorno a mi polla como si esta fuese el centro de tu universo.
Mis manos apresan ambos hemisferios de tu culo apretándolos y separándolos, poco a poco vuelvo a imprimir a tu cuerpo un movimiento de subida y bajada mientras mis dedos juegan con la raja de tu culito hasta que uno de ellos encuentra tu tierno esfínter y comienza a masajearlo. Tus movimientos se hacen más rápidos, tus gemidos más intenso, mi dedo oprime tu culito con cada vaivén, mi boca devora tus tetas, nuestro sexos chocan con un ruido sorda a cada envestida…finalmente la yema de mi dedo se introduce en tu culito y de tu boca abierta sale un intenso gemido mientras tu culo oprime mi dedo, tu cuerpo cae contra mi polla una última vez para quedar clavada.
-Aggghhhh… Papaaa…
Tu respiración se detiene, una descarga eléctrica atraviesa tu sexo que comienza a contraerse entorno a mi polla. Me aprietas muy fuerte mientras todo tu abdomen se contrae en un espasmo incontrolado. Las contracciones de tu coñito y el flujo que derrama hacen que no pueda seguir aguantando por más tiempo y comienzo a derramarme en tu interior…. Siento una corriente que atraviesa mi polla cada vez que descargo chorro de semen dentro de ti.
-Ahhhhh… Loli… Lolita… hija... te amo...
-Te siento papi… me llenas… aghhh… te quierooo…
Nuestros espasmos se ralentizan para terminar relajando nuestros cuerpos el uno en el otro, nuestros sexos son uno en un mar caliente producto de la mezcla de nuestros fluidos.
La pasión y el desenfreno dejan paso al cariño y el sosiego, me abrazas mientras besas mi frente sudorosa. La respiración retoma un ritmo normal mientras beso tu mejilla y retiro mi dedo de tu culito.
-Ya está, papa, te puso el tampón. ¿Satisfecha?- susurro a tu oído.
-Siiiii, ya no quiero usar otro tampón que no sea este- dices risueña.
Me levanto sujetándote por el culo y elevando tu cuerpo con el mío, tus piernas rodean mi cintura y tus brazos mi cuello.
Separo lentamente tu cuerpo del mío para depositarte en el suelo mientras mi polla semiflacida se retira de tu chochito arrastrando una mezcla de jugos. De tu interior brota mi semen deslizándose hacia abajo por tus muslos.
Te miro a los ojos y propinándote un cachetazo en el culo te digo:
-Vamos Lola, no te vuelvo a repetir una vez más que a la ducha.
-Joder, que no me llames así. Siempre estas mandando tío, ¿no te cansas? protestas risueña mientras te diriges camino del cuarto de baño.
FIN
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