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Con el uso de la inteligencia, la astucia y una buena dosis de puerca cochinéz, aquel grupo de hermosas muchachas habían conseguido aquéllo de lograr capturar a un masculino grupo de siete hermosos muchachos que en aquella noche de verbena allá en aquella zona suburbana y boscosa, como siete idiotas cayeron los muy asnos en las manos de aquéllas que, en un trabajo previo de formidable seducción en la cual los excitaron más todavía de lo que ya estaban, lograron convencerlos para que con ellas fueran allá al más apartado lugar de aquel parque donde una gran fiesta nocturna se celebraba, y allá, en un alejado e interno redondel engramillado y rodeado de palmeras, las muchachas aquellas los convencieron para que se dejaran maniatar bien desnudos, prometiéndoles que si se dejaban hacer éso, ellas...luego les permitirían que se las follasen a todas como ellos mejor quisieran.
Los muy ingenuos...¡aceptaron!
Completamente desnudos, ahora maniatados a sus espaldas con las medias de ellas mismas con las que así los amarraron, las siete muchachas, siete al igual que ellos, allí comenzaron aquella insólita orgía de divertirse lujuriosamente a sus anchas divirtiéndose en manosearlos a su máscompleto antojo en un desesnfrenado hacer y hacer de cosquillas y todo tipo de manoseos y mil cosas en los cuerpos de aquellos adolescentes que tarde habían comprendido la ingenuidad de su credulidad imbécil, para ahora tener que aguantarlas en aquella alocada manera de ellas disfrutarlos en aquella locura orgiástica en la cual ellas...hacían lo que querían con ellos ahí desnudos, atados y calientes.
Una y otra vez los hacían a unos y otros acabar en medio de mil y una maneras de hacerlos acabar, luego de haberlos a todos -como omitimos descuidadamente decir- , que a los siete los habían ellas inyectado con un poderosísimo excitante sexuel que se les dá a los equinos y toros sementales, cuando se los junta para el apareo de copulación con las yeguas y vacas, para obtener estupendas performances sexuales de ellos. Y aquellas muchachas, luego de haberlos atado...éso a los siete les habían inyectado!
Aquel lugar, no era sinó una descabellada cosa en la cual los gritos desesperados de loco placer de aquellos chicos varones que iban enloqueciendo en caravanas orgásmicas que les hacían verter verga afuera los más despampanantes chorros de leche en aquel desesnfreno de ellas manoseándolos y mamándolos, follándolos y amasándolos...aquéllo, como decíamos, era un mezclarse de aquellos gritos y mil exclamaciones de los varones, y el gritar eufórico y el largarse las carcajadas de todas las mujeres en aquella loca e insólita orgía.
Una inmensa y hermosa luna era la nocturnal iluminación de aquella grotesca fiesta ahí en aquel paradisíaco lugar donde ellas a ellos los estaban así disfrutando, pero aquéllo ya hacía rato que había pasado a ser para ellos, como una erótica pesadilla enloquecedora en la cual una avasallante caravana enloquecedora de sentimientos gigantes deorgásmico carácter endemoniadamente bestial, los iba sumiendo a los siete en un estado de verdadera locura que sentían todos ellos llegar, pero por más que les implorasen de mil maneras que por favor amainaran ellas aquel hacer, hacer y hacer, ellas...sólo carcajadas les respondieran, mas el continuo hacer y hacer que no detenían. Si: ¡los estaban enloqueciendo!
Cada vez más fuertes y más lejos les saltaban a aquellos chicos los chorros de leche por aquellas enormes vergas empinadas y duras así permanentemente empinadas y duras, y con ellas permanentemente acosándolos en una continua orgía loca de hacerles a cada uno cada una, las cosas que más los iban sumergiendo en la locura ya inevitable.
Los gritos que aquellos muchachos desesperadamente al aire lanzaban entremezclados con suspiros y gemidos de un placer extravagantemente exagerados, ahora...los aderezaban con carcajadas demenciales como aceptando y más...como gozando con locura imbécil, aquéllo que les estaban ellas haciendo.
Ellas: ¡más reían!!!
Sí: ellos, no tenían escape. Ellas, los tenían en sus manos...¡completamente en sus manos!
Ellas habían sabido enredarlos en la atrapante telaraña de sus seductores encantos femeninos con ese aditivo ingrediente de una decidida resolución de atraparlos como los atraparon exitosamente, y ellos...cayeron como cerdos calientes en esa trampa en la cual el ardor que endemoniadamente ellos sentían, les jugó en total contra para que ellas, astutas y enormemente más inteligentes que ellos, los capturaran para lograr, merecidamente, lo que habían exitosamente logrado.
-"¡Por cerdos y por calientes les está pasando ésto!!!" Les gritaban burlonamente jocosas, las muchachas aquéllas. Y reían y reían, y sus carcajadas se entremezclaban con los gritos alocados de ellos cuando los orgasmos los invadían, y ahora sus carcajadas parecían las más verdaderas muestras de una locura cada vez más dominante en ellos siete.
Saltaban a las carcajadas aquellas hermosas y desnudas muchachas cabalgando encima de los desnudos y atados muchachos que de espaldas en la gramilla con ellas encima, eran a cada rato así follados cuando no mamados, pajiados, o...lo que ellas hacerles quisieran.
¡Cómo se reían ellas!!! El triunfo más absoluto y completo lo habían con ellos obtenido, y lo disfrutaban regodeándose en una lujuriosa alegría desesnfrenadamente exultante.
Los cuerpos de aquellos muchachos eran un nido de sensaciones infernalmente eróticas pero con un endemoniado toque de avasallante locura monstruosa, y cualquier mínimo toquecito o simple roce en sus desnudos cuerpos, era para ellos la cosa más cosquilleantemente desesperantemente, atróz, enloquecedora, y monstruosamente bestial. Y ellas...se revolcaban encima de ellos! Se revolcaban y les atrapaban la verga y les sampaban besazos sonoramente estridentes que arrancaban de ellos aullidos, y coros de carcajadas en ellas.
Ya ellas veían ahora cómo las primeras claridades del amanecer pronto irían a hacerse ver, y riéndose, comienzan a hablar sobre qué hacer con ellos, ya que ellas, deberían marcharse pues tendrían que regresar a su muy alejado lugar a varios kilómetros de allí, y deberían caminar mucho. Entonces, tienen una idea:
-"Chicas...¿qué les parece si convocamos aquí a aquéllas chicas ricas que estaban en la fiesta, y se los ofrecemos en venta???"
Así lo hacen llamándolas por sus móviles, y al lugar, a las risas y por demás sorprendidas al ver tal cosa, aquel numeroso grupo de muchachas lazaban exclamaciones al ver lo que estaban allí viendo. Éstas les explicaban lo que les habían estado haciendo, y que ahora debían marcharse, pero querían venderlos. Entonces...una acalorada discusión comienza entre las recién llegadas:
-"¡Nosotras los queremos, nosotras los queremos!!!"
-"¡No! ¡Nosotras los queremos!!!
-"¡Que no, que los queremos nosotras!!!"
Así, una pugna dábase entre las ricas nuchachas que ahora ahí discutían para ver cuál de los grupitos de ellas se quedaba con aquél "botín", y entonces, una de las "dueñas" de los capturados, así exclamó para resolver aquel problema:
-"¡Silencio todas, que tenemos una idea!!!: ¡haremos...una subasta!!!"
Eufóricas y codiciosas las chicas aquéllas comenzaron a ofertar elevando a cada oferta el valor ofrecido, y cada grito ofertaba un dinero mayor, y de inmediato otra oferta superaba la ofertada, y otra enseguida ascendía el valor, y aquéllo parecía una verdadera subasta comercial ahí en la madrugada con la luna como luz única. los chicos, completamente locos y riéndose estupidamente, contemplaban aquéllo, sin ya entender nada.
Entonces, unas de las chicas ofertantes hace a las demás una propuesta comercial "cooperativa", así proponiendo:
-"¡Chicas, si se los llevan sólo unas, no los podrán disfrutar las otras; ¿qué les parece si nos juntamos todas haciendo una oferta mucho más fuerte entre todas, y estas chicas obtienen mejor dividendo, y nosotras nos aseguramos todas la mercadería! ¿Qué les parece?"
Todas aprueban la propuesta, y ya...la oferta es jugosisísima, y exclaman las "rematadoras":
-"Vendidos!"
Un griterío de todas, y aplausos y saltos eufóricos y alegría general coronaba aquella subasta con éxito realizada, y ya, los chicos pasaron de unas chicas...a las otras, mientras el dinero era pagado, y ya unas se marchaban felices y con dinero, y las otras...riéndose se los llevaban para introducirlos en aquellas inmensas y hermosas camionetas en las que habían allí todas aparecido.
Ellos...allá se iban con estas otras. Y se iban, ¡locos! "¡LOCOS DE REMATE"!
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