Excitada, mojada, alterada y caliente.me desnudo lentamente pensando en todas las cosas que voy a escribirte y de las que después, seguramente, me avergüence. Pero éste maravilloso anonimato provoca en mi una mixtura de sensaciones morbosas que me mojan infinitamente. Que me leas me excita. Que te excite me pone a mil. Pasa entonces y léeme. Disfruta y siente.y gime conmigo.
Tímidamente apago la luz y me meto en la cama, boca abajo. Estoy con las hormonas revueltas y no me resisto a pensarte. Tan sólo la idea de lo que te haría ésta noche me endurece los pezones. Así que me levanto la sudadera, suave y me relajo para sentirte.
Rozo mis pezones suavemente contra el colchón que tiene una funda roja de felpa, es un poco áspera.pero me gusta. Roceteo jugueteando y saltan como un resorte poniéndose duros. Es entonces cuando el cerebro manda la orden "roza más fuerte". Me muevo de un lado a otro lentamente contoneando el pecho y a la vez un hilito de excitación aparece entre mis piernas. Las caderas me piden movimiento, porque a cada momento te pienso. Se balancean acompasadamente como si me penetraras desde atrás. Elevando un poquito el culo te siento e imagino que me agarras fuertemente. A la vez tiras de mi como si fuera de cristal y me pones a cuatro patas. Mis pechos siguen rozando la suave felpa pero echan de menos tus manos,que, como si lo adivinaran salen al rescate para dar con las curvas exactas. Tus manos cubren mis pechos y con fuerza me atraes hacia ti dejándome sentada sobre tu miembro que ya hace rato babea. Las primeras gotas de melaza comienzan a resbalar por mis nalgas. Me humedezco, me retuerzo y me excito.me encanta sentirte así. Me rozas entera dejando restos de ti por allí por donde pasas. Me excitas, me erizas, me vuelves loca. Restriegas la punta recorriendo mis bajos sin olvidar golpear suavito y repetidas veces mi clítoris que te anhelaba hace tiempo.
De vez en cuando miro hacia atrás y dios me pone muy cachonda ver desde abajo cómo tu cara se contrae de gusto y me susurras guarradas con tu voz que tan sexy me parece. Decido sentarme sobre ti.
Y de nuevo me tratas como si de cristal estuviera hecha. Me volteas para que quede sentada mirando hacia ti y me penetras lentamente hasta que consigues mi primer gemido profundo. Comienzo a mover las caderas restregándome como si no pudiera dejar sin tocan ni un solo centímetro.
A éstas alturas todo mi culo; principio de la espalda, la ingle, los muslos, todo está empapado de ti. De tus mieles que me vuelven loca. Resbalo entre tus piernas en tu jugo caliente, y excitante. Pensar que es tuyo, pensar que te corres por mi.me encanta.
Con una hábil maniobra me tumbas boca arriba y me rozas los pezones con la punta de tus dedos suaves. Tan suaves como tu polla que avanza a la vez por cada resquicio de mi entrepierna. Después me introduces cuatro centímetros de tus sensibles dedos, lento, muy lento, como siempre. Deslizando, girando, acariciando.Mi clítoris suda excitado pensando en lo que viene. Comienzas a dar golpecitos suaves y ambos escuchamos el "plof-plof" tan excitante de los jugos pasionales. Mientras mi mano se ha deslizado y te recorre, la recorre, con movimientos cada vez más eufóricos. Me arrodillo ante ti y con tímidos lametones comienzo a comerte poquito a poco. La recorro de arriba abajo mientras toqueteo y acaricio.Huele a sexo, pasión y fiebre.y viene tu corrida.
Ansiosa te pido, colocándome con el culo bien erguido, que te corras ahí. Córrete en mi vulva, córrete en mi coño. Inúndame mientras aprietas contra mi tu polla para que note cómo escupe los placeres blancos, tibios y espesos que gotean y resbalan desde el final de mi espalda hasta la parte delantera de mi coño. Quiero mancharme de ti, de tu sexo, de tu olor, de tu sabor.
Ámame, quiéreme, mójame y fóllame. todos los días de tu vida.