Es increíble lo que hace poco tiempo sucedió en mi vida. Realmente no sé como describirlo, pues es irónico, gracioso y sorprendente (al menos para mí)
Debo empezar por aclarar algo (y debe tomarse muy en cuenta esto): Yo soy lesbiana. No soy ni bisexual y mucho menos heterosexual y jamás en mi vida he tenido un novio. Aclaro esto porque lo que a continuación relatara es algo que dio un giro en mí.
Todo comenzó una vez que paseaba cerca de un lugar donde venden películas pornográficas y pues me dio curiosidad y, pues compré una.
Al ponerla, lo primero que vi fue a una mujer chapándole el miembro a un tipo. Vaya que a ella le gustaba realizar tal cosa, pues parecía como si estuviera probando un caramelo. Lo que más llamó mi atención es que la chica sonreía y parecía muy divertida al chupar aquel pene.
Y en todas las escenas de aquella película, las mujeres que le chupaban el miembro a aquellos fulanos parecían muy divertidas. Incluso hubo una a la que le eyaculan la cara y mira al tipo que le eyaculó y le sonríe, como agradeciéndole lo que le acaba de hacer.
De ahí, mi curiosidad se despertó y comencé a comprar más y más películas. Y está de más decir que en todas aparecían mujeres chupando penes y muy divertidas al hacerlo.
Y aquí comienza mi historia.
Como se los mencioné al principio, yo nunca en mi vida he tenido novio y jamás he besado a un hombre en la boca. He tenido novias y a una de ellas le chupé sus pechos y permití que me chupara los míos y vaya que se siente delicioso que te los chupen. Pero, luego de ver tantas escenas de mujeres chupando penes se despertó en mí el gusanito de saber porque les gustaba tanto a ellas chupar penes.
En una ocasión un amigo mío (que sabe muy bien mis preferencias sexuales) me invitó a ver una película en su casa (esta no era porno, aclaro ¿he?). Yo me encontraba sentada a su lado y, en un momento dado, yo me voltee a mirarlo y le dije: - Oye, te quiero chupar el pene – Él me miró extrañado, pues sabe muy bien que yo soy lesbiana (no bisexual ni heterosexual, sino lesbiana al cien por ciento), además que me imagino que a cualquier hombre le sorprende que una mujer le diga sin tapujos: Te quiero chupar el pene. Después él me dijo - ¿Y eso? – y yo les respondí: - Simple curiosidad, quiero saber que se siente – él se encogió de hombros y dijo: - Adelante.
Él se puso de pie y comenzó a bajarse la cremallera, pero yo le dije: - Espera, no te pongas de pie, mejor acuéstate en tu cama. Él se acostó, ya con los pantalones abajo, pero aun con el calzón puesto. No sé ni porque lo hice, tal vez porque en las películas que vi, tanto el hombre como la mujer estaban completamente desnudos, así que le quité los zapatos para poder quitarle el pantalón con más facilidad. Aun no le bajaba los calzones cuando preferí quitarle primero la camisa. Y ahí, yo comencé a desnudarme a mí misma. Primero me quité la blusa y después los tenis para así poder quitarme mi pantalón (nunca uso falda), al final me quité el sujetador y mi brasier. Al quedar completamente desnuda, vi como mi amigo tenía la boca abierta, pues aunque no soy muy cuerpuda, tampoco estoy tan mal. Entonces me le acerqué a él, quien permanecía acostado en su cama y le quité su calzón por fin.
Entonces lo vi. Por primera vez en mi vida veía un pene en vivo; nunca había visto uno más que en películas. No era muy grande, pero tampoco tan pequeño (calculo que mediría unos 15 cm.). Ya se le había parado y lo tenía duro como roca. Yo recargué las palmas de mis manos en la cama, cada una a los lados de mi amigo. Agaché la cabeza y acerqué mi boca a su miembro y me lo metí entero. Por primera vez en mi vida chupaba un pene. Por fin satisfacía mi curiosidad de saber porque a aquellas mujeres les causaba tanto jubilo chuparle el miembro a un hombre.
Pero oh decepción. El sabor era feo y me provocó asco. Hubiera querido sacarlo de mi boca inmediatamente, pero no me pareció correcto haber dejado a mi amigo completamente desnudo y desnudarme yo también, para solo darle una chupada y decirle: - Es todo, no me ha gustado el sabor de tu pene, así que opté por seguir chapándoselo. Él permanecía quieto, y se sentía relajado, sin en cambio yo, solo tenía un pensamiento en mi cabeza: - Que asco. Que feo sabe. No sé como a las mujeres puede gustarles tanto esto, si sabe horrible. Que asco…
Entonces sucedió lo inesperado (al menos para mí). Me encontraba yo repitiéndome en mi cabeza una y otra vez la misma frase: - Que asco. Que asco. Que as…
No pude terminar la frase, pues lo que sucedió a continuación, me llenó de sorpresa. Él eyaculó en mi boca. Todo su esperma comenzó a batirme la boca y fue todo tan rápido y sorpresivo que no tuve ni tiempo de separarme, sino que su pene continúo dentro de mi boca mientras todo su esperma se le salía. Yo solo atiné a abrir los ojos grandes como platos y mirarlo a los ojos, llena de sorpresa, así pude ver que él tenía la boca medio abierta y los ojos con una expresión de satisfacción.
Cuando terminó de soltar todo su esperma, se quedó mirando al techo, lo sé porque yo no pude quitarle los ojos de encima y sacar su pene de mi boca, pues la sorpresa fue grande. Entonces comencé a deslizar mi boca de su pene poco a poco, sin quitarle la mirada. Y así, yo de rodillas en su cama y él acostado, me miró y vio mi boca llena de su esperma. Acto seguido, delante de él ¡GLUP! Me pasé el esperma que había quedado en mi boca y (aun no sé ni porque lo hice, pero lo hice) le mostré mi lengua, para que comprobara que realmente me había tragado todo su esperma. Él se quedó con la boca abierta (ahora él era el sorprendido) y sin que él dejara de verme, comencé a limpiar mi boca pasándole mi lengua alrededor de esta.
Lo que a continuación redactaré es lo más sorprendente, tomando en cuenta que soy lesbiana. Dirigí la vista a su pene y pude ver que aun quedaban residuos de su esperma en su miembro. Me acerqué a este y cuando estuve cerca, saqué mi lengua y comencé a lamerle justamente la punta de su miembro.
El sabor del pene no me había gustado, pero el del esperma sí, por eso comencé a lamérselo, para poder comerme aquel líquido que tanto me había gustado. Era como comer uno de esos dulces de tamarindo que salen de un envase de plástico al que hay que apachurrarle algo para que el dulce salga (y que precisamente tienen forma de pene). Así parecía la cosa, que yo me comía uno de esos dulces de tamarindo directamente de su envase de plástico; pero resulta que no era ningún dulce de tamarindo, sino el esperma de mi amigo y resulta también que no era ningún envase de plástico, sino un pene de carne y hueso y el dueño del mismo no es de roca, así que comenzó a moverse como tlaconete con sal, pero de alguna forma mantenía su cadera quieta, para que yo siguiera comiéndome su esperma. A mí eso se me hizo de los más divertido, así que ahora, aparte de lamerle su pene para poder comerme su esperma, también lo hacia porque se me hacia divertido su reacción de moverse como tlaconete con sal. Y ya no solo le lamí la punta, sino todo su miembro entero, pues el esperma ya se había escurrido en todo su pene y, el sabor del esperma era tan rico, que no quería yo dejar ni una gota.
Entonces me detuve por fin. Dejé de lamérselo, pero permanecía mi cara a unos escasos cinco centímetro de su pene. Él dejó de moverse y me miró. Ambos nos miramos a los ojos y (esto es algo que él no se esperaba, pero que le gustó mucho) aun quedaba una gota de esperma precisamente en la punta de su pene; yo le sonreí a él al mismo tiempo que sacaba mi lengua y con ella le limpiaba la última gota de esperma que le quedaba en su pene sin dejar de mirarlo a los ojos.
Y terminamos.
Yo quedé acostada sobre él (sobre su entrepierna), mientras me acariciaba mi cabello. Entonces me lo dijo: - ¿Quieres ser mi novia? – al principio me sorprendí, pero al final le dije: - Discúlpame, pero no, pues tú sabes muy bien que a mí no me gustan los hombres, sino las mujeres. Él se entristeció un poco y me dijo: - Pero me ha gustado mucho lo sucedido – y yo le respondí – Eso no es problema ¿Qué te parece que cada día venga yo aquí y, sin necesidad de ser novios, te hago lo mismo que te he hecho?
Y así ha sido hasta la fecha. Él se lleva unas buena chupada en su pene y yo saboreo aquel liquido que tan rico me a sabido (el esperma).
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