Habían ya transcurrido dos años de la boda de María, pasé un día a saludar a doña María y le comenté que pasaría el fin de semana en la casa cerca de la playa, me pidió favor de llevarle unas cosas a su hermana Liza, y al mediodía estaba cumpliendo con el encargo, me comentó Liza que sus hijos estarían por la capital esos días y que se sentía aburrida y un poco estresada, fuimos a a playa a nadar un poco, estaba impresionado de ver en traje de baño a esa mujer hermosa a sus 42 años, fuimos luego a la casa quitarnos la sal y zambullirnos en la piscina, luego empecé a darle un masaje con aceite en su espalda y piernas, ella boca abajo, se zafó el brassiere del traje, y ya recorría totalmente su espalda desnuda con mis manos, la verdad era que estaba con la pija parada y el bulto era notable, ella se dio cuenta, y me dice mejor déjalo así, te excitaste tú y no tardaré yo en hacerlo de verte ese paquetón, como respuesta le dí vuelta y empecé a acariciar sus pechos aún firmes y sus pezones se endurecieron, sin pensarlo dos veces empecé a chupárselos suavemente, ella no me dijo nada, busqué su boca y la besé, al principio ella no me respondió y empecé a chupar suavemente sus labios, y entonces ella reaccionó y me atrajo hacia ella y empezamos a besarnos, bajé por su cuerpo y quité el resto de su traje y me posé sobre su vagina y le lamía de arriba hacia abajo, me dijo que allí no que era mejor en una habitación, me saqué la Bermuda y saltó el tronco de verga ante su cara, ella empezó a acariciarlo y se lo llevó a la boca a chuparlo,, luego tendidos sobre la cama empezamos a disfrutar de un 69, me pidió que la penetrara despacio, porque era muy largo y grueso, sólo le metía la mitad y lo sacaba y lo volvía a meter, con sus talones en mi espalda me jaló con ellos, y me verga empezó a deslizarse hasta entrar toda, y empezó el vaivén delicioso, ella estaba super mojada, su vagina había dado de si, y el choc, choc, era cada vez más intenso y sonoro, gemía y sollozaba de placer, habían transcurrido mas de 7 años que no tenía una pija adentro, y ahora la tenía y que verga la que estaba gozando, decía que nunca se imaginó tener una pijota así taladrando su interior, esa mujer lloraba de placer en cada orgasmo, era caliente, supercaliente, le exploté con chorros intensos calientes y espesos de semen, quedamos tendidos sobre la cama exhaustos y bañados en sudor. lo hicimos dos veces más, y me dijo que era la primera y última vez, y que no era sano seguir con esa relación, ella se había enterado que había cogido a sus sobrinas, que Roxana se lo había comentado, con un morbo extraordinario, y que de recordarlo había caído ella también en la tentación, pero que por favor no lo intentara de nuevo porque no podía decirme que no, y así lo hice no le insinué nada,pero poco tiempo después ella era la que me llamaba para que la cogiera.