Liseth me lleva de edad 6 años, dejé de verla cuando yo tenía 13 años, ella era una chica hermosa, usaba minifaldas y tenía unas piernas esbeltas, blancas torneadas, mis amigos de mi edad y yo nos pajeabamos a su salud, dejé de verla cuando nos cambiamos a vivir en otro sector de la ciudad. Casualmente ya ella casada se fué a vivir cerca de nuestra nueva casa,seguía hermosa y sensual. Su familia era acomodadad, su padre tenía la representación de una compañía de grasas y lubricantes, y conoció a su marido en el negocio de su padre, él tipo era el contador del negocio, pero según me enteré después era un sinverguenza y aprovechado, casi hizo quebrar a su suegro, robó como nadie, el matrimonio enfadó mucho al padre de Liseth, y fué tanto la cólera que por poco muere de un infarto. El tipo estuvo un tiempo en prisión, y luego consiguió un trabajo en el cual no duró mucho, y estuvo casi siete meses sin trabajar, hasta que le salió una oportunidad fuera de la ciudad, y venía al principio cada mes, después a dos o tres meses, según parece estaba con otra mujer ya madura que le daba dinero por cogerla. Liseth lo sabía y fué cuando yo entré en escena, a raíz de cogerme una noche a la muchacha que le cuidadba al bebé, tal y como se los relaté en categoría confeciones bajo el título de dos esplenderosos polvos. A partir de esa noche que cogimos, agarramos rutina a diario, generalmente, cuando yo venía de estudiar el bachillerato, pasaba a su casa al rededor de las cuatro de la tarde, y la pasaba con ella hasta las siete de la noche. La segunda vez que cogimos, ella estaba con una bata corta, acababa de ducharse, y ya en la habitación pude verla completamente desnuda, sus esplenderosos pechos blancos y duros, con su pezon rosado grande, por la lactancia del bebé, su cintua fina y sus hermosas nalgas paradas, su piernas esbeltas y firmes y su conchita deliciosamente abultadita y muy peluda. en un 69 nos corrimos los dos, ella seguía chupando mi polla, le encantaba y siempre me comentaba con placer, que siempre deseó tener adentro una verga gruesa y enorme, se sentó sobre mi, y con suficiente gel, la lubrico y se la fué metiendo despacio, y fué acelerando el ritmo, sollozaba de placer y gemía como gata en celo, hasta que se vino y yo derramé toda mi leche en ella, me pidió que la inundara porque ya se había puesto en tratamiento de anticonceptivos, pero me prohibió que volviera a coger a su muchacha de 16 años, por supuesto le dije que no lo haría, pero cuando ella no estaba, la chica iba a mi casa y allí cogíamos, porque no podía dejar de follar a esa niña tan angelical, y deliciosa.