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Categoría: Infidelidad

Ligué a una casada durante una fiesta y la llevé a un hotel a joder

Después de haber ido a una fiesta y haber conocido a una madurita calentona y calenturienta. Me la llevé a un hotel, pues nos estábamos poniendo cariñosos en exceso para estar en el lugar que estábamos.  Me fue fácíl ligar a aquella a aquella lasciva madura, pues durante toda la fiesta no paraba de mirarme y mi grupo de amistades no paraban de recordármelo.  Fui directo a donde ella se encontraba charlando con sus amistades

— Hola, he visto que no me quitas ojo, ¿como te llamas? — inquirí— Me llamo Alessandra — afirmó ella

— Yo me llamo Frank — declaré

Nos dimos dos besos como inicio de presentación y comenzamos a charlar. Empecé por preguntarla que porqué no me quitaba ojo y me dijo que yo le parecía muy atractivo y elegante y yo alabé su forma sexy y sexual de vestir, lo cual le agradó con satisfacción.  Alessandra vestía muy procaz y provocativamente, pues llevaba un blazer negro muy ceñido y una muy ceñida mini falda, todo en color negro que acentuaba y resaltaba sus gordos melones y su lascivo culo de zorra lujuriosa. En el cuello, llevaba un collar de perlas grises muy caras y unas medias de color negro que acababan en unos zapatos de tacón de aguja con puntera que elevaban su culo y tetas.  Eso me puso mas caliente, rijoso y cachondo.  Estuvimos todo la noche juntos pero lo que trascendía y exhalaba era que aquello iba a acabar en sexo, pues nos habíamos gustado. Yo no podía quitar la vista de ese sensual cuerpo de zorra madura en celo y mis amistades me guiñaban el ojo de complicidad, pues intuía por la sonrisa de cada uno, que ya mas de uno se la había cepillado.  Después de departir, conversar y parlotear con casi todos los asistentes al evento, Alessandra me rogó y solicitó que por favor nos fuéramos de allí, ya que le estaba empezando a aburrir la fiesta

— Frank, cariño, dejemos la fiesta. Me está empezando a aburrir — solicitó Alessandra.

— De acuerdo, querida Alessandra.  Tus ruegos son ordenes — afirmé tajante

Nos dirigimos a saludar y despedirnos al anfitrión y dueño de la casa y nos marchamos como dos enamorados.  Yo cogí mis llaves del coche, abrí la puerta y Alessandra entró en el y me lanzó una picara y rijosa mirada de deseo sexual.  — Ya tenía ganas de dejar la fiesta. Ahora eres solo para mi — anunció Alessandra

— ¿que quieres decir con eso? — interrogué

— Ya lo sabrás, ya lo sabrás — ratificó Alesandra mientras me acariciaba la entrepierna

Ya estaba empezando a ponerme cachondo y rijoso de tanto acariciarme la entrepierna esta puta golfa de Alessandra que me miraba con embeleso y arrebato lujurioso

— Sabes Frank, hace tiempo que el cornudo de mi marido no jode conmigo — expuso Alessandra

— ¿Por qué me cuentas eso, cariño?, ¿tienes ganas de hombre? — investigué

— Por eso he acudido a esta fiesta, a ligar a un hombre atractivo que sepa joderme y a tope y me suelte procacidades y mil marranadas — expuso Alessandra— Has ligado con el hombre adecuado, zorra mía. Te voy a hacer sentir como una sucia fulana — declaré

Ya estaba mas y mas caliente y esta golfa depravada de Alessandra iba a sacar mi lado mas perversamente sexual y la iba a dar rabo a base de bien. La muy cochina de Alessandra, abrió su ceñido, apretado y sexy blazer y saltaron de el sus gordos melones que los sujetaba un sostén de color rosa fucsia con negros ribetes que me excitaban rijosa y sexualmente sobre manera

— Me has puesto muy verraco, putona.  Sea, te voy a dar mucho rabo, ¡so golfa! — exclamé excitado

— Para eso he ido a la fiesta, para ligar y me den un repaso. Lo necesito querido Frank — Descubrió Alessandra

Alessandra ya me miraba mas impúdica y concupiscentemente y estaba mas y mas cachonda pues la conversación discurría por donde ella deseaba y prefería y yo ya estaba con mas ganas de hacerla varios taladros por donde ella me pidiera.

— Deseo que me jodas bien, cariño, Hoy ansío ser una puta, tu puta — reveló Alessandra lascivamente

— Te voy a dar mucho rabo. guarra. Vas a chillar mas que una cerda en matanza — aseguré

El trayecto al hotel terminó donde ella deseaba, pues ella ya tenía unas desmesuradas ganas de rabo, ya que mientras todo el viaje me lanzaba frenéticas y furibundas miradas sexuales. Llegamos a la puerta del hotel y con lujuria esta puta cerda de Alessandra me besó libidinosamente con lengua

— ¡Que bien hueles, cabrón!, ¡hueles a macho en celo! — manifestó Alessandra después de meterme a fondo su lasciva lengua en mi boca

— ¡Tu si que hueles bien, perra!, ¡Estoy súper empalmado! — aseveré lujuriosamente

La fulana lúbrica de Alessandra rio mi estado y mi rabo parecía querer salir del pantalón pues se notaba la punta que estaba a punto de salirse

— ¡Guau, que sensible!, ¡como te he puesto! — demostró Alessandra

— ¡Te voy a follar a lo bestia, puerca!, ¡tengo el rabo a punto de explotar, guarra! — observé con frenesí sexual

Entramos al hotel y nos dirigimos a registrarnos y pasar la noche de jodienda que me esperaba con esta fulana voluptuosa y libertina de Alessandra. Al acceder al ascensor, nada mas cerrar las puertas, la ramera Alessandra me echó los brazos a los hombros y me pegó un libidinoso beso de lengua que me dejó estupefacto mientras la cochina de Alessandra me metía mano desmedidamente con enloquecido frenesí erótico

— Que bien me lo voy a a pasar contigo cabrón. Ahora si que eres mío del todo — proclamó Alessandra depravadamente

— Te voy a hacer mil taladros, ¡so zorra!, estoy salidísimo — exterioricé lascivamente

Nos separamos y yo llegué a la habitación con un tremendo y acentuado subidón de adrenalina y ella con unas tremendas y formidables ganas de ser jodida, entaponada e intensamente sodomizada por mi duro rabo de semental.

— Cariño, prepárate que te voy a hacer creer que eres una puta de verdad — confesé lujuriosamente

— Me encantas cuando te pones tan romántico — observó Alessandra.

Nada mas entrar en la habitación, Alessandra se dirigió a un enorme sofá negro muy amplio y de cuero con urgencia lúbrica y yo fui a la la pequeña nevera a por una botella de champán y dos copas al efecto.  Serví primero a esta guarra desvergonzada y procaz de Alessandra que me miraba con desvergüenza y procacidad y unas brutales ganas de rabo.

— ¡Que rico está este champán!, pero mas rico estás tu, bribón . . .  — confesó Alessandra con brutal impudicia

— ¡Tu si que estás rica, ¡zorra!, te voy a empalar con mi rabo, ¡zorra! — prorrumpí lascivamente

Mientras paladeábamos y degustábamos el champán la putanga desenfrenada de Alessandra jugaba erótica y muy sexualmente alrededor de mi rabo para espolear e incitarme a un brutal sexo ilimitado

— ¡cariño, hoy voy a ser la mas guarra de cuantas has jodido! — evidenció Alessadra eroticamente

— eso espero, golfa lasciva, pues quiero poseerte como a tal — añadí lascivamente

La meretriz impúdica de Alessandra subió su juguetona mano hasta mi cuello, que ya me había quitado la corbata para empezar a desabrochar y desabotonarme la camisa y yo le desabotoné su muy ceñido blazer para sobar y magrear uno de sus fantásticos melones que tan salido y cachondo me ponían

— ¡que buena estás, ¡zorra!, ¡como me pones de salido, ¡so puerca! — testimonié obscenamente

— ¡te deseo con vicio, lascivia y depravación, cabrón!, ¡jódeme!, ¡pétame! — descubrió Alessandra sicalipticamente

La muy puerca de Alessandra ya me había desabrochado la camisa y yo la estaba sobando sus gordos melones de ramera libidinosa y ella estaba mas y mas libidinosa y salida cual ramera de burdel

— ¡te voy a llevar al mar de la lujuria, ¡putona! — comuniqué impudicamente — ¡si, cabrón!, ¡jódeme bien hasta marearme de placer, canalla! — pidió Alessandra lascivamente

La fulanona de Alessandra se acercó mas y mas hacía mi para que empezara a lamerla y besarla el cuello y empezaran los prolegomenos sexuales, la muy puerca empezó a dar los primeros gemidos y jadeos sexuales porque estaba empezando a ponerse lasciva y cachonda de deseo y ardor sexual

— ¡que caliente me pones, perra! — advertí sexualmente

— ¡tu si que me vuelves loca, cabrón! — gimió Alessandra lascivamente

La muy cerda mientras nos sobábamos y magreábamos se echó atrás para que empezara a deleitarme con sus fabulosos y sexys melones de ramera desbocada y al subirle la falda, pude comprobar anonadado que la muy marrana no llevaba bragas y ni siquiera un sexy tanga, lo cual me emocionó bastante y me empujó a ser mas sinvergüenza y crapuloso con ella.

— ¡cabrón, hijo puta, me estás volviendo loca con tus sobeteos y toqueteos — enfatizó Alessandra libidinosamente

— ¡pero que marrana eres cariño!, ¡eres una sucia provocadora nata! — observé depravadamente mientras la sobaba un melón

La guarrona se deshizo del sexy sostén para que pudiera lamer y disfrutar mejor de sus fantásticos melonazos de ramera libidinosa y arrancarla masa vagidos y gemidos de ramera y mientras le comía sus sexys globos la muy puerca no paraba de jadear, gemir, dar vagidos y soltar mil guarradas chabacanas

— ¡slap!, ¡slap!, ¡slap!, ¡slap! — lamía yo sus tetazas

— ¡que bueno estás cabrón!, ¡que bien me comes las tetas! — bramaba Alessandra de placer

Mientras le comía sus muy admirables tetazas, metía un dedo en su muy rasurado coñargón de guarra y la puerca se posicionaba mejor para tener mas placer mientras le manipulaba su lascivo sexo de diosa lujuriosa

— ¡cabrona, que buena estás, que bien me haces sentir, puerca! — evidencié depravadamente

Dejé de comerla sus tetazas para darla un libidinoso pico mientras le dedeaba el coño y la hacía jadear y dar vagidos de placer a esta puerca de Alessandra

Después de darla ese lascivo pico me tiré como un lobo lujurioso a lamer lascivamente su muy rasurado coñargón de guarra y Alessandra se sobaba los tetones al tiempo que jadeaba intermitentemente y me insultaba chabacana y libidinosamente exhalando lascivos improperios y mil denuestos lujuriosos presa del concupiscente momento

— ¡cabrón!, ¡hijo de puta!, ¡que bien me lo comes, canalla!, ¡soy tu puta cerda!, ¡dame mas gusto, bribón! — gritaba la puerca de Alessandra entre mil vagidos de placer

— ¡slap!, ¡slap!, ¡slap!, ¡slap! — lamía yo su coño

Dejé de lamer su fantástico y vicioso coño de ramera depravada, para hacerle un dedo y la muy cochina se puso aún mas salida y sus delirantes jadeos lascivos iban en aumento al igual que sus ofensas e insultos sexuales que tan cachondo y libidinoso me ponían

— ¡canalla, me estás matando de placer!, ¡no pares hijo de puta!, ¡me cago en ti, me vuelves loca! — exclamaba lascivamente entre vagidos sexuales

— ¡toma dedo, zorra!, ¿te gusta, eh puerca!, ¡toma dedo sucia cerda! — exclamé libidinosamente

Acerqué mi boca para volverla mas loca y que sus vagidos, gemidos, gemidos y mil bramidos sexuales se acentuaran y largase mas y mas improperios sexuales

— ¡eres un sucio canalla vicioso y depravado!, ¡me estás poniendo mas burra, cabrón!, ¡me estás poniendo a tope y estoy mareada de placer, pero sigue hijo de puta malnacido, sigue cabrón! — clamaba de placer esta fulana de Alessandra

Dejé de follar su coño chorreante con mi empalante dedo y comencé a lamer desaforada y frenéticamente su coño y la muy furcia prosiguió gimiendo mas y mas y lanzando mil ayes y jadeos e insultos sexuales que me ponían lascivo y libidinoso — ¡hijo de puta, me estás volviendo loca, so cabrón! — bramaba Alewssandra de placer libidinoso

— ¡shuj!, ¡shuj!, ¡shuj!, ¡chuik!, ¡chik!, ¡chuik! — lamía yo su coño

Después de estar en esta postura tan depravada, lasciva y muy libertina, la golfa guarra de Alessandra me rogó que me deseaba quitar los pantalones para comenzar a comerme el rabo

— Frankie, cariño, como me has dado tanto placer con tu sabia lengua de semental, ahora deseo que sepas lo puerca y guarra que soy — rogó Alessandra lascivamente

Me puse de pie y la guarrona Alessandra comenzó a desabrocharme el pantalón y se puso mas cachonda al ver mi sexy pero lujurioso tanga de actor porno

— ¿y ese lascivo tanga tan sexy? — preguntó Alessandra libidinosamente

— Esperaba ligar con alguna fulana en la fiesta de esta puta noche y has resultado ser tu la ganadora, querida Alessandra — manifesté depravadamente

Alessandra se quedó petrificada de lo sexy y libidinoso que podía ser y comenzó a lamer lenta y libidinosamente mi sexy y obsceno tanga de actor porno y yo proseguí a dar mil vagidos y cientos de bramidos placenteros haciéndome poner los ojos en blanco de gustazo. Después la rogué que me diera pequeños mordiscos para que me pusiera mas cachondo de lo que ya estaba y así aumentara y se acentuara mi ya de por si duro rabo.  Yo proseguía gimiendo y dando berridos sexuales pues la muy golfa sabía lamerme el tanga y me gustaba y encendía lascivamente que me diera pequeños mordiscos en el escroto y eso realzaba mi ya de por si desenfrenada cachondez y yo la largaba entre gemidos improperios y denuestos sexuales que encendían su procaz libido de ramera de burdel

— ¡canalla!, ¡cabrón!, ¡me pone muy cerda tu sexy tanga! — bramó lascivamente Alessandra

— ¡zorra!, ¡cochina, cerda, puerca, marrana, zorrón, guarra! — solté entre jadeos

La marrana de Alessandra estaba mas ardiente y encendida todavía pues tantos sinónimos de puta la lancé que estaba corrida de gusto al hacerla sentir como una sucia fulana de burdel de carretera Después de las mil lamidas, por mi me quitó el sexy tanga y procedió a engullir como una glotona sexual mi rabo de semental — ¡glug!, ¡glug!, ¡glug!, ¡glug!, ¡glug!, ¡glug!, ¡glug!, ¡glug! — tragaba la guarrona de Alessandra

— ¡Pero que guarra eres, querida Alessandra!, ¡me estás haciendo gozar como un cabrón! — revelé lascivamente

Cambiamos de postura y volvió a engullir mi duro rabo y yo la dedeaba su chorreante y excitado coñargón de guarra depravada

— ¡chupa, puta!, ¡toma rabo, cerda! — exclamé lascivamente

— ¡glug!, ¡glug!, ¡slap!, ¡slurp!, ¡Chlok! — mamaba Alessandra afanosamente mi rabo— ¡me estás matando de gusto, cerda! — bramé libidinosamente mientras le sobaba y manoseaba sus orgiásticos globos de fulana licenciosa y pervertidora

La putona de Alessandra seguía mamando mi rabo como si fuese una pequeña bebé y estaba alucinada, enajenada y ensimismada mamando mi rabo con ardor y fenomenal ahínco sexual.  Yo la estimulaba y enardecía su ya de por si alentado coñargón y me daba mas morbo pues emanaban mil flujos y eso me excitaba mas y mas

— ¡Deseo haverte una cuaban, cabrón! — revelç´po Aesasndra

— ¡Me gusta, cerda! — afirmé lascivamente

La putanga Alessandra procedió a hacerme una cubana con sus globazos y yo estaba gimiendo como un puto vicioso salido

— ¡puta, cochina, puerca, marrana, ramera, golfa!, ¡que gustazo me das! — gemí — ¿te gusta, eh?, ¡vaya cubana que te estoy haciendo cabronazo! — afirmó Alessandra entre jadeos

— ¡si puerca, si!, ¡que gustazo me das, zorra! — afirmé

Después de esta soberbía pajaza la marrana fulana de Alessandra procedió a clavarse mi ya mas endurecido rabo y comenzó a saltar con el dentro

— ¡uuhm!, ¡uff!, ¡agh!, ¡agh!, ¡ah!, ¡sii!, ¡umm! — gemía lascivamente Alessandra.

— ¡agh!, ¡ah!, ¡sii!, ¡umm!, ¡toma rabo, zorra!, ¡uuhm!, ¡uff! — jadeaba yo— ¡me pones muy caliente, canalla! — exclamaba Alessandra con lujuria

— ¡toma rabo, puta!, ¡todo para ti, cerda! — jadeé viciosamente— ¡siii!¡jódeme mas, canalla!, ¡no pares, cabrón! — conminó lascivamente Alessandra

— ¡toma polla, guarra!, ¡gózame, hija puta! — bramé viciosamente

La cochina seguía gimiendo y gimiendo y lanzando mil ayes de perturbadora lascivia y me insultaba sexualmente y eso me excitaba y sacaba a la sucia y procaz fulana que llevaba dentro esta maldita pécora y malvada desvergonzada de Alessandra

— ¿sientes mi rabo, sucia fulana?, ¿te gustaaa? — manifesté entre mil gemidos

— ¡meee estaass maaataaandooo!, ¡como sube y baja, cabrón! — observó Alessandra muerta de placer

Despues de este fantástico subibaja la jodí de lado y la muy cochina no paraba de insultarme procazmente y eso aumentaba mi temperatura sexual y daba mil vagidos entre denuestos sexuales.

— ¡eres un magnifico cabrón!, ¡me vuelves loca!, ¡como me taladras, so canalla! — soltó Paula de erótico impulso sexual

— ¿no querías polla?, ¡toma rabo, so zorra!, ¡me pone a mil joderte, so puerca! — bramé todo lascivo entre berridos sexuales

Dejamos esta libidinosa postura y ella se tumbo abierta de patas pero con las patas sobre unos de los brazos del sofá y yo delante de ella e introduje mi gordo rabo en su ya muy excitado coñargón de fulana depravada

La estuve vulnerando, copulando, jodiendo y fornicando a lo bestia sin compasión ni piedad y la daba mi estacantes empellones con mi brutal tranca carnal que la hacía encadenar aún mas vagidos, gemidos, jadeos y mil chillidos sexuales

— ¡sucia puta!, ¡fulana!, ¡ramera!, ¡puta, zorra, zorrón, golfa!, ¡loba en celo! — chillaba yo de éxtasis sexual

— ¡cariño, que bien me jodes!, ¡hacía tiempo que nadie me jodía así de bien, ladrón! — vociferaba Alessandra de arrebato sexual

— ¡toma polla, golfa!, ¡me encanta chingarte, sucia cerda!, ¡toma! — vociferaba yo muy salido

— ¡oh!, ¡ah!, ¡uhm!, ¡mas!. ¡mas!, ¡ah!, uff!, ¡jódeme mas!, ¡jódeme sin parar ! — bramaba Paula toda excitada

Dejé de perforar y trepanar su chorreante coñargón de zorra depravada y volví a joder su hirviente chochazo con mi dedo medio y mientras la follaba sádicamente con mi dedo con la otra mano la agarraba un globazo y se ponía freneticamente salida y volvía a exhalar lascivos vagidos, jadeos, plañidos y la muy puerca gozaba de este puto momento libidinoso mientras se movía nerviosamente

Después de dedearla a fondo y sin tregua la estaqué mi rabo de semental y se puso como una loba en celo pues volvió a repetir una lasciva retahíla de denuestos e improperios lujuriosos, impúdicos, obscenos, sensuales, incontinentes, libertinos,  libidinosos y muy viciosos que la hacían parecer una vulgar ramera barata de burdel de carretera perdido de la mano de Dios.

— ¡si, jodida perra, que bien me pones, puta — grité de lascivia

— ¡oh!, ¡ah!, arf!, así, cabrón!, ¡agh, jódeme bruto!, ¡joder qué polvazo!, ¡agh — rugió Alessandra de arrebato sexual

Me tumbé definitivamente en el sofá y la cerda de Alessandra se avino a cabalgarme el rabo mientras la muy puta se movía impetuosamente de arriba a abajo

— ¡me estás poniendo muy cerda, cabrón!, ¡que gustaaaazzo! — gemía Alessandra cual guarra

— ¡zaca!, ¡toma!, ¡zaca!, ¡zaca! — seguía barrenando el chocho de Alessandra La cochina y marrana de exhalaba mil gañidos y seguía insultandome procazmente y ella me hacía ver lo puta que era pues también se auto insultaba lujuriosamente llamándose puta varias veces en un formidable y libidinoso éxtasis de ardiente pasión lasciva

— ¡chulo, bribón, cabrito, malnacido, canalla, depravado, miserable, golfo! — largó Alessandra de arrebato lujurioso

— ¡guarra, zorrón, guarrón, golfa, fulana, furcia, hetaira, meretriz, mujerzuela! — solté de enajenación sexual— ¡si, soy una puta!, tu puta!, ¡una sucia fulana barata!, jódeme fuerte cabrón! — añadió Alessandra alocadamente

La estuve jodiendo con fuerza y ambos no parabamos de insultarnos procaz y muy chabacanamente.

— Te voy a pajear con mis tetazas, cabrón — bramó Alessandra lascivamente

— ¡si, golfa, hazme una puta cubana! — afirmé lujuriosamente

Puse mi enhiesta verga dentro de sus despampanantes globos y los comencé a joder con avaricia sexual y ambos gemíamos de placer

Después de meter mi rabo entre sus tetones y dar estos lúbricos empellones, por fin eyaculé mil cuajarones de lefa densa, pastosa, pringosa y apelmazada que gustó mucho a esta perra lasciva de Alessandra pues por su puta jeta de viciosa pude comprobar lo mucho que disfrutó con mis mil rabazos que la dí.

Nos levantamos, fuimos a la ducha y la muy guarra de Alessandra me hizo una soberbia mamada que me dejó todavía mas exhausto.

Nos vestimos, la dí un beso de despedida y ya no la volví a ver mas. 

Datos del Relato
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