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Light and darkness

~Hace mucho, mucho tiempo, no existían los demonios, todos éramos ángeles hijos de Dios. Sin embargo, hubo un día en el que el más bello de los ángeles, el hermano de Dios, quiso ser superior a la deidad. Dios, en su infinita sabiduría y omnipotencia, desterró a Lucifer, que así se llamaba el ángel, al fondo de la tierra, donde adoptó el nombre de Satanás y se convirtió en el diablo. Aquel día muchos ángeles decidieron unirse a Satanás y renegar de Dios. Son los que llamamos… Demonios. Desde aquel día, ángeles y demonios son enemigos naturales.

 

El deber de nosotros, los ángeles, es el de proteger a los humanos y salvaguardar la pureza del mundo, sin embargo, los demonios solo pretenden destruir y divertirse a costa del sufrimiento ajeno. A día de hoy no ha vuelto a haber otro ataque de los demonios desde el el de Lucifer, pero no podemos bajar la guardia. No debéis ir nunca al limbo, pues esa es la zona entre el cielo y el infierno, y puede que algún demonio aceche por allí.

 

Recordad, jóvenes alumnos de la academia Straightway to Heaven, si véis a un demonio, huid y avisad a alguno de los guardias de Dios. ¿Lo habéis entendido?

 

-¡Si, señor!-dijimos todos al unísono.

 

Era mi primer año en la academia Straightway to Heaven, la academia de ángeles, donde entrábamos a los 18 años para entrenarnos para ser ángeles. Me llamo Angel Goodness, y soy un aprendiz de ángel. Hay gente que cree que los ángeles son las personas que mueren y van al cielo, se equivocan. Los ángeles somos una raza de humanos que nacimos para servir a los humanos que estaban en el cielo y para salvaguardar la pureza del mundo. Nacemos predestinados a ser ángeles, no podemos elegir. Pero bueno, vosotros también nacéis predestinados a ser humanos, ¿no?

 

-¡Señor Goodness! ¡¿Me está escuchando?!-dijo el señor Anteach.

 

-¡Ah! ¡L-lo siento! ¿Qué ha dicho?-dije nervioso.

 

-¡La próxima vez atienda! Decía que el mayor enemigo de los ángeles no es otro que Damien-dijo el profesor serio.

 

-¿Damien? ¿Da… Mien? Suena raro, ¿da algo? ¿da… Miedo?-dije confuso.

 

El profesor suspiró, se recolocó las gafas y alzando sus alas me miró directamente.

 

-Señor Goodness, ¿usted me escucha cuando hablo? Damien es el anticristo, el hijo del diablo-dijo frunciendo el ceño.

 

-¿Eh? ¿El antichiste? No me gusta la gente seria…-dije suspirando.

 

-Grandísimo zopenco, ¡Cristo es Jesús, es la antítesis de Jesús!-gritó enfadado.

 

-¿Y por qué no se llama Antijesús? Es más fácil…-dije inflando los mofletes.

 

-Ejem…-me dio por imposible-Y Damien suele…

 

-¡Un momento!-grité decidido-¿Nuestro mayor enemigo no sería el diablo?

-Me temo que no, señor Goodness, el diablo no suele actuar… Es más, ningún demonio lo hace. Damien es el único que nos ha atacado repetidamente-dijo serio.

 

-Mmmm… No hay quien entienda estas paparruchadas bíblicas… Como por ejemplo que la virgen fuera violada por una paloma…-suspiré.

 

-¡No blasfeme, que es usted un ángel! ¡Además, ¿cómo que violada?!-gritó el profesor.

 

Así transcurrió un día más en la escuela. Al terminar la clase, Anjelico, mi mejor amigo, se acercó a mí.

 

-Jaja, hay que ver, Ángel, cómo cabreas siempre al señor Anteach... Se le empañan las gafas del enfado-se rió.

 

-Jo, ¿qué tiene de malo que pregunte mis dudas?-dije indignado.

 

-En fin, ese tío está todo el día, “no vayáis al limbo, no vayáis al limbo”... Qué aburrido… Tiene que haber algo gordo allí para que no quiera que vayamos…-dijo sonriendo.

 

-Si…-dije recogiendo mis cosas-Es una lástima que nunca lo sepamos…

 

-¿Nunca?-dijo ampliando su sonrisa-Un grupo de ángeles de primero vamos a ir a verlo, ¿te apuntas?

 

-¡¿Eeeeh?! ¡P-pero si es muy peligroso!-dije asustado-¡¿Y si aparece un demonio?!

 

-Los demonios no nos han atacado nunca…-suspiró.

 

-Y-ya… P-pero… ¿Y Damístenes?-dije nervioso.

 

-Damien-me corrigió-No creo que exista, será una leyenda para que no vayamos allí. Vamos Ángel, has sido un niño bueno toda tu vida… No seas aburrido y ven.

 

-¡Y-yo no soy aburrido!-dije cabreado.

 

-Pero si tienes miedo…-sonrió arrogantemente.

 

-¡Y-yo…! ¡Iré! Ya verás como no tengo miedo-dije enfadado.

 

-Estoy deseando verlo-dijo sacando la lengua.

 

Caminamos hasta casa y les dije a mis padres que al día siguiente iría a una excursión. Nunca había mentido a mis padres… Y aquello… Fue un error…

 

__________________________________________________________________________

 

Me encantan los jueves… 5 guarras para mí solo… Hoy me apetecía que fueran tíos, soy un demonio, ¿qué más da lo que me folle? No es que pecar sea algo que me de miedo… Todo hay que decirlo, los demonios follan muy bien cuando quieren.

 

Mientras yo estaba sentado en mi trono los 5 comenzaban a lamerme el cuerpo, uno el cuello, otro el pecho, otro me morreaba, otro la polla y el último los pies. En sus ojos se reflejaba la lujuria más absoluta, pero no les culpo, saborear mi cuerpo, el cuerpo del anticristo, es uno de los mayores placeres que existen. Sus lenguas se restregaban por cada parte de mi ser, todos querían llamar mi atención, todos querían ser mis favoritos…

 

El que me chupaba la polla se concentraba en lamerme el glande delicadamente y meterse hasta donde pudiera mi herramienta. No es por presumir, pero mi polla es de 30 cm, no ha habido nadie que pueda albergarla entera, así que era normal que no pudiera con ella.

 

-Oh, Damien… Tu cuerpo sabe tan bien…-dijo el que me lamía el cuello.

 

-Aprovechad, recordad que no repito nunca con nadie-dijo sonriendo arrogantemente.

 

Y era cierto, solo follo una vez con cada persona, ¿para qué más? Jamás he echado un polvo tan bueno que sintiera la necesidad de repetirlo. Que no se crean especiales, solo son trozos de carne, jamás les volveré a desear, no me interesan… Y si se crean sentimientos inútiles, es culpa suya…

 

-¡¿Eh?! ¿Solo una vez? ¡Ahora que conozco este placer lo necesitaré a diario!-gritó el que me chupaba la polla.

 

-Patético maricón… Chupa y calla. No pienso repetirlo, y punto-dije de mal humor.

 

Ellos sabían que si me cabreaban acabarían fatal, por tanto se callaron y siguieron lamiendo todo lo que pudieron. Bostecé porque me empezaba aburrir, así que decidí empezar con la acción. Me levanté del trono y abrí mis alas de demonio.

 

-¡Escuchadme, colocaros a 4 patas, putas!-grité.

 

Me obedecieron al instante, pararon de lamer y se alejaron.

 

-¿Dónde nos ponemos? ¿Junto a la muñeca de trapo?-dijo uno de ellos nervioso.

 

-¿Muñeca de…? Je…-sonreí-Si… Ahí vale.

 

Se pusieron a cuatro patas y enterré mi enorme polla en cada uno de sus agujeros uno a uno. Sus culos se resistían, pero ellos lo estaban deseando… Me pedían polla, querían ser míos, querían ser mis juguetes, mis agujeros para desfogar.

 

-¡Aaaaah! ¡Damien! ¡Lléname, por favor, hazme tuyo!-gritó el primero.

 

-Shhh…-dije mientras le penetraba desde atrás metiéndole los dedos en la boca-Silencio… No te creas nada especial, zorra, solo te follo porque tengo que descargar.

 

Embestía con fuerza y crueldad aquellos culos de demonios en los que mi enorme polla se abría paso. Disfrutaron de la lujuria del pecado, de la esencia de la oscuridad… Su sabor es el mejor sabor del mundo.

 

Mientras penetraba al segundo, comencé a morderle el cuello, y éste comenzó a gemir como la perra que era. Quería más, quería que le hiciera gritar… Quería la polla del anticristo.

 

-¡Aaaaaaagh! ¡Q-quiero tu esencia en mi piel!-gritó el segundo mientras lo penetraba.

 

-Ja…-me reí de forma arrogante-Vale, pero no te vuelvas adicto, ¿no?

 

Me corrí dentro de aquel culo de demonio tan bien dilatado. Uno a uno me los folle y les dejé el culo bien satisfecho, sus cuerpos vibraban con cada una de mis embestidas, sus bocas salivaban y gritaban pidiéndome más, pues, como ya he dicho, el sabor del pecado… Es irresistible…

 

-Bien, ahora colocaos todos delante de mí…-dije pasando la lengua por mi labio.

 

Me obedecieron y me corrí en todas sus caras mientras ellos me miraban con el mayor de los deseos.

 

-Buaaah… Ha sido genial, ahora largo…-dijo sentándome otra vez en el trono.

 

-¡Espera! ¡Otra vez! ¡Solo una vez más!-gritaron todos a la vez.

 

-Quiero tu piel contra mi piel…-dijo uno de ellos.

 

-Largo-dije serio.

 

-¡Fóllanos, por favor!-gritaron.

 

-Tsk…-chisté.

 

Chasqueé mis dedos y un agujero se abrió bajo sus pies. Los mandé a la parte más baja del infierno, así aprenderían un poco a quien debían obedecer. Al mandar a un demonio al fondo del infierno, tarda 100 años en volver a la cúspide, así que tendrían tiempo de sobra para reflexionar…

 

-Bueno…-sonreí-¿No te parece asqueroso observar como folla tu hijo?

 

-Ji… JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. TIENES RAZÓN… HIJO-dijo una voz.

 

La muñeca que había en la sala se levantó y se acercó a mí.

 

-¿Podrías dejar tu apariencia de muñeca cuando estás en el infierno?-suspiré.

 

-¿Y PODRÍAS TÚ VESTIRTE AL MENOS CUANDO HABLAS CON TU PADRE?-dijo la muñeca sonriendo.

 

Cogí una manzana y comencé a comérmela ante sus ojos, mirándole fijamente.

 

-LO TOMARÉ COMO UN NO-dijo la muñeca-EN FIN, SUPONGO QUE LAS UÑAS NEGRAS, LA COLA Y LAS ALAS TE DAN UN ASPECTO SEXY CON TU DESNUDEZ.

 

-¿Qué pasa, padre? ¿Quieres follarme otra vez?-dije serio lamiendo la manzana.

 

-NO TE PREOCUPES HIJO, YA SÉ QUE NO REPITES NUNCA, AUNQUE NO NIEGO QUE SERÍA PLACENTERO REPETIR-sonrió la muñeca ampliamente.

 

Levanté una ceja y subí una de las piernas al asiento, mirándole con arrogancia.

 

-VENGO A PREGUNTARTE POR GABRIEL-dijo la muñeca sentándose en el suelo de igual manera.

 

-¿Gabriel?-dije mordiendo de nuevo la manzana.

 

-NO TE HAGAS EL TONTO-amplió la sonrisa la muñeca-EL ÁNGEL QUE SECUESTRASTE LA SEMANA PASADA…

 

-Así que lo sabes, ¿eh?-sonreí arrogantemente.

 

-YO LO SÉ TODO, DAMIEN. Y CREO RECORDAR QUE TE DIJE QUE NO INTERFIRIERAS BAJO NINGÚN CONCEPTO EN LOS ASUNTOS DEL CIELO-dijo la muñeca seria.

 

-Me aburro mucho aquí abajo, y es muy divertido torturar a los ángeles, padre…-dije pasando la lengua por la manzana.

 

-¿DÓNDE ESTÁ? VOY A LLEVARLO OTRA VEZ AL CIELO-dijo la muñeca levantándose en tono serio.

 

-Me lo follé de tal manera que acabó renunciando a Dios. Ahora forma parte del infierno-sonreí.

 

La muñeca se abalanzó rápidamente sobre mí y me agarró del cuello, mi sonrisa no desapareció en ningún momento, a pesar de que me estaba asfixiando.

 

-¡¿CON QUIÉN CREES QUE ESTÁS JUGANDO, PEDAZO DE MIERDA?! ¡¿SABES LO FÁCIL QUE SERÍA PARA MÍ ABRIRTE LA CABEZA Y BEBERME TODO LO QUE TIENES DENTRO?!-gritó la muñeca furiosa.

 

-Adelante… Hazlo-le miré desafiante.

 

-COMO VUELVAS A ACERCARTE A ALGUIEN DEL CIELO, TE DESTERRARÉ AL CÍRCULO MÁS PROFUNDO DEL INFIERNO-dijo sonriendo de forma exagerada.

 

No respondí, pero supongo que él tampoco esperaba una respuesta. Se alejó y me miró de nuevo.

 

-Los del cielo son nuestros enemigos… No te acerques a ellos… Evítalos-dijo de mal humor.

 

-Como desees, padre-sonreí.

 

La muñeca me atravesó con la mirada, pero se fue de mis aposentos.

 

-Me temo que no puedo hacer eso, padre… La diversión solo acaba de empezar…-dije para mí cuando él se había ido.

 

-¡Señor Damien, señor Damien!-gritó Mephistópheles entrando en mi habitación.

 

-¿Qué sucede?-dije cansado.

 

Mephistópheles es uno de los criados de mi padre, y por tanto, también de mí. Era un demonio algo inocente, pero como siempre hacía lo que yo le decía, no tenía contra él.

 

-¡Unos ángeles están en el limbo!-gritó Mephistópheles.

 

-Perfecto…-sonreí-Es que me encantan los jueves…

 

-Señor, hoy es martes...-dijo Mephistópheles confuso.

 

-Da igual el día que sea, para el hijo de Satanás todo los días son buenos…

 

__________________________________________________________________________

 

Para poder salir del cielo debíamos pasar por las puertas, donde San Pedro estaba montando guardia para que no entrara nadie que no debiera al cielo y para que no saliera nadie.

 

-Bien, debemos crear una distracción…-dijo Cloud, uno de los ángeles de primero.

 

-¿Y si gritamos en arameo a lo niña del exorcista?-dijo Sky, otro de los ángeles.

 

-¡No, mejor nos disfrazamos de cabra!-dijo Retarded, otro ángel, que era… Eh… Especial.

 

-¡Pedro, he encontrado un condón en el cielo!-gritó Anjelico.

 

Pedro corrió con las manos en la cabeza muerto de miedo. Se adentró en el cielo y ni siquiera nos vio, así que pudimos escapar sin problemas.

 

-Qué mal rollo… Los condones son demoníacos…-dijo Cloud nervioso.

 

-¡Vamos, que no tenemos mucho tiempo!-gritó Sky.

 

Por el camino solo se veía el cielo azul y la interminable nube sobre la que andábamos, la típica visión que tenéis los humanos sobre el cielo, que es correcta.

 

-¿Estás temblando, Ángel?-me preguntó Anjelico sonriendo.

 

-¡P-por su-supuesto que n-no!-dije nervioso.

 

-Ya queda poco, miedica, ya verás como cuando lleguemos no habrá nada malo-dijo sonriendo.

 

-Lo sé perfectamente…-dije con el ceño fruncido.

 

Casi sin darnos cuenta, el escenario cambió, todo a nuestro alrededor era niebla, no se veía nada, en ninguna dirección. Sin saber ni cómo, estábamos en el limbo, pero nos habíamos perdido.

 

-V-vaya sitio m-más horrible… ¿C-cómo vamos a salir de aquí?-dije asustado.

 

Me di la vuelta para mirar a mis amigos y me horrorizó lo que vi. Cuatro cuerpos en pie, sí, pero sin cabeza… Las cabezas de todos rodaban por el suelo hasta alcanzar mi pies. En ese momento no conseguía asimilar lo que estaba viendo, me quedé totalmente en blanco, no sabía quién era, dónde estaba, qué hacía. De repente, sin saber ni siquiera por qué, grité con todas mis fuerzas.

 

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-grité con todas mis fuerzas.

 

-Shh…-Oí una voz-No tengas miedo… Estás a salvo… Yo puedo ayudarte…-dijo una voz.

 

-¡No! ¡El susurro del demonio!-grité asustado.

 

-¿Demonio? No, soy un hada del limbo, estoy aquí para salvarte de los demonios…-dijo la voz.

 

-Sniff… ¡Es el susurro del demonio! ¡Intentas confundirme dándome falsas esperanza para matarme! ¡Nos lo explicó el señor Anteach!-grité.

 

De entre la niebla apareció un perro gigante de tres cabezas, totalmente negro. Su boca estaba manchada de sangre, la sangre de mis amigos. Ese perro los mató. Y ahora iba a matarme a mí…

 

-¡Yo te salvaré!-gritó la voz.

 

Una luz intensa me nubló la vista, durante unos minutos no pude ver nada, al recuperarla la vista el perro no estaba, el hada me había salvado…

 

-M-me has salvado…-dije sorprendido.

 

-Por supuesto, soy un hada del limbo… Mi deber es salvar a quienes moran el limbo. Aunque es la primera vez que te veo por aquí, chico-dijo la voz en tono alegre.

 

-E-es que… Soy un ángel… Me he escapado para ver el limbo… Pero me he perdido...-dije nervioso.

 

-En ese caso yo puedo guiarte a casa-dijo la voz.

 

-¿E-en serio?-dije con lágrimas en los ojos-¡Pero mis amigos…!

 

De repente noté cómo alguien me abrazaba desde atrás. Unos brazos fuertes… Masculinos… Una presencia que con solo tenerla cerca te hacía sentir protegido…

 

-No llores. No pasa nada, yo soy tu hada madrina… Yo te protegeré-dijo la voz tras de mí.

 

Me di la vuelta y vi a un chico de más o menos mi edad con una sonrisa, tenía el cabello de color negro oscuro y unos dientes y uñas afiladas, pero supuse que eran cosas de hadas.

 

-Bien, y ahora… Te llevaré a casa-me ofreció la mano.

 

-G-gracias-dije algo nervioso.

 

Comenzamos a andar, y aunque a mí me parecía que no avanzábamos, el decía que íbamos por el buen camino.

 

-Ese monstruo que te ha atacado es Cerbero, el perro del infierno-dijo serio.

 

-¿I-infierno? ¿P-pero esto no es el limbo?-dije asustado.

 

-El limbo conecta el cielo y el infierno, así que los seres de ambas tierras pueden entrar aquí-dijo mirándome.

 

-¿E-entonces podría ha-haber un d-demonio por a-aquí?-dije temblando.

 

-Podría estar más cerca de lo que crees, jajaja-se rió.

 

-¡No me gustan esas bromas!-grité asustado.

 

-¿Broma?-de repente su sonrisa se amplió dejando ver sus colmillos-¿Qué broma?

 

De su espalda aparecieron un par de alas negras y una cola se deslizó entre sus piernas (en el buen sentido).

 

-E-eres un demonio…-dijo con los ojos como platos.

 

-Te equivocas, amigo mío… No soy un demonio cualquiera, soy el anticristo…-dijo pasando la lengua por sus labios.

 

-S-sabía que e-era el susurro del d-demonio…-dije arrancando a llorar-¡Entonces eres Demócrates!

 

-¡Damien!-gritó enfadado.

 

-¡Eso!-grité histérico.

 

En aquel momento la niebla se dispersó y un bosque apareció ante mí. Era… La entrada al infierno…

 

De nuevo me abrazó desde atrás, pero esta vez pegó su cuerpo al mío concienzudamente, para que notara que estaba duro.

 

-Esta noche… Serás mi juguete…-me susurró al oído.

 

Datos del Relato
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