Las 5 y 35 de la tarde. Hora pico en qué la mayoría termina su día de trabajo; presto a movilizarse en transporte público, las paradas atestadas y concurrentes en qué no se cabe más un alfiler, apiñados y sofocados por la calor qué se vive por todos. Pris uniformada con falda y medias; pendiente aguarda cómo todas las tardes subirse y abordar el transporte, qué la lleve a su destino final, a su hogar para ver a sus hijos pequeños. Trascurre los minutos totalmente descuidado siente pordetrás qué le rosan y restriegan la pinga contra su culo al principio con cara molesta, pero al instante deja seguir el jueguito a más no poder gozando y sonriendo pero pendiente a la llegada del transporte por parte de la misma Pris.