Mi nombre es Augusto, tengo 21 años y soy de Venezuela. Medio alto, blanco-bronceado, pelo negro corto, ojos verdes oliva. Quiero contarles mi historia con Luis Alberto, un chamo bello, blanco, pelo corto marron, de 19 años, quien es mi amigo desde hace tiempo. Yo siempre supe que era gay, algo me lo decía, pero tenia novia, aunque esta no vivia en nuestra región.

Una tarde, Luis me escribe para ir a tomarnos unas birras,le dije que sí y lo pasé buscando. Estaba bellisimo, deportivo con unos shorts y aquellas piernas definidas que me ponian horny. Lo noté mucho más simpático de lo normal. Cuando llegamos al sitio, empezamos a tomarnos las birras y cuando se hizo tarde, me dijo que tenia unas en su casa,y andaba solo. Entonces me propuso que nos fueramos para allá.

Cuando llegamos, me dijo que me sentara en la sala y el llego con las dos cervezas y empezamos a tomar y hablar. Me comentó que tenia problemas con su novia, que no era lo mismo, que la distancia ha hecho cambiar todo, y bueno yo lo escuchaba.

En un momento de la conversación el se acercó a mi y montó sus piernas en las mías, puso su brazo por detrás de mis hombros y me dijo: "dime que hago?" Inmediatamente empece a besarlo mientras le acariciaba las piernas y metía mi mano por el short para tocar su pene. Nos besábamos y yo estaba encantado. Nos fuimos a su cuarto, se tiro en la cama y se quito zapatos y medias. Le empecé a lamer los pies, dedo a dedo. El se manoseaba el paquete. Le quité el short y comencé a lamerle las piernas para llegar a su verga. Cuando llegue, le quite el interior y se lo mame un buen rato, el gemía...

Empezamos a besarnos nuevamente, y llego su turno de mamar verga, se la saque y comenzó a darle como una perra. Era impresionante como le daba con pasion. Luego se puso en cuatro en la cama para que le chupara el culo. Así que empece a hacerlo y a meterle los dedos en el ano. El gritaba de placer. En un momento me dijo: "YA, métemelo por favor, clávame".

Se puso boca arriba, monto sus piernas en mis hombros y empece a cogérmelo. Le daba duro y la perrita gritaba: "Mas, mas, dame duro papi" Yo mientras lo cogía me metía sus dedos en la boca, los besaba. Era una sensación divina. Luego mientras lo penetraba comenzamos a besarnos, era simplemente mágico.

Estuvimos horas haciendo el amor y me pidió que durmiera en su casa. Luis y yo siempre tenemos nuestras aventuritas de este tipo.

Espero que les guste, besitos a todos.