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Categoría: Incestos

Lazos de familia

Hola mi nombre es Tania. Voy a platicarles como mi familia se volvió una maldita locura.



Desde niña, siempre tuve como mejor amiga a Lorena. Casi desde la guardería, crecimos juntas y juntas fuimos descubriendo cada cosa nueva en la vida. Sobre todo somos confidentes. Me platica todo con sus novios y yo hago lo mismo. Incluso apenas hace un tiempo sus papás que se volvieron entrañables amigos de los míos. Vinieron a vivir al lado nuestro. Y aunque ya no estudiamos en la misma escuela. En cuanto podemos. Corremos a vernos. Ahora tenemos dieciocho años y platicamos de sexo. Al parecer su novio es un idiota y la trata fatal. Yo hace un mes que termine con mi novio y pues así las cosas.



—Mira Lorena, debes de buscar un hombre bueno. Que te valore.



—Ya sabes que el único hombre bueno que conozco es tu papá. Y me lo cogería sin pensarlo.



Desde siempre Lorena ha estado enamorada de papá. Y cada vez lo tomo menos gracia a sus comentarios. Sobre todo desde que a Lorena le creció el culo y sus tetas se tornaron enormes. Casi todos los chicos y señores querían tener algo con ella. Las dos somos blancas y de pelo negro. Siempre nos decían que si éramos hermanas, pero ahora es evidente que no. Yo seguí creciendo en estatura. Ella en tallas. Tengo unos senos discretos a comparación de ella y mi culo es pequeño y redondo. Lorena tiene uno que no le pide nada a ninguna actriz famosa. La diferencia es abismal. Solo que ella es muy bajita.



Cuando mi papá y el suyo se juntan a beber. Ella siempre aprovecha para sentarse en las piernas de papá. Claro, papá nos ve como un par de niñas traviesas. Y no le da importancia. Pero Lorena sigue empecinada a estar cerca de él. Esto comienza el fin de semana en que nuestras madres se fueron de fin semana a un spa. Lorena y yo fuimos a una fiesta y regresamos pasadas las 3:00 a.m. Un poco pasadas de copas. Nuestros padres estaban como siempre. Con un vaso de whiskey y el domino sobre la mesa. Y aún más borrachos que nosotras. Saludamos y fuimos a la cocina por un poco de helado. Pero Lorena al parecer quería probar algo más.



—¿Crees que hoy que no está tu mamá me pueda coger a tu papá? —me pregunto muy seria, mientras yo destapaba el bote de helado.



—¡¿estás loca?! Claro, con tu papá ahí enfrente. No digas tonterías.



—Tú puedes quedarte un rato con papá…



—¡NO! —Le dije de manera tajante y algo molesta. Pero ella me dejo con el bote de helado y se fue directo a la sala.



—¡Hola hola!



—Hola niña, ¿cómo les fue en su fiesta?



—¡Aburrida! —Dijo esto mientras se sentaba en las piernas de papá. Y el, le ponía sus manos en la cintura.



—Hueles a cerveza. —dijo su papá y se acercó para olerme.



—Bebimos un poco, pero estamos bien. —Le dije al tiempo que él me llevaba hasta sus piernas. Y sirvió más whiskey.



—La cerveza es para niños. Tomen un poco de whiskey.



—No deberían… —Mi papá contuvo su comentario cuando Lorena de un trago se bebió todo.



Yo empezaba a sentirme más mareada de lo normal, pero algo debajo de mi crecía y se endurecía. El papa de Lorena tenía totalmente erecto el pene. Quise levantarme de inmediato. Pero, al tratar de moverme y con el vestido que traía solo conseguí que su verga se hundiera entre mis nalgas. Podía escuchar como su respiración se agitaba y tragaba saliva para disimular frente a papá. Lorena por su parte, no paraba de dar pequeños brincos cada que papá colocaba una ficha en la mesa. Hasta que por fin papá se levantó de un golpe.



—Tengo que ir a orinar. No tardó.



—Te esperamos, ¿verdad niñas?



Las dos asentimos, cuando regreso, con la cara empapada. De inmediato Lorena se acomodó sobre el sin el menor pudor. El ver a papá tan cachondo y sentir una verga debajo de mi me puso húmeda. Podía sentir como el calor crecía entre mis piernas.



—¡NOSOTRAS TAMBIÉN QUEREMOS COMPETIR! –dijo Lorena y se resbaló hasta quedar bajo la mesa.



—¿PERO QUE DEMONIOS…? -Mi padre no pudo terminar la frase y palideció cuando sintió las manos de Lorena sobre su pene.



—¡SAL DE AHÍ INMEDIATAMENTE! -gritó su papá. Entonces casi sin saber porque. Me deslicé junto con Lorena.



—Basta, son nuestros padres. ¿Estas loca?



Pero sin decir nada, llevo mis manos hasta el pantalón de su padre. Pude sentir en mis manos el tamaño de aquello sobre lo que estaba sentada.



—¡MIERDA NIÑAS ESTO ES UNA LOCURA! -Mi padre como podía se resistía. Pero el papá de Lorena de inmediato se bajó el pantalón. Y tuve frente a mi cara una enorme verga.



—¿QUE MIERDA HACES?



—Si tu estás disfrutando de mi hija, yo quiero ir a la par con la tuya.



—¡ESTAMOS BORRACHOS! No hagas algo de lo que te arrepen…haaa!



En ese momento Lorena comenzó a chuparle la verga a papá. Lo dejo sin habla, sin argumentos y sin deceso de rebatir nada. Yo solo jugaba con el miembro de su padre. Pero, como dijo. Quería ir a la par. Así que tomo mi nuca y hundió su verga hasta mi garganta. Sentía que vomitaba. Estaba muy muy grande y no me dejaba respirar. Además sus manos apretabas mis tetas y se daba tiempo para urgir en mis nalgas.



—¡¿QUE DEMONIOS ESTAMOS HACIENDO?!



—Creo que nos estamos ganando el infierno amigo… pero no me pierdo esto por nada. Además, mira el bombón que tienes ahí abajo.



Lorena se quitó el vestido y me sacaba el mío. Por un momento sentí culpa y quise salir de ahí corriendo. Pero, un par de manos firmes en mi cuello no permitían que dejara de chupar. Así que casi sin sentir o saber cómo, estaba solo con mis calzones.



—¡Vamos niña que te toca probar este palo! –me dijo mientras me jalaba hasta el sillón. Mi padre imitándolo saco a Lorena de su trance y la llevo justo a un lado de nosotros.



—Tania, por fin me voy a coger a tu padre.



—¿así que lo tenían planeado? -refunfuñó su papá, mientras me escupía en la vagina para hundir su verga en mi.



—¡Hhhhhhhaaaaaay! -de verdad me estaba doliendo. Y parecía que solo encendía la mecha de los otros tres. Papá no tardó ni un momento para hacerlo mismo con Lorena. Nuestras mejillas chocaban en cada embestida. Y los ruidos que salían de ambos eran de carácter animal. Sentí los labios de Lorena en mi mejilla y fui a su encuentro. Recuerdo que practicábamos besos antes de tener novio, pero esto era diferente nuestras lenguas se encontraban y compartíamos el sabor de nuestros papás.



—Mira que peña tan chiquita tiene tu nena!



—La de tu hija está muy apretadita!



—¿De a perro a estas perras?



—Nos vamos directo al infierno.



Nos voltearon al mismo tiempo y recargadas en el respaldo del sillón recibíamos verga sin parar. Cuando volví la cara note que mi papá me miraba fijamente. Eso me excito y tuve mi primer orgasmo en la vida.



—haaaa! Siii! Siiii! Asiii!



—¡Se está corriendo tu pequeña puta cabron! ¡Mira sus ojos en blanco!



—¿Si? Veamos si tú hija resiste que le rompa el culo!



—¡HAAAAAAAAGHH! -el grito ahogado fue de Lorena que sintió como su año era invadido por sorpresa y comenzó una serie de gemidos parecidos a un exorcismo.



—haaaaaaaay! Hhhaaaggh! Medueleeee! Haaaay!



Pensé que exageraba pero cuando sentí aquel dolor supe que no.



—¡PUUUTAAAAMADREEE! Haaaaaay! Haaaaay!



—Creo que me vengo cabron!



—Yo también estoy a tope!



Sentí la leche entrar en mis entrañas. Un gran chorro caliente en mi ano. Cuando saco su verga me pensaba mi cola, y escurría leche por mis piernas. Papá levantó a Lorena y la puso de cabeza. Su verga entraba hasta la garganta y poco a poco su semen se asomaba por la comisura de sus labios.



—Maldito tramposo -le gritó mientras chocaban las palmas en el aire.



—Creo que gane -le dijo papá con una sonrisa de oreja a oreja. Lorena seguía chupando sin parar. Pero yo ya estaba avergonzada y me olía la quijada y el culo. Así que me fui a mi habitación. Unos minutos después llegó Lorena, todavía con semen en los labios y en el mentón. Me tumbo en la cama y comenzó a chuparme el coño.



—Nos van a escuchar.



—Nos acaban de joder como putas. ¿Crees que les importa?



Siguió por un rato y luego nos besamos hasta quedarnos dormidas. Al día siguiente, cuando salimos a desayunar. Nuestros padres estaban en plan serio sentados en el sillón donde para noche no hicieron sus perras.



—Niñas, siéntense. -comenzó papá.



—Aunque ya son mayores de edad, lo de anoche es inaceptable. Estábamos borrachos.



—Si, muy borrachos.



—Esto no se puede repetir. ¿Quedó claro?



—Y lo más importante. No se lo digan a sus madres.



Aceptamos haciéndonos las víctimas, incluso cuando nuestras madres volvieron. Ellos nos premiaban con ropa y dinero por nuestro silencio. Y la culpa que cargaban. Al menos eso pensaba. Un día volvía del cine y al entrar a casa vi a Lorena besando a mi madre. Pero que mierda de zorra…



Pero, esa es otra historia.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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