Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Relato
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Relato
Categoría: Confesiones

Laura, mi ex cuñada

Para mi primer aporte a la página me detendré en contarles mi experiencia con mi ex cuñada Laura, las cuales fueron varias, pero relatare solo las más relevantes y calientes.

Hace algunos años, creo que ya serán unos 5, salía con una chica llamada Karen, salir acá en Argentina se refiere a entablar una relación más seria con una persona, un noviazgo; yo en ese entonces tenía 20 años y Laura 27, actualmente tengo 25 y ella 32, bien, no duro mucho la relación con mi novia, por cuestiones que no vienen al caso. El trato con Laura, que en ese entonces era mi cuñada, siempre fue de saludo y solo algunas conversaciones, creo que ambos nos guardábamos respeto y tampoco había temas relevantes de conversación.

Pasado el tiempo, se me fue despertando una cierta calentura, para ser directo, hacia Laura, y que a medida que transcurrían los días se iba intensificando, ya no perdía oportunidad de mirarla detalladamente cuando mi novia no se daba cuenta. Laura, es de piel blanca, cabello negro ondulado y bastante largo, en ese entonces su cuerpo para que puedan tener una idea, no era ni delgada, ni gorda, estaba en el punto medio, para mí, exquisito!!; sus senos medianos, pero su cola es perfecta, grande y redonda. Sus labios finos y usa anteojos.

Mas pasaba el tiempo y era peor mi calentura por mi cuñada, llegue hasta el punto de masturbarme por sus tangas cuando entraba al baño, en las oportunidades que estaba en casa de mi novia, esas tanguitas infernales que usaba, a cuanto una más chica que la otra. Cada vez que me quedaba a dormir en la mañana cuando ella iba a trabajar aprovechaba que mi novia dormía para ir a la pieza de Laura y hurgar en su ropero, para poder masturbarme nuevamente con sus ropas sexis, polleritas, etc. Estaba hecho un loco por ella.

Una vez que mi relación había terminado con mi novia, nunca más supe de ella ni de Laura, me había quedado con la calentura terrible de alguna vez poder hacerla mía, aunque sabía que sería muy difícil, pero no imposible.

El año pasado, abril de 2016, caminando por una de las plazoletas de la ciudad, me crucé a Laura, nos saludamos como dos conocidos que se encuentran después de mucho tiempo, estaba preciosa, mas moldeada, tenía puesta una calza apretadísima color azul, que dejaba ver su cola espectacular; me dijo que salía a hacer ejercicios, la verdad, se notaba que venía desde hace un buen tiempo haciéndolo; me pregunto a que gimnasio iba, ya que entreno hace unos cuantos años; y nos contamos cada uno más o menos de nuestras vidas. Cuando nos despedimos, no dude en pedirle su número de celular y proponerle tomar algo en algún momento y charlar mejor, a lo cual ella accedió con gusto. Ya se imaginaran, mi calentura volvió a nacer de golpe! jajaja!.

Deje pasar unas semanas o mas quizás para escribirle, no quería parecer el desesperado molesto de escribirle enseguida, pero cuide que no sea demasiado tiempo, como para que no pasaran sus ganas de compartir algo conmigo. En esos días, en los momentos que tenía libre, imaginada ese encuentro, ya saben, imaginada todo-¡Estaba decidido de que cuando nos viéramos iba a intentar algo, contarle lo que me pasaba, no tenía nada que perder, y si quería ganar debía ser osado.

Pasado ese tiempo, le escribí, por whatsapp, creo que era un lunes, a lo cual, me contesto de manera excelente, mejor de lo que esperaba; le propuse vernos, cenar y tomar algo el fin de semana... ella me dijo si podía ser en la semana, dado que ese fin de semana viajaría. Y así quedamos, vernos el jueves de esa semana, de tarde, cuando ella volvía de trabajar, para tomar unos mates, si no saben que es el mate, pueden buscarlo en wikipedia, acá en Argentina es muy popular y de costumbre juntarnos a tomar “mates” y charlar.

El jueves llegó muy rápido, llegada la hora indicada fui hasta la casa, me fue muy raro regresar allí, donde pase varios momentos con mi ex novia, ya no vivían juntas, Laura vivía sola en esa casa. Toque el timbre y ella salió... Wooow!- Estaba vestida aun de trabajo, con una pollera azul oscura a mitad de muslo, zapatos altos negros y camisita ajustada blanca, un poco de mas desprendida como que llegó a su casa y se puso mas cómoda, y sus anteojos que siempre los usaba, mi morbo y calentura llegaron hasta las nubes en cuestión de segundos!!

-Hola! Hace un rato nomas llegué del trabajo! Pasá! - Dijo recibiéndome.

- ¿Cómo estás?- La salude con dos besos en las mejillas, costumbre en esta zona de Argentina.

Entre a la casa con ella, no estaba muy distinta a como yo la recordaba, me senté en una de las sillas de la mesa del comedor, y ella fue a la cocina a preparar el mate. Mientras lo hacía, charlábamos y yo, no dejaba de mirar esa figura que se dibujaba en su sexi ropa de trabajo, donde estaba sentado podía verla perfectamente.

Cuando el mate estuvo listo, se sentó en una de las sillas que estaba en diagonal hacia mí, y se cruzó de piernas, no podía ver mucho porque la maldita mesa me cubría la visión, pero no la de su escote, que aunque sus senos no son muy grandes, esa camisa apretada las dejaba de mas tamaño, y con esos lentes me recordaba a las actrices porno vestidas de secretarias que tanto morbo provocan.

Continuamos charlando de varios temas que ya ni recuerdo, en ciertos momentos, Laura hacía gestos de que le dolía el cuello y la espalda, en mi interior pensé en que ya tenía otra opción para poder avanzar, preguntarle si le dolía mucho y si quería unos masajes, no era la primera que se me ocurrió, incluso, era la más osada, pero como les dije, no tenía nada que perder, o era en ese momento o me iba a costar hacerlo en algún segundo encuentro, si es que había uno, no podía darme el lujo de especular con ese segundo encuentro y quedarme sin nada.

Quizá haya pasado una hora, cuando ya estaba más tranquilo y disminuyó mi ansiedad, que me podía llevar a cometer algún error grave, le pregunté al verla hacer de vuelta un gesto de molestia en la espalda: -¿Qué te pasa?- ¿Te duele mucho?-.

-“Maso”- Es como una molestia constante-. –Debe ser mala postura-. Me respondió.

Y ahí me lancé!- ¿Querés que te haga unos masajes?- Le dije lo más tranquilo y amable que pude. Fue la pregunta del millón!

-Bueno, dale!- Me respondió Laura! Y esa fue la respuesta del millón!

-Pero primero música- dije!- Necesaria la música para relajarnos más.

-Si, cierto, no me di cuenta que no había algo de música por lo menos- Me dijo levantándose y acercándose a la radio, la encendió y la dejo en un dial con buena música.

Todo estaba perfecto y en su lugar, afuera estaba fresco y nublado, toda la semana había estado así, música y yo me disponía a hacerle masajes a mi ex cuñada. Se sentó nuevamente en la silla y yo me acerque colocándome detrás, tomó su cabello y se lo corrió hacia un costado, apoyé mis manos en su nuca y comencé a masajear suavemente. Laura comenzó a suspirar relajándose mientras seguíamos hablando. Desde arriba, podía ver sus senos escondidos en su brasier, de color marrón, casi color piel, supuse que su tanga sería del mismo color. ¿Será? Yo comenzaba a ponerle a mil.

Continuaba lentamente con los masajes, baje por la zona superior de su espalda, y ella estaba entregada a mis manos, seguí bajando hacia su cintura, allí decidí aplicar sensualidad a los masajes, movimientos más eróticos pero disimulados. Dibujaba su cintura y subía lentamente hacia la zona superior de su espalda. Laura suspiraba y emitía gemidos apenas perceptibles, ponía de lado su cabeza dejándome ver su cara y se mordía los labios intensamente. Era en ese momento o nunca.

La hice girar un poco de modo que su espalda quede de uno de los lados donde la silla no tiene respaldo, me senté en la silla que estaba al lado, de esa manera quede detrás de ella, casi pegado a su espalda, los dos sentados; sin dejar de masajearla, acerque mi cara a ella, si accedía a mis labios en su cuello ya estaba, lo lograría!

Me acerque y apoye mis labios en su cuello, ella suspiró, pase mis manos al frente de su cuerpo para abrazarla, y ella apretó mis manos y las llevó a sus senos. Listo! No lo podía creer!

Aumente la intensidad de mis besos en su cuello y de mis manos apretando sus senos, mi pene ya estaba hecho una piedra, pero no quería desesperar, disfrutaría al máximo ese momento, no sabía si iba a ser la única y última vez. Con cuidado desprendí dos botones de su camisa, y metí mis manos para tocar ahora sus senos sobre el brasier, mientras Laura, con sus manos hacia atrás acariciaba mis piernas; ella se inclinaba hacia mí, apoyándose sobre mi pecho dejándome ver de manera perfecta sus senos siendo explorados por debajo del brasier por mis manos.

Ahora recostada por mi pecho, me besaba el cuello, acariciándome la nuca y el cabello, desprendí su brasier por el frente, ella se puso erguida, saqué su camisa que estaba medita dentro de su pollera, metí mi mano por debajo hasta lograr desprenderlo por completo, ella termino el trabajo y se lo quitó, tirándolo sobre la mesa. La hice girar de modo que quedamos enfrentados, tenía sus senos desnudos por debajo de la camisa, la bese en la boca mientas acariciaba sus piernas suaves, su cintura, para volver a meter mis manos por el escote para abusar de esos senos ahora sin nada que detenga el contacto directo.

Laura aumentaba sus caricias en mis piernas, rápidamente buscó mi bulto, me lo amasaba por sobre el jean. Me incline hacia ella y le chupe los senos, los besaba, pasaba mi lengua, para luego volver a darles una chupada de aquellas. - ¡Espera! - Me dijo. Paré mis movimientos. Se levantó, fue hacia el ventanal que hay en el comedor, que da hacia el pasaje donde estaba ubicada la casa, que da hacia las casas de en frente, alguien nos podía ver, de verdad no me había percatado de eso, de igual manera, se imaginaran que no me importaba. Cerró las cortinas de manera que no se vea nada, las mismas se movían con el viento fresco que entraba por ahí, para amortizarnos un poco el calor que estábamos levantando.

Volvió hacia mí y me tomo de las manos, me paré y me apoye en la mesa, me besó y se dio vuelta, apoyándome su cuerpo, mi bulto rozaba su cola mientras ella se fregaba por mí, subía y bajaba como toda una putita. Ella no dejaba que la toque. Me estaba torturando. Se volvió a dar vuelta para quitarme la camisa y la remera. Al ver mi torso desnudo me elogió, siempre entrené duro para mantenerme en forma y conseguí buenos resultados en mi físico. Me besó el cuello, bajo por mis pectorales, el abdomen, cuando se agacho sobre la alfombra quedo frente a mi bulto, mi erección era impresionante. Ya estaba en ese momento muy caliente.

Me quitó el cinto, desprendió el botón de mi jean y me lo bajó, para luego sin esperar, bajarme el bóxer. Quedó con su cara frente a mi pene desnudo. Me miro y abrió más sus ojos sorprendida, 17 cm aproximados, al parecer le gusto demasiado. No quería que me la chupara, estaba muy caliente y tenía miedo de no poder aguantar las ganas de eyacular, quería alargar al máximo el disfrute de ese cuerpo que se me estaba entregando. La hice parar, le tome de la cintura y la hice arrodillar sobre la silla, de modo que quedó de perrita sobre la misma.

La imagen que poseía en ese momento era espectacular, más de lo que podía haber imaginado en años anteriores, cuando mi calentura por ella había nacido. La tenía de perrita, sobre la silla, su cola se marcaba con la pollera, y sus tacos me provocaban un tremendo morbo. Le subí la pollera, sus nalgas quedaron al descubierto para mi, su tanga era diminuta, y si, del mismo color que el brasier; acaricié sus nalgas y las amasé. Paré un instante para colocarme el preservativo, le corrí la tanga hacia un lado, ella tomo mi pene y lo acomodó, empuje un poco y penetré su vagina.

Al penetrarla le dolió un poco, me lo hizo saber apretando mi abdomen con una de sus manos, queriendo controlar mis movimientos, a ello, comencé a moverme lentamente dentro de ella, de verdad, estaba apretadísima esa vagina. La tome de la cintura y aplique más intensidad, ambos gemíamos del placer, la silla rechinaba con cada investida de mi pelvis contra sus nalgas. Sus anteojos se movían al ritmo de mis ataques cada vez más duros. No quería sacar mi pene jamás de ella, en cuestión de pocos minutos sus palabras me tomaron por sorpresa. –Ay, creo que estoy por venirme! Ya! Ya!- . Estiró sus manos hacia atrás, me tomo de la cintura y me apretó contra ella, ya no podía moverme. Me soltó y largaba suspiros con gemidos. Mi pene seguía dentro de ella.

-Hijo de pu...- Me hiciste venirme- Esta muy rico- Me dijo entre suspiros. De verdad, estaba demasiado rico, más me enchufó el saber que pude sacarle un orgasmo. Quité mi pene de su vagina, me senté sobre una silla y ella se colocó sobre mí, se subió más la pollera, se corrió su tanga de lado, tomando mi pene se lo volvió a meter en la vagina, la sujetaba de las nalgas y comenzó a moverse, arriba y abajo, sus senos se bailaban al ritmo dentro de su camisa, mientas ella abrazaba mi cuello, nuestros gemidos se encontraban. Puse un dedo en su boca y me lo chupó como toda una putita.

Mientas ella seguía arriba, me incline a besar sus senos, que ricos estaban, no podía despegar mi boca de ellos, Laura me tomaba del cabello como si me los fuese a arrancar. La quité de encima, saqué todos lo que había en la mesa y la coloque sobre la misma boca a arriba, puse sus pies juntos sobre mi hombro derecho y la penetré, comencé con mis movimientos profundos y rápidos. Hasta que nuevamente las palabras mágicas: ¡Me vengo de vuelta, que rico!- ¡Pará, pará!- Sus manos apretaron mis brazos sodomizándome de nuevo. Mordía sus labios mientras disfrutaba de su momento, su tanga, completamente mojada. Yo estaba como loco. Por mi cabeza no pasaba terminar nunca. Como les dije, no tenía idea si esa seria al última vez que podría cogérmela.

Me subí a la mesa y nos acostamos ambos de lado, quedando yo detrás de ella, corrí su tanga ya casi toda mojada de nuestros fluidos, volví a meter mi pene en su vagina, apoyando una de mis manos en sus nalgas mientras mis movimientos continuaban haciéndonos gozar, su cola golpeaba contra mi temblando. Podía ver sus piernas terminando en sus pies con esos tacos excitantes. Ella estaba ya exhausta y yo también, por la calentura perdimos la noción del tiempo. El calor nos sobrepasaba. La tome de los hombros y empecé con embestir con rapidez, quería robarle un orgasmo más antes de eyacular. No tuve que hacerlo demasiado hasta que empezaron sus gemidos, más y más. Hasta que sus manos apretaron mis nalgas.

-Estoy bebe- Ya no doy más! -Me tiemblan las piernas-. Me dijo riendo!. Saqué mi pene de su vagina caliente y mojada, me quité el preservativo. Acomodé mi pene duro hacia arriba entre sus nalgas, sin penetrarla. Laura se movía masturbándome con su cola mientras la abrazaba Tomo mi pene con una de sus manos y comenzó a masturbarme sobre su nalga que era rozada por mi pene. Ya no aguantaba más.

-Dame esa lechita- Me dijo. Empecé a largar mi semen, borbotones de semen, los primeros saltaron por el piso, y los últimos sobre su cola, que quedó empapada. Laura reía, no podía creer todo lo que tenía guardado. En verdad, era demasiado.

Me exprimió hasta la última gota de semen, su tanga quedo hecha una mezcla de semen y fluidos, su pollera tenía unas gotas, aunque estaba bastante subida, no se salvó, quedamos un rato sobre la mesa hasta que la incomodidad fuera de la calentura nos hizo pararnos.

-Mira esto! – Me dijo. Señalando su tanga. Me reí porque estaba hecha un desastre. Se la quitó con cuidado de no manchar sus tacos y con ella intento secarse todo el semen que tenía en la colita.

- Esperame- me dijo. Fue hacia el baño y volvió con una toalla. Me la dio y ella fue al baño de nuevo.

Mientras secaba mi pene pensaba, eso había sido grandioso, no podía haber salido mejor. Me pare y subí mi bóxer y mi jean que jamás me los había quitado. Y así termine de vestirme poniéndome la remera y mi camisa. En eso Laura sale del baño, ya cambiada, con ropa más cómoda. Una calza y remera. Miramos la hora y ya eran las 8 y monedas de la noche, habíamos estado casi una hora teniendo sexo. A mí, me pereció poco. Le tenía demasiadas ganas. Fui al baño a limpiarme un poco. Cuando salí, Laura estaba ya sentada en el sofá que daba al ventanal, había abierto las cortinas para que entrara mas viento.

Me invitó a sentarme con ella, así lo hice, mientras tomábamos lo que quedaba de mate, comentábamos y reíamos de lo espectacular que había sido ese polvazo. Me invitó a cenar pero no acepté, debía ir a casa para una cena familiar que tenía. De igual manera agradecí su invitación. Cuando se acercó el momento de marcharme, Laura me dijo y lo recuerdo muy bien: - Antes de que te vayas, te voy a dar un premio por lo rico que estuvo- .

En el próximo relato se los cuento... así que estén atentos. Espero les haya gustado mi primer aporte. Trate de ser lo más exacto posible. Comenten. Salud a todos!

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1486
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.145.84.203

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Relatos: 38.436
»Autores Activos: 2.270
»Total Comentarios: 11.895
»Total Votos: 512.038
»Total Envios 21.925
»Total Lecturas 104.850.608