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Categoría: Maduras

Laura

Comenzaré por contaros lo que me sucedió el último cursillo que me llevó a otra ciudad cercana a la mía.



Eran tres días de cursillo, de mi provincia estaba únicamente yo y el resto eran de las delegaciones de otras provincias, el curso era sobre una nueva aplicación informática que íbamos a comenzar a utilizar en la oficina y que luego yo tendría que impartir a mis compañeros de trabajo.



A las 8 de la mañana, como estaba programado, hice mi aparición en la delegación central y me dirigí a la sala multiusos donde se encontraban otros compañeros de otras provincias, en total éramos nueve los que íbamos a recibir la formación, tras unos primeros saludos con los que conocía de otras ocasiones y las presentaciones de los que no conocía, apareció el delegado general que tras pedirnos que ocupáramos las mesas conforme a los nombres que había en ellas, dio inicio al curso con la presentación de la que lo iba impartir.



Era una chica de unos 43 años que como es normal, iba bastante discreta con un traje falda un poco por encima de las rodillas, melena rubia por encima de los hombros y sobre todo unos ojos claros que parecían sonreír en todo momento.



El programa que nos estaba explicando era bastante farragoso pero la manera de impartirlo lo hacia bastante ameno, el hecho de que en la documentación que nos habían entregado estuviera todo bastante bien explicado hacia que no tuviéramos que tomar notas y pudiéramos prestar atención a todas sus explicaciones.



Sobre las 11 de la mañana se quitó la chaqueta traje que llevaba y ello hizo que durante el resto de la mañana me perdiera parte de las explicaciones dado que comencé a fijarme en unos pechos que se adivinaban generoso, eso y el hecho de que cuando se daba la vuelta me hiciera imaginarme que se le notaba el borde de un pequeño tanga.



A las 13:00 horas paramos para comer y vuelta a la clase hasta las 18:00 horas, dieron por finalizado la formación por ese día y nos fuimos al hotel porque a las 20:30 horas estaba prevista una cena de bienvenida.



Aparecí por el restaurante un rato antes de la cena y en el bar estuvimos tomando un vino, la que impartía el curso estaba hablando con el delegado general y otros jefes importantes de la empresa, nos sentamos como en las bodas en el lugar que estaba señalado para cada uno y al contrario que en la comida en que la bebida más solicitada había sido el agua, el vino fue lo mas solicitado y al finalizar me fui con otros compañeros a tomar unas copas a unos bares que tenían bastante fama, por su buen ambiente.



Creo que el hecho de ser lunes hacia que los bares no tuvieran nada de especial y que la mayoría de los que estábamos fuéramos hombres, por lo que tras tomar tres copas, me despidiera de mis compañeros y me dirigiera a mi hotel, antes de subir a mi habitación me aproximé al bar a tomar un café y en un extremo de la barra estaba ella, Laura, la que impartía el curso.



Como no había nadie más en la barra hizo que me acercara a ella y la saludara, me sorprendió el hecho de que se dirigiera a mí por mi nombre y que se riera por que pidiera un café, ella estaba tomando un combinado.



Me senté a su lado en uno de esos taburetes giratorios y comenzamos a charlar, me hizo alguna pregunta sobre mi situación personal y me contó que hacía cuatro años se había matado su marido en un accidente de tráfico, me encendí un cigarro y me giré hacia ella que estaba de frente a la barra, al poco ella se giró hacia mí y nuestras rodillas chocaron, se rió diciendo que todo el bar vacío y parecía como que no había sitio para los dos, su camisa tenía algún botón abierto y se le veía el canalillo y el centro del sujetador, no me dí cuenta que no quitaba la mirada de sus pechos y me preguntó que miraba, un poco turbado le dije que estaba mirando la medalla que llevaba y que me parecía conocer la virgen que llevaba, me respondió que era la de las angustias y mientras sonreía, me dijo que no me preocupara, que estaba acostumbrada a que los hombres le miráramos el pecho.



Le dí una calada al cigarro y noté como sus rodillas aprisionaban mis piernas, comencé a toser y ella riéndose seguía presionando fuertemente mi pierna mientras movía ligeramente las rodillas, me lancé y le pregunté ¿En tu habitación o en la mía?, dio un sorbo largo a su combinado y apuró todo lo que le quedaba, nos dirigimos al ascensor y al entrar me dijo que prefería en la suya porque tenía sus cosas de aseo, nada más cerrarse la puerta presionó el botón de su piso y tomando mi cara entre sus manos introdujo la lengua en mi boca moviéndola fuertemente mientras colocaba su coño en mi pierna y comenzaba a frotarse, llegamos al piso y entramos en la habitación.



Nada más entrar me dijo que me fuera desnudando mientras ella iba a asearse un poco, me desnudé del todo y me introduje en la cama para esperarla, al poco rato apareció impresionante, un conjunto de tanga minúsculo, como el que me parecía haber imaginado en el curso y el sujetador que había visto en el bar del hotel, se dirigió a la cama y levantando las sábanas dirigió una mirada a mi polla que estaba medio en erección y dijo "es como me había imaginado".



Se metió en la cama y comenzamos a besarnos y abrazarnos, cuando dejábamos de besarnos gemía como estuviera a punto de alcanzar un orgasmo, me pareció que fingía, dado que prácticamente no habíamos hecho más que besarnos y mis manos habían recorrido su cuerpo para palpar sus caderas y sus glúteos.



Siguió besándome y colocando su coño sobre mi pierna, comenzó de nuevo a frotarse como en el ascensor, con la diferencia que se frotaba desde mi rodilla hasta medio muslo y me pareció como si se hubiera lavado el coño y no se lo hubiera secado.



La coloqué boca arriba y mientras pasaba mi mano por debajo de su cuello para apoderarme de su pecho izquierdo y comenzar a darle pequeños toques en el pezón, con la otra mano baje a su entrepierna y le sobe el coño, dándome cuenta que aquellos estaba empapado de flujos vaginales, le comencé a tocar el clítoris y sus gemidos eran tan fuertes que le besé en la boca para que no vinieran los de seguridad del hotel para ver que ocurría.



Le introduje un dedo en el coño llegando hasta su matriz pudiendo sentir que llevaba puesto un diu, se lo introduje varias veces hasta el fondo llegando casi a sacarlo del todo, sentía cuando lo iba a sacar que sus músculos vaginales apretaban como si intentara que no lo sacara, me molestaba el tanga que llevaba por lo que se lo quité y dado la postura que tenía aproximar mi boca para chupárselo, bajamos un poco más abajo en la cama y entonces noté como había tomado y miembro y se lo había metido en su totalidad, me gustó dado que la mayoría de las chicas con las que había estado solo conseguían metérselo hasta la mitad, seguí chupándole el coño y de repente sentí que lo presionaba con todas sus fuerzas, daba unos pequeños gritos y de repente mi boca comenzó a sentir como si se estuviera orinando en ella, me aparté y me subí hacia ella con toda la cara empapada, al salir de las sábanas me estaba dando una toalla a la vez que me decía, toma y sécate que mis orgasmos son muy copiosos.



Seguimos besándonos mientras ella se colocaba de costado y yo me colocaba entre sus piernas para comenzar a penetrarla, solo llevaba unas pocas penetraciones cuando comenzó a gritar, puse mi brazo en su boca para acallar los gritos y le pedí que me mordiera suavemente, ella levanto un poco sus caderas y colocó la toalla debajo de ella, así lo hizo al principio pero de repente me dio un mordisco fuete y a la vez sentí que volvía a correrse copiosamente.



Aproveche para cambiar de postura, tiramos las sábanas al suelo y la coloqué a cuatro patas para metérsela hasta el fondo con todas mis fuerzas, estuvimos así un rato y la veía con la cara contra la almohada a la vez que veía su orificio anal, me chupé el dedo gordo y colocándolo en su entrada se lo introduje con la mayor facilidad que había visto en mi vida, comencé a meterlo y sacárselo varias veces mientras se la clavaba con todas mis fuerzas, al poco saque el dedo gordo y colocando dos dedos se los volví a introducir, no hacía falta que empujara, era ella la que se lo metía con fuerza hasta el fondo, saqué los dedos y formando un cono con los cuatro dedos comencé a introducírselos, llegaba hasta los nudillos y no decía nada, solo gemía fuertemente contra la almohada, baje mi mano libre hacia el clítoris y nada más comenzar a frotárselo nuevamente me inundó la mano, aquella situación hizo que estuviera a punto de correrme, por lo que se la saqué para descansar y me volví a colocar tumbado a su lado, ella me preguntó si no me importaba que invitara a un amigo y al ver mi cara de sorpresa me dijo que no me preocupara que era bastante inofensivo, alargó su mano hacia la mesilla de noche y abriendo un cajón sacó un consolador de gelatina como no había visto más que en algunas películas. Tenía casi 40 centímetros de largo por ocho o nueve de diámetro.



Me volví a colocar como para hacer un 69 y tomando el consolador comencé a introducírselo en la vagina, me sorprendía que aquello entrara, aunque con dificultad se lo introduje casi hasta la mitad y comencé a follarla, ella no daba más que gritos, no sabía si eran de daño o de placer, pero nuevamente se corrió, estaba tan cerca que pude ver como salían los líquidos, aquello me parecía casi imposible, pero me lancé a seguir metiéndoselo y sacándoselo a la vez que comenzaba a introducirle todos los dedos que podía por el culo, ella estaba de costado y por mi posición llegaba con su mano a mi polla y no la movía, solo lo apretaba como si quisiera estrujarlo.



Le saqué el consolador del coño y abriéndole las piernas probé a metérselo en el culo, no me había pasado nunca, pero quería que gritara de dolor y no de placer, pero para mi sorpresa logré introducírselo, una vez que había abierto descomunalmente su culo, comencé a metérselo, aquello no tenía fin, parecía como si quisiera obscultarle el estómago, los gritos no paraban y seguían siendo de placer, dejé el consolador casi introducido del todo que me parecía que en cualquier momento podía perderse en su intestino, para comenzar a meterle los dedos en la vagina, metía cuatro dedos dejando solamente el pulgar fuera y sentía como quería más, por lo que probé con la mano completa y logré que desapareciera en su interior, la gire hacia uno y otro lado y nuevamente se volvió a correr.



Le saqué el consolador y la mano y me volví a colocar a su lado, parecía como si ya no pudiera más y solamente bufaba, me dijo había estado extraordinario y si no quería correrme en su interior, después de lo que había visto entrar en su coño y su vagina me pareció que mi polla iba a ser una nimiedad, por lo que le dije que prefería sentarme sobre sus pechos y correrme en su cara, nada más comenzar a masturbarme me corrí como nunca lo había hecho, llenándole la cara de semen, ella se levantó para lavarse y yo aproveché para vestirme, dado que aquella cama parecía que la había dejado en la calle un día de lluvia, con la excusa de que quería al día siguiente estar despejado para el cursillo, me fui a mi cuarto dándole un pequeño pico en los labios, me acompañó hasta la puerta y antes de abrirla nos dimos un fuerte abraza y nos despedimos hasta el día siguiente.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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