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Categoría: Lésbicos

Las voyeristas

Soy una mujer que ya ha pasado los 40, lo que me sucedió fue ya hace algunos años, y siguiendo un buen consejo, decidí escribirlo.

Todo comenzó en una noche aburrida, no podía dormir pues me la había pasado recostada todo el día en el sofá leyendo libros atrasados. Uno de ellos era erótico, lo había hojeado un poco, era justo lo que me imaginaba, debía tener más de veinte historias, solo había leído los títulos y un poco entre paginas.

Como mi cuerpo no había hecho ejercicio, no necesitaba descanso, quizá solo mi mente. Me había llevado unos cinco libros que podía leer a la cama, entre ellos el libor erótico. Tome los libros y fui descartando uno a uno, pues ninguno me llamó la atención, los coloque sobre mi buró de cama y me acosté con mi pijama ya puesta, nunca duermo sin ella, es un conjunto color rosa claro, casi llegando a rosa,  de una tela muy sube y tersa. Recostada pensé de nuevo en el único libro que nunca había leído, recuerdo que solo lo compre por la portada, pero creí que era una solo historia y no tantas.

En fin, gire mi torso y lo tome nuevamente entre la pila de libros, lo hojee de nuevo y me detuve en una historia que me había llamado la atención, era sobre unas secretarías, valla, la historia no estaba nada mal, pero algo larga así que no la capture por completo, solo ciertas partes. Hojas más adelante otro título me atrajo, “El voyerista”. Trataba de un tipo que espiaba a su vecina por su ventana, era bastante descriptivo pero nada vulgar, de hecho estaba genial.

Cuando termine de leer ya era bastante tarde, así que deje el libro junto al resto y me levante para apagar la luz. En el tramo, no pude dejar de pensar en el relato, así que me detuve frente a mi ventanal que más bien es una puerta al balcón. Recorrí la cortina y comencé a mirar la casa de mis vecinos. Tenían todas sus luces apagadas, no se podía ver nada, mire a las otras casas del complejo, pero éste, estaba acomodado de tal forma que solo se podía ver la casa de enfrente, las otras ventanas eran muy lejanas para ver dentro, aun con las cortinas abiertas. De cualquier forma solo me fijaba en aquella casa oscura, recordé que casi nunca veía a mis vecinos salvo algunas ocasiones antes al salir con mis hijos para la escuela y ellos al trabajo. Era una pareja común, pero sin hijos. Yo tengo dos en ese entonces de once y nueve años, ese fin de semana les tocaba estar con su papa, mi ex esposo desde ya cinco años. Mientras pensaba en mis vecinos una extraña excitación me recorría todo el cuerpo, junte las cortinas, apague la luz y me acosté. Esa noche me la pase pensando en el último relato, sí que me había dejado caliente.

 

El epílogo.

Lo siguiente que recuerdo fue un día entre semana, peleaba con mis hijos para que dejaran de batallar entre ellos, y hacerlos entrar en la camioneta, mientras hacía esto mi vecina salía a su camioneta, me miro y me saludó agitando su mano por encima de su cabeza, y una gran sonrisa, por inercia le contente exactamente de la misma forma. Me subí al auto, y en el camino… me llegó de nuevo la historia, el relato… y de pronto… una idea, ¿podría acaso hacer lo mismo que el personaje del relato erótico? La idea era bastantea atroz, pero no podía quitármela de la cabeza, aunque si viven una vida parecida a la mía sabrán que pensar en algo tan profundo es imposible cuando se tiene a un par de diablillos en la parte trasera del auto, así que lo olvide de inmediato.

El tiempo pasó, un par de semanas, era sábado, comenzaba a anochecer y yo terminaba unas cosas del trabajo. Al concluir sibí a mi dormitorio y comencé a quitarme la ropa deportiva que vestía, y me puse el pijama. Ese día algo extraño me pasaba, no pude dejar de mirar mi ventana mientras me ponía mi ropa de dormir, y en cuento termine, de inmediato me asome por el ventanal, pero no vi nada, recorría cada ventana, su casa es exactamente igual a la mía, todas las del complejo lo son, por ello sabía a qué parte le correspondía cada ventana. De pronto una luz se encendía, era la del baño, mi atención se concentró por completo en esa luz, tardo un momento pero después se apagó. No había visto nada. Segundos después la luz de la recamara se encendía, su cortina era transparente, pero detrás estaba forrada con una tela que no dejaba ver más allá, solo cuando uno estaba lo suficientemente cerca se podía delinear la figura, unos centímetros más lejos y solo eran sobras sin sentido ni contorno. Era justamente lo que miraba, sombras de cualquier cosa, pero más tarde una silueta femenina se acerco lo necesario para ver de quien se trataba. Era mi vecina por un instante pude ver su silueta, un cuerpo fenomenal, en ese entonces yo misma gozaba de mi mejor momento, tenía un cuerpo deseable, estaba perfecta, pero ni en mis mejores momentos estaba como ella, pues ese trasero bien parado y sus grandes tetas, eran para comérsela de pura envidia. Solo pude verla por unos segundos, y después se perdió entre sobras para después olvidarse en las tinieblas de la noche ya con las luces apagadas.

 

La obsesión.

Cuando apagó la luz, regrese a mi cuerpo, había sido como estar en otro lugar, como cuando entras al cine y solo es hasta cuando sales que comienzas a regresar a la realidad. Era lo mismo, cuando recobre la razón, noté que tenía mi mano sobre mi entre pierna. ¿Cómo llegó ahí? No recuerdo la sensación de estarme tocando, aun hoy no recuerdo haberlo hecho. En seguida apague mi luz y me acosté, la mente me daba vueltas, no deja de pensar en la posibilidad, ¿Y si pudiera ver más? Si, esa idea se había vuelto una fantasía. Esa noche pensaba en lo que pasaría si la viera, si la espiara a través de mi ventana, mientras lo pensaba me tocaba un poco, pero no me masturbe del todo.

Al día siguiente, me levante muy tarde, lo primero que hice fue ir al baño, cuando salí, la luz del día intentaba con todas sus fuerzas entrar por las cortinas cerradas que custodiaban la oscuridad de mi cuarto. Nunca abro las cortinas, mucho menos las ventanas, odio el polvo, pero ese día era diferente, lo sentía en el habiente. Así que me acerque al ventanal y abrí las cortinas, al hacerlo noté de inmediato que sus ventanas estaban abiertas y sus cortinas completamente recorridas, no puede dejar de mirar, no sé cuánto tiempo permanecí mirando, pero al final pude verla. Vestía un pijama muy parecido al mío, idéntico recuerdo, tenemos los mismos gustos, la ropa, la camioneta, era muy parecida, el pijama era solo una de ellas.

Termine de espiarla y me fui a tomar una ducha, al salir espié nuevamente, recorrí cada ventana de la casa, no tarde en notar algo peculiar; la ventana de su baño estaba empañada, deduje de inmediato que debía de estarse tomando una ducha. La idea de imaginarla desnuda en la bañera me puso al cien, comenzaba a excitarme nuevamente. De inmediato cerré las cortinas y espere. Mientras hacía esto, mi mano tomaba vida y comenzaba a buscar mi cuerpo por entre la bata que ocultaba mi cuerpo desnudo. No tardo mucho tiempo y de a poco comencé a notar sombras y movimientos dentro de su baño, para ese momento mis dedos ya habían encontrado mi vagina húmeda para jugar con ella, por ello no dejaba de masturbarme. Un instante después vi una tersa mano asomándose por la ventana al abrirla, sin perder tiempo dirigí toda mi atención a su habitación, espere un momento, pero nada, tiempo más tarde apareció vistiendo ropa deportiva, el pantalón ajustado que acentuaba muy bien su trasero. Cerré por completo las cortinas, me vestí y me puse a leer un poco. El resto del día pasó sin más.

 

El no, ella sí.

Esa noche, cuando me fui a mi cuarto nuevamente, me dirigí por inercia a la ventana, espié un poco pero ni vi nada, así que me fui a la cama, me puse el pijama y me acosté. Ahí comencé a fantasear, me preguntaba cómo sería verla desnuda, ¿Cuál sería mi mejor oportunidad? En ese momento me di cuenta de algo; estaba fantaseando con mi vecina y no con mi vecino, me pareció muy extraño, nunca me he considerado lesbiana, pero la idea de ver a mi vecino no me excitaba, no, necesitaba realizar mi fantasía como la había leído, me excitaba la forma en cómo narraba, aquel tipo el encuentro con su vecina mujer, por ello ya me había obsesionado con ella.

Los días siguientes espiaba cada vez que podía, pero con dos hijos el tiempo libre es oro puro, así que no puede hacer mucho en esas dos semanas, hasta que mi ex esposo se los llevó nuevamente de paseo, eran dos días para mi sola.

El sábado por la mañana me dispuse a espiar, me asome desde temprano, pero su cortina estaba cerrada, y no la abrió hasta pasado el medio día, espié el resto del día pero todo aquel fue infortunado.

Para el domingo estaba tan excitada que me había levantado muy temprano, el sol apenas estaba saliendo, repase todas las ventanas, pero nada. Recuerdo que ese día me visitaría mi ex cuñada, nos llevamos tan bien que nunca nos dejamos de ver. Me quede viendo todas la ventanas un rato, en un momento nada pasaba, pero al poco rato la cortina de su cuarto comenzaba a moverse, y en un instante se abrió. Ahí estaba, era mi vecina, portando su pijama, de inmediato comencé a tocarme, la excitación me corrompía no era tanto lo que veía, sino lo que estaba haciendo y como lo estaba haciendo. En un tiempo no se veía más, recuerdo que estaba tan excitada que temblaba como si estuviese sufriendo de hipotermia, solo mis dedos tocando mi clítoris calmaban un poco esa sensación.

De pronto, la luz del baño se encendía, en ese momento mi alarma sonó, me apresure a desactivarla, y regrese rápidamente al ventanal para continuar espiando, tiempo pasó y la ventana se empañaba cada vez un poco más, al tiempo que se empañaba, mi excitación crecía, mi mente volva imaginando como sería verla desnuda. De pronto, la ventana se abre de par en par, vi un torso desnudo, pero no tarde en notar que no era de una mujer, entristecí tanto que de coraje deje de espiar y me fui a bañar, ya era un poco tarde y mi ex cuñada llegaría en cualquier momento.

Me bañe lo más rápido que pude, esperando que el agua me bajara un poco la excitación, recuerdo que pensé en tocarme, comencé a hacerlo, pero cuando mis dedos llegaron a mi vagina no era lo mismo, aunque la sentía húmeda e inflamada, necesitaba de más, nunca me ha gustado masturbarme, siempre prefería citas con un hombre y que me cogiera, más reciente con mi ex esposo, pero desde mi divorcio, ni una ni otra. Aun así, con las prisas, decidí no hacerlo, algo de lo que me arrepentiría más tarde. Salí del baño me fui a mi cuarto con la bata puesta, abrí un poco la cortina, espíe pero no vi nada, y como el tiempo me tenia de tras, no espere y me empecé a arreglar, me vestí, me puse un vestido primaveral ligero, y unas zapatillas de tacón bajo, y comencé a maquillarme, en cualquier momento mi ex cuñada tocaría el timbre.

Mientras me veía en el espejo, mi excitación regresaba, la necesidad de espiar me absorbía por completo, volteaba a la cortina una y otra vez, hasta que no pude más, me levante y fui directo a la ventana, la recorrí lentamente, viendo como mis dedos temblorosos deslizaban la tela, recuerdo que respiraba agitadamente, intentando no jadear como una depravada. Cuando comencé a espiar, no vi a nadie, pero note algo extraño, la cortina estaba nuevamente cerrada, continúe espiando, y note que uno de sus autos no estaba. Entristecí nuevamente, esta vez más enfadada, creí que ya se habían ido, y los más deprimente era que habían cerrado su cortina, quizá me habían descubierto, en ese momento hasta me sentí mal, justo como no me quería ver, como una depravada.

A punto de regresar a terminar de arreglarme, vi como una luz se encendía, era la del baño, aun con la ventana abierta de par en par, la felicidad me invadía, pero la excitación la sofocaba por completo, temblaba como loca, me masturbaba por encima del vestido esta vez más aprisa, es como si no fuera yo, dejaba que la calentura me manejara a su antojo. En tanto, veía como los brazos de mi vecina se movían, no la podía ver directamente, pues su ventana no está directamente enfrente de la mía, pero los ademanes que hacía me indicaban claramente que se estaba quitando la ropa, ¡oh por dios! Y con la ventana completamente abierta, me maldecía por no poder ver más. Mientras veía sus brazos desnudos, que era lo único que alcanzaba a ver, me frotaba mi vagina debajo de mi vestido intentando desesperadamente meter mi mano por mi calzón, pero estaba demasiado apretado y no podía, deseaba masturbarme abiertamente, presentía que me vendría en un gran orgasmo, pero no podía. En un segundo, por un fugaz instante, mi vecina se asomó completamente desnuda para entrar en la ducha, fueron un par de segundos tan solo, pero pude ver claramente sus pechos desnudos al aire libre, y sus pezones, exactamente de la misma tonalidad que los míos, color bermellón. Sin más, vi como cerraba la puertecilla y se perdía dentro del baño bajo la regadera.

Mis piernas temblaban mientras yo las intentaba abrir lo más que podía y al mismo tiempo estirarme para espiar por la cortina. Mientras el tiempo pasaba me excitaba a niveles que no imaginaba, no aguantaba más. En ese momento no lo soporte, me subí el vestido, me baje los calzones anticuados que portaba, y me los quite, recuerdo que el hacerlo los sentí, no húmedos, mojados diría yo. Los avente a cualquier parte y continúe espiando, calcule más o menos el tiempo que tardaría en bañarse, pues con lo caliente que estaba no quería venirme antes, sabía que eso era inevitable. De pronto, la puertecilla se abría, y mi vecina se asomaba, esta vez de frente, mi mano parecía un mostro hambriento en mi vagina tocando por todos lados, estaba a punto de venirme, pero en ese momento de éxtasis, el timbre sonó, ¡Demonios como maldecía a mi ex cuñada en ese momento! Mientras veía los senos de mi vecina frente a mí, su cabello largo y mojado, se acercaba a la venta, mi vagina palpitaba, la excitación estaba al máximo, y en ese instante el timbre sonaba nuevamente, nunca la había hecho esperar, trate de gritar lo más fuerte que pude diciendo que esperara, pero estaba en otro mundo, mi excitación era tal, que no pude hablar, mucho menos gritar, solo un gemido salió de mis labios. Mientras miraba como mi vecina cerraba lentamente la venta, solo un poco, para perderse dentro.

 

Mis dos “ex”: mi ex cuñada y mi excitación.

El dilema era el siguiente, masturbarme rápido y dejar esperando a mi ex cuñada en la puerta groseramente, o bajar, hacerla pasar y comenzar a platicar a sabiendas que no me dejaría sola ni un momento hasta la tarde o noche. El timbre sonó una tercera vez, y mi dilema acabó rápidamente, baje corriendo intentando no tropezar con mis propias piernas que aun temblaban de excitación.

Le abrí la puerta y de inmediato me disculpe por hacerla esperar, alegando que se me había hecho un poco tarde y no pude abrir ya que estaba en el baño, después de todo la mitad era verdad. En ese momento note algo extraño en ella, no, no eran sus dos grandes senos aprisionados en ese entallado top y corpiño, no, tampoco eran esas perfectas nalgas en su ajustado pantalón de mezclilla, era en su rostrito justo en medio de sus cabello rizado con luces claras. Estaba diferente, me veía, con pena, sonrojada, como si quisiera decirme algo, pero se lo callaba. La invite cortésmente a pasar, y le dije que aun no terminaba de maquillarme, creyendo ingenuamente que me esperaría en la sala, para tener tiempo de masturbarme y bajarme la calentura un poco, pues la tenia al cien. –Te ayudo. Naturalmente me respondió, mientras me perseguía por las escaleras.

Cuando llegamos a mi cuarto, estaba completamente oscuro, ella me regaño por vivir de esa manera, “entristece el alma” recuerdo que me dijo mientras recorría las cortinas de par en par y abría el ventanal para salir al balcón. Mientras hacía eso, yo me senté frente al espejo del tocador, y ahí pude ver porque mi ex cuñada me veía de esa forma; con la prisa no me había puesto sujetador, algo normal para ese modelo de vestido, si no fuera por mi calentura, ya que traía las tetas al máximo y mis pezones casi perforaban la delgada tela del vestido. Me dio tanta pena que quise ponerme algo debajo, pero no lo quise hacer frente a ella, así que espera a que se diera el momento. En tanto terminaba de maquillarme, cuando vi por el espejo que ella se me acercaba, recuerdo muy bien su rostro, su mirada de lujuria, mientras me veía descaradamente los senos, creyendo que yo estaba enfocada en mi delineador de ojos. Después se sentó en la cama, justo a un lado de mí, yo fingía que no la veía, mientras sentía su mirada recorrer todo mi cuerpo. Mí vestido no es del todo trasparente, pero al ser casi en su totalidad blanco, se puede ver un poco atreves de éste, lo suficiente para saber si se trae algo debajo de él o no.

Terminando de los últimos retoques, vi como ella se levantaba por el otro lado de la cama, no le tome importancia, pero se me hiso extraño que permaneciera en ese rincón por mucho tiempo, y sorpresa que me lleve cuando voltee, tenía el calzón que me había quitado en sus manos. Me moría de la pena, pero antes de que le pudiese decir algo, ella me quitó  las palabras de la boca mofándose de mis enormes calzones, ambas nos hachamos a reír, pero yo sabía perfectamente que esos calzones estaban empapados con mis fluidos corporales, era imposible que no lo hubiese notado, por ello se había quedado mucho tiempo observándolos. Para terminar de romper la tención, le pregunté de cuales usaba ella, pensé que me respondería que tangas, pero en vez de eso, hiso algo desconcertante; me las enseñó. Sacó el resorte por uno de los lados de su pantalón y se rió coquetamente, claro eso me gusto mucho. En fin termine de maquillarme mientras de me dejaba acariciar por las miradas de mi ex cuñada, no sabía si era lesbiana, si lo hacía por excitación,  por curiosidad, por criticona, o por pena ajena quizá.

Terminando de maquilarme, me puse de pie, al  hacerlo note enseguida su mirada, y sin equivocarme, esta se dirigía descaradamente a mi entrepierna, no mentiré, eso me excitó un mucho, por lo que decidí no ponerme nada debajo, y continuar jugando con sus miradas, se siente bien, aun viniendo de otra mujer, de hecho como una, creo que se siente mejor. Como vi, la ventana abierta, me acerque a ésta, en parte para espiar a mi vecina, pero en parte para continuar con el juego de miradas. Cuando me asomé, no tarde en observar las cortinas de mi vecina estaban completamente abiertas. Esto me enfado y frustro, imaginarme que ella había salido desnuda del baño y abierto las cortinas mientras se vestía, es decir, hubiese sido genial poder correrme a gusto, viendo eso. Pero no dure mucho enfadad, pues ahora tenía compañía, y el juego que seguíamos era divertidamente excitante.

Más tarde bajamos a la sala y nos divertimos por horas, eventualmente la calentura, se me tranquilizó un poco, pero nunca dejamos el juego, de vez en cuando me levantaba el vestido mientras me acomodaba en el sillón,  otras veces abría las piernas para dejar ver más allá de mis muslos, al tiempo que su mirada me desnudaba con las puras intenciones, quizá era solo el morbo de verme, pero de cualquier forma era divertido jugar a la exhibicionista con mi ex cuñada.

 

Mi primer gran orgasmo

El día termino sin mayores detalles, hablamos reímos, lo de siempre. Terminamos por la tarde, lo primero que hice fue ir al baño, pues ya no aguantaba, me había estado resistiendo hace ya varias horas, pues confundí la sensación con mi excitación. En el baño sucedió algo extraño, que nunca había experimentado, me da un poco de pena contarlo, pero que todo sea por la terapia.

Bueno mientras hacía pipi, notaba algo distinto no solo la clásica sensación de hacerlo, era algo más, la excitación regresaba era como si mi vagina hubiese detenido el tiempo y estuviese a punto de estallar, la sensación era tan extrema que incluso dolía un poco, por lo que me lleve mis dedos a la boca, los chupé con fuerza y los empape de sabia tanto como pude, de inmediato los lleve a mi vagina para venirse… pero no sucedió, en vez de eso, la sensación de orinar la opacaba, así que deje de tocarme y comencé a concentrarme para orinar… pero tampoco sucedía. Era extraño, no podía hacer pipi, ni venirme, recuerdo que incluso fue preocupante, pero la excitación lo compensaba, sentía mi vagina palpitante ya era hora de hacerla terminar, pero no podía, cuando sentía que me venía, la sanción de orinar lo impedía, y cuando estaba a punto de orinar, la excitación me obligaba a masturbarme. Como eso no me llevaría a nada, pensé que debía hacer pipi primero, para después poder correrme a gusto. Así que me concentre y me relaje, puje un poco… pero nada. Fue ahí donde me espante, así que abrí la llave del lavabo... pero no era suficiente. Me puse de pie, camine un poco, con esa extraña sensación de querer hacer ambas cosas a la vez, abrí la ventana, espié a mi vecina, pero totas sus luces estaban a pagadas, me masturbe un poco, pero igual, no podía. Para intentar relajarme, me metí a la ducha, tocándome sentía como un estremecedor, escalofrió recorría mi cuerpo, el agua estaba caliente, pero mi cuerpo temblaba como si muriese de frio, no lo comprendía. Frotándome el cuerpo con el jabón me excitaba más, no importaba cual de las dos cosas quisiese hacer no podía hacer la una ni la otra. Eventualmente el agua caliente se acababa, y comenzaba a salir de a poco la fría, primero tibia, eso me relajo un poco, pero cuando salió la fría, las sensaciones en mi cuerpo se multiplicaban, debí haberme salido en ese momento, la temperatura comenzaba a hacerse insoportable, pero como la sensación de hacer pipi regresaba, decidí quedarme a hacerlo. El agua gélida me hacía temblar al punto de casi no poder permanecer de pie, mientras poco a poco la orina se aglutinaba en mi vagina a punto de salir, puje pero no salía, me asuste, pero enseguida puje lo más fuerte que pude, y un pequeño chorrito salió de ahí, fue muy corto, pero recuerdo que me ardió de lo caliente que estaba, y como fuera estaba llena de agua fría, la sensación fue literalmente extrema. Después del pequeño chorrito de pipi, no salió más, pero concentrándome en el frio del agua, conseguí que saliese el resto; cuando estaba orinando, la pipi me quemaba, pero excitaba a puntos inconcebibles, comencé a gemir como loca, estaba caliente, y con el frio en el resto del cuerpo que temblaba cual locomotora, no aguanto más, y estalló en el más grande orgasmo que jamás antes había tenido, mis piernas no aguantaron mi cuerpo y me obligaron a agacharme y sentarme sobre mis tobillos, mientras mis muslos temblantes se cerraban, ocultando mi vagina que estallaba todo el día en frustración sexual. Al final no pude más y me tire so sobre el helado suelo, con el agua más fría que jamás había sentido, pero no me importaba, estaba muy cansada para levantarme a cerrar la lleve. Fue increíble es verdad ni cuando adolecente, me había venido de esa forma, se siente bien al hacer pipi, pero ese fue un autentico orgasmo mientras orinaba.

 

Creo que ella es exhibicionista.

Cuando logre ponerme en pie para cerrar la regadera, ya había pescado un resfriado tremendo, que me duro toda la semana, me seque como pude, me puse mi bata, y corrí a mi cama, no recuerdo más.

Lo siguiente más relevante sucedió entre semana, fue un día que me levante temprano, como ya era mi costumbre, me asome a espiar un poco, ya lo hacía sin pensarlo. Vi la luz de su cuarto encendida, un par de sombras se movían dentro, pero era imposible deducir de quien se trataba o que estaba haciendo. No le preste importancia y me fui a bañar, al salir espié nuevamente y noté la ventana de su baño abierta, creí que mi oportunidad había pasado y así lo deje. Termine de vestirme y arreglarme, recuerdo que lo hacía con gran tranquilidad, debo levantarme temprano más seguido. Cuando termine me disponía a despertar a mis hijos, aun era buena hora, así que pensé asomarme una última vez; al hacerlo observe casi lo mismo que recién, con una sutil diferencia, pues uno de sus autos no estaba. Sabía que ella utilizaba la camioneta, por lo que deduje que debió haber sido él el que había utilizado el auto. En eso pensaba cuando la luz de su habitación se encendía otra vez, no pude dejar de mirar, las sombras comenzaron a bailar, y antes de que pudiese deducir más, las cortinas comenzaron a moverse, su figura tras de ellas era perfectamente contorneada, abrió la primera, no pude verla, pero cuando se dirigió a la otra, puede ver un fantástico espectáculo, pues ella paso frente a la ventana completamente denuda, poco a poco comenzaba a calentarme, mientras ella abría la otra cortina, allí note que ella miraba a mi ventana, me asuste, pero también me excité, pero permanecí seria pues no creí que pudiera verme. En seguida desapareció de mi vista, y antes de obsesionarme más con ella, fui a continuar con mi labor de madre.

Llegó el sábado, pero sabía que no podría ver nada, pues había descubierto un patrón en todo eso, ya que cuando ambos autos estaban en su puerta de entrada, las cortinas ni las ventanas se abrían. Estaba segura que a él no le gustaba tenerlas así, lo que hacía que mi fascinación por ella aumentara, de cualquier forma, verlo a él no me importaba en absoluto.

Termino el sábado increíblemente rápido, mis hijos no me dan descansó, pues era el fin de semana que me tocaba cuidarlos. Normalmente no me baño los sábados, pero ese día habíamos estado jugando con pintura y no me gusta quedarme así. Me duché, me puse mi bata y me fui a la cama; frente a esta, me desnude dispuesta a ponerme le pijama, pero por alguna razón me sentía diferente, por esos días hacia algo de calor, así que me acosté desnuda, nunca había probado hacerlo, creí que no podría dormir, pero fue increíble, la sensación de sentir las telas suaves en todo el cuerpo era tan reconfortante que caí dormida como pocas veces.

 

Cambio de papeles

Cuando el sol salió al siguiente día, yo aun seguía dormida, no fue hasta que mis hijos me despertaron cuando pude levantarme. Escuche que peleaban en su cuarto, me levante y me puse la bata de baño que había dejado la noche anterior. Antes de ir con ellos decidí echar un rápido vistazo, me asome por la cortina. De inmediato note su cortina abierta, busque el auto de él, pero no lo encontré, me frustre un poco pues pensé que ella se había asomado desnuda otra vez y no la había visto, pero algo estaba distinto está vez, pues encima de su cama estaba la ropa que supuse se pondría ese día, no le debí haber prestado atención al detalle, si no hubiese sido por el bellísimo conjunto de lencería que se posaba sobre de todo, el solo pensar que debía posarse desnuda para ponérselo me puso al cien. En fin, fui al cuarto de mis hijos a ordenarles que se bañaran, pues no lo habían hecho ya que se habían quedado dormidos, y los metí a regañadientes a la ducha, mientras yo me disponía a ponerme algo de ropa, pero al llegar a mi cuarto no pude resistirme y me asome una vez más por la cortina.

Ahí espere un poco, pues vi la ventana del baño empañada y sabía lo que vendría. Sin equivocarme la ventana se abrió, pero no me dejó ver más allá de sus hombros desnudos, no me importo pues sabía que debía aparecer en su recamara. Espere, y sin más apareció con una bata idéntica a la que yo portaba en ese momento. Caminaba en su cuarto, buscando zapatos, de pronto se poso frente a su ropa, y entonces no lo soporte más y desabroche mi bata, casi simultáneamente cuando ella lo hacía. Era increíble, con una luz del día más clara, pude ver perfectamente sus pezones bermellones, y debajo de su cintura escondía una hermosa vagina perfectamente depilada, lo que me encendió a todo. Descaradamente abrí mi bata para tocarme libremente. Mientras hacía eso, veía como mi vecina se ponía ese sujetador que le lucía radiante, y esas bragas que le combinaban como una reina de belleza, después se sentó en la orilla de su cama y comenzó a untarse crema en sus piernas, más tarde en el resto del cuerpo, yo me masturbaba cada vez más intensamente. Cuando termino se puso sus pantimedias, y mientras lo hacía volteo a mi ventana, sentí una pulsada de adrenalina, pero no me importo, estaba muy excitada para retractarme, solo me tocaba cada vez con más furor, ella volteó una vez más al terminar de ponerse las medias, eso llevó mi pulso cardiaco a su máximo, me hiso gemir un poco, lo sofoque como pude, pero no lo soporte más y me deje venir.

Cuando termine, me inquiete un poco, por la forma en cómo lo había hecho, como toda una pervertida, pero todos esos pensamientos pasaron a segundo plano cuando me di cuenta de algo más perturbador, pues la cortina de mi ventana estaba mucho más abierta de lo que pensaba, después me voltee a ver a mi misma, recuerdo la forma en que mi bata mostraba mis tetas totalmente expuestas, que mantenían la bata abierta dejando ver el resto de mi cuerpo desnudo. La cortina sin duda estaba bastante abierta, y ella volteo por lo menos un par de veces, recuerdo que esto me dio tanta pena, que me hiso sentir muy mal, de esas veces que quieres regresar el tiempo para que todo continuara igual y no enfrentar tus errores. Pensé en muchas cosas, con qué cara la saludaría después, qué pensaría de mí, y todo eso. Con lo pasado en mi mente, culmine el día.

Lo siguiente que recuerdo fue un día entre semana, salía un poco a prisa para dejar a mis hijos a la escuela, metí al auto los útiles y después y como pude a mis hijos, mientras peleaba con ellos, ella salió a su camioneta la voltee a ver muerta de vergüenza, quise evitar su mirada pero no pude pues al mismo tiempo quería conocer su reacción, cuando volteo verme, yo estaba a punto de bajar la vista, pero antes de poder reaccionar ella me sonrió y me saludo agitando su mano con gran alegría. No me quedo otra opción que responderle de la misma manera. En el camino no dejaba de pensar en ella, si le había gustado, o si solo quería dejar las cosas como estaban. Al día siguiente, casualmente me llega un mensaje de mi ex cuñada, pues a sabiendo que estaría sola el fin de semana quería estar con migo. De inmediato pensé que quería repetir lo de la vez pasada, me alegre un poco, no podía esperar al sábado.

Ese viernes mi ex esposo llegó por los niños en la tarde, por lo que cuando yo llegue en la noche, la casa ya estaba sola, para colmo de males, había llegado un poco más temprano de lo normal, y no tenía ánimos de dormir temprano. Pensé en bañarme ese noche para evitar repetir la misma historia, así ya estaría lista para cuando mi ex cuñada llegará, y podría despertarme más tarde. No lo pensé más y me deshice de los enormes tacones que me habían aguantado todo el día, las medias, la falda, el conjunto, la blusa, y por supuesto la ropa interior. Como no había nadie en la casa no me moleste en ponerme la bata de baño, solo tome mi toalla y me la lleve en la mano hasta la ducha. Cuando entre al baño, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, enseguida supe porque, pues la ventana estaba completamente abierta, me acerque para cerrarla, pero antes de hacerlo no me pude resistir mirar a afuera. La sensación era increíble, estar completamente desnuda para todo el mundo, con la posibilidad de que alguien me pudiese ver así, y claro, que ese alguien fuera mi vecina. No lo negaré, entre el remordimiento de conciencia, la vergüenza que había pasado, y la incertidumbre de saber si mi vecina estaba o no, en el juego del voyerismo, comenzaba a excitarme nuevamente.

La sensación del frio pegando fuertemente sobre todo mi cuerpo era increíblemente excitante, hacía que mis tetas se pusieran duras, y mis pezones levantados, no pude resistirme a tocarlos, recuerdo que revotaban como resortes o como la antena de algún auto cuando pasaba mis dedos de un lado a otro, y esa sensación de hacer pipi, aumentaba debido al frio que sentía. Abrí el agua caliente y espere un rato, el contraste de temperaturas me llevo al cielo nuevamente, sentía exactamente lo mismo que aquella vez, quería masturbarme, pero al hacerlo me entraban unas ganas tremendas de orinar que interrumpían la llegada del orgasmo. En fin entre bajo la regadera, y comencé a bañarme, cuando llegué al Champú me puse un poco en mi vello púbico, pues así solía hacerlo, pero en esa ocasión recordé el vello de mi vecina, completamente depilado, a excepción de una delgada línea que subía desde lo más intima de su vagina. Lo pensé un poco, pues nunca lo había hecho, pero la calentura me invadía por completo y el solo hecho de imaginarme como ella me prendía al cien. Cerré el agua un momento, y busque mi cera para las piernas, comencé depilando desde mis tobillos, recuerdo que fue un poco más difícil de lo habitual, pues con la excitación y el frio que entraba por la ventana, mi mano me temblaba demasiado. Para cuando llegue a la zona de biquini, fue maravilloso, la cera fría cubriendo mi coño por completo, fue muy estimulante. Pensaba en dejarme una pequeña línea de vello como la de mi vecina, pero con la mano temblorosa se me fue la cera por todos lados, no obstante la idea de quedar completamente depilada me excitó igual y decidí hacerlo. Lo malo fue al final, para cuando se secó la cera, y llegó el tiempo de retirarla, pues todo lo excitante se fue al agua, en ambos sentidos de la palabra.

Cuando termine, no podía esperar más para verme en el espejo, intentaba encorvarme para mirar cómo se veía. Me enjuague y termine de bañarme, me seque y salí así como entre, completamente desnuda pero con el coño perfectamente depilado, estaba feliz, como quinceañera después de probarse su vestido. Cuando llegue a mi cuarto lo primero que hice fue mirarme en el espejo, no seré modesta, me veía increíble, como toda una estrella porno, acentuaba más mi figura, aun creo que hasta me veo más delgada. Lo siguiente que hice, recuerdo, fue espiar por mi ventana, estaba tan segura de mi belleza que no me importaba quien me viera en ese momento, me asome descaradamente entre las cortinas, y al ver que nadie miraba, tome confianza y recorrí las cortinas por completo, observe un momento, revisaba cada ventana, las de mi vecina, y las de las lejanías, todo estaba en orden, algunas estaban con la luz encendida, pero con cortina cerrada, y la gran mayoría estaban con la luz apagada y cortinas cerradas, mire una vez más las ventanas de mi vecina, mire su entrada, y ambos autos estaban en ella, sabía que ya estaban en casa, seguramente durmiendo. Entonces decidí probar algo, y abrí el ventanal del balcón, de inmediato el frio me cubrió el cuerpo y comencé a titilar como esquimal, pero la sensación era increíble, por lo que me motive a dar un paso más adelante, cuando lo hice el frio aumento, pues el aire me pegaba por todas direcciones, mis sentidos estaban completamente activos. Miraba constantemente a todas direcciones, pues aunque había algo dentro de mí que quería férreamente que alguien me viera, mi parte razonante aun temía que eso sucediera. Mi vista se clavaba en la cortina de la habitación de enfrente, quería que alguien se asomara, y claro quería que ese fuese mi vecina, pero tampoco dejaba de mirar a la calle, pues era el sitio más probable en el que alguien me pudiese ver. No sé cuánto tiempo permanecía ahí, seguramente fueron pocos segundos, pero a mí me pareció toda la noche, y de pronto lo que temía, un auto pasaba por la calle, aun no sé si me pudo ver, pero paso lento así que la posibilidad existe, de cualquier manera fue demasiada la tención y corrí dentro de nuevo a la seguridad de mi intima habitación, con la adrenalina al cien. En fin con todo ello, se había hecho más noche y yo estaba cansada así que sin ponerme la pijama, me fui a la cama e intente relajarme, sin éxito pues no dejaba de pensar en mi vecina.

 

Las exhibicionistas.

Sin perder la costumbre, como todo sábado, me desperté pasadas las once, por un momento mi mente estaba en blanco, me levante, y al hacerlo, me dieron unas ganas tremendas de orinar, así que sin más y aun somnolienta, me fui al baño de la misma manera que me había acostado. No fue hasta que mientras mis pies descalzos dejaban de tocar el suelo alfombrado al sentir el frio piso del corredor, fue cuando me di cuenta que aun estaba desnuda, pensé en regresar a ponerme algo, pero no me importo, pues empezaba a recordar todo lo de la noche anterior, que había parecido un sueño, pero al llegar al baño y sentarme en el retrete, mire mi vagina sin un solo vello, y corroboré la veracidad de mis recuerdos. Al regresar al cuarto, mire más luz de lo normal, era lógico pues las cortinas estaban aun recorridas y el ventanal completamente abierto. De pronto sentí una pulsación que me motiva a exhibirme, no lo sé, recuerdo que sentí pena, las cosas no son lo mismo si no tienes el cobijo de la oscura noche, aun así me arme de valor, pues el deseo de ver a mi vecina me ganó. Me coloque en una orilla de la ventana, y comencé a asomarme de a poco, mirando atentamente cada ventana que pasaba por mi vista, y al llegar a las de mi vecina note que todas estaban cerradas, me tranquílese y con más confianza me asome por completo, sin atreverme a salir al balcón.

Al poco rato me llamó mi ex cuñada para avisarme que no tardaba en llegar, me alegre al recordar que continuaríamos el juego de miradas. Como el frio había hecho mella en mí, ya tenía la bata de baño puesta, así que no me inquiete al pasar por la ventana una y otra vez para escoger que me pondría ese día. Buscaba algo atrevido con que lucirme, quería presumir mi coño depilado, así que busque en las minifaldas, hasta que di con una muy vieja que hacía mucho no me ponía, de hecho solo lo había hecho una vez, y fue cuando aun salía de novia con mi ex esposo, ni siquiera pensé que me quedaría aun, pero era la única que tenía, pues las demás eran del trabajo. Abrí un poco la bata y me la probé, no me importa presumir pero me queda como la primera vez. Corrí al espejo y al verme me prendí en un instante; es una falda entablada, como de colegiala, color crema, combinaba con el color de mis pezones. Regrese a mi guarda ropa y busque algo que ponerme en la parte de arriba, tarde un poco pero por fin me decidí con una blusa blanca transparente, pensé que de esa manera también jugaría con su mirada en la parte de arriba, pero al ponérmela era demasiado transparente, como si no tuviese nada, solo se veía más blancos mis pezones pero claro que se veían. Comencé a buscar un sostén blanco, pero estaba tan caliente con la idea de exhibirme que solo me puse un saco para comenzar el juego.

No podía esperar, en cuanto escuche el timbre, salí corriendo a recibirla. Al abrirle de inmediato me enfoque en su mirada, pero cuál fue mi sorpresa al ver su micro vestido entallado color violeta, y esas enormes tetas a punto de salirle por arriba. Todo iba de acuerdo al plan, comenzamos a platicar, más tarde se nos ocurrió hacer una receta, entramos a la cocina y la preparamos. Mientras la hacíamos, el juego comenzó a subir de intensidad, pues cuando ella cortaba los vegetales, el movimiento natural de sus brazos hacía que su vestido sele bajara dejando ver cada vez más sus senos. Al verlos rebotar a punto de salirse, me calenté, y no quise quedarme a tras, así que con la excusa del calor de la estufa me desabroche el pequeño saco negro que de inmediato dejo ver mis tetas tras mi blusa transparente. Por una parte quería disimular pretendiendo que lo hacía con naturalidad, pero no podía resistirme a ver su reacción por lo que de tanto en tanto nuestras miradas se cruzaban mientras una se le exhibía a la otra.

Terminando nos pusimos a probar nuestra receta, platicamos un poco y después quisimos ir más allá. Me propuso tomarnos unas copas, normalmente no tomo, como madre soltera tengo que ser más responsable, pero con mis hijos fuera de casa, no me pareció mala idea. Saque una botella de antaño y la comenzamos a beber. Al inicio todo siguió igual, incluso se me olvido el juego, pero con el calor de las copas me motive para mostrar más, así que de entrada me quite el chaleco, por lo que la mirada de mi ex cuñada se clavo directo en mis pezones, lo que me excito mucho, y más tarde, en un descuido me desabotone un poco la blusa. El tiempo pasaba y comenzamos a frecuentar el baño, en una de esas, cuando mi ex cuñada regresaba se sentó frente a mí y note como disimuladamente abría las piernas para dejarme ver bajo su vestido. Yo intentaba disimular, pero la curiosidad y la excitación me superaban, y no pude evitar mirar descaradamente, haciendo movimientos como si me acomodara mi propia falda, para ver una y otra vez la hermosa lencería que portaba color negro con encajes violeta, que combinaba perfectamente. Después fui yo la que tuve que ir al baño, así lo hice, y al terminar, frente al espejo del baño, mire mi blusa, y debajo mis senos casi al descubierto, pero aun así me deshice de un botón más, dejando mis tetas casi fuera, pero no conforme con eso, me subí la falda que de por sí ya era cota. Cuando regrese me senté frente a mi ex cuada con toda la alevosía de que mi falda se subiera para dejar ver entre mis piernas. Sin disimulo su ojos bajaron hasta ahí. Más tarde, mi ex cuñada me dejaba sola una vez más, mientras la esperaba me arreglaba la falda para dejarle ver todo el trabajo que me había hacho. Cuando regreso note que su vestido estaba más corto que cuando se fue, si, pensé que claramente estábamos en el mismo canal. Cuando se sentó nuevamente sin pudor alguno, abrió las piernas frente a mí, mientras continuaba una graciosa anécdota que había dejado pendiente antes de irse, para eso ya era bastante tarde, ambas reíamos de cualquier cosa, sin duda los tragos habían hecho de las suyas, por ello y aunque bastante mareada, sin mediadores, miraba bajo su vestido. Al principio no sabía si veía mal, pero después de un par de vistazos más, me di cuenta que ella se había quitado las bragas y ahora me precintaba su coño depilado al aire libre. No lo podía creer, pero por desgracia ya estaba bastante ebria para gozarlo adecuadamente, lo siguiente ya ni lo recuerdo bien, solo que seguimos platicando, eventualmente me dijo que tenía que irse, pero yo estaba tan caliente que la invite a quedarse, lo pensó un poco, en verdad quería que se quedara, el pensar en dormir juntas me ponía a temblar de la excitación, pero por desgracia me comentó que tenía pendientes en casa, no le creí mucho, pero no pude convencerla.

 

El gran orgasmo.

Algo triste, la despedí y me fui a acostar, estaba un poco mareada por el alcohol, pero no estaba del todo ebria, así que me recosté sobre las cobijas de mi cama. Ahí me desabotone los pocos botones que le quedaban a mi blusa y comencé a masajear mis pezones que estaban duros cual goma de lápiz, después las tetas, y por ultimo debajo de mi falda, al llegar a mi vagina la sentí húmeda, hacía ruido pegajosos al meter mis dedos y masajear mi clítoris, continúe masturbándome por un momento hasta que me vine, fue un pequeño orgasmo, solo me intentaba calmar la calentura para poder dormir.

Cuando amaneció tenía una pequeña resaca, pero una enorme calentura. Aun debajo de mis cobijas, comencé a tocarme, estaba aun desnuda, así que me masajee todo el cuerpo, al tocar mi vagina sentía como esta se inflamaba de inmediato, pensé en masturbarme otra vez, pero de no tarde en recordar que era domingo, y eso quería decir que mi vecina se quedaría sola, y podrá exhibirme con ella. La idea me calentó tanto que casi me cortó la resaca de tajo, me levante de la cama y corrí a la ventana, así desnuda, y ya con la confianza de la experiencia abrí las cortinas, comencé de apoco, mientras repasaba cada ventana de su casa, la de su baño estaba empañada y abierta, y la de su cuarto también estaba abierta, pero tenía ambas cortinas cerradas, enseguida voltee a su entrada, y solo vi la camioneta, supe al instante que ella estaba sola, la felicidad me invadió, no podía creer mi suerte, temblaba de la ansiedad, claro en parte también por la excitación que intentaba desesperadamente calmar masajeando mi clítoris, pero lejos de tranquilizarme, me provocaba espasmos que solo me calentaban más y más.

El tiempo pasaba y la cortina no se habría y ni la del baño se movía. Empezaba a creer que mi suerte no era tal como la consideraba, pero en un momento, su cortina comenzaba a moverse, por pura reacción cerré mis propias cortinas para ver de quien se trataba, pues como estaba completamente desnuda no quería exhibirme con nadie más. Entre un pequeño hueco espiaba, y observaba como se abría la cortina de enfrente, y de pronto, mi vecina, completamente desnuda deslizando sus cortinas, mientras miraba con descaro fijamente a mi balcón. En un principio estaba tan caliente que pensé en abrir la ventana, pero no quise verme tan obvia, no la quise presionar tanto, y hacer que me cerrara las cortinas en la cara, por ello solo me masturbaba rápidamente, intentando calmar la excitación, pero estaba al máximo, sabía que un gran orgasmo aguardaba, pero el tiempo no fue suficiente, en un poco rato mi vecina desaparecía de la escena. Aguarde un poco, y de pronto apareció nuevamente pero con la bata puesta, recuerdo que en ese momento creí que si me había visto y por ello se había vestido. La mezcla de excitación, miedo, vergüenza, incertidumbre, frio, temor, frustración, e impaciencia, me hacía temblar de una manera inquietante, mis piernas no podían dejar de tambalearse, y mis manos titilaban peor que las de una anciana con mal de Parkinson.

Mientras esperaba tan excitada como nunca antes, la ventana de su baño se cerró de golpe, mi corazón bombeaba como después de un maratón, llegue a pensar que ella no quería seguir el juego, o que quizá no era el momento, pero estaba tan caliente que no me importo, pensé que igual me masturbaría tan solo viéndola, y dejaría la exhibición para un mejor día. Espere un poco, pero no lo soporte y tuve que ir al baño, corrí de hecho, al llegar me senté y puje para orinar lo más pronto posible, pero no podía, intente tranquilizarme, pero estaba fuera de mi alcance, la excitación me sobrepasaba, y no iba a permitir que se me escapara la oportunidad, así que corrí de regreso al ventanal, espere como pude, me tocaba pero eso solo aumentaba las contracciones de mi cuerpo, mi vagina la sentía caliente como nunca, y al meter mis dedos mis piernas casi no me soportaban. En ese momento, la ventana se abre pero solo pude ver la tolla de mi vecina envuelta en su cabeza y su bata cubriéndole. Pocos segundos después, aparece en su recamara, de inmediato comencé a masturbarme fuertemente, con toda la intención de hacerme venir lo antes posible, y dejar este estúpido y vergonzoso juego de voyeristas. De pronto ella se acerco a su ventana, como pensé que cerraría su cortina, me masturbe lo más rápido que pude, y cuando miro directo y fijamente a mí, sentí que no podía más, y un gemido salió de mi boca, estaba a punto, pero en ese momento se abría su bata y sin dejar de mirar mi ventana comenzó a tocarse su vagina. Mi corazón palpitaba tan fuerte que creía que sufriría un ataque si no culminaba en algún  momento, pero la idea de exhibirme me éxito mucho más, y estaba tan caliente que no pensaba en nada más, ni en los otros vecinos, es como si no fuese yo, así que deje mi ardiente vagina para abrir mi cortina, como si lo estuviese haciendo por enésima vez, con toda la naturalidad que mi tambaleante cuerpo me lo permitía. Al hacerlo volee a ver su expresión al verme completamente desnuda y depilada, pero cuando la vi me corto la mirada, pensé que todo lo había echado a perder, pero igual estaba bien caliente así que la seguí mirando, pensando en masturbarme hasta que me cerrase las cortinas en la cara. Me acerque al ventanal nuevamente, y cuando lo hice no podía creer que ella continuara con las cortinas abiertas, estaba sentada a la orilla de su cama untándose crema en sus tonificada e increíbles piernas. En cuanto me asome me clavo la mirada, no supe reaccionar, pero antes de que me diera cuenta, mi mano también estaba en mi coño. Apenas lo toque y supe que me vendría a chorros, me acerque más al ventanal que estaba bastante sucio para que pudiese verme mejor, en ese momento, se quito por completa la bata que colgaba de sus hombros, y comenzó a untarse crema en el resto de su cuerpo, volteando a mi ventana cada que tomaba un poco. Para ese momento, mi orgasmo era inminente, pero intentaba prolongarlo lo más posible para continuar con la maravillosa vista. De pronto cuando ella llegaba a su zona púbica, comenzó a untarse crema de una forma muy distinta, enseguida supe que se estaba masturbando, eso me produjo una pulsación en la vagina que me hizo gemir. Para ese punto ya no tenía inhibiciones, así que nada me imputaba, tome las manijas del ventanal y lo abrí de par en par. Sin poder evitarlo mi vecina me miro yo aun seguía dentro de mi habitación pero cuando nuestras miradas se cruzaron quedaron trabadas, intentando espiar tanto,  mientras una se masturbaba viendo a la otra.

No lo sé quizá ella estaba tan excitada como yo, pero en cuanto abrí el ventanal se boleto frente a mí, dejando verla por completo como se masturbaba, pese a la distancia podía ver como sus dedos entraban y salían de su vagina, y mientras lo veía imaginaba que debía estar produciendo un sonido exactamente igual al que acuchaba mientras mis propios dedos juagaban dentro de la mía, esto me termino de calentar, fue demasiado, estaba a punto de venirme, pero la sensación de querer hacer pipi regresaba, aun así no me importo y en vez de suspender mi masturbación, aumente su intensidad, recuerdo que me dolió un poco, fue extraño pero realmente maravilloso, estaba en la culminación de mi orgasmo, por lo que mis piernas comenzaban a flaquear, y no me quedó otra opción que salir a mi balcón y sujetarme de esta con la mano izquierda mientras mi otra mano, se movía tan rápido y tan adentro como podía al tiempo que mi pulgar masajeaba mi clítoris. Cuando hacia esto intentaba levantar mi cabeza para ver la expresión de mi vecina, pero el orgasmo era tan fuerte que me obliga a jorobarme, solo pude ver por un instante a mi vecina masajeándose su vagina con una mano y metiéndose los dedos con la otra. Con esta imagen en mi mente, cerré los ojos y me concentre en culminar mi orgasmo, así que sin importar que estuviese a la intemperie casi a medio día, me masturbe tan fuerte y rápido como jamás antes lo había hecho, gimiendo y gritando como si estuviese sola en el universo, allí mismo sentí como de mis dedos escurría un torrente de fluidos, como si estuviese orinando, recuerdo que fue tal que incluso se escuchaba caer con el característico sonido del agua al chorrear y chocar contra el suelo.

Cuando pude reaccionar voltee a ver a mi vecina, solo para presenciar esta vez, como ella se venía en un gran orgasmo. Tarde un poco más darme cuenta de que estaba desnuda fuera de mi casa, pero en cuanto lo hice, confieso que me morí de vergüenza y entre corriendo a la seguridad de mi habitación, fue tal mi pena que no volví a asomarme. Me tome una ducha de agua fría y en ese momento puede tranquilizarme, y retomar toda cordura. Aquí debería terminar mi relato, pero aun faltaba lo mejor.

 

Mi experiencia lésbica.

Tiempo pasó, y no tuve valor para asomarme por la ventana de nuevo. No obstante aun pensaba en ello, en una ocasión me encontré con mi vecina a la salida de mi casa, la salude con naturalidad, y ella me respondió como cualquier otra ocasión, aquello me dio la certeza que todo andaba bien, y tenía camino libre para continuar con mi fantasía, pero la situación ya no era una fantasía, para entonces el morbo y la experiencia ya había caducado, ya no era lo mismo. En una ocasión, cuando me disponía a vestirme, decidí abrir la cortina, sin poder evitarlo mire al frente, donde mi vecina arreglaba su cuarto, estaba en pijama aseando, sin pudor me desnude enfrente de ella, me miraba, pero nada más. Mentiría si dijese que no me gustó, pero aquella excitación de hacerlo había desaparecido.

Meses pasaron, y en un fin de semana mis hijos de nuevo se irían con su padre, yo había tenido mucho trabajo y mi ex cuñada me sugirió relajarnos e irnos de fiesta, a lo que no me negué. La semana siguiente no habría labores el lunes, así que estaría sola desde el viernes por la noche. Aquel sábado en la tarde, mi ex cuñada llegó tal y como lo había prometido, yo ya la esperaba con un vestido de noche muy pequeño de color negro, y debajo solo me había puesto unas bragas. Cuando le abrí la puerta lo primero que vi, fue su vestido, estaba hermoso, tenía un enorme escote en la parte delante, que si no fuera por un pequeño sujetador, las tetas se le saldrían por todos lados. Apenas nos saludamos, salimos a su camioneta para divertirnos. Llegamos a un antro, no suelo frecuentar esos lugares, pero mi ex cuñada parecía conocerlo muy bien. Nos llevó a los mejores lugares, y comenzamos a bailar, a beber y todo eso. En un momento se me acerco y me susurro al oído que un grupo de hombres nos estaban mirando, descaradamente los voltee a ver, a decir verdad no estaban mal, pero eran muy jóvenes para mi gusto, esa etapa de mi vida había pasado, me pregunto si quería jugar un poco con ellos, a lo que me negué. Un pensamiento que difería mucho con el de mi ex cuñada, pues parecía que le encantaba que la vieran, y no era muy difícil, ya que su escote de cuanto en cuanto dejaba ver un poco más. Al poco rato, las bebidas empezaron a hacer estragos, comenzamos a embriagarnos, y como estábamos solas le sugerí que siguiéramos tomando en mi casa, ella aceptó de inmediato.

Cuando regresamos, saque una botella y nos la empezamos a tomar, reímos y platicamos, como siempre, ella me preguntó por qué no había querido conversar con aquellos chicos, y yo sinceramente le explique mi punto de vista. El tiempo voló y nos asechó la noche, ella me dijo que debía irse, pero yo se lo impedí, estaba demasiado tomada para dejarla manejar, ella comprendió, y acepto quedarse. Subimos a mi cuarto, con dificultad pues estábamos mareadas, bromeamos al respecto. Cuando llegamos no pensábamos en nada más, le pedí que me desabrochar el vestido, ella se aproximó por detrás y me bajo el cierre, fue ahí cuando caí en cuanta de lo que estaba a punto de hacer, me desnudaría frente a mi ex cuñada, nos llevamos de maravilla, en otro contexto sería diferente, pero al recordar el juego de miradas, el exhibicionismo y todo eso, empance adeudar, pero también a excitarme. Antes de quitarme el vestido, voltee a vela, sola para mirar como de un solo tao se levantaba el vestido y se lo quitaba. Quede asombrada, pues debajo de aquel escodado vestido no tenía absolutamente nada, pude ver su coño depilado con una pequeña franja de vello, no disimule para nada, me le quede viendo quien sabe cuánto tiempo, pero tampoco quiere quedarme atrás, así que me baje el vestido procurando que me viera, y cuando sentí su mirada, no dude y me quite las bragas, mientras lo hacía me agache para verla mejor clave la mirada nuevamente en su vagina, para cuando me levante ella ya se acostaba en mi cama, sin decir nada.

Apagué la luz, y me acosté a su lado. Al principio no paso nada quería descansar, pero una extraña excitación comenzaba a crecer en mí. Ver la espalda de mi ex cuñada era muy extraño, hace muchos años que no compartía la cama con alguien, pero esa ocasión era muy extraño, no era lo mismo que el juego de miradas, ahora la tenía a mi lado y ambas estábamos completamente desnudas. Me acerque a ella, por la espalda, y la olí, olí su cabello y sus hombros desnudos, aquello me excito mucho, seguramente fueron las copas, pero me estaba poniendo muy caliente.

La cama se me movía por el mareo, pero no podía dejar de lado mis pensamientos, así que me levante y me fui al baño, sin ponerme nada en sima, en seguida me senté en el retrete para relajarme, orine un poco, por el frio, por la bebida, pero en parte un poco por los nervios que sentía, no sabía qué hacer. Quise relajarme un poco, así que cometí otro error y me toque, cuando mis dedos rosaron mi vagina, sentí como se hinchaba y se humedecía más de lo que ya estaba, me masturbe un poco pero lejos de tranquilizarme me puso al cien, intente venirme, para relajar mi mente,  y alejar los pensamientos, pero no pude.

Frustrada regrese a la cama, me acosté, e intente pensar en otra cosa para así poder dormir, pero por más que lo intentaba, solo daba vueltas. En un momento, sentí como la respiración de mi ex cuñada cambiaba, y supuse que se había quedado dormida, m sentí mal pero no pude resistir más, me le acerque nuevamente por la espalda, y sin más, la abrase. Creí que no sería para tanto, pues después de todo ambas éramos mujeres, pero al introducir mi brazo entre el suyo y su cintura, inevitablemente, me topé con sus garantes senos, recuerdo que me estremecí y un escalofrió hiso temblar todo mi cuerpo. Estaba completamente excitada, ya no era yo, mi mano comenzó a abrirse poco a poco, para sentir mejor sus tetas, no tarde en encontrar su pezón, y sin poderme resistir comencé a tocarlo y masajearlo como si fuese propio. La excitación de estar haciendo algo prohibido regresaba pero mucho mejor, sabía que en cualquier momento despertaría, y no sabía cómo reaccionaría, pero la conocía muy bien y estaba tan caliente que en ese momento no me importó. Lejos de preocuparme, mi mano comenzaba a bajar por su abdomen, hasta llegar a su vientre, ahí, le coloque la palma de mi mano completamente abierta, y de apoco comencé a bajar lentamente, revisando en todo momento si despertaba. Lentamente comenzaba a tocar más y más lejos, hasta que de pronto sentí su vello púbico, enseguida comencé a temblar descontroladamente, pero mi mano continuaba bajando hasta no poder más, pues sus grandes piernas, me lo impedían.

Nerviosa, saque mi mano de ahí, y la coloque sobre su pierna, pero al hacerlo, ella la abrió, girando un poco su torso, hasta recargarse por completo sobre mi propio cuerpo. Como aun no sabía si lo había hecho a propósito, dude, solo permanecí lo mas quieta que podía, pero aun temblaba por excitación, intente respirar indo y poner mi cuerpo rígido en un intento desesperado por tranquilizarme, pero al hacerlo sentí como un pequeño chorro salía por mi vagina, rápidamente baje mi mano para tocarme, y no tarde en darme cuenta de cuan mojada la tenía. Recuerdo que me metí un par de dedos, y se escuchó un sonido pegajoso, me asuste pues pensé que la desapretaría, pero al ver que no era así, continúe con lo que estaba haciendo. Primero, toque su pierna, le puse la mano en sima, y al ver que no había reacción, comencé a acercarme lo más lento que podía a su coño. A medida que me aproximaba sentía como irradiaba un gran calor, parecido al de mi propia zona intima, no tarde mucho en sentir sus labios vaginales, los rosaba con la mayor suavidad que podía, pero mi mano temblaba demasiado, aun así comencé a tocarla de arriba abajo, solo rozando sutilmente su exterior, de pronto escuche un gemido, quite la mano de inmediato, y espere, pensé que se quitaría pero en vez de eso, abrió las piernas un poco más.

Ahí comencé a dudar si en verdad estaría dormida, pero estaba tan caliente que solo podía pensar en regresar mi mano a donde la tenía, si lo estaba o no, no me importaba. Sin mediadeces coloque mi mano justo arriba de su vello púbico, y comencé a bajarla hasta su vagina, al tocarla, escuche un gemido más, pero esta vez no me retracte y continúe tocándola. Empecé rozando sus labios exteriores, sutilmente, pero de a poco aumentaba la presión hasta que comencé a masturbarla tal y como moría de ganas por hacérmelo a mí misma. Cuando mis dedos tocaron su clítoris, mi ex cuñada emitió un gemido más, pero este fue mucho más fuerte y excitante, y para cuando mi mano llegaba a lo más íntimo de su vagina, sentí como los dedos se me llenaban de humedad, y comenzaban a hacer ese peculiar sonido de sus fluidos. Mientras la masturbaba, ella empezó a mover su cadera de arriba a abajo, haciendo precio pera que le metiera los dedos más adentro. Fue ahí hasta cuan supe que ciertamente que nunca había estado dormida, eso termino con mi paciencia y me desfogue por completo, comencé a masturbarla fuertemente, mientras ella me lo agradecía con unos gemidos súper excitantes. Entonces, me puse sobre ella y sin impórteme nada, comencé a besarla apasionadamente, a lo que ella me respondía de la misma manera, mientras intentábamos como todas unas inexpertas a conectar nuestras vaginas. Yo no sabía qué hacer, normalmente esperaría un pene erecto y listo para penétrame, pero ese no sería el caso. Ingenuamente, abrí mis piernas sobre las de ella, por ello no podíamos tocarnos a gusto, pero reñidamente comprendimos y deje que ella sacra una de sus piernas, así nuestros muslos tocaban nuestros calientes coños para comenzar a satisfacernos.

Nos movíamos como novatas, pero sin duda lo estábamos gozando, nos besamos sin pudor alguno, solo queríamos hacernos venir la una a la otra. De pronto, ella me separo y se deslizo por la cama, yo sabía lo que vendría, así que me puse boca arriba y me abrí de piernas, espere un poco, y más tarde sentí su tibia y húmeda lengua en mi clítoris. Al contacto me llego un pequeño orgasmo que segrego fluidos los cuales de inmediato comenzó a absorberme, lo que me llevo al climas, no lo soportaba más, sabía que explotaría en cualquier momento, y mientras me la chupaba riquísimo, comenzaba a gritar de éxtasis total, hasta que me hizo venir. Cuando lo hice mi vagina le chorreo fuertemente sobre su cara, recuerdo el sonido, como si abrieras una manera a presión y la cerrases rápidamente, y al sonido que hacía al salpicar sobre su cara, aun lo recuerdo.

Estaba muerta de vergüenza, pero ella solo se levantó, y sin esperar nada, me besó nuevamente. Cuando lo hizo me tranquilicé, y sin perder tiempo quise regresarle el favor así que baje, y se la empecé a mamar como ella me lo había hecho. Recuerdo esa sensación de tener una vagina bien caliente en mi boca, nunca la voy a olvidar, cuando escuchaba que sus gemidos se elevaban de tono, le metí dos dedos dentro de su mojado coño, lo que la hizo gritar, algo que aproveche para hacerla venir, así que empecé a meter y sacar mis dedos poco a poco más rápido, mientras se la chupaba cada vez con más fuerza, hasta que inevitablemente la hice venir en un gran orgasmo, que festejó con un estruendoso grito.

Enseguida regrese a mi postura arriba de ella y continuamos besándonos un buen rato, hasta que comencé a sentir como me ponía a tono nuevamente, y claro que ella también lo estaba sintiendo pues me abrió lar piernas con las suyas, obligándome a dejar caer mi cintura sobre ella. Al hacerlo sentí como por fin mi coño se tocaba con el suyo, así que abrí mis piernas tonto como pude, y comencé a moverme restregando mi vagina contra la suya, la sensación es indescriptible, sentir una vagina sobre la tuya, es maravilloso, comencé a moverme como loca, estaba a punto de venirme de nuevo, ella gemía excitadamente, yo hacía lo mismo mientras nos intentábamos besar, pero ya no soportamos más y nos dejamos terminar. Abriendo las piernas tanto como mi flexibilidad me lo permitía, sentía como estallaba en un gran chorro que salpique sobre la vagina de mi ex cuñada, simultáneamente cuando ella tenía su orgasmo.

Tiempo después nos encontrábamos platicando en mi casa, el tema salía a la luz, le insinué que había tenido una gran experiencia, y le pregunte cómo debía tomarlo, a lo que ella me respondió que si había sido tan importante, lo mejor era escribirlo para desahogar todos mis recuerdos.

 

Fin.

Datos del Relato
  • Categoría: Lésbicos
  • Media: 9
  • Votos: 1
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