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Hola a todos, soy Manuela, esta es la segunda parte de la historia de las vacaciones de mi hijo en casa de su abuela. Como ya recuerdan yo me tuve que ir de viaje a Madrid por motivos de trabajo y mi hijo pasaría el resto de las vacaciones en casa de su abuela. Pare entender mejor este relato es necesario haber leído el anterior.
—Abuela antes de nadar voy a jugar un poco a la play en la habitación si no te importa.
—Claro hijo, haz lo que quieras, cuando vayas a nadar, avísame y si he acabado de preparar la comida voy contigo.
—Vale.
Así pues, mi hijo se fue a jugar a la consola y mi madre a hacer las tareas cuando minutos más tarde llego Pili la vecina.
—Pensé que estaríais en la piscina, ¿o es que era una broma lo de tu nieto?
—Habla despacio que tengo una idea. Ven conmigo a la cocina y te cuento. No era ninguna broma y te lo voy a demostrar. Él no sabe que estas aquí, se irá a nadar de un momento a otro, ahora está jugando, lo único que tienes que hacer es desnudarte y meterte conmigo desnuda en la piscina.
—¡¿Como?!!!? ¡¿Desnuda?! Ni loca mujer, eso es demasiado, solo he venido a comprobar si era real.
—Jajaja el problema es que cuando lo veas vas a querer probar.
Antes de que Pili pudiese responder Dani gritó:
—¡Abuela!! Me voy a nadar un rato ¿has acabado?
—¡No me queda mucho! En unos minutos voy, puedes ir ya que luego voy.
Así pues, mi hijo Dani se metió en la piscina desnudo, con su miembro flácido colgando y mi madre y su vecina Pili se fueron a la habitación a verle detrás de la ventana.
—Dios, mujer, sí que lo tiene grande.
—Pues espera que se le pare, ahora solo esta flácido.
—¡¿De verdad?!
—Claro! Yo no te obligo a nada, pero si quieres probar este es el plan a seguir, nos metemos desnudas y yo hago el resto.
—Ufff no sé, tengo ganas, pero no quiero que lo sepa mi marido… A ver si nos va a ver alguien.
—Tranquila mujer, empezamos ahí y el resto lo hacemos dentro así nadie te ve ni te escucha ¿te parece bien?
—¿Y mi marido?
—Nadie se lo va a decir a tu marido tranquila.
Así pues, mi madre y la señora Pili se desnudaron y entraron en la piscina ante el asombro de mi hijo Dani. Ya sabéis como es mi madre físicamente, mantiene un buen cuerpo, con algún que otro kilito de más, pero sin llegar a estar rellenita y con dos pechos y trasero tremendos. Pili tenía los pechos más pequeños y caídos, pero tenía un trasero muy grande. Al ver la cara de asombro de mi hijo, mi madre dijo:
—Daniel no te importa que mi vecina se bañe con nosotros ¿verdad? Es que su piscina tiene un problema y hace mucho calor así que quería refrescarse.
—Eeeeh no, no claro que no por mí no hay ningún problema, si queréis me puedo ir y dejaros solas
—No no quédate, si no nos molestas. Además, hace calor, mejor estar dentro del agua.
Mi madre se alejó un poco y se puso a hablar con Pili suavemente:
—Sígueme el juego
—De que hablas?
—Tu solo sígueme el juego.
—Vale.
—¡Daniel! Nos aburrimos, tu que eres joven ¿conoces algún juego que se haga en la piscina?
—¿Un juego? Bueno, se puede jugar con una pelota, pero no hay. También está el Marco Polo, el juego al que jugamos ayer, como el escondite, pero en el agua y con los ojos cerrados.
—¡Ah sí!! ¡Se me olvidaba ese juego! Bueno pues jugamos a ese entonces, ¿quién quiere empezar?
Nadie respondía, los dos estaban cortados por la timidez, así que mi madre tomó la iniciativa y dijo:
—Bueno, está bien empiezo a contar yo, voy a cerrar los ojos.
Así pues, mi hijo y Pili se pusieron cada uno en una esquina de la piscina y esperaron a que mi madre los encontrara. La primera persona a la que tocó mi madre fue mi hijo Dani, así que esa vez le tocaría a él. Cerró los ojos y se dispuso a buscar a las dos mujeres, lo primero que toco fue un brazo, luego siguió por el brazo hasta llegar a los pechos y casi sin querer los tocó, ahí le parecieron pequeños así que ya sabía que no era su abuela, sino que era Pili la vecina. Al saber que estaba tocando los pechos de Pili por primera vez, mi hijo empezó a tener una erección y esos 18cm pronto se convirtieron en 26. Pili no se dio cuenta de la erección, pero era su turno de cerrar los ojos y así lo hizo para empezar a buscar a cualquiera de los dos, iba por el agua poco a poco con miedo de chocar con el borde de la piscina cuando sintió algo duro chocando contra su barriga.
—Jajaja Concha no vale tocar, te tengo que tocar yo a ti no tú a mí que si no es muy fácil. Dijo agarrando lo que pensó que era un brazo, pero al ver que era mucho más fino que un brazo abrió los ojos y se encontró con el pene de mi hijo en las manos. ¡Uy perdona hijo no sabía que eras tú!
—Eeeeh no pasa nada es el juego.
—Dani te propongo una cosa —interrumpió mi madre— Pero vamos dentro así lo hablamos tranquilamente.
Entraron dentro de la casa y mi madre continuó:
—¿Te gustó el regalo que te hice ayer? —Dijo refiriéndose al anal.
—Ehhh claro que me gustó —dijo mi hijo ruborizado.
—Bueno pues entonces te propongo volver a hacerlo esta noche si antes le enseñas a Pili lo que es una buena polla.
—Pero abuela yo… esto… no sé igual ella no quiere.
—Ella se muere de ganas de hacerlo ¿verdad Pili?
—Mujer no me digas esas cosas delante del chico que me ruborizo.
—Lo ves, ella también quiere, así que si no te importa ayuda a Pili a calmar ese apetito que tiene.
Al ver que ninguno se movía una vez más mi madre volvió a tomar la iniciativa:
—Mira Pili ven conmigo, esto se hace así, mira —dijo poniéndose de rodillas y empezando a lamer el mástil de mi hijo.
Pili dejó de lado el miedo y la vergüenza y se arrodilló y empezó a hacerle una buena mamada a mi hijo.
—Vamos a la cama que estaremos más cómodos.
Ya en la cama y con mi hijo tumbado, Pili seguía haciéndole una mamada, mientras mi madre se sentó en su cara. Después de varios minutos de sexo oral Pili dijo:
—Esto es genial pero no me entra ni la mitad por la boca jajaja. A ver si me entra en otra parte —dijo Pili sentándose poco a poco sobre el miembro de mi hijo totalmente erecto.
—Aaaaaaagh uuuuuuuf espera poco a poco que no estoy acostumbrada a algo así.
—Lo ves cómo te gusta, ¡te lo dije!
—Esto es geniaaaaaaal uuuuuf.
No tardó mucho en llegar el primer orgasmo de Pili que se estaba volviendo loca con ese miembro. Cambiaron de posición y esta vez fue mi madre la que estaba siendo penetrada por mi hijo mientras mi hijo le hacía oral a Pili. Se volvió a correr Pili y minutos más tarde mi madre mientras mi hijo seguía aun con todas las fuerzas del mundo.
—Uffff Concha yo no estoy acostumbrada a tanto, ya no puedo más estoy cansadísima.
—La verdad es que yo también estoy cansadísima, con el sol, la piscina y esto, que llevamos casi una hora y además quiero guardar energías para esta noche. ¿Qué te parece si le hacemos acabar con la boca?
—Claro, él también tiene que acabar.
—Venga, pero te aviso, prepárate para llevarte una buena ducha de leche.
—Jajaja normal, con el tamaño que tiene es normal que se corra mucho. Bueno vamos al lio.
Se pusieron a lamer las dos juntas el tronco de mi hijo, alternando cabeza, base y huevos, le pusieron el pene entre los senos y le masturbaron un largo rato cuando se estaba acercando al clímax lo dijo.
—¿Pili quieres probar un poco de leche bien rica?
—Uy que va, yo nunca he hecho eso.
—Te aseguro que es de lo mejor que vas a probar en años.
—Bueno igual un poquito, pero muy poquito.
—¡AAAAAAGGGGGHHHH ahí va!!!!!
Mi hijo se corrió llenándole la cara a Pili y la boca a mi madre.
—Vamos toma, prueba un poco —dijo mi madre dándole un trozo de semen que había caído en sus pechos.
—Mmmmm pues no esta tan mal
—Te acabaras acostumbrando al sabor y no podrás vivir sin el jajaja.
—Ufff hijo pues sí que te corres mucho. Por cierto, una pregunta, ahora que hay confianza entre nosotros, ¿qué es eso de la sorpresa de esta noche?
—Pues que me va a hacer anal, como ayer.
—Hacer ¿qué?
—Que me la va a meter por el culo.
—Que dices, ¡pero si eso no entra ahí!!
—Entero entero no, pero casi entero y disfruto un montón y él también.
—Uy pues tienes que hacerme probar eso también.
—Pues si quieres venir esta noche eres la bienvenida.
—Lo siento, pero esta noche no puedo, viene mi hijo y su familia a casa a cenar y se quedaran a dormir. Pero mañana si se van pronto vengo y lo hacemos si no os molesta.
—¡¿Cómo nos va a molestar?! Daniel está encantado de poder ayudar ¿verdad hijo?
—Si abuela, yo aquí para lo que haga falta.
—Jajaja eres un cielo. Bueno pues me voy a limpiar, vestirme y me voy que ya he tardado bastante. Si puedo vuelvo mañana.
—¡Aquí estaremos!
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