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Las universitarias sumisas (Cap. 4)

Mis nuevas clientas abandonaron la mansión una vez terminada la velada, pero ahora llevaban consigo a sus nuevas perras, las cuales ya portaban sus collares sumisos y caminaban como toda buena mascota a cuatro patas, en silencio y cinco pasos detrás de sus nuevas dueñas. Al llegar a sus coches correspondientes cada una encajueló a su respectiva perra, ya que ellas no sabían con exactitud la ubicación de la residencia de sus ahora nuevas patronas y así evitar que supieran donde serían recluidas desde ese momento. Además que no deseaban llamar la atención de algún policía ya que sus nuevas perras iban encueradas.



Al llegar a su destino final las perras enseguida fueron des encajueladas e inmediatamente puestas a cuatro patas y ajustándoles bien sujetos los collares que se habían aflojado en el trayecto a casa. Sus nuevas patronas les dieron la orden de seguirlas, las perras obedecieron y ya estando en la puerta de las casas correspondientes de cada patrona se hicieron besar los pies como condición para que las estúpidas perras tuvieran acceso a su nuevo encierro.



Ya estando encueradas todas las perras, sus patronas rápidamente les enseñaron donde se guardan los utensilios de limpieza para que así empezaran sus nuevas obligaciones, y en cuanto a sus horarios iban a ser como mínimo de 16 horas laborales, sin embargo si hubiera alguna fiesta o reunión las 16 horas se cancelarían y dormirían hasta el final de la fiesta y habiendo dejado todo brillando y guardado. Otra de las excepciones del horario era si sus patronas las llamaban por la madrugada ellas debían presentarse a la brevedad.



Las perras gracias a su débil manera de ser es que terminaron sus días condenadas a ser unas simples y vulgares esclavas, irónicamente apenas hacía apenas unos días ellas gozaban de una vida de lujos y ahora solo eran esclavas domésticas.



Mientras tanto Su Alteza en su reino llamaba al grupo de esclavas a sus pies para notificarles dos cosas:



1. Que debían conseguirle más estúpidas para someter, ya que pensaba ponerlas en renta por noche en calidad de damas de la noche (dando placer), ya fuera en fiestas o en hoteles que contrataran sus servicios.



2. debían que traer a la brevedad nuevas estúpidas para estar trabajando directamente a los pies de su Alteza, el negocio debía despegar ya de forma definitiva.



Las gordas acataron la orden de inmediato con el teléfono de la mansión, y así evitar ser localizable la llamada, ya que la mansión contaba con un sistema anti localización. Las gordas llamaron a unas amigas de la universidad que también eran bastante panzonas, les dijeron que estaba viviendo en una mansión que podría ser considerada el paraíso de las gordas, que les daban de comer enserio y que además no se les juzgaba.



Las panzonas dibujaron una sonrisa de lado a lado de su redonda cara y no tardaron en aceptar vivir ahí, y con tal de mantener esa obesa figura enseguida se pusieron en camino.



Su Alteza ordenó a su Ama de llaves se encargara personalmente de conseguir más perras pero que ellas fueran muy atractivas, de tal forma que a las gordas las podría usar más de esclavas domésticas y a las bellezas usarlas como damas de compañía o en cualquier trabajo que buscara chicas atractivas.



Para el Ama de llaves fue muy sencillo conseguir chicas atractivas, ya que puso un anuncio que decía “Se solicita chica de medidas 90, 60,90 con ganas de trabajar en empleos muy remunerados”. A las dos horas empezó a sonar el teléfono sin parar, eran las chicas de medidas 90, 60, 90 que estaban respondiendo al anuncio.



Se les citó en la mansión presentándoles un esquema muy difícil de rechazar, se les dijo que con ese cuerpazo iban a producir mucho dinero sin duda. Estas chicas al ser muy ingenuas no preguntaron de qué se trataba el trabajo, simplemente firmaron el contrato del cual ni se molestaron en leerlo, lo importante era ganar mucho.



Apenas se firmó el último de los contratos de las chicas atractivas se escuchó sonar de nueva cuenta el timbre, esta vez eran las panzonas que apenas entraron dijeron “donde está la comida”, el Ama de llaves dijo, pronto les caerá una sorpresa, las panzonas felices estuvieron a la espera, lo que no pensaron es que sus amigas gordas es lo que les iba a caer, las tumbaron, amordazaron y ataron de pies y manos a la espalda para inmovilizarlas por completo.



Las panzonas no sabían que pasaba a sus amigas, ellas les dijeron a partir de hoy serán propiedad de nuestra Ama, y si desean tragar una vez al día deben ganarse ese derecho, ¿les ha quedado claro? Las panzonas no sabían que pasaba, ellas seguían esperando ese bufete que les habían prometido para ellas comer, pronto se dieron cuenta que habían sido engañadas cuando las mismas gordas las enjaularon. Les di órdenes expresas a las gordas de tener enjauladas a las panzonas sin agua ni comida durante 24 horas, orden que obedecieron al pie de la letra.



Habiendo transcurrido las 24 hora sin alimento ni agua las gordas fueron a saludar a las panzonas diciéndoles “como están esas panzonas propiedad de nuestra Ama”, las panzonas llenas de coraje solo les dedicaron a sus amigas un escupitajo, las gordas dijeron “vaya, las panzonas están bien y hasta sin sed ya que nos escupen en vez de conservarse hidratadas, pensamos que deseaban un poco de agua”, la cara de coraje de las panzonas cambió a cara suplicante por tan solo una gota de agua o por lo menos lamer un charco, sin embargo el haber escupido les costó 12 horas más sin el preciado y vital líquido, doce horas más tarde ya casi habiéndose cumplido 24 horas sin agua, ya a las panzonas se les veía bastante débiles y abatidas, situación que no les permitió oponerse a rechazar alguna orden con tal de dar un sorbo de agua por lo menos de un retrete.



Las gordas aparecieron con un plato de croquetas de perro y otro plato pero más chico con agua y en tono de vuela les dijo “vamos a ver panzonas aquí les taje el bufete que tanto añoraban comer” disfrútenlo porque es lo único que comerán hoy al igual que deberán racionar el agua. Si de verdad creyeron que iban a ser tratadas como reinas, aquí la única reina es nuestra Ama y más les vale ser amables a sus pies. A las panzonas ya no les importaba si comían o no, ahora so pensaban en escapar y no volver jamás, cosa que no les fue posible estando tan débiles.


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