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Las sorpresas de haber estado en la cárcel

A continuación presento un relato que me entregó un amigo que vive en un pueblito cerca de Valdivia, en el sur de Chile, para que lo publique. Los nombres de los personajes fueron cambiados para mantener su reserva. La historia es la siguiente;

Era un fin de semana y me estaba preparando para asistir al baile del pueblo. Mi nombre es Mario, tengo 22 años, soy de Santiago, la capital de Chile y actualmente estoy viviendo en el Hotel de un pueblo en el Sur, cercano a la ciudad de Valdivia, propiedad de mi tía, a la cual estoy apoyando, ya que su marido (mi tío), quien falleció hace un año, manejaba el hotel y mi tía quedó muy desolada, junto a sus dos hijas pequeñas, por lo que a petición de mis padres vine a trabajar al pueblo, ayudando en las cuentas y en la atención del pequeño y único Hotel. Como no era temporada estival, no había muchos pasajeros, sólo un par de huéspedes en un dormitorio que daba al patio exterior, un chofer y un auxiliar (ambos de aproximadamente 25 años), del único recorrido diario de buses hacia la ciudad más cercana (Valdivia). Yo ocupaba otra pieza en el exterior, cercana al dormitorio de los huéspedes, y mi tía y primas pernoctaban al interior del hotel. Esto permitía mi independencia, ya que podía salir y regresar a la hora que quisiera, sin mayor control.

Ese día sábado se celebraba el baile aniversario del pueblo, el más famoso de las cercanías, donde asisten jóvenes campesinos del pueblo y alrededores, se baila amenizado por una orquesta de músicos de la región. En ese baile se toma bastante trago y se caracteriza por su gran camaradería. Llegué al baile como a las diez de la noche y ya estaba tocando la orquesta los ritmos de moda. Me encontré con unos amigos y me integré a la parranda nocturna. Nos divertimos bastante, pero al final no todo fue muy entretenido. En general no acostumbro tomar en exceso, sin embargo con las amistades, se me pasaron los tragos y ya al finalizar el baile, a altas horas de la madrugada, terminé solo y muy borracho, y como andaba conduciendo, antes de retirarme fui detenido junto a otros desconocidos y nos llevaron al retén del pueblo. No lo podía creer, estar preso en un calabozo junto a 15 o 20 desconocidos. De lo poco que me acuerdo era un griterío llamando la atención para dejarlos libres, y de un personaje que se dispuso tras de mi, y en la confusión, pude darme cuenta que me sobajeaba y sentía su verga rozar mi trasero. Yo lo dejé hacer. Si bien, no tengo la apariencia de un gay, definitivamente reconozco que lo soy, aunque guardo muy bien las apariencias, (no soy amanerado y tengo una novia en la capital) y se que soy atractivo tanto para mujeres como para algunos "hombres". La posición en que me encontraba y mi condición etílica permitió que mi acosador se propasara más allá de lo permitido. En cierto momento me acuerdo en mi borrachera, de haber estado sentado sobre su verga erecta, con mis pantalones abajo, a vista de todos. No faltó quien nos acusó de maricas homosexuales, lo que llevó al personaje a soltarme y tratar de guardar las apariencias, cosa que evidentemente no resultó. Justo en ese momento llegó un carabinero (policía de Chile), a calmar a los desordenados y estoy seguro que advirtió todo lo que pasaba. Con la borrachera que llevaba, me fui a un rincón y me quedé dormido. Desperté sólo, sin nadie más en la celda. No me acordaba mucho de lo que había pasado en la noche anterior, aunque sí tenía una sensación de culpabilidad. Llamé al guardia, que resultó ser un joven carabinero de aproximadamente 20 años, atractivo, quien me sacó de la celda, me hizo firmar un libro y me dejó en libertad, sin cargos, ya que sólo estuve detenido para "pasar la mona". Me insinuó que al parecer lo habría pasado muy bien anoche…., a lo cual contesté que estaba muy ebrio y no me acordaba de nada. No hubo mayores comentarios.

La semana siguiente ocurrió algo inesperado. Resulta que los amigos del bus, mis vecinos de habitación, tenían el día siguiente libre, y el auxiliar decidió salir a parrandear a Valdivia. El chofer se quedó sólo en su habitación. Después de trabajar y cerrar el hotel, me dirigí a mi cuarto y me di cuenta que la luz de la pieza de mi vecino estaba encendida. Serían las 10 de la noche. Me acerqué sigilosamente para espiar por la ventana. Era una práctica habitual e irresistible para mí. Me encantaba observar (sin ser observado) a mis vecinos. Un par de veces los vi desnudándose y fueron mi materia de pajas. Justo en ese momento el chofer sale de la habitación y me sorprende, aunque disimulé estar arreglando mi zapato.

-Buenas noches

-Buuuenas noches, respondí algo nervioso.

Como estábamos en el campo, era costumbre orinar en las cercanías de las habitaciones, cosa que mi vecino realizó sin mayores inhibiciones frente a mí. Si bien estaba en semi penumbra, pude observar de reojo su verga mientras insistía en apretar los cordones de mis zapatos, para no perderme el espectáculo.

-Oiga amigo, ¿no le apetece acompañarme a tomar un trago en mi habitación?, me preguntó el joven chofer. Se que a su tía no le agrada que se tome licor en las piezas, pero resulta que mañana tenemos libre, mi compañero salio de parranda y no me agrada tomar solo. Además, necesito relajarme de tanto trabajo de la semana.

- Por supuesto que no, al contrario, no tengo nada que hacer esta noche,

- A que bien, entonces pase a mi pieza.

Ingresé a la pieza. Estaba relativamente ordenada. Me senté en la cama del auxiliar y el chofer preparó los tragos y se dispuso en su cama.

-Salud…

-Salud, respondí.

Estuvimos conversando amenamente, me habló de su novia, de las ganas que tenía de formalizar su relación y yo le hablé de mi tía de mi novia de santiago, mientras pasaban las botellas de pisco con refresco. De pronto golpean a la puerta…

-Quién es?, preguntó…

-Yo, Alberto…..

-Alberto, que sorpresa, espera que te abro enseguida.

Uf que suerte. En un momento pensé que era mi tía.

Julio, mi vecino y actual amigo, corrió el pestillo, abrió la puerta y saludó a su amigo, el cual me pareció familiar…..

Alberto, te presento a Mario……..

-Ah…, claro, yo te conozco, tú estuviste detenido la semana pasada…….

Me cayó la teja, era el carabinero, que sin su uniforme se veía diferente, aunque igual o más atractivo

-Hola, dije un poco confundido, ahora me presento más formalmente

-¿Ah, se conocían?

-Claro, si nos conocimos la semana pasada. Estuvo alojado en mi celda. El sargento de mi retén lo detuvo por ebriedad.

-Si, dije yo, son de esos fines de semanas que uno quiere olvidar.

-Ya, bueno, dijo Julio, mejor nos olvidamos de eso……..

Alberto se integró a la amena conversación y a la tomatera, resultó que fueron amigos y compañeros de colegio en Valdivia……. Y como en toda conversación de hombres, el tema del sexo siempre sale, y más aún con tragos encima. Alberto comentó que estaba con ganas de sexo, ya que hacía mucho tiempo que no veía a su novia en Valdivia por estar de guardia en el pueblo y que recién esta semana había salido de franco, pero se quedó sin movilización a Valdivia y debía quedarse para reintegrarse el lunes. Por su parte, Julio estaba en una situación similar. Tampoco había podido viajar a Valdivia, aún teniendo libre el día siguiente, porque debía reparar el bus para salir al inicio de la semana en su nuevo recorrido. Yo comentaba por mi parte sobre mi novia en Santiago.

Pasaron un par de rondas de trago, la conversación se puso más divertida y ya se notaba el hablar pastoso, típico de los borrachos.

-Voy a mear, dije

-Yo te acompaño, me respondió Alberto…

Salimos al patio y nos ubicamos uno al lado del otro. Ambos sacamos nuestros miembros y yo no perdí la oportunidad de mirar lo que tenía en sus manos……

-¿te gusta no???,,,,,,,,

-¿Qué?

-Esto….

Y me mostró su verga morcillona…….. Uf…..

Me di media vuelta y regresé a la habitación….. Alberto me siguió, sin guardar su herramienta. Cerró la puerta con pestillo.

-¿Qué pasa?, preguntó Julio……

-Pasa que a tu amiguito le gustan la pijas…¿o me equivoco?.....dijo Alberto, dirigiéndose hacia mí, …y continuó...; Cuando estuvo en la celda lo sorprendí en actitudes medio "gay" con otro detenido y estoy seguro que ahora me observaba muy ganoso…

-¿Es verdad eso? Me preguntó

Yo quedé muy incómodo y no sabía que contestar…., pensando que podría salir dañado de dicha situación…

-Porque si es así, por mi no hay problema…siempre y cuando me bajes estas ganas que tengo, y sacó su miembro semi erecto

Ya no daba más y me abalancé sobre él y me introduje su pija en mi boca y comencé a lamerla….

-Eso, chupala…huy, que bien lo haces, la haces como una verdadera putita…..

Yo estaba gozando de la verga de julio, cuando siento que Alberto me baja los pantalones y comienza a acariciarme los gluteos y se dispone tras de mí, ubicando mi trasero a toda su disposición. Siento húmedo mi hoyito y advierto el delicado trabajo que efectúa Alberto……introduce uno de sus dedos y luego dos y tres….Ya no daba más…..métemela, le suplicaba mientras saboreaba la verga de julio,

Alberto no decía nada. Sólo sentía su agitada respiración en mi espalda, en cambio Julio no paraba de exclamar lo bien que lo estaba pasando……

De pronto siento la verga de Alberto en toda su magnitud desplazándose por mi rayita, lo cual me asustó por su tamaño. Tenía muchas ganas, pero igual el tamaño me asustaba. No te preocupes… me murmuró al oído Alberto, te trataré suavemente…..

Y fue así. Lentamente fui sintiendo como ingresaba en mí el miembro de Alberto, ni siquiera sentí dolor, fue todo placer, y luego el juego del mete y saca…….

Estaba en la gloria, penetrado por dos machos bien machos……

Luego fue cambio de lugares. Saboreé la verga de Alberto, mientras Julio se deleitaba con mi trasero. Me sorprendí cuando ambos se besaron sobre mí.

No se si fue coincidencia, pero justo cuando me corrí, sin siquiera tocarme, sentí la humedad masiva en mis entrañas, y mi boca llena de leche que tuve que tragar…..

Lo más gratificante fue haber entregado placer sexual a Julio y Alberto, dos amigos que desde ese momento significarían algo muy importante en mi vida…

Datos del Relato
  • Categoría: Gays
  • Media: 7
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