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LAS SECUELAS DE LIVINGSTON

Un mediodía fuí por el barrio donde crecí, pues Lucy me había comentado, que casi a diario salía a esa hora a comprar a un supermercado, que está como a 400 mts. de la casa donde vive su mamá. Pensando que talvéz podía verla entre al negocio, ví para todos lados y no la ví, había muy poca gente, y dispuse comprar algo. Buscando en las góndolas, en un pasillo me llamó mucho la atención una señora que empujaba su csrreta, estaba de espaldas, con un vestido rojo, un poco abajo de la rodilla, Zapatos altos también color rojo, que resaltaban una pantorrillas blancas torneadas, unas caderas excepcionales, donde se marcaba un culo divino, redondo y duro, se puso de lado para alcanzar unos abarrotes, dejando ver un busto no muy grande pero si generoso, su pelo teñido de rubio suave, y el perfil de su cara de una hermosa naríz respingada, cuando se voltea y queda frente a mí, la reconocí, era doña Esther, la madre de Lucy, Myra y del Rolo, fuí a saludarla y le dije se recuerda de mí soy Pipo, me abraza y nos saludamos con un beso en la mejilla. Ya había pasado un mes del encuentro de Livingstón con sus hijas, y me comenta que le habían contado que se habían quedado en el chalet donde yo estaba, y que había visto unas fotografías que nos habíamos tomado en un restaurante. Le pregunto por sus hijos y me dice Rolando y Myra se fueron a EEUU, a ver su padre,(ella era divorciada de él hacía unos 20 años) y Lucy se fué con el esposo a Panamá, todos regresan aproximadamente en una semana, luego me invita a que almuerze con ella en su casa , porque está sola y la muchacha que trabaja en su casa se va al llegar ella. Efectivamente al llegar la muchacha se va de la casa, y por ser viernes, le dijo que regresaba el domingo por la noche que el almuerzo y cena estaban solo para recalentar. Era al rededor de la una de la tarde, me preguntó si quería comer ya, y le dije que había desayunado tarde, ya me había comentado ella lo mismo. Me acerqué al patio, y me paré a la orilla de la piscina, y le comento que siempre recordaba cuando la pandilla al regresar de nuestro juegos, retozabamos en ella. Ella me dice hace un poco de calor mientras nos dá hambre porque no nadamos un poco, me llevó al cuarto de Rolo y me dió una pantaloneta, ya estaba dentro de la piscina cuando llegó ella con un traje de baño de dos piezas, se veía estupenda, alta, sus piernas blancas torneadas, sus pechos magnificos y su vientre plano, ella me dice adivinando lo que pensaba, es el trabajo del gimnasio. salimos de la piscina a las sillas reclinables, bajo una sombrilla, ella llevó dos cervezas, en la plática me comentó que ella dió a luz a Lucy, cuando recién cumplía los 14 añ0s, lo que implicaba que en ese momento ella tenía 54 años de edad, que se divorció cuando Lucy tenía 5 años, y que dos años después se casó con el padre de Myra y de Rolo. Ella me miraba disimulando mi entrepierna, y lo que pasaba era que la pantaloneta que me había prestado no tenía la malla interior que se ajusta como un calzoncillo, y mi pene había crecido y quedaba a su vista como la mitad, y yo estaba así porque su parte baja del bikini, se ajustaba a su panocha, y se marcaba su vulva, y unos vellos salían por una orilla, ella pícaramente me pidió si yo no podía ir al refrigerador por otras cervezas, como es lógico al levantarme el bulto iba a ser mas notorio, yo le dije que si pero antes iba al baño, por la ventanita del baño que estaba ubicado frente a la piscina pude observar como se metía la mano en su vagina para dejar al descubierto mas vello púbico, era obvio que quería excitarme más, al llegar con las cervezas no me senté en el mismo lugar sino que mas cerca de ella siempre de frente pero ahora como a un metro de distancia, el pene me lo coloqué no atravezado, sino hacia abajo para que al sentarme frente a ella lo podría ver casi en su totalidad, el juego ya había pasado más allá, ella estaba roja, nerviosa, la cerveza se movía con el temblor de su mano, alargó su pierna y metió el pié por la manga de la pantaloneta, y empezó a masajear mi polla, si esta ya estaba dura con eso la puso al máximo, me senté a su lado y nos besamos, quité la parte superior de su traje y empezé a besar esos pechos hermosos, sus pezones endurecieron en mi boca y su piel se puso como de gallina, fué cuando me susurró al oído vamos a mi cama, al llegar se sentó en el borde de la cama, y de un solo me bajó la pantaloneta, la tomó por la base y exclama que barbaridad, nunca pensé en comerme una verga tan enorme, y empezó a lamerla, no le cabía en su boca, pero a como pudo se metió dos o tres pulgadas, se la ponía enmedio de

los pechos, la restregaba en sus pezones, estaba a mil, le saque el resto de su ropa y le toqué con mis dedos su vagina, estaba super mojada, la acoste con las piernas dobladas y abierta y de un solo le pasé mi lengua desde el ano hsta el clítoris, era grande lo aprisioné con mis labios y con la lengua se lo lamí fuerte, no aguanto mucho, se vino gimiendo y gritando como loca, la acomodé mas al medio de la cama y la penetré hasta el fondo y la bombié como por veinte minutos, volvió a tener otro orgasmo, y yo me corrí dentro de ella.

Fuimos a comer, y fué cuando me pidió que pasara el resto de la tarde con ella, que después de tanto tiempo de no tener marido, había gozado como nunca, que el pene de sus ex, eran pequeños, y que mi pene la había hecho gozar de una manera especial. Ya en su recámara le dije que lo hicieramos nuevamente, ella tuvo dos orgasmos más y le pedí que me dejara eyacularle en su magnifico y delicioso trasero, me costó convencerla, y fué una sensación deliciosa, porque al momento de eyacularle, me apretaba con las paredes de su ano, y por chorritos la fuí llenando de semen, esa noche me quedé a dormir con ella, al día siguiente, al despertar todavía lo hicimos una vez más, antes de despedirme me confesó que en una oportunidad, cuando Myra tenía trece o catorce años, ella la había sorprendido espiandonos, cerca de la piscina, y que en esa oportunidad ella también nos vió y que le llamó la atención el tamaño de mi pene para la edad, y que después era ella la que espiaba, y que una noche antes de que se fueran de viaje Lucy y Myra, ella las oyó conversar, y que Lucy le había dicho a Myra que no se le borraba del pensamiento el tamaño de mi pene, y que Myra le contestó es que es inmensa y gruesa, ella entró y les preguntó si habían follado en Livingston conmigo y que ellas le habían dicho que no, que sin querer me habían visto desnudo, y que al encontrarme en el super le había pasado por la mente seducirme, pero que nunca realmente pensó que pasaría. Me dijo además que ella estaba dispuesta a seguir teniendo sexo conmigo, las veces que yo quisiera.
Datos del Relato
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