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Categoría: Maduras

Las maduras son mi debilidad

Pasaron varios días, todo volvía a la tranquilidad, demasiada tranquilidad para mí. De Marga no sabía nada. Había coincidido con Cesar un par de veces pero nada más. Me habían invitado amigos en común, pero cuando sabía que ella iba, me disculpaba no iba, para que ella estuviera más tranquila, más adelante ya veríamos.



Adrián el nuevo vecino, ya hizo pandilla con lo “mejor” del barrio,  entre ellos con Antonio, el vecino de puerta mío. Pasando por el bar y cuando los vi, me llamo Antonio, tan locuaz como siempre, me quiso presentar al nuevo vecino, los dos a la vez dijimos que ya nos conocíamos.



Lo que me llamo la atención es que Adrián iba con bastante pintura, en brazos, pelo, ropa… por lo que se ve estaban él y su mujer pintando la casa, había aprovechado para darse un respiro y bajo a tomar una cerveza. Sin darme tiempo a nada, Antonio pidió una cerveza para mí, por no hacer un feo, decidí tomármela. En la conversación salió, que Adrián buscaba quien pudiera hacerle la instalación interior de la tv por cable y ya de paso las conexiones del ordenador, wifi…



Antonio rápidamente dijo que yo era un manitas en todo eso, que seguro que se lo hacía. En ese momento casi me atraganto con la cerveza que estaba bebiendo. Pero Adrián en vez de cortarse y más porque debía de saber que no me caía bien, me dijo que me pasara por su casa para dar un vistazo.



Al final, le dije que en una hora más o menos pasaría por su casa, que ahora tenía que hacer otras cosas. Me marche del bar y no iba muy contento. Hice lo que tenía que hacer, llegando antes de lo previsto al barrio. Cuando paso nuevamente cerca del bar, me chistan. Eran estos dos que seguían de cervecitas. Cruzo de acera acercándome hasta el bar, cuando llego veo que esta Carmen también, la llegada de la mujer de Antonio, me alegro enormemente. Ya se me paso el mal humor.



Nos saludamos, yo con pensamientos “calenturientos”, después de hablar unos cinco minutos, quedamos en hablar más tranquilamente. Antonio dijo, pues no se discuta, a las dos en casa y comemos juntos. Esta vez no hice como otras veces y no me hice de rogar, acepte la invitación en el momento.



Nos fuimos Adrián y yo para su casa, en el camino me iba diciendo la bronca que le iba a dar su mujer, que no me casara nunca. Que ahora que era joven que aprovechara la vida. Al final el oía pero no le escuchaba.



Cuando entramos a su casa, todo olía a pintura. Y ahí estaba la mujer, que con el calor que hacía llevaba una sudada de campeonato. Pantaloncito corto y camiseta de tirantes. Cuando se giró, se notaba que no llevaba sujetador, los pezones se marcaban enormemente. Y se veía caer algo de sudor por el canalillo de sus pechos. Era una visión inimaginable para mí. Estaba riquísima. Ella solo dijo hola, quedándose mirando al marido, como preguntando que hacia yo allí.



Él dijo que iba a mirar cómo hacer la instalación de la tv y el ordenador. Como las viviendas son prácticamente iguales, yo tenía claro cómo hacerlo. Una vez dentro, les explique por donde iría toda la instalación, íbamos los tres de habitación en habitación. Quedando conformes con todo lo que dije. Le escribí en un papel todo el material que necesitaba, a excepción de las herramientas que ya las tenía yo. Adrián me dijo que cuando podía hacerlo, yo le dije que no tenía problemas de horario, pero que como no quería malos rollos, que él estuviera allí. Me miro y me dijo que no era bueno ser tan rencoroso, a lo que le conteste que no era rencoroso, simplemente precavido.



Por lo que quedamos que iría al día siguiente. La comida con Antonio y Carmen, fue entretenida. Estaba loco por pillarla a solas. Pronto se dio la ocasión, el recibió una llamada y se salió del salón, se fue a su habitación. Cuando fui a intentar algo, Carmen me paro rápido, diciéndome que imposible. Fue cuando me entere que le habían quitado un pólipo, que era bueno, pero que ahora tenía que estar un tiempo sin hacer nada, pero que ya quedaba poco.



Mi gozo en un pozo, sería cuestión de esperar unos días. Luego me pregunto por la nueva vecina, que Antonio decía que estaba muy buena, yo se lo confirme. Ella después de reírse me dijo que la conocería esa noche, que habían quedado en tomar algo los dos matrimonios. Yo le dije que hiciera amistad, que la tanteara y ya me contaría, se volvió a reír y me guiño el ojo.



Esa noche también sali yo con unos amigos y amigas. Decidimos ir a cenar a un sitio de tapeo y que cerca hay un sitio de copas, normalmente muy concurrido. Así lo hicimos, nos tuvimos que quedar en la puerta esperando porque está lleno de gente, pero merecía la pena, las tapas allí estaban muy buenas. Al rato vino un camarero diciéndonos que ya podíamos pasar, ya había mesa libre.



Cuando nos sentamos, sorpresa la mía, al ver en la mesa de enfrente a Cesar y Marga con otra gente. Los ojos de Marga y los míos se cruzaron, unos segundos de alta tensión, por lo menos eso fue lo que sentí yo. Me hice el loco, como si no los hubiera visto. Pero Cesar en el momento que me vio, se levantó viéndole con el rabillo de mi ojo acercarse. Nos saludamos efusivamente y entonces me acerque a saludar a Marga, ante la insistencia de Cesar, dándolas dos beso. Pero rápidamente me volví con mis amigos.



Toda la cena se estuvieron entrecruzando nuestras miradas, ya hacia bastantes días que no sabíamos nada el uno del otro. El local estaba lleno, mucho ruido, demasiada gente. En un momento dado me levante para ir al servicio y pase junto a la mesa de Cesar y Marga. Los vi a los dos demasiados entretenidos con la gente que estaban.



Una vez salgo del servicio, me encuentro a Marga con cara seria, estaba esperándome, me dice que por favor si tenía pensado ir al sitio de copas de al lado se lo dijese, para no ir ella. Me la que do mirando profundamente a los ojos, estaba dispuesto a decir que fuera tranquilamente, que yo no iría, pero no sé qué me paso, la agarre del brazo y la introduje en el servicio de mujeres. Metiéndola en uno de los reservados. Ella me miraba con cara de sorprendida, pero cuando quiso reaccionar ya la estaba besando. Se resistió poco, creo que lo necesitaba tanto como yo. Cuando nos quisimos dar cuenta, íbamos tan rápido, tan desesperados los dos, que nos encontramos prácticamente desnudos los dos.



Tocándonos, acariciándonos, lamiéndonos, besándonos, como si estuviéramos poseídos. El sitio era muy estrecho, yo la quería follar de pie, pero ella sin decir nada, me hizo sentarme en la taza del wáter, para luego ella ir sentándose encima de mí clavándose mi polla. Mientras lo hacía lentamente, nos miramos a los ojos, con una mirada caliente.



Sabíamos sin deciros nada la necesidad que teníamos el uno del otro, pero también sabíamos las prisas que teníamos. Yo la mordía las tetas, sus pezones, estábamos desatados los dos, hasta que por fin nos corrimos, fue uno de los polvos más rápidos de mi vida.



Ella me dijo que saliera yo antes. Era casi como una orden. Una vez que lo iba a hacer, me agarro del hombro haciéndome dar la vuelta, lo siguiente que hizo fue darme un beso muy dulce pero apasionado.



Una vez en la mesa de nuevo, actué como si no hubiera pasado nada. Pero estaba observando la llegada de ella. Cruzándose nuestras miradas muchas más veces, pero esta vez sin necesidad de disimular. Ellos acabaron de cenar antes que nosotros, a la salida me levante para despedirme, diciéndome Cesar que fuéramos al otro sitio a tomar algo, yo dije que no, porque iría a otro sitio o a casa, la mirada de Marga fue de decepción. Pero entonces ella fue la que insistió. Contestando que ya vería.



Cuando acabamos de cenar dije que me marchaba a casa, que no me encontraba muy bien y que a la mañana siguiente tenia trabajo. Me despedí de todos marchándome a mi casa.



A la mañana siguiente, serian sobre las 9 de la mañana, cogiendo todo lo que necesitaba me fui a casa de Begoña y Adrián. Llame pero nadie me abría, toque otra vez, pero tampoco me abrían, cuando ya me marchaba, oí que me decían “un momento, ya abro”. Era Begoña con cara de recién despertada, no se acordaba de que habíamos quedado para colocar el cableado. La dije que podía ir en otro momento, pero ella insistió en que pasara.



Tuvo que despertar a Adrián, para que me diera todo lo que dije que tenía que comprar. Él se levantó me lo dio y dijo que se iba a duchar. Ella me pregunto si quería un café y le dije que sí.



Mientras iba preparando todo, no dejaba de observarla, así con tan poco ropa que llevaba se la veía mejor que nunca. Adrián salió ya vestido y nos pusimos a tomar el café, ella dijo que ahora se iba a duchar ella. Cuando termino de ducharse salió, con una camiseta corta y unos pantaloncitos, como la otra vez. Ya estaba dispuesta a pintar. Pero Adrián estaba vestido normal, iba a comprar unas cosas y volvía.



Yo empecé a hacer lo mío. Pero de vez en cenado miraba hacia donde estaba Begoña. Una de las veces esta de rodillas, con el culo en pompa, rascando con una espátula, pintura del suelo. La tentación era grandísima, estaba para acercarse por detrás y…



Así fue casi toda la mañana, yo con una erección de caballo, estaba ya loco por terminar. Cuando acabe, la dije que lo que faltaba, lo terminaría cuando tuvieran el ordenador, los muebles, para colocar todo. Así quedamos, pendiente de los muebles que les tenían que traer.



Deje todo en mi casa y me fui a la calle, cuando pase por el bar, en la terraza estaba Carmen sentada con tres mujeres más y Antonio dentro, con Adrián y varios vecinos más. Entre y le explique a Adrián lo mismo que le dije ya a su mujer. Cuando termine Antonio me dijo que me tenía otro trabajito. Por lo que se ve era una mujer que hacia menos de un mes que se había quedado viuda, pero yo no tenía ni idea.



Antonio me dijo que Carmen que estaba fuera me lo explicaría mejor y riendo me dijo también que al final me cobraría comisión por todos los trabajitos que me estaba encontrando, en eso tenía razón me había conseguido bastantes trabajos.



Sali y le pregunte a Carmen, ella se disculpó con las otras amigas y nos sentamos en otra mesa.



-Mira es sobre Asunción, la que se quedó viuda hace poco.



-Ya me lo dijo tu marido, pero no tengo ni idea de quien se trata.



-Seguro que la conoces. Es esa que siempre iba con el marido, que rara vez iba sola, si estaba sentada con nosotras en una mesa y se sentaba un hombre, se levantaba y se marchaba. Que el marido era un celoso compulsivo. Que se maro en un accidente en el extranjero no hace ni un mes.



-Ni idea Carmen.



-Es morena, tiene 48 años, tiene una hija de 14 y un hijo de 12. Más baja que yo. Con mucho pecho.



-Mira ahora mismo no sé quién puede ser. Pero vamos al grano que es lo que le hace falta.



-Pues el “bendito” marido, que además de ser celoso, posesivo… todo lo tenía en un ordenador, ella se encuentra que no sabe ni lo que tiene, ni lo que deja de tener. Yo le he dicho que tú se lo puedes mirar. Ya lo hicieron varios pero no han conseguido nada.



-Vale sin problemas. Pero ahora cuéntame que tal la cena de anoche.



-El marido es un poco impertinente, un pelín chulito. Muy celoso se mosquea enseguida.



-Ya, pero me interesa más la mujer.



-Jajaja, tu siempre al grano, siempre tan directo. Que tienes posibilidades. Hablamos de ti, de lo bueno que estas y de cómo te vio el día de tu casa y con los arañazos y marcas que tenías, que la “puso” mucho.



-Eso es bueno saberlo.



-Pero no pude sacarla mucho más, con los maridos tan cerca.



-La próxima vez será. Ya me dirás cuando quedamos para conocer a esa Asunción.



-Espera que la llamo y baja.



Seguimos hablando de cosas triviales, porque se pegaron varias mujeres y dos hombres, que estaban preparando las fiestas del barrio, que eran la semana siguiente, que yo no tenía ni idea. Yo sentado escuchaba todo lo que hablaban. De pronto Carmen me dice que la acompañe y veo como se acerca una mujer, que si conocía de vista.



Que ya la había visto bastantes veces, pero como iba siempre con su marido que tenía cara de perro de presa, la quite de mis pensamientos. Sabía por Carmen que tenía 48 años, pero aparentaba menos. Sería como de 1,65, vestía discreta y sin nada de maquillaje, aun así tenía algo.



Una vez que Carmen hizo las debidas presentaciones y la conto que ya me explico todo, que no había problema que lo intentaría y seguro que lo lograba. Ella con un pequeño gesto, con una medio sonrisa, me dio las gracias de antemano, preguntándola que cuando quería que pasase por su casa y ella mirando a Carmen, la pregunto que cuando la venia bien a ella, como la vi con dudas, la dije que cuando ellas quisiesen que Carmen me diera un toque y me despedí de ellas para que la viuda no se sintiera violenta.



Cuando me marchaba me alcanzo Antonio y se vino conmigo en la misma dirección, me contaba lo de las fiestas del barrio y que tenían un equipo de fulbito, que les hacía falta dos más, el caso que me deje liar y le dije que contaran conmigo.



Cuando llegue al portal, vi a varias vecinas un poco alteradas, todo era porque el ascensor se había estropeado y ya se estaba haciendo costumbre. La que estaba con varias bolsas de la compra era Begoña. Por lo que me ofrecí para subírselas, ella en un principio dijo que no hacía falta, pero cuando las volvió a mirar, me sonrió diciendo que aceptaba mi ayuda.



La deje pasar delante, hoy llevaba una falda más veraniega y más corta, de lo que solía llevar normalmente. Deje que se adelantara un poco, así tendría mejor visión de esas piernas. Eran bonitas y tenía buenos muslos. Ella iba hablando y la verdad que no le hacia mucho caso, era algo sobre el ascensor, pero poco más me enteraba.



En una de esas deje apoyada algunas bolsas en el escalón y aproveche como si estuviera haciendo una parada, agachándome un segundo para ver que se ocultaba bajo esa falda. Debía de llevar tanga, porque pude ver bien dos buenas nalgas, pero cuando me quise dar cuenta, ella había girado la cabeza y me observaba.



Que cortazo, me puse colorado como nunca, me había pillado de pleno. Una vez que llegamos a su piso y cuando deje las bolsas en el suelo junto a su puerta, yo esperaba un gracias, pero lo único que me dijo una vez abierta la puerta de su casa y mirándome fijamente a los ojos… “para ser tan jovencito, eres un cerdo, ni me has respetado como vecina ni como mujer casada que soy”, cuando le iba a pedir disculpas, no me salió ni una palabra, por lo que ella mirándome de nuevo, me dijo… “Por lo menos podrías pedir perdón, disculparte y decir que no volverá a pasar. Por lo menos eso, mostrar algo de respeto”.



Vaya, poco había durado la amistad con estos vecinos, primero el marido y ahora la mujer. Así que me dio igual y la dije, que no pensaba pedir disculpas por ver unas buenas piernas y un buen culo, pero que tampoco iba a mentir diciendo que no volvería a pasar, porque por mi pasaría más cosas. Ahora la que se quedó con cara de pasmada fue ella. No dije nada más y me subí a mi casa.



La verdad que notaba que el corazón se me salía, las manos me temblaban, como había sido capaz de decir eso. Ya estando más calmado oí como llamaban a mi puerta, eran Antonio y Carmen, para decirme que después de comer pasaríamos por casa de Asunción, yo dije que perfecto y como no podía ser de otra manera Antonio dijo… “cuidado con la viudita que tiene que ser muy peligrosa, jajaja”. Yo ni le hice caso.



Después de comer me llamo Carmen y nos fuimos para casa de Asunción, en el camino…



-Ya me ha contado Begoña, lo que paso en las escaleras.



-Me imagino que estará enfadadísima, pero es que no pude aguantar tanta prepotencia en ella.



-Que va, nada de enfadada, me dijo que la pusiste más que caliente. Que no se esperaba tu contestación.



-Me gusta lo que acabas de contarme.



            Llegamos a casa de Asunción y ya nos estaba esperando con el café a punto. Yo le pedí que fuera con hielo si podía ser. Yo rápido la pregunte donde estaba el ordenador, llevándome a una habitación que se veía que era un despacho. Nada más encender el ordenador aparecía una pantalla pidiendo una contraseña.



            Hice varios intentos con distintas palabras, fechas, varias cosas que me dijo Asunción, pero nada. Trate de meter un disco para arrancarlo directamente, pero no dejaba. Estaba todo muy bien preparado para no poder acceder.



Llame nuevamente a Asunción, para que me dijese nombre de lugares, familiares, fechas… mientras estaba haciendo memoria, Carmen se acercó y dijo que tenía que salir un momento, la mirada de Asunción a Carmen fue tremenda, para fulminarla. Pero Carmen pasó y se fue.



-Oye mira, no quiero que estés violenta, si quieres me marcho y vuelvo en otro momento, que he visto la mirada que le has pegado a Carmen.



-(Azorada y con la cara colorada) Discúlpame no es por ti, es la costumbre, en esta casa no ha estado ningún hombre que no fuera mi marido.



-Ya he oído que era un poco “rarito”. Pero bueno, como se suele decir, la vida continúa.



-Tiene razón Carmen se te ve un chico simpático y amable.



-Carmen que es muy benevolente, pero soy muy “malo”, jajaja.



            Continúe tratando de sacar la clave, pero no había manera. En algunos momentos paraba de teclear y pensaba, además de revisar las anotaciones que hacía. Pero también observaba a Asunción, tenía una cara difícil de describir, no se la veía tristeza, tampoco languidez, era como una cara de duda, de no saber… pero se veía que era una mujer atractiva, que en su juventud tuvo que ser guapísima. Del cuerpo, se intuía que no estaba mal, la ropa no la hacía justicia y eso sí, lo que dijo Carmen era verdad, se notaba que tenía mucho pecho.



            Le pedí permiso para revisar papeles y cajones, para tratar de encontrar la manera de entrar en el ordenador. Ella me dijo que adelante. Fui probando en mi ordenador un montón de discos que me encontré. Había de todo, desde programas para las quinielas, hasta para hacer cartas astrales.



            De lo que más había era de esoterismo y ciencias ocultas. Tenía que ser un tío bastante raro. Hurgue por todos los sitios. En una estantería, detrás de unos libros, me encontré varios discos. Estaban numerados y tenían una clave, esta fue muy fácil de descifrar, era sencillísima. Era un diario. Me entraron dudas de leerlo, pero al final le dije a Asunción que me había encontrado unos discos con anotaciones personales de su marido, que si me lo permitía lo leería para ver si encontraba algo, ella yo creo que sin haberlo pensado mucho, me dijo que continuase.



            Al principio me dio mal rollo, hablaba de cosas muy extrañas, todo sobre ocultismo y esas cosas. Pero también narraba su día a día. Sobre el trabajo, la gente que conocía, su familia. Sobre la familia lo único que decía, es lo que suele pasar en todas, un cuñado que te cae bien o mal, la cuñada mandona o la buenaza…



Yo iba leyendo cada vez con más avidez, para encontrar esas confidencias sobre la mujer, esperando encontrar algo jugoso. Pero las únicas referencias que encontré eran que era muy buena esposa, buena madre, buena persona. Que se merecía alguien mejor que el un celoso enfermizo, posesivo, mal pensado. Que sabía cómo hombre que no le daba lo que le hacía falta. Que sabía que se masturbaba a escondidas y que cuando la veía se excitaba.



A su manera, pero se veía que si la había querido, aunque no creo que la hiciera feliz. Estaba absorto en mis pensamientos, cuando llego Asunción y me pregunto. La dije que no que nada nuevo y me pregunto sobre los contenidos. La dije que mejor que los leyese ella misma. Así que le pase mi portátil y se puso a leerlos. A ella le cambiaba el color de su cara y su expresión.



Cuando termino de leerlo se me quedo mirando y me pregunto…



-¿Qué opinas?



-Que era un hombre que aun estando equivocado, a su manera te quería, pero muy a su manera.



-Nunca creí que se diera cuenta de lo que hacia



-Pues ya ves que sí.



-He querido llorar por el pero no he podido.



-Ahora no te atormentes tú.



-Que no se entere nadie de esto, por favor.



-Yo ni he visto ni he leído nada.



-Gracias. Lo que no sé porque dice lo de la masturbación, que no es cierto, porque además si hubiera sido a escondidas él no lo hubiera visto.



-Entraría dentro de su imaginación. Bueno yo me marcho ahora y mañana traeré algo que casi seguro que nos dará la llave para entrar. Ya le diré a Carmen que quede.



-No hace falta Carmen, desde las once de la mañana en adelante puedes venir. Que a esa hora ya he comprado todo y como mis hijos están con sus abuelos, no hay problemas.



-Pues hasta mañana.



Cuando llegue a mi casa, estuve hablando con amigos informáticos, que me dieron muchas ideas para poder entrar.  Lo deje todo preparado para el día siguiente.



Me levante por la mañana temprano fui al gym, después de ir a casa y asearme, me dirigí a casa de Asunción. Cuando llegue la encontré más guapa y atractiva que el día anterior. Se había puesto algo de color en los ojos, algo muy sutil. A la media hora llame a uno de mis amigos, porque seguía sin poder entrar, por teléfono me hacía indicaciones, hasta que por fin se desbloqueó.



Nada más entra vi una carpeta que ponía ASUNXXX, la marque y aparecieron un montón de subcarpetas, que estaban nombradas con fechas. No me fije en ninguna fecha en concreto, marque una cualquiera y salió un video. Era Asunción en una cama de matrimonio masturbándose, totalmente desnuda y utilizaba algún “juguetito”.



Luego mire otras carpetas, indicaba las cuentas bancarias, todos los datos económicos, el tío seria como fuese, pero había dejado mucho dinero. Incluido en un banco de Andorra. Me levante y fui hacia el salón, ella estaba en la cocina, estaba preparando un aperitivo. Cuando la dije…



-Ya está todo desbloqueado, tienes todos los datos, para saber dónde están las cuentas incluida una en Andorra.



-Gracias no sabes cuánto tiempo y dinero me has ahorrado. Gracias, gracias. Enséñamelo. (Nos fuimos para el ordenador)



-Aquí está todo. Muy detallado



-Menos mal.



-Ha habido un pequeño problema.



-¿Cuál? (Con cara de preocupación)



-Tu marido tenía una cámara en vuestra habitación, bueno digo yo que será vuestra habitación.



-No entiendo nada, ¿Cómo que supones que es nuestra habitación?



-Espero que no te enfades conmigo. Siéntate en el sillón y dale a cualquiera de estos archivos. (Yo me levante y ella se sentó)



            Una vez que le dio, se abrió toda la pantalla con un video de ella masturbándose. Ella se quedó de piedra. Para al rato ponerse las manos en la cara y llorar.  Yo allí de pies, la agarre, acariciándola  la cabeza que estaba apoyada en mi abdomen y la consolaba, entre los gemidos del video y sus llantos. Justo en el momento que se relajaba, en la pantalla se veía como se introducía un doble consolador, lo que hacía que mi polla, no me obedeciera y tomara vida propia.



            Ella solo decía que vergüenza y por favor no se lo cuentes a nadie, hay que borrarlo que mis hijos no lo puedan ver. La levante, la tranquilice, estaba temblando, la seque sus lágrimas, le quiete importancia a todo, dándolo como pura normalidad. En un momento dado la di un beso suave en su mejilla, para tranquilizarla, luego otro y otro, hasta que nos besamos desaforadamente, cuando se quiso dar cuenta estaba con la blusa abierta, el sujetador desabrochados y esas dos tetazas enormes al aire, para que mis manos juagaran con ellas.



            La aureola de sus pezones era enorme, nunca antes había visto algo así, me agache los lamí y los mordisquee, en ese momento ella perdió todas sus fuerzas de contenerse, me agarro de la mano y me llevo a su habitación. Quería bajar las persianas, había demasiada luz, no la deje y acabe de desnudarla, nunca había visto tampoco la mata de pelo que tenía.



            Me daba igual me agache y empecé a disfrutar de él, ella nada más que hacia gemir y disfrutar como si no hubiese un mañana. En algunos momentos era incontrolable, esta que se salía, no podía haber nada mejor. Había dejado todos sus remilgos y estaba nada más que disfrutando. Mientras la comía ese coñito peludo, la follaba con los dedos que entraban y salían sin ningún problema, pero me decidí follarla también el culito.



            No era como otras Asunción levanto un poco el culo para darme facilidades, estaba claro que el consolador hizo su trabajo, porque mis dedos entraban perfectamente. Se corrió en mi boca con un ansia indescriptible. Pero no se relajó ni se conformó, quería más. Se giró rápidamente y se puso a comerme la polla, sin nadie decirla nada y de una manera increíble se la metía hasta la garganta, no sabía cómo la podía entrar así. Pero para mí era un gusto. Una vez que me hizo daño, la di una pequeña palmada en el culo, pero sin ninguna intención.



            Note como no la disgusto, pero para salir de dudas, la volví a dar, se retorció un poco. Me salió del alma y la dije… que putita eres, te gusta ¿verdad? Dándola más fuerte, ella se sacó la polla para decir un “SIIIIII”, la dije que me la iba a follar ahora mismo, ella solo me dijo que con condón, que no tomaba nada. La replique que para el culo no la iba a hacer falta, le brillaron los ojos, diciéndome… “nunca nadie me lo hizo por ahí, salvo yo con un consolador”



            No la hice esperar más, se la mande toda de un empujón por el culo, ella solo grito diciéndome que era un bestia. Pero movía el culo sin parar, como lo hacía en el video pero con más intensidad, yo aprovechaba y le decía que pensaba follarla un día sí y otro también, ella solo gemía y gemía, mientras se hacía una paja.



            Me la follaba salvajemente, se notaba que le gustaba así, porque cuando aminoraba las embestidas o era más suave, protestaba moviéndose ella más fuerte, estaba claro que había sido un hallazgo estupendo esa mujer.



            Terminamos exhaustos, aunque yo creo que a ella le quedaba todavía carrete. Quedamos en vernos otro día, pero eso sí, me pidió que cuando nos viéramos por la calle, hola y adiós, no quería ser hipócrita, pero lo prefería así.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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