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Categoría: Maduras

Las Maduras del vecindario 4 ( Pillados)

Había pasado ya una semana, y no había visto a Lila, no porque no quisiera, sino porque de la empapada que me dí ese día, me había resfriado, ese fué miercoles, y exactamente ocho días después al filo del mediodía me encontré con Ella en una tienda cercana, muy cariñosamente me saludó con un beso en la mejía, y caminamos hacia su casa, excusandome y diciendole lo ocurrido. Ella me dijo que como había metido mi ropa a la lavadora ya estaba lista, y que pasara esa a tarde a recoger la ropa y a Ella también, porque a las 7 pm. iba ir a recoger a la chica a la casa de una compañerita de colegio.( Como comentaba en el relato anterior Jenny, la niña, era hija del primer matrimonio de Pedro, esposo de Lila, Ella no pudo tener hijos y crió a Jenny desde que tenía 3 años y medio al casarse con Pedro, Jenny ya tenía 16 años). A las tres de la tarde quedé en llegar, estuve allí 10 minutos antes, Lila acababa de salir del baño, salió abrir con un albornoz blanco y toalla en la cabeza, cerró la puerta y ne plantó tremendo beso, y sobre un sillón empezamos a besarnos salvajemente, sus tetonas duras y pezones hermosos fueron pasto de mis labios y lengua, saborié sus deliciones pezones, eran chupadas exquisitas, me desvistió en la sala, y directamente se fué al pene que reventaba de hinchado, empezó a chuparlo deliciosamente, lamía a todo lo largo del tronco, y se metía uno por uno mis testiculos chupandolos suavecito, tiernamente, y me decía que eran unas bolotas ricas, luego llegaba al glande y lo lamía exquisitamente me tenía a mil. le metí un poco más en la boca y le dije que me derramaba, cerró su boca y empezó a succionar suavecito, empezé a correrme y se tragó todo sin dejar escapar ni una gota fuera de su boquita. Cuando ya no salía mas nada, me tomó del pito, y jalandomelo subimos a la recamara, le quité el albornoz, la acoste en la cama y empezé a besar con lujuria, besé todo su rostro, cuello, y hombros, recorrí con mi lengua y labios, las montañitas de carne de sus senos y sus pezones erectos y duros, su vientre plano, y besé sus piernas hasta los dedos del pié, era chaparrita pero bién formadita, sus caderas anchitas y nalgas presiosas cuando se las mordía me decía que sentía una sensación rara y sentía un cosquilleo dentro del ano. Subí besando de sus tobillos hasta su raja, que ya estaba escurriendo líquidos agridulzones, aprisioné su enorme clítoris con mis labios dándole chupocitos suaves, ella subía sus caderas,y se movía en circulos, gemía, gritaba, con sus manos apretaba mi cabeza hacia su sexo, diciendome mordemélo papito, que rico mi ñiño, asi, más rápidito amorcito, empezó a convulsionar sus piernas empezaron a temblar, ella quería evitar temblar pero su cuerpo no le respondía, era como si estuviera sufriendo una descarga eléctrica, "ya ya ya casi lo alcanzo", "oh si ah, ah, si" y sus palabras fueron bajando de tono hasta que murmurando y muy quedo se oía, que delicia ¿por qué nunca había sentido estas sensaciones?, que bárbaro mi muchachito, tan jovencito y mira lo que haces conmigo, quiero sentirte siempre conmigo mi bebé, mientras con su pié sobaba mi garrote durísino y escurriendo jugos, me dijo amor que duro la tienes y estás mojado , ven y metela al fondo, quiero sentir esa pijota ensanchanome la pusa, se la metí despacito, su canal estaba abriendo espacio, a mi pija que lentamente iba deslizandise en sus paredes húmedas y calientes, era deliciosa la sensación en mi piel, topé su interior, sentí que llegué a algo, ella se quejó un poquito y me dijo: Mi cielito hoy la metiste toda, sentí el contacto, pero ahorita ya lo siento rico y me gusta ese roze dentro, así despacito lo hicimos por largo rato, ella tenía sus talones sobre mis pantorillas, se la sacaba y se la volvia a meter toditita al fondo, mientrss besaba sus pechos, su boca, su cuello y sus hombros, ella me mordía y chillaba de placer, me pidió calbalgarme, y mientras le mamaba los pechos empezo a correrse de nuevo, le saqué la pija, y la puse en cuatro como perrito, al tener frente a mi sus redondas y duras nalgas, ver esas caderaas hermosas, empezé de nuevo a morderle las nalgas, le pregunté su aún sentía cosquillas dentro se su ano me dijo que sí, le metí la pija en su vagina, y empezé a masajear su clítoris, cuando los dedos los sentí super empapados por su líquido vaginal los dirijí su culito, y empezé a meterle uno por uno en circulos, ella al sentir mis dedos dentro, apretó el culo, y por ende apretó su vagina sintiendo delicioso apretón de sus paredes vaginales, ya con el culo preparado, le dije que le iba a calmar las cosquillitas del culo, y empezé a meterle la pija en el ano despacito, mientras seguía masajeando su clítoris con mis dedos, se la clavé toda y sin sacar mucho entraba y salía ella estaba ya para venirse por la masturbada que le estaba dando, empezó a gemir y contonearse, de la excitación yo empezé a sentir mis espasmos y dejé ir mi leche en su culito, instantes después se vino ella. Nos metimos la ducha y al salir sentada en la cama estaba Jenny com mi ropa que se había quedado en la sala, la cual ella había recogido,Lila estaba roja de la verguenza, al mismo tiempo asustada, y ninguno hablaba, fué Jenny quién dijo, Mamita como pudiste hacer esto, pobre papi, si algún día llegara a enterarse de esto, dió a entender que ella callaría, Lila quiso mentir y le dijo, no es lo que tú piensas, él se estaba bañando y yo le llevé la toalla que trae puesta en la cintura, además yo como ves estoy en bata. Jenny le dijo, ¡no!, yo lo he visto todo, ví como te comío la cuca, y como te metió esa cosa enorme, yo estaba atrás y lo veía entrar y salir y tu como loca gritabas de placer, pero si Papá ya no te complace, hazlo en otro lado pero no en la casa, salió de la habitaciópnm recogí mis cosas y me fuí, nunca más volvimos a tener sexo con Lila, jenny jamás le dijo nada a Pedro, Ella amaba a su madrastra y no quería perderla y la perdonó. Con Jenny volví a platicar dos años después, en otras circunstancias que después les relataré, pero en esos dos años nos encontrábanos y volvía la cara para otro lado, me odiaba.
Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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