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Las amigas de mi prima (2ª parte)

Fue durante la cena de Noche Buena que pude conversar con mi tía, mientras los demás de la familia departían alegremente,



Tía, Tía quiero hablarte,



Ahora no, hay demasiada gente –contestó-



Insistí y le pregunté ¿Qué ha pasado que hace varias semanas que no puedo jugar contigo?



No ha pasado nada, nada, lo que ocurre es que estoy demasiado atareada con lo del taller, la mudanza para pasar el verano en Ancón y, los asuntos de tu Tío, no tengo tiempo para nada, salgo temprano y regreso muy tarde, generalmente regreso con tu Tío,



Pero, - estuve tentado de decirle que para Martha si tuvo tiempo, sin embargo, preferí callar-



No te pongas así –me pidió- espera que estemos en Ancón y, ya verás, ya verás, tendrás no una, sino varias recompensas. A Propósito ven pasado mañana, te voy a dejar una sorpresa que sé que te gustará, -terminó de hablar y se fue a reunir con los demás-



Al día siguiente de navidad, todos o, casi todos se levantan muy tarde, Yo no era una excepción. Algo rondaba por mi cabeza, no podía comprender lo que me había dicho Irma (mi Tía), pensaba que el verano en Ancón iba a ser un desastre, por lo general todos pasábamos el verano allí. Mi Tía y mi Madre se turnaban un mes cada una (no podían dejar el taller de confecciones sin supervisión) para estar en la casa de Ancón con nosotros tres: Martha, mi hermana y Yo. ¿Entonces cómo podría tener una recompensa si de todas maneras en el mejor de los casos estaba mi hermana en la casa?



Mi Padre salió con mi Madre a comprar "Pollo a la brasa" (freid chicken) un plato típico en mi país, aún cuando, en ese año era algo muy novedoso y recién se introducía en el mercado. Mientras estábamos almorzando(a las 4 PM) mi madre se dirigió a mí y me dijo, muy seriamente,



Hijo, después de la fiesta de año nuevo te vas a quedar en Ancón con tu Tía y tu prima, como sabes, tengo que supervisar el taller porque Irma se quedará todo el mes de enero veraneando y, a mí me tocará el mes de febrero,



Bueno mamá –respondí- y, ¿Qué hará mi hermana?



No puedo ir –contestó- tengo que seguir un curso en el hospital y, debo pagar unas guardias que me hicieron cuando salí de viaje en el mes de julio ¿Te acuerdas?



Sí le contesté ¿entonces estaré solo?, Saben, la idea no me gusta mucho, Martha se va con sus amigos y, estaré dando vueltas, creo que prefiero quedarme –lo dije instintivamente, sin pensar, ¡Qué idiota! Allí estaba la respuesta a lo que rondaba por mi cabeza, ¡Claro! Me quedaría solo con mi Tía,



No, ni hablar –protestó mi Padre- usted va a veranear y punto, nosotros iremos los fines de semana, no te quiero ver dando vueltas por aquí, mataperreando y con todos esos vagos que viven cerca del parque, con quienes juegas a la pelota ¡ usted va y punto!



Bacán, ahora si se me hizo realidad lo que quería, me imaginaba durmiendo con las dos mujeres que me habían hecho hombre, era demasiado para mí.



No pude dormir esa noche por la excitación que tenía, me la pasé tocándome y haciéndome la paja (masturbándome) varias veces, felizmente que tenía un rollo de papel higiénico en mi cajón de la mesa de noche. No quería pasar por la vergüenza que un día tuve, cuando mi mamá me interrogó si me tocaba, todo porque Domitila (la Sra. Que ayudaba a mi madre en los quehaceres domésticos)m le había dicho que en mis sábanas había manchas -ya saben de que-



A la mañana siguiente fui, como a eso de las 11 AM a la casa de mis tíos. Estaba la Sra. Lola –haciéndome el inocente pregunté- ¿Y Martha?



Se han ido hacia Ancón hace unos diez minutos, tu Tía te ha dejado unas revistas para que las leas, están en su cuarto y quiere que las dejes allí mismo-se sentía la jefa- bueno, que le vamos a hacer.



Me dirigí a la habitación de mi Tía y, por precaución, cerré la puerta –no vaya a ser, pensé, que la Lola entre y me pille- busqué la sorpresa que, supuestamente, me había dejado y no encontré nada, ni en la cama, ni en la mesa de noche, ni en su peinador, ya me estaba desilusionando cuando me pregunté ¿Y en el baño?, me dirigí allí y revisé, no había nada, entonces fue cuando me fijé que, sobre la tapa del canasto de ropa sucia, había una toalla doblada y, debajo de ella sobresalía algo, levanté la toalla y ¡Eureka! Encontré la sorpresa.



Me había dejado una trusa (calzón o braga), de color blanco con encajes doblada debajo de la toalla, nerviosamente la tomé ya sabía lo que iba a hacer- pero, al desdoblarla, ¿Qué encontré? ¡Qué estaba mojada!, sí mojada, podía verse claramente la diferencia de color (gris) por efecto de lo mojado, justo en la parte que cubre su vagina y, claro, se había mojado aún más, por lo que había estado doblada. Temblaba de emoción, la olfateé, la probé, tuve una erección terrible, pero me detuve ¿Por qué?, porque se me vino todo el morbo, abrí la puerta y me fui al cuarto de Martha, fui a buscar una trusa de ella y, para mi suerte, la encontré, me regresé a la habitación de mi Tía y cerré la puerta.



Ya se pueden imaginar lo que pasó después, tan solo les diré que dejé las dos trusas debidamente marcadas con mi semen, así si ellas las veían que en el caso de mi Tía era seguro, sabrían que me habían satisfecho casi completamente.



Al día siguiente estaba en el jardín tirado en la hamaca, leyendo un libro de narrativa latino americana cuando, de pronto escucho el timbre del teléfono, como no había nadie en casa me dispuse a contestar,



¡Alo!



Hola, -era la voz de Martha- ¿Qué estás haciendo?



Nada nuevo, leyendo en el jardín, no hay nadie en la casa ¿Con quién quieres hablar?



Contigo ¡Idiota!,



¿Acaso soy adivino para saber que quieres hablar conmigo?



Ya, ya, no me jorobes y escucha. ¿Puedes salir de tu casa sin problemas?



Sí, ¿Por qué?



Porque Mona me ha dicho para ir a su casa a pasar la tarde, almuerzo frío incluido, no hay nadie en su casa y podemos usar la piscina lo que queramos, ¡Ah! Me olvidaba también le dijo a Pelusa que vaya,



¿No te pases, qué hago yo entre mujeres? Ustedes después se van a hablar a una esquina y me quedo más solo que caracol en pista atlética,



Ya, pues, al menos te das un buen piscinazo y comes rico ¿Qué más quieres? Y, me olvidaba, te morboseas viéndonos en bikini. Me dice Mona que le han traído uno de USA que lo va a estrenar con nosotros para que le digamos si así puede ir a la playa. Coge tu ropa de baño, una toalla y ven, rápido, tenemos auto porque mi mamá se fue con mi papá al almuerzo de fin de año de la distribuidora de películas.



Está bien, pero dime ¿me darás algo para jugar?



Eso depende si te apuras, estoy en bata a punto de ponerme mi bikini, si quieres me puedes ver y. de repente me animo a que me alivies un poco ¡apúrate!



Fui a mi cuarto, me cambié, poniéndome una ropa de baño tipo short, jale una toalla y le deje una nota a mi madre con el número de teléfono de Mona,



Ah, Mona, Mona- pensaba mientras iba a la casa de Martha- ella si que es una de las Walkiras más bellas que he visto, con ese porte de 1.75 m, más alta que Martha (1.68 m), y completamente diferente. Si Martha luce como si tuviese un bronceado permanente, con su piel tan suave y su rostro tan bello, Mona es lo opuesto: Blanca, de una blancura casi rosada, sus cabellos son color miel, largos, hasta media espalda, suele hacerse trenzas con ellos y, su figura ¡Ay mi madre! Su figura, un par de senos que, para mí, deberían caber en un sostén tipo 40, son impresionantes, grandes, llenos (y eso que todavía no se los he visto directamente), su cintura es pequeña, sus caderas no deben pasar de 90 y, sus piernas, esas si que son largas, bien proporcionadas, si te gustan sus senos, te enamoras de sus piernas y, de sus pies, ni siquiera quiero imaginarme en su sexo ¿Tendrá los vellos púbicos del mismo color que su cabellera?



Oye, no sueñes –esa voz era conocida- por pensar en Mona me distraje tanto que ya estaba donde Martha, quien sentada al frente del volante del carro de su madre me llamaba,



Ya, espera, ya estoy,



Por demorarte demasiado te perdiste de darme un buen beso abajo, es tu culpa,



Bueno. Lo hago aquí,



¿Estás mamado? Ya veremos después, ¡Vamos!



Oye –me dijo estando dentro del carro- Te pasaste, ni siquiera una braga nueva la dejas sin estrenar, ¿Estabas tan caliente? Recién me la había puesto después de comprarla en Sears,



Después te cuento lo que pasó –le contesté-



Mona vivía en uno de los distritos (barrios) más fichos (exclusivos) de la ciudad, San Isidro, donde sólo vivía la gente con bastante dinero, su casa era grande y tenía todas las comodidades. Me bajé y toqué el timbre, esperaba que saliera el Sr. Felipe (el mayordomo), en su lugar salió Pelusa, la otra amiga de Martha,



Hola –nos dijo- pasen, les voy a abrir la puerta de la cochera,



¿Qué, no hay nadie? –pregunté-



No, se han ido a Punta Hermosa (un balneario de verano a 60 Km. Al sur de la ciudad de Lima), están ayudando a la mamá de Mona con todo el traslado de cosas para que pasen el verano,



Pelusa no era alta, mas bien era más bajita que Martha, medía, por lo menos 1.60 m, sin embargo, tenía un rostro bonito, era blanca, con ojitos redonditos de color verde, muy bellos, cuando los veía pensaba en la canción "No puedo apartar mis ojos de ti" un cuerpo era bien proporcionado, para mi gusto la prefería a Mona, aún cuando era bajita, y, sí, quizás me gustaba más que mi prima Martha. Estaba con una ropa de baño color Fucsia modelo enterizo, bonitos senos (un 36) cintura pequeña (65 cm) porque era delgada y, me olvidaba, un trasero excelente, siempre he pensado que si le colocaba una copa de champagne al final de su espalda, justo encima de sus caderas, ésta, la copa, les aseguro que no se caería, tenía, como dicen por aquí, "Culo de Negra".



Martha ubicó el carro en la amplia cochera y nos dirigimos hacia el jardín que se encontraba al fondo de la casa, donde estaba la piscina. Al llegar allí encontramos a una chica que no conocía,



Es mi hermana Vanesa –dijo Pelusa- nos saludamos con ella, es mi hermana menor, ingresa a quinto de media (el último año de la secundaria) pensar que yo pasaba al cuarto año, llevaba un traje de baño igual que Pelusa, con la diferencia que era de color azul, era bastante delgada, sus pechitos eran pequeños y todavía no tenía el cuerpo como el de su hermana, imagino porque era tan joven como Yo (después me enteré que tenía 14 años)



Y, ¿Dónde está Mona? Preguntó Martha,



Está en su cuarto cambiándose –respondió Pelusa-



Ya, voy a verla,



Me quedé con las hermanas hablando de la escuela, de los gustos, de los libros, Pelusa no era muy mayor tenía 18 años y ya había ingresado a la universidad, estudiaba leyes igual que su padre.



Nos metimos a la piscina y comenzamos a jugar en el agua, risas por aquí y por allá, el tiempo pasaba ¿Y Martha?, Pelusa, -le pregunté- ¿Dónde encuentro algo de beber?



En la cocina, en la heladera hay bebidas, toma la que deseas, también hay bocadillos que han preparado para nosotros,



¿Quieren algo?



¡No! contestaron las dos,



Me dirigí hacia la cocina pero, en lugar de ir por la parte de atrás de la casa, por el jardín, me fui caminando hacia la puerta principal, al frente, la misma que podía ver que estaba abierta. Mientras caminaba pensaba en Martha y Mona ¿Por qué demoran tanto?, seguro están chismeando, me contesté. Entonces tuve la idea de ir a verlas en lugar de irme a la cocina. Subí por las escaleras, pensando encontrarlas en el family room, pero no estaban allí. Me dirigí por el corredor y vi que había 4 habitaciones, ¿Por qué 4 si Mona es hija única?, bueno que importa, vamos a ver y. En eso escucho,



¡Martha no te detengas!, ¡No pares!, No, no, ¿Qué me haces?.



Me dirigí hacia la puerta que creí era de donde salían las voces, me equivoque, fui a la del fondo y ¡OH sorpresa! Con la puerta entre abierta pude divisar que Martha estaba arrodillada entre las piernas de Mona. Me quedé helado, ni en mi más remota esperanza hubiese imaginado que vería a Mona desnuda y, allí estaba, desparramada en la cama, en el filo de la misma, con las piernas colgando y con sus pies desnudos, con lo que Martha le hacía, ella jadeaba más y más,



Martha, sigue por favor, sigue. Sí allí, allí mismo, mete tu lengua hasta el fondo, Ay me quiero morir,



Yo veía como sus manos apretujaban sus senos, tomaba sus pezones entre sus dedos y los pellizcaba, estaban parados como dos cerezas, duros, invitando a ser mamados, Martha seguía, de pronto subió sus manos y atrapó los senos de Mona, esta se estremeció, tembló toda, Martha ya no sigas, quiero ir al baño, por favor déjame ir al baño, me orino, se me sale,



Mona, cariño, quédate donde estás, quiero tomar todos tus jugos, - dijo Martha- y volvió a colocarse entre las piernas de Mona,



De pronto, veo como Mona levanta su vulva, arquea su cuerpo y emite un chillido, Yaaaaaaaaaaaaa, AAAggggggggg, me estoy mojando, Desde donde yo estaba (en el marco de la puerta) sólo podía ver a Mona, no a Martha, de ella solo veía la espalda y el movimiento de su cabeza, por lo que me imaginé que Mona se estaba viniendo y se estaba vaciando, gotas de su eyaculación terminó en el piso, Yo estaba con una erección terrible, me tocaba sobre la ropa de baño, pero quería soltar mi miembro, que saliera para poder pajearme con ese espectáculo, no pude aguantar más y fui directo a ellas,



Mona tenía los ojos cerrados, Martha no se percataba de mi presencia así que me agaché a su lado, escondiéndome de la línea de visión de Mona y le dije a Martha, muy bajito, casi susurrando, ¿Cómo te tenías guardado esto, eres una egoísta,



Martha me miró y, sin decir una palabra me indicó con la cara que me fuese, no le hice caso, me arrodillé y metí mi cara, quería besar, lamer, saborear el sexo de Mona, esa chucha que estaba toda húmeda y mojada, tanto como lo estaba la cara de mi prima, cuando puse mi cara cerca de los labios vaginales de Mona Martha retiró su cara, era un signo inequívoco que no quería que Mona sintiera dos lenguas al mismo momento, ¿se había vuelto mi cómplice?, siempre o casi siempre Martha era así, recordé lo que paso cuando tuvimos sexo con su mamá. Comencé a besar a Mona en su sexo, estaba caliente, lleno de líquido y, era tremendamente rosada, no tenía nada oscuro en ningún lado y, sí sus vellos eran claros, pero lo que más atrajo era el perfume de su sexo, por eso, imaginé, Martha no quería soltarla, era un olor particular, una mezcla de almizcle, olía a un perfume especial, no sé si efectivamente había eyaculado y orinado a la vez, lo que sí sentía era el piso mojado y, ese olor era esa mezcla, orines, jugos, transpiración, era fuerte, letal, te atraía y te metía más y más en el fondo de su cuca, alargué la mano y comencé a tocar a Martha, me separé de Mona y le di un beso a Martha, los dos estábamos con la cara mojada de los líquidos de Mona,



¿Te la quieres tirar?- me preguntó-



La respuesta era obvia,



Se levantó, mientras Yo seguía teniendo sexo oral con Mona, quien estaba tendida en la cama en un trance sexual interesante, su clítoris respondía al empleo de mi lengua y, cada 10 a 15 segundos se estremecía y volvía a soltar más y más líquido. Me dejaba idiota, ¿Cómo podía esta mujer tener tanto líquido?. ¿Cuántas veces se había vaciado? 15, 20 o 30 no lo sé, no llevé la cuenta. Martha se me acercó, lentamente, sin hacer ruido, se agachó e hizo que retirara mi boca del sexo de Mona, entregándome un sobre cuadrado de color blanco con inscripción en color rojo y negro que decía en inglés SULTANB condom, mientras ella ocupaba mi lugar entre las piernas de Mona, comencé con mis dientes a romper la envoltura, cual sería mi sorpresa cuando apareció un anillo de jebe con un líquido que lo cubría, Yo no había conocido hasta ese entonces lo que era un preservativo, es más, no sabía que hacer con él. Miré a Martha y le hice una seña con mi cabeza que más o menos significaba ¿Qué hago?



Martha tomó entre sus dedos el condón, agarró mi miembro y comenzó a meter mi miembro erecto en el jebe, hasta la base del mismo -miraba confundido lo que hacía, veía mi miembro y podía divisar una especie de teta sobre mi glande- Méteselo –me ordenó-



Levanté las piernas de Mona –las mismas que colgaban al filo de la cama- y lo puse en su sexo, Martha con sus manos empujó mis nalgas con fuerza, mi miembro se introdujo en la cuca de Mona sin dificultades,



¿Qué pasa Martha? –preguntó Mona, tratándose de incorporar-, cuando me vio pegó un grito ¡No1, no ¿Qué haces?



Martha le contestó –Te está haciendo feliz- necesitabas una buena pinga y allí la tienes,



Pero Martha, es tu primo,



Sí y le he enseñado todo lo que te va a hacer –diciendo esto Martha se subió a la cama colocando su vagina sobre la boca de Mona, mirándome directamente, ¡cáchatela, cáchatela ya! Me exigía, comencé a meter y sacar mi pinga, Mona gritaba, Ayyyyyyyyyy, dámelo todo, más adentro, Así, sí, así. Martha se agachó y calló los gritos de Mona presionando su chucha contra la boca de ella,



Yo estaba en la gloria con el espectáculo, agarraba las tetas de Mona y las sobaba,



Deja sus pechos, son míos –dijo Martha- tu sólo tíratela,



Entraba y sacaba mi miembro, sin embargo, no sentía lo mismo, no tenía la sensación de la piel interior de la vagina de Mona, no sentía su lubricación, no sentía sus jugos, saqué mi miembro e intenté retirar el condón,



¡No! Dijo Martha, sigue como estás,



Pero, Martha no siento,



Tú solo mete y saca, ya te acostumbrarás, haz que te venga tu leche,



En realidad mi pinga temblaba, latía mi corazón a mil por hora, veía como le succionaba los labios vaginales a Martha,



En eso Martha exclamó ¡Te la voy a dar en la boca mamita!, abre la boca quiero que te la tomes toda Yaaaaaaaaaaaaaa, Me corro, me corro



Me quedé atónito, Martha comenzó a derramar su eyaculación en la boca de Mona, esta tragaba lo que podía y, el resto se salía por los costados de su boca,



No pude más y me agaché a probar los líquidos de mi prima, siempre y digo siempre me han gustado, aún cuando a veces se orina en la boca igual los tomo, fue suficiente para mí, ya estaba a punto de explotar, Martha –le dije- Se me viene la leche no aguantoooooooo.



Sácalo –me pidió- sácalo, quítate el condón,



Yo no podía me iba a venir,



Martha alargó la mano y de un jalón lo sacó de mi pinga –quiero que la des en mi chucha y en su boca ¡ya hazlo!



Dirigí mi pinga hacia donde me decía y comencé a echar mi leche sobre ellas, ¡Qué espectáculo!, Mona ahora se tragaba la leche de Martha y parte de mi leche, Martha bajó su mano y tomaba parte de mi semen y se lo llevaba a la boca, de pronto se paró, pasó su mano por sus vellos recogiendo mi leche y la puso en la boca de Mona, procediendo a comenzar a besarla,



Esto era demasiado, las piernas me flaqueaban, me iba a caer, tenía todo el culo de Martha en mi delante, lo besé, se lo chupé,



¡Qué están haciendo!, escuchamos una voz, pero ¿Qué pasa? Era Pelusa que parada en la puerta de la habitación –no sé cuanto tiempo- entraba al cuarto totalmente sorprendida,



Martha volteó y le dijo: Estamos Cachando ¿No te das cuenta?, si quieres te puedes quedar, sino, puedes irte a la piscina.


Datos del Relato
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