En el patio de chatarra de automóviles destrozados, achurrados hasta chocados llegan y andan caminando hasta recorriéndola nada menos que Pris con otra mujer lisiada hasta impedida con dos arneses atornillados a sus piernas otra víctima de accidente. Que llegan donde está un Lincoln Continental abriendo Pris la puerta suicida en que la mujer lisiada se mete al acostarse en el mismo asiento de atrás que al instante sube y cierra la puerta suicida nada menos en vivo y a todo color Pris que comienzan a besarse mutuamente acariciándose, manoseándose, sobándose largamente sus cuerpos candentes hasta calientes sobre todo apasionados de ahí desbordante en muchos deseos y excitaciones orgánicas que las envuelven en persona dentro del chocado Lincoln Continental y mucho más asolas y juntas entendiéndose y amándose a tutiplén por doquier.