Laila y yo acabamos de terminar esta historia por msn, y ahora la compartimos con ustedes, deseando que la disfruten como nosotros al escribirla, aunque no como la disfrutamos al vivirla (porque ninguno de los dos creemos en el cybersexo...). Laila, chicos, es la LunaAzul de este foro.
Besos y la historia:
PABLO: En mayo publiqué en cierta página un cuentito titulado "Trío en el paraíso", en el que... no importa: pueden leerlo en esta página, si les importa. Lo que hay que contar es que, al día siguiente, tenía un e-mail de una tal Laila, un mail como tantos otros, pero calientito... , le contesté lo usual: "Gracias..." y tres palabras más. Pero al día siguiente vi su nick en la misma página, como autora de unos saludables consejos... "Amigos con derechos", decía... y, a mi vez, tuve que enviarle un mail. Así empezó una relación en la que nos leíamos mutuamente: ella mis cuentos eróticos y las crónicas que publico con mi nombre, yo, sus poesías.
LAILA: Un día cualquiera de Mayo estando en la oficina más aburrida que una ostra, decidí navegar por algunas páginas de cuentos en Internet. De pronto me encontré con una serie de relatos muy ardientes de un tal Sandokán...
Obviamente, después de que me dejo todos los poros del cuerpo de punta y las feromonas alborotadas tuve que enviarle un mail. De esa forma inicie un viaje como dirían los Beatles: "Mágico y Misterioso" compartiendo prosa, poesía y ocasionalmente el directo interés del uno por el otro.
PABLO: Nos leímos y nos hicimos amigos por correo. Sabíamos que el otro vivía en la misma ciudad y eso añadía un ingrediente sabroso a nuestra correspondencia, porque siempre estaba ahí el gusanito, la certeza de que si nos lo proponíamos, podíamos quedar... quizá hablo por mi, amigos: yo tenía la sensación de que un día nos veríamos...
LAILA: Siendo honesta he de decirles que aunque parezca increíble llegó un momento en que me empezaron a hacer falta sus letras en mi ordenador...
Lo más genial de toda esta relación, para mí, fue la frescura que se dio al no tener que jugar juegos preconcebidos socialmente entre dos personas cualesquiera que sea la interacción, la novedad de la honestidad.
Y en esa misma honestidad puedo decirles que aunque vivimos en la misma ciudad nunca pensé que llegaríamos a conocernos físicamente...
PABLO: Podría hacer el cuento largo, amigos, un día, sin saber cómo, decidimos conocernos... cuando yo acabara cierto libro.
Pero el libro no terminaba...
Entonces, ella me envió su foto.
LAILA: De plano un día no se que me pasó y que le escribo al final de un mail: "Besos y abrazos (que me encantaría darte en persona)".
Y que me responde que a él también. Más pronto que rápido le envié mi foto y el a su vez me envió la suya...
PABLO: Era la foto de una hermosa mujer, con dos grandes y húmedos ojos viendo a la cámara en un día de fiesta...
Era real, pues... era ella. La que escribía. La de los versos.
A quien le habían gustado mis relatos. A vuelta de mail, le envié un par de fotos mías.
LAILA: ¡Sorpresa! Un par de profundos ojos negros me esperaban esa mañana; resulta que Sandokan no era un fragmento de mi imaginación escapado de un libro de Salgari, ni un duende que venía diariamente a embrujar mi ordenador con sus palabras mágicas.... Ahí estaba.... tan real como yo, un hombre con facciones interesantes con pinta de intelectual extraviado de alguna guerrilla sudamericana....
PABLO: Ver su foto y haberle enviado la mía me hicieron saber que sí quería encontrarla y darle cuerpo, voz, olor a esa imagen y esas letras... y decidí, por primera vez, tener una cita a ciegas (o a tuertas, porque la foto ahí estaba... aquí está en mi ordenador, abajo a la derecha... puedo darle click y verla una vez más).
LAILA: Ni que decirles, ipso-facto convertí una de las fotos (la que me gustó más) en mi protector de pantalla para poder ponerle cara a esas letras que me tenían viajando .... Con un nudo en el estómago y mariposas en la sangre acepté conocernos, necesitaba ponerle voz, olor y cuerpo a ese hechizo .... ¡Todo esto estaba resultando ser una aventura sensacional!
PABLO: Quedamos de vernos un lunes en un café-librería del sur de la ciudad. Pero faltaban varios días y antes de que llegara, me llevó a hacer algo a lo que me había resistido: sacar una cuenta de msn y aprender a usar semejante herramienta.
LAILA: Fue muy divertido.... dos adolescentes-adultos viviendo la magia que habíamos invocado, inventándonos en la realidad.
PABLO: Como era de esperarse, no llegamos al lunes. Aunque nuestros horarios son casi incompatibles, el calor del msn nos hizo adelantarnos, y un viernes decidimos vernos a la hora de comer... y pasé la mañana como un adolescente asustado. Salí del curro una hora antes y fui caminando al lugar de la cita, al que llegué diez minutos antes. Tomé asiento y hundí la cara en un libro... aunque no leía nada.
LAILA: Me atrapaste... allá lejos...
en una noche sin tiempo. esperabas agazapado,
hermosamente inocente,
mi paso por el aire, como gozando el momento...
¡Y fue tan potente ese abrazo invisible que tu voz irradiaba...
que me entregue mansamente, sin resistir,
con mi alma ya embriagada!
PABLO: Finalmente llegó, con un hermoso vestido rojo y sus grandes y húmedos ojos, negros en la semipenumbra del café..., tornasolados a la luz del día. Ahí estaba...
La abracé... me abrazó. Y nos sentamos a hablar, como dos adolescentes...
Pero ¡hostia!, este es un relato para una página erótica, así que prisa, prisa...
No la besé ese día... pero al dejarla en su coche rocé sus labios, la abracé con fuerza y sentí su suave aliento en mi cuello...
LAILA: Nos volvimos a encontrar a los pocos días y ya no solo probamos nuestros olores... ahora si probamos nuestros besos, nuestros alientos con la promesa de pasar una noche juntos en pocos días.
¡Qué extraño y hermoso sentimiento me envuelve y apodera, que espero ansiosamente la llegada de esa noche!
Noche cómplice de tu voz que me acaricia, y entonces... ¡mi alma entera desespera! Y el Amazonas se desborda entre mis piernas...
PABLO: Nos robamos una noche de nuestras mutuas obligaciones. Pudimos encontrarla. Llegué a ella, a sus brazos...
Y me instalé en su sofá, donde la fui besando.
Donde exploré sus brazos y sus piernas, la suave piel de su espalda, sus facciones...
El temor se había ido: sólo quedaba el deseo, el gozo, la comunión.
LAILA: Empecé por recorrer con las yemas de mis dedos todas en alto la piel de sus brazos, su cara, su cuello, sus manos de ida, marcando suavemente con mis uñas el regreso, mientras mi lengua comenzó a conocer su boca, sus oídos, el camino que se extiende de su cuello a sus hombros. Su olor, sus labios y sus manos alteraban mis sentidos... me volví toda humedad.
PABLO: Con el miedo se había ido la prisa. Mi lengua buscó la suya, mi mano la tuvo, conocí su cintura y sus caderas, busqué despacio el nacimiento de sus senos, mientras la sangre se acumulaba en mi vientre y el hambre empezaba a ser saciada.
LAILA: La ropa fue cayendo agrandando los espacios a explorar. Mi estómago se empezó a contraer, mi respiración se agitó y mis suspiros y gemidos no cesaban de salir, entonces tuve mi primer orgasmo... promesa del gozo que vendría,
PABLO: Besé sus senos desnudos, le di un par de mordiscos a sus pezones y busqué el suave vello de su sexo. Su respiración, su mirada, sus olores me llenaban... me llenan hoy, todavía, cuando escribo. Mi sexo sentía que estallaba, lo siente hoy, otra vez, al recordar.
La ciudad brillaba bajo la ventana y nuestros sudores se reunían.
LAILA: Nuestros olores al tenor de las caricias me enloquecían, sentía que volaba por el aire.
PABLO: Aunque mi pene exigía a gritos tomar posesión, seguí dándole tiempo al tiempo. redescubrí la fuerte curva de sus pantorrillas, la suave carne de la parte interna de sus muslos, la creciente humedad de su sexo... mientras mi piel sentía la sabia maestría de sus manos y sus labios.
LAILA: Marcando un camino de fuego, entre jadeos y suspiros fui besando su cuello, su pecho, su ombligo hasta llegar al objeto máximo de mi deseo. Me lo metí completo a la boca y pase mi lengua lentamente del glande a la base y viceversa para continuar mamándolo con delicadeza, poco a poco, de arriba a abajo.
PABLO: Sus ardientes labios bajaron de mi cuello a mi estómago y se introdujo mi miembro en la boca... después de acariciarlo, como descubriéndolo. Sentí esa muerte chiquita que sólo la comunión de dos cuerpos permite... a veces.
LAILA: Entonces, no me pude resistir más, lo necesitaba adentro de mí, así que me lo saque de la boca y pregunté emitiendo un sonido apenas perceptible: "¿tienes protección?"
PABLO: Pero sólo fue una probadita... un adelanto, porque desocupó su boca y preguntó "¿tienes protección?". Por supuesto, tenía, y rápidamente me puse el preservativo, que estaba listo y a mano. Y busqué la empapada entrada de su sexo...
LAILA: Conmigo abajo, me abrazo entro en mí de una sola vez mientras nos seguíamos besando y acariciando suave y dulcemente. En ese momento subí al cielo, la comunión de deseos, olores, ritmos fue totalmente fuera de contexto.
PABLO: Entré suavemente en ella. Cuando me recibió y fuimos uno, fui uno también con ella y con el cielo y la tierra... y la gocé... y gocé el mayor placer reservado a los hombres.
LAILA: Cuando alcance mi segundo orgasmo, me pidió que ahora yo le hiciera el amor.
PABLO: Pero todo el ajetreo previo me hizo terminar demasiado rápido (upps!)... aunque no me preocupé demasiado, pues sabía que mi mejor amigo pediría guerra otra vez, y rápidamente... así fue, y le pedí que ahora ella me lo hiciera, "móntame", le dije...
LAILA: Yo fui muy obediente ya que no podía saciarme de él... Me subí a horcajadas, me acomodé y entre caricias, mordidas y besos lo monté. Con rápidos movimientos sentía como mi cuerpo se empezaba a contraer anunciando mi siguiente orgasmo, mismo que me llenó totalmente de su pasión.
No podía parar, no me podía detener, esto era el cielo en el otro o a través del otro y no deseaba que terminara.
PABLO: Subía y bajaba sobre mi, dándole placer a todas y cada una de las infinitas terminales nerviosas de mi pene. Gemía suavemente, se estremecía sobre mi, dominándome, haciéndome suyo... como lo soy ahorita...
(Cinco minutos de interrupción:
LAILA: Te quiero ahorita.
PABLO : y yo...
LAILA: continua corazón.... ¡que quieres?
PABLO: Te quiero a ti...
LAILA: Mis sentidos te reclaman
LAILA: Mi cuerpo te desea
LAILA: y estoy a punto de un orgasmo.
PABLO: Yo también...)
LAILA: Me detuve y di la vuelta poniéndome en cuatro para sentirlo más profundamente. Ya era imposible bajar el ritmo, las entradas y salidas eran cada vez más fuertes, más rápidas y en cada una le pertenecía completamente terminando con mi individualidad, haciéndome suya.... como hasta ahora....
Que me estremezco nada más de recordar.
PABLO: Al alcanzar su enésimo orgasmo (y yo me sentía, verdaderamente, Sandokan), se salió de mi, poniéndose a cuatro patas... "ven... ven", pedía. recostó su clara cabeza y su generoso pecho en la cama, levantando al aire sus deliciosas nalgas, con su sexo, abierto, empapado y palpitante frente a mi. Le hundí mis dedos, sólo para probar, y la penetré nuevamente.
LAILA: Terminamos juntos, con un profundo y unísono suspiro entre espasmos, uñas y besos. Quedamos abrazados un rato, uno en dos cuerpos... tan placentero...
PABLO: Mi verga entraba y salía, se deslizaba rítmicamente. Apretaba su cintura y a cada golpe sentía el cielo... hasta que me derramé, desplomándome sobre sus nalgas y su espalda. La abracé, me hundí en ella...
Y me fui quedando dormido entre sus brazos.
LAILA: Nos quedamos dormidos así abrazados hasta el amanecer...
PABLO: Me fui con el sol..., con un beso, con su olor.
(Y ahora, lo necesito otra vez...)
LAILA: Yo te necesito otra vez mor...
¿Qué extraño influjo me hace no olvidarte, y me conmueve ,
me apena, me alegra...y me hace tan feliz...
con el solo hecho de pensarte ....?
todo esto parece tan apasionado, romantico poco usual me encanto besos.