Recibiendo un apropiado codazo por parte de Blanc al ponerle un tatequieto estando en presencia otra vez de la visita de la señora de la iglesia que pasó a recoger una donación que le da todos los años la misma Blanc que es devota de la parroquia del barrio donde vive actualmente, pidiéndole la colaboración a su enamorado mientras van la cocina a servir unos entremeses y unos jugos de limón, sacando de la refrigerado la jarra de jugo el enamorado le acaricia como le manosea con una insistencia desquiciada todo el culo, con falda jeans y botas negras. Sonriéndole le dice contrólate y espérate que despachemos igualmente nos deshagamos de la distinguida señora de la iglesia al darle algo para que este motivado, inspirado, ilusionado, excitado, erecto como delicioso entregándole un beso en toda la boca tomando la bandeja de entremeses al rozarle el mango de un cuchillo por todo el culo al pisarle con el tacón de la bota izquierda y mirándolo con unos ojos que no le gusto esto al tener a pocos centímetros a la señora de la iglesia que nos puede cachar hasta pensar otra cosa que no viene al caso y que nos importa a nosotros nada más. Sentándose tranquilos como atendiéndola, hasta mirándola mientras conversa de su visita, enterándose que está organizando una procesión con toda la congregación del barrio y desea contar con la participación y presencia física aceptando de mil maravillas averiguando cuándo son las asistencias a las reuniones en la parroquia para explicarles que es lo que tienen que hacer sonriéndoles agarrados y estrechándose sus puños muy pegados despiden a la visita como siempre acompañándola a su automóvil despidiéndose Blanc y el enamorado con las manos a la distancia alejándose la misma señora de la iglesia del barrio. Cerrando la puerta al recoger las bandejas y los vasos secándose las manos le dice estoy a tu disposición ahora que tienes planeados que te parece escuchándole que nos metamos al cuarto para la fantasías del sacerdote con la feligrés, en que se confiesa todos sus pecados siendo una diablita, que es la tentación para todos los feligreses de la misma parroquia. Cargándola entrelazándole sus brazos, alrededor de su nuca caminando por el pasillo que da a la recamara propiamente de Blanc, está cerrando la puerta con una bota iniciando perdurablemente la fantasía que siempre le quedan maravillosas como recreadas con altiva imaginación y sexo en la cama entre los dos…