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La virginidad de Lucina
SINOPSIS: Para levantar el autoestima de una madura mujer, un joven se convierte en su primer hombre, quien le rompe su virginidad… Mientras ella estaba pérdidamente enamorada, el muchacho no tuvo el valor de decirle que sólo había sido una aventura en su vida…
ECSagardez
Para las personas del barrio, hombres, mujeres, jóvenes y niños, Lucina no tenía ningún atractivo, ya que desde pequeña nació con un defecto en un brazo y al caminar arrastraba el pie izquierdo, por lo cual, siempre era víctima de la burla de los vecinos.
Al poco tiempo de llegar a Puerto Escondido, Oaxaca, donde haría mi servicio social, la conocí y nació entre nosotros una amistad y en donde jugué un papel importante para levantar su autoestima como mujer…
Era verdad lo que se decía de Lucina, no era una mujer muy atractiva, por ser gordita, tener las secuelas de su nacimiento y su plática era insulsa. Pero eso si, tenía un corazón de oro, porque en la medida de sus posibilidades físicas colaboraba con sus vecinos en obras de caridad y era muy eficiente.
No obstante ser el blanco de sus burlas. Ella no se inmutaba y decía que había un Dios que los castigaría. Pero no le afectaba en nada los insanos comentarios, porque ella así era feliz…
II
Un dia me encontraba sentado en la puerta de mi vivienda, porque el calor era intenso y me preguntó qué hacía, a lo que contesté:
— Aquí nadamás tomando el fresco. Y tu a qué te dedicas…
Su respuesta estuvo acompañada de una carcajada:
— Pues ando buscando un hombre que me quité este calor…
Era claro que no se refería al calor que hacía en Puerto Escondido, sino a otro tipo de calentura. Por lo que le pregunté:
— ¿A cuál calor te refieres? ¿Al que está haciendo en este momento o al calor uterino?
— Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja…
Era claro que Lucina se moría de la risa por mi ocurrente pregunta. Por lo que dijo:
— A lo mejor a de ser de los dos calores…
Y ambos sonreímos. Pero mi mente calenturienta ya no vio sus defectos físicos y le hice la invitación a sentarse. Lo cual aceptó de inmediato en lo que entré por otra silla…
III
La plática se volcó de inmediato al terreno sexual y era normal que ella no supiera nada de eso, porque al no tener ningún atractivo, ningún hombre se había acercado, por lo que me confió que aún era virgen…
En ese momento, mi mente voló hacia un universo de posibilidades para poseerla o enseñarle los secretos del sexo. Alejado de mi ciudad y dedicado a mi servicio social, mi tiempo se ocupaba en mis deberes y obligaciones, más que en la búsqueda de distracciones…
Así que la seguí llevando el terreno de lo sexual, preguntándole su edad, a lo cual me respondió que en ese momento tenía 43 años y que jamás había conocido el contacto carnal con un hombre…
Así que decidí llevar la plática a lo que me interesaba, porque ya en ese momento la veía como una mujer necesitada de atención y también sentía la necesidad de cogérmela y romperle su virginidad…
Por lo que le sin ningún recato le pregunté:
— Te gustaría conocer más de sexo, viendo películas eróticas. Aquí tengo varias que te pueden interesar para que veas como se va desarrollando un acto sexual…
Su respuesta no se hizo esperar, cuando me dijo:
— Me las puedes enseñar. Desde cuando tengo ganas de ver una película de esas. Pero ya ves como son aquí, siempre se están burlando y de todo critican…
Enseguida la invité a pasar a mi cuarto y ella aceptó. Por lo que entramos y en lo que metí las sillas, le dije que se sentara en la cama y encendí el televisor y la videograbadora…
IV
A Lucina no le cabía la emoción en el rostro… Así que de mi archivo personal de películas XXX, saqué una ligera, para evitar que se espantara y todo se echara por la borda…
Cuando surgieron las primeras escenas, donde una chica practicaba el sexo oral con el actor principal… Lucina se quedó con la mirada fija, sin perder el detalle de ver como la actriz se introducía el pene en la boca hasta el fondo de su garganta y se la sacaba, para lamer y relamer el glande y a lo largo del pene, así como los testículos…
Al voltear el rostro y ver a Lucina, me quedé impávido… Hacía movimientos en sus piernas, como si algo la hubiera puesto nerviosa. Así que le pregunté:
— ¿Qué te sucede?
Y ella en su inocencia me contestó:
— No se… Pero siento algo que recorre mi cuerpo y me está humedeciendo abajo…
Sin embargo, a pesar de su respuesta, su mirada se mantuvo fija en la pantalla del televisor, porque hubo cambio de acción y ahora era el actor, quien se metía en la entrepierna de la actriz, para propinarle una tremenda mamada en el culo y su vagina, donde su lengua rodeaba el contorno de esos agujeros, para introducirlo en su panocha… Asimismo le tomó el clítoris con los labios y se lo jugueteó en forma salvaje…
Lucina no perdía el detalle y era normal que ya estuviera excitada, porque se levantó la playera que portaba y se levantó el sostén para dejar al aire sus tremendos senos que sobó con su mano buena y se comenzó a jalar los pezones que se erectaron de inmediato y tomaron un colorido aceitunado con unas aureolas de color negruzco que me provocaron también una fuerte erección…
VI
La película seguía su curso y Lucina prestaba la mayor atención al filme, hasta que le pregunté:
— ¿No quieres que te toque?
Su contestación fue entrecortada…
— Sí… Haaazlo por favor… Quuuuuiiiero que me toques…
De inmediato le levanté la falda y metí la mano, la cual posé sobre su calzón a la altura de su vulva y la encontré con una fuerte humedad. Sus fluidos habían salido como si fuera una llave de agua… Que húmeda estaba su entrepierna…
Comencé a masajearle sobre su calzón y con un dedo le presionaba hacia su agujero vaginal y ella respondió de inmediato con un gemido que demostró el ardiente momento que vivía…
La película siguió su curso y en el momento en que el actor iba a penetrar a la actriz… Lucina ya no aguantó más y me dijo:
— Román… Ya no puedo más, hazme tuya… Te voy a entregar todo, pero méteme tu cosa… Dámela por favor…
No me hice del rogar y me desnudé, pero su sorpresa no tuvo límite cuando vio lo largo y el grosor de mi verga… Sus ojos se salieron de su órbita y me alcanzó a decir:
— Tu pájaro hasta parece de película…
Yo sólo sonreí y la despojé de su falda y su calzón que parecía haber salido de una lavadora, se encontraba súper mojado… Así que le abrí las piernas y le introduje mi verga en forma suave, sabedor de que era yo el primero. Pero la humedad de su vagina permitió que se le introdujera toda y no hizo ningún gesto de dolor, sólo se mordió los labios y se adaptó a su longitud y grosor…
Se la saqué toda y venía con leves manchas de sangre, por pero eso no fue problema para volverla a introducir con más fuerza. Al ritmo del mete y saca, le fui imprimiendo velocidad y ella, por su robustez e inexperiencia, se quedó quieta para ser yo el que llevara la iniciativa y el control de los movimientos…
La intensidad del bombeo logró el mágico momento de Lucina, quien tensó todo su cuerpo y con un alarido de placer se desmadejó para tener el primer orgasmo en su vida sexual…
Dejó de estar quieta para hacer movimientos en donde daba la impresión de que deseaba que mi verga le destrozara sus entrañas y así se quedó por un instante que fueron ideales para que siguiera bajo mi control…
Así que continué con mi bombeo y su cavidad vaginal se convirtió en un guante para mi miembro, por lo que seguí bombeando y se la sacaba hasta dejar al descubierto mi glande y se lo volvía a introducir con fuerza para seguir el mete y saca que le arrancaba gemidos de intenso placer…
Era la primera experiencia de Lucina y se veía a leguas que la penetración de mi verga le estaba gustando y lo estaba disfrutando al máximo… Así que decidí ponerla en cuatro patas, cuando la escena del video mostraba al acto dándole por el culo a la actriz…
Así que Lucina al ver esa posición, ni siquiera se inmutó y dejó que yo siguiera con el control del acto que ambos estábamos escenificando realmente en la humilde vivienda…
Sin ningún miramiento, exploré sus gruesas nalgas y busqué con mis dedos los pliegues de su recto y utilizando la humedad de su vagina, procedí a distender su ano e introduje un dedo y ella pareció gustarle, porque dejó escapar un pequeño gemido…
Confiado en que le estaba gustando la penetración anal, procedí a colocarle mi pene en su ano y poco a poco se lo fui introduciendo hasta que llegó a la mitad… En ese momento me detuve y ella me pidió:
— Dame más… No te detengas… Lo estoy gozando…
Así que en forma salvaje le introduje toda mi verga y sólo lanzó un resoplido… Por lo que inicié mi mete y saca en la caliente profundidad de ese ano que había recibido mis 18 centímetros de pene sin ningún gesto…
El bombeo se intensificó cuando sentí la necesidad de eyacular y llenarle de leche sus intestinos, así que la rapidez de mis movimientos, anunciaron la descarga de mi sémen y sólo alcancé a decir:
— Aaaaaaaaaaaaaaah…. Aaaaaaaaaaaaaaaah…
En tanto ella también aflojó el cuerpo y lanzó un largo gemido que me hizo saber que también había tenido el segundo orgasmo de la tarde…
VII
Exhausto, me dejé caer sobre ella y con mis manos acariciaba sus gruesas piernas y nalgas… Por lo que me dijo:
— Gracias Román… Gracias por hacerme mujer…
La tarde de sexo se prolongó por varias horas, cuando acostados los dos en la cama, ella con su mano sana comenzó a agarrarme los testículos y acariciarme la verga…
El órgano genital respondió de inmediato a la caricia y lo comenzó a asir con tal delicadeza y se le quedaba mirando y mirando, sorprendida de que su mano no pudiera engarzarla a todo lo largo, por su extrema longitud…
Así que se la introdujo en la boca y comencé a moverme como si me la estuviera cogiendo por la cavidad bucal… Lo cual le gustó porque la abría más con tal de recibirla en toda su plenitud…
Cerraba la boca y sus labios se convertían en algo muy especial, hasta que ya no aguanté más y se la saqué para descargarle mi sémen en el rostro y en sus senos…
Ella estaba emocionada… Se le veía en el rostro la satisfacción de su primera experiencia sexual y me pedía que se la metiera de nuevo en su vagina…
VIII
Se acostó y metí mi rostro en su entrepierna para propinarle una de mis expertas mamadas, donde mi lengua se convirtió en un émbolo que entraba y salía a cien por hora y Lucina sólo se tensaba…
Al encontrarle el clítoris se lo besé y se lo chupe de tal manera que ya no pudo soportarlo y dejó salir los fluidos de un orgasmo, que fueron a parar a mi boca, por lo que me dijo:
- Disculpame Román… Ya no me pude aguantar y algo me salió… Pero sentí bonito…
Sólo le dije que no se preocupara y con su calzón que estaba a un lado de la cama me limpié la cara y volví a la carga, para penetrarla y dejarle caer toda la longitud de mi verga que entraba, salía y entraba de nuevo en esa desvirgada oquedad…
Los ritmos del vaivén de esa tremenda cogida se fueron acompasando, porque Lucina dejó atrás sus inhibiciones y se entregó en cuerpo y alma al polvo que le estaba echando…
Así que los dos estábamos haciendo movimientos rítmicos en donde ella aceptaba la fuerza de mis empujones… Yo seguí metiéndole y sacándole la verga, hasta que ella volvió a tensar todo su cuerpo y estiró sus piernas, porque estaba de nuevo en el umbral de otro tremendo orgasmo…
En el preciso momento en que ella se estaba viniendo, le introduje toda mi verga para dejarle caer de siete a ocho chisguetazos de esperma que inundaron toda su vagina y estoy convencido que mi sémen recorrió el canal uretral para llegar hasta su vientre… Yo también no lo niego había disfrutado ese tremendo polvazo… Y de la película ni nos acordamos… Había finalizado…
IX
Para evitar las burlas de los vecinos, los encuentros con Lucina se realizaban cada sábado por las tardes y teníamos intensas sesiones de sexo… Entre semana le dejaba la llave de la vivienda y ella se encargaba del aseo… Porque si algo tenía, era muy diligente…
Cuando me fui de Puerto Escondido para regresar a mi tierra natal… La despedida fue triste, porque como ella decía había sido el primer hombre en su vida y el único que le había dado la satisfacción de hacerla sentir mujer…
Las llamadas telefónicas de ella cada semana y en sábado, tenían el objetivo principal, como me lo dijo en alguna ocasión:
— Para que no me olvides…
Por azares del destino, Lucina llegó a vivir a Veracruz… Pero ya me había casado con mi primera esposa y fue algo terrible para ella, al manifestarme:
— No creas que no me duele, me había acostumbrado a ti… Aunque debo reconocer que jamás pensé que sería tu esposa… Sólo te pido que seas feliz y me sigas considerando tu amiga…
Y asi ha sucedido… Lucina jamás aceptó ser mi amante ni yo tuve el valor de decirle que para mi sólo había sido una aventura en mi vida…
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