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Categoría: Maduras

La vieja de la micro

Venía sentado en la micro, mirando por la ventana, pensando si ir o no al preuniversitario. La verdad no tenía ningunas ganas de ir, solo tenia 2 horas en la tarde y era matemáticas, que me cargan. Eran las 3 de la tarde, luego de almorzar abundantemente en mi casa, mas el calor, mas el movimiento de la micro, me tenían muerto de sueño. La micro a esa hora no venía muy llena y quedaban algunos asientos desocupados. Veo que sube una señora, de unos 55 años más o menos, y que se sienta unos puestos mas adelante, quedando diagonal conmigo. Pasada una cuadra, la señora se cambió de asiento y se sentó a mi lado.



 



Disculpa, pero mejor me cambie de puesto, ahí llega todo el sol



No se preocupe



¿Ya vas de vuelta a tu casa?



No al contrario, vengo recién saliendo , voy al preuniversitario … eso creo



¿Cómo que eso creo?



Es que la verdad, no tengo ni unas ganas de ir



¿Y por que no haces la cimarra?



La haría, pero no tengo nada que hacer y no puedo devolverme a mi casa tan temprano



¿Y la polola? .. anda a verla, aprovecha ahora que no estas trabajando



No tengo polola



No? …



 



No me di ni cuenta cuando ya la conversación con esa extraña señora se había ido alargando más de la cuenta. Quizás para muchos me critiquen por lo que les voy a contar, pero cuando se tiene 18 años, sin mucha suerte con las mujeres, con las hormonas completamente revolucionadas, cualquier par de tetas grandes te vuelven loco, sin importar cara, edad, canas , físico etc. Y justamente este era el caso. La extraña señora debe haber estado cerca de los 55 quizás hasta 60 años, pero era muy jovial, simpática y ciertamente no se si eran ideas mías, o la viejita me los estaba tirando. Veía a través de su blusa, con un escote normal que la viejita tenía un buen par de tetas , esas como me gustan a mi, grandes y redondas, tipo gota. La idea de tener sexo con la extraña señora no hizo más que mover al máximo mis hormonas y animadamente, haciéndome el simpático, le seguí la conversación, quejándome a cada rato que no tenía ganas de ir al preuniversitario y que no tenía nada que hacer.



 



La conversación iba viento en popa, pues notaba a la señora, más sonriente y una mirada algo distinta, se notaba que me tenía ganas, y que a su edad, un muchachito como yo, 18 años, con poquísima experiencia, y en extremo caliente, era un manjar para ella, pero lamentablemente mi parada estaba a punto de llegar y aun no llegábamos a donde ambos queríamos.



 



Tenía que jugármela en las últimas 3 cuadras que me quedaban, pero la verdad no me atrevía a ser un poco más insinuante. La conversación no tuvo ningún giro inesperado y ya estaba pasando por la calle donde me tenía que bajar. Sin hacer ni un comentario, cuando la micro ya había avanzado 4 cuadras, con cara de sorprendido, le dije a mi acompañante que se me había pasado la parada y que ahora definitivamente no iría a clases y que tendría que buscar algo que hacer.



 



Fue lo mejor que pude hacer, ahí que la señora, me dijo que si no tenía ningún panorama, podíamos ir a su casa, a tomarnos una cerveza y matar la tarde. Con gusto le acepte y unas 6 cuadras mas allá, me dice que nos teníamos que bajar. La señora se paro y comenzó a caminar por el pasillo y yo detrás de ella. En la frenada de la micro mi cuerpo de fue adelante e intencionalmente me apoye contra ella. Fueron solo unos segundos, pero ella da vuelta la cara y me mira con una sonrisa muy picarona … era la última señal que necesitaba para estar completamente seguro que esa tarde no sería tan aburrida.



Llegamos a su casa, me hizo pasar y me sirvió inmediatamente una cerveza bien helada y otra para ella. Comenté lo grande que era su casa y me dijo que la acompañara para mostrármela. En todo momento ella iba delante mió y yo esperando el momento propicio para dar el siguiente paso. Obviamente la señora dejó el segundo piso para el ultimó y donde se encontraba su habitación. Mire por el balcón y cunado me di vuelta, ella estaba sentada en la cama.



 



Me hizo una señal para que me sentara a su lado.



 



Y que se te ocurre para pasar la tarde jovencito



No se, soy material dispuesto



Uyy eso deja mucho para la imaginación



No se, usted dirá



Mmmmm , no se por que se me ocurre que estamos pensando lo mismo



No se .. puede ser …



Mmm veo que eres muy joven como para tomar la iniciativa ….



Me comenzó a besar el cuello, y yo casi no me moví. Era ella la que decía que íbamos a pasar una tarde muy entretenida. Si dejar de besarme me comenzó a desnudar, y yo me dejaba llevar por su experiencia.



 



¿ Te gustan mis pechos?



Ohhh .. claro que si …



Tómalos ….



La verdad que esos grandes pechos de la anciana mujer hace rato me tenían loco y como un bebe comencé a chupárselos, sintiendo en mi oído los gemidos de placer que le salían de su boca …



 



Me encontraba en el cielo, y ella misma comenzó a sacarse la ropa , mientras yo seguía chupando sus pezones.



 



mmmm se siente divino tu boca en mis tetas … ¡chúpamelas fuerte! .. así me gusta …



Están exquisitas …



Chupa mi niño ….chupa …..



Mmmmm



Déjame ponerte mas cómodo ….



Adelante …



mmmm , parece que tienes algo muy rico acá .. déjame ver ….



 


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
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