Mi nombre es Sebastián, tengo 43 años bien llevados. Me considero o más bien consideraba heterosexual, pero la vida nos cambia. Cuando me divorcié a los 35 años, pensé que el mundo se me había acabado. Volví a arrendar un pequeño departamento y traté de rehacer mi vida de alguna manera, pero no había caso.
Pasó algún tiempo y recibí la visita del hermano de mi ex mujer, no tenía claro que quería, pensé en no dejarlo entrar, aunque antes de divorciarme teníamos una excelente relación. En general tenía buena relación con la familia de mi ex esposa, pero todo cambió hasta que supe que ellos sabían que tenía un amante y no fueron capaces de contarme nada.
El asunto es que Gabriel se sentó en el sillón y me pidió perdón, pensó en aquel momento que era mejor no meterse en mi relación con su hermana, que ella me contaría, en fin..pero lo importante es que no quería perder mi amistad. Lo escuché, lo entendí y finalmente acepté sus disculpas y compusimos nuestra amistad.
El también era divorciado con un hijo en el primer año de universidad.
Con Gabriel recomenzamos nuestra amistad, volvimos a salir a nuestro bar favorito a tomar unos tragos y conocer mujeres, estábamos solteros al fin y al cabo. Con el tiempo terminó viviendo más en mi departamento que en el suyo. Comenzaron a suceder cosas entre nosotros que ninguno de los dos se atrevía a comentar, pero estaban ahí. Hacíamos la compra de supermercado juntos, le regalaba camisas y ropa y él también a mí. Para un cumpleaños me regaló un slip, nunca un amigo me había regalado algo tan íntimo. Junto con eso pasaba que a veces nos quedábamos mirando una película en mi cama muy juntos, yo ponía mi cabeza sobre su pecho cubierto de pelos, y él acariciaba mi cabeza.
Una noche se quedó a dormir en mi cama, ambos sólo con pequeños slip nada más y nos abrazábamos, yo me di vuelta y mi trasero quedó justo en el pene suyo, no sé por qué no me molestó, no hice nada por separarme de él. Gabriel me abrazó apretándome contra suyo, pude sentír su verga en mis nalgas, estaba erecto no cabía duda alguna, me pegué más. él poco a poco comenzó a tocarme las tetillas con sus manos y yo comencé a sentir una calentura enorme, lo dejé hacer. Gabriel sin recato alguno me besaba el cuello, sus manos acariciaban todo mi cuerpo y su verga se apretaba contra mi nalgas. Sin pensarlo yo mismo bajé mi slip quedando con las nalgas expuestas, él las acarició mientras me besaba, yo alargué mis manos hacia atrás y agarré su pene, estaba duro y mojado, me sentía tan caliente. Era la primera vez en mi vida que me encontraba en esa situación con un hombre.
Sin tapujos nos besábamos y tocábamos por todo el cuerpo. él me pidió que me entregara a lo que acepté sin reservas. Me dolió al principio, pero luego fue todo placer, esa noche le entregué mi culo muchas veces y también mi boca y todo mi cuerpo. Quedé con su leche en mi boca y goteando por mis piernas, gabriel era un macho muy rico y le gustaba mucho coger a mi también, así es que esa noche fue una seguidilla de corridas.
Desde esa noche mi vida ha cambiado al cien por ciento, ahora sé que caliento a los hombres y que en cualquier lugar y momento puedo tener una verga o más para mí.
Ayer mientras Gabriel estaba en la oficina trabajando, yo estaba sentado en el pene del conserje del edificio que fue a llevarme un documento y terminó dándome su gran verga toda para mí. Los que dicen que la vida se acaba cuando uno se divorcia se equivocan, recién comienza.