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Cuando uno menos lo espera, el sexo golpea tu puerta. Eran las 10 de la noche, venía llegando a mi casa, estaba estresado luego de un arduo día laboral. Ya había guardado mi auto y me preparaba para comer algo, acostarme, para ir al otro día a trabajar, cuando Mario, un amigo mío, me llega a visitar de improviso. Mario es el típico amigo que siempre esta cuando lo necesitas, amigo de infancia, amigo de la bohemia, de las mujeres y del alcohol. Bajo de estatura, con suerte me llega al hombro, tiene mi edad, 38 años, algo gordo, con poca suerte con las mujeres y con un serio problema alcohólico. Siempre que nos reuníamos, tenia que beber y la mayoría de las veces terminaba borracho. Ya cuando llegó, venía con aliento de que había bebido algo y luego de estar unos minutos en mi casa, le ofrecí un trago y otro para mí, para conversar de la vida y relajarme de ese pesado día laboral. Obviamente me lo aceptó.
Mi amigo es separado hace dos años, y se fue a vivir con su madre a dos cuadras de mi casa. Su matrimonio por causa del alcohol terminó en un rotundo fracaso y luego de eso, con mayor ímpetu no se alejaba de la bebida. Ya a la hora de estar bebiendo en mi casa, mostraba claras evidencias que ya estaba borracho. Me pidió otro trago, pero se lo negué, le dije que ya no me quedaba, que aparte era tarde y que por su estado, era mejor que lo acompañara a su casa. No se quería ir, pero aceptó y caminamos esas dos cuadras conversando y fumando hasta que llegamos a su casa. Su madre nos sale a recibir, saludándome y riéndose del estado de su hijo, que era de los borrachos simpáticos, risueño, alegre y más conversador se colocaba. La abrazó fuertemente, le dio un fuerte beso tratándola de “Silvia”, riéndose el mismo de su estado.
Entró a la casa, supuestamente al baño, mientras yo intercambié una breve conversación con la mamá de Mario, la que conocía hace muchos años y que siempre me había recibido muy bien en su casa. Al poco rato, aparece Mario con dos vasos, uno para mí y otro para él para seguir la conversación que traíamos. La señora Silva, le preguntó si ibamos a tomar solos, que le pasara ese vaso a ella y que fuera a buscar otro para él. En muchas otras oportunidades, ella también compartió con nosotros de esos tragos nocturnos, notándose de donde venía el gusto por el alcohol de mi amigo, ya que la señora siempre bebía a la par con nosotros.
La señora Silvia, al igual que su hijo, era muy baja de porte y algo gordita. Ya estaba entrada en años, se había jubilado de un puesto municipal, separada desde hace muchos años. Desde que conocí a su hijo a los 15 años que ya estaba separada y siempre sin pareja. Al igual que su hijo, ella era muy conversadora y alegre, buena para las bromas y chistes en doble sentido, más aun cuando bebía. Yo la verdad lo estaba pasando muy bien, era lo que necesitaba para relajarme del apestoso día en la oficina, sentados los tres afuera de su casa, bebimos y bebimos, hasta que Mario terminó quedándose dormido, muerto de curado en la silla. Lo tomamos entre los dos a duras penas, ya que era un peso muerto, y entre risas y estrellones, lo fuimos a botar a su cama, dejándole un basurero a su lado, por si le daban ganas de vomitar. A esa altura, también ambos, yo y la mamá de mi amigó, también estábamos bien pasados de copas y nos reíamos por cualquier cosa. La señora le saco los zapatos y le tiro un colcha encima , dejándolo con la luz apagada.
Yo ya estaba por irme, cuando la señora llena los vasos nuevamente. Le dije que yo ya estaba listo, que había cubierto mi cuota, pero que para no despreciárselo, me lo tomaría para acompañarla. Me dijo que no me podía ir y dejarla tomando sola, que sería una falta de respeto y que se notaba que yo era un caballero con las damas. Como de costumbre, cada vez que bebo en exceso, despierta en mi lívido y sin querer empecé a ver a la mamá de mi amigo con otros ojos. A pesar de ser vieja, chica, fea y gorda, es también cierto que esa mujer, además que ese rechoncho y chico cuerpo, iba acompañado de un gordo culo y unas tetas bastante grandes, cosa que no era malo a esas alturas de la noche . Mientras bebía, la miraba y me reía de las cosas que decía, en clara evidencia de su embriaguez, pensando en cometer alguna locura con la madre de mi amigo.
Sentados fuera de su casa, en una banca que tenían ahí, a cada rato ella se reía y me ponía la mano en la rodilla, apretándomela, hasta que en una broma , le dije que tuviese cuidado, que en cualquier momento se le iba a pasar la mano y que no iba hacer la rodilla lo que me tocara. Ella se rió y me toco ahora la pierna, para decir que no había encontrado nada en ese toqueteo. Ambos riéndonos de lo que pasaba, le dije que por poco no se había encontrado con “la sorpresa”, que de haberla encontrado , no hubiese podido dormir del susto. Ella muerta de la risa, me dijo que ya le habían llegado rumores de parte de su hijo que yo era un mujeriego y que seguramente tenía con que defenderme. Se acerca a la pequeña mesa a tomar su vaso y nuevamente coloca su mano en mi pierna, pero esta vez dándome un pequeño apretón, para luego pedirme perdón por volver a colocar su mano ahí. Le dije que no había problema, pero que lo justo era justo y colocándole la mano en su pierna, le di yo también un apretón. Ella volvió a reír diciéndome que le había dado cosquilla, cosa que me llevo a repetirlo causándole risa y llevándola a botar algo del trago al piso.
En ese momento de descuido de su parte, me metí la mano al pantalón, y acomode mi verga ya algo despierta, por sobre la pierna, y si continuaba el juego tarde o temprano , la señora Silvia se encontraría con “la sorpresa”. Y así fue, una par mas de toqueteos de su parte hacia mí, cuando su mano, al agarrarme la pierna, se encuentra con un generoso bulto dentro de mi pantalón. De inmediato se dio cuenta de que se trataba y retirándola rápidamente, matándose de la risa, me dijo que era verdad que de tanto jugar se iba a encontrar con “la sorpresa”.
Eso había sido un gran avance, estaba caliente y si la señora me daba la pasada, lo lamentaría por mi amigo, pero no dudaría en follarmela. El toqueteo de la veterana, me había levantado mas la verga aun y la deje ahí, notándose sin gran esfuerzo por debajo de mi pantalón. Entre risas de la señora Silvia, su mirada se encontró con el generoso bulto bajo mi pantalón, diciéndome que al parecer la sorpresa se había despertado. Le dije que lamentablemente tenía ese problema, que el alcohol me la despertaba. Riéndose y mirándomela le hablo diciéndole “ya sorpresa, ándate acostar” … yo me reía diciéndole que ella tenía voluntad propia, que yo no la manejaba y cosas por el estilo, hasta que con un vaso en su mano y con la que le quedaba libre, le dio un pequeño golpe , diciéndole “ ya niña, anda a dormir” , riéndose de su broma.
Pero esos golpes no hacían más que despertármela más aun y le dije que eso era peor, que en vez de hacerla dormir, la despertaba aun más y que si no paraba, luego se saldría de su envoltorio. Ella se rió diciendo “que saldría a tomar aire” y otras bromas al respecto, dándole de vez en cuando unos pequeños golpes. Yo con la pierna estirada, mostrándole el bulto a la mamá de mi amigo, que no despegaba la atención de mi bulto, hasta que ya no le pegó , si no que le dio un pequeño apretón diciéndome que al parecer la sorpresa , tenía hambre. Le dije que sí, que al parecer tenía mucha hambre, cuando la veterana, volviéndomela a tocar, me pregunta , un poco más en silencio, si me gustaría que le diéramos de comer.
Era lo que esperaba. Le dije que sí. Ya con mas ella con mas confianza, tocándomela por sobre el pantalón descaradamente , me dijo que entráramos y que ella le daría de comer.
Sin pensarlo mucho, me levante y entramos con la señora a la pequeña casa. A oscuras, avanzamos por el pequeño pasillo, notando el estado en embriaguez de la mamá de mi amigo, que se apoyaba en la pared para avanzar, pasando por fuera del cuarto de Mario, donde se escuchaban los fuertes ronquidos, en clara señal que no se despertaría. Entramos a su cuarto, ella prende una lámpara de su velador , se sienta en la cama, y como si fuera lo más natural del mundo , me dice que se la muestre. No lo dude ni un segundo y de inmediato me saque la verga, dejándosela en todo su esplendor a la altura de su cara. La señora Silvia hizo un comentario que no alcancé a escuchar por su estado y acto seguido, mi verga estaba siendo engullida. Ahí me encontraba yo, de pie, con la verga metida en la boca de la Señora Silvia, mientras mi amigo roncaba fuertemente en la habitación del lado. Me deje querer por un buen rato, disfrutando de la espectacular mamada que me daba la veterana, que se notaba que hacía mucho rato que no degustaba una buena verga y menos de un joven como yo.
Luego la levanté, afirmándola para que no se cayera y rápidamente le saqué la ropa, dejándola solo con sostenes y calzones. Me abalancé sobre ella, y mientras le tocaba el culo, me doblé y le chupe las tetas a mi antojo, disfrutando del rechoncho cuerpo de la madre de mi amigo. Mi mano luego de manosearle por largo rato las tetas y el culo, le separó las piernas y comencé a mastúrbala fuertemente. La señora Silvia, de pie con sus piernas completamente abiertas, dejaba que el amigo de su hijo le acariciara el frondoso coño, comenzando a gemir suavemente por el placer recibido.
No pasó mucho rato y le saque esa última prenda dejándola en pelotas acostada en la cama , terminado de desnudarme yo por completo. Asegurándome que la puerta estuviese con seguro, por cualquier cosa, me abalancé sobre ella, separándole las piernas , sumergiendo mi boca en su entre pierna , saboreando un mojado , viejo y peludo coño. La señora Silvia no lo podía creer. Años de conocerme y jamás en su mente, bueno ni en mi mente tampoco, había imaginado que ese amigo de su hijo le daría tanto placer. Llegaba a retorcerse de placer, sintiendo su coño invadido por mi lengua , restregándole la boca por todos lados, gimiendo de placer, hasta que casi suplicándome me pide que se la meta de una buena vez. Sin preámbulo, me monté sobre ella, apretándole sus grandes nalgas y de un solo empeñón , toda mi virilidad fue a parar dentro de la veterana.
Comencé un lento mete y saca , haciendo estremecer a la viejita que me apretaba con todas sus fuerzas y gemía en mi oído , echándome el olor a trago, que en ese momento no me importaba. Una y otra vez mi verga se sumergió en esas voluminosas carnes, cada vez más adentro, escuchando miles de elogios a mi verga y a mi cuerpo, diciéndome que estaba rico , que se la metiera más adentro , que la llenaba por completa y oras cosas más.
Luego de un buen rato, cambiamos de posición y la monte sobre mí. Me aburrí de chúparle las tetas una y mil veces, mientras ella se movía de adelante y atrás , ensartándose en mi verga, con su rostro mas arrugado aun , aguantándose las ganas de chillar, mientras la cama no dejaba de crujir entre la lucha que estabamos. Me daba algo de miedo que mi amigo escuchara el crujir de la cama de su madre, que casi se rompía con nuestros movimientos, pero con la calentura que tenía no podía dejar de hacerlo. Luego la hice ponerse en cuatro patas, yo de pie y ella sobre la cama, pero de lado, donde ya la cama no sonaba tanto y ahí ya le di con todo. Agarrándola del culo, con fuertes embestidas le metía sin compasión toda mi verga a la Sra. Silvia, la que mordía la almohada para que sus gritos no se fuesen a escuchar.
Con todas mis ganas, ese viejo culo fue víctima de toda mi calentura y en menos de 10 minutos hice que la viejita se corriera, gritándole a la almohada , mientras yo , apoyado por el alcohol en mi cuerpo, duro como una roca, le seguía y le seguía dando a la veterana sin compasión. Me coloque por el otro lado y en cuatro patas me la tubo que chupar, pidiéndome que acabara , que estaba muerta, pero yo estaba inmune aun y no dejaba de follarle ahora la boca. Luego volví a darle por detrás una y otra vez y ya al rato , la veterana no pudo más y cayo rendida diciéndome que ya no podía le daban las fuerzas. Me acosté a su lado y le hice que me la chupara y que me corriera una paja- hizo su mejor esfuerzo, pero victima del alcohol y el agotamiento, se quedó dormida, con mi verga en su mano, exhausta de agotamiento. Sin embargo yo no tenía ganas de irme asi.
La madre de mi amigo estaba como muerta, ya no sabía de nada. La acomodé como quise, acostándola boca abajo, le separé las piernas y me la comencé a follar nuevamente por detrás, mientras ella yacía muerta de agotamiento, sin darse cuenta de nada ni poner ninguna objeción . Por lo mismo, quise metérsela por el culo, pero no pude, por más que busque una crema en su velador y embetunándole el culo , no lo conseguí, por lo que seguí metiéndosela por detrás , ya más calmado, deleitándome con el desnudo y gordo culo de la madre de mi amigo por un buen rato.
Ya cansado, y listo para acabar, con mi compañera completamente ebria , me arrodillo su lado y le abro la boca, metiéndole la punta de la verga con intensión de descargarme ahí. Era un sueño estar abusando así de la Sra Silvia, masturbándome , haciendo chocar mi verga contra su boca, hasta que sin poder aguantarme más, ella con su boca abierta , comencé a descargarme tratando de echarle la mayor cantidad de semen en la boca.
Ya había acabado, mirando con morbo como mi semen que había quedado en la boca de la Sra Silvia, estaba escurriendo manchando la cama, sin que ella se diese cuenta de lo que estaba pasando, completamente dormida. Me vestí, y como pude la acomodé en la cama, tapándola con el cubre cama, para luego salir en silencio de la habitación. Mi amigo roncaba fuertemente en su cuarto, no se había enterado que por curado, le había follado a su madre. Salí de la casa y comencé a caminar hacia la mía, fumándome un cigarro, recordando lo bien que lo había pasado e incorporando una nueva víctima a mi lista negra.
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