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"No podía dejar de hacerlo, mis manos, como si tuvieran vida propia, acariciaban mi cuerpo, mirándome en el espejo de cuerpo entero que hice montar en el cuarto de baño."
No podía dejar de hacerlo, mis manos, como si tuvieran vida propia, acariciaban mi cuerpo, mirándome en el espejo de cuerpo entero que hice montar en el cuarto de baño. Desde que mi marido me abandonó, el deseo de sexo parecía haberse desequilibrado, tenía siempre un ardiente furor por la masturbación, cada dia la practicaba tres o cuatro veces, no podía contenerme, en la cama, en la ducha, en la cocina, dejaba que mi mano bajara hasta mi entrepierna, tenía las bragas mojadas del flujo que rebosaba de mi vagina, sin poderlo remediar, metía mis dedos entre los labios de la vulba, frotando desesperada el clítoris, y no dejaba de frotar hasta que con un grito de placer, me corría, con mi mano cubierta de la eyaculación, medio satisfecha, volví a mi tarea, ya fuese cocinar, acabar de ducharme, o decidirme a dormir, aun con los espasmos de mi corrida.
Vivo en un apartamento sencillo, mi marido me paga religiosamente cada mes lo que el señor juez dictaminó, no me puedo quejar, vivo bien, pero me falta una vida sexual mas llena, estoy siempre como una gata en celo, sueño con hombres de grandes vergas, que me penetran, me comen la vagina, me chupan el clitoris, yo les correspondo mamándoles, el miembro, manteniéndolo entre mis labios mientras eyaculan, (siempre me ha gustado el sabor del semen), cuando se han vaciado sus testículos, entonces me penetra hasta el fondo de mi vagina, sin descanso, con el miembro todavia en erección, es con este pensamiento que acabo siempre masturbándome.
Por casa, siempre voy desnuda completamente, me acerco a la ventana para constatar que desde el edifio de delante no hayan mirones, aunque mi deseo sería que algún hombre me descubriera, que se diera cuenta que yo quería provocar el deseo en él. O una mujer, que tambien me gustaba acariciarla, sentir como mi lengua entrando en su vulba, rozando el clítoris le hacía gritar de placer, mientras yo metía mis dedos en mi vagina, y sorbía golosa su flujo caliente.
Hace unos dias que me pareció ver en el apartamento frente al mio, habían entrado tres chicos, parecían estudiantes, de los que alquilan el piso a medias, los vi como recorrian las habitaciones, como si estuvieran repartiéndoselas, me anime, ojalá se decidieran a ser mis vecinos, aquella noche no pude dormir, en mi cabeza daban vueltas mil historias lujuriosas, despues de una paja, por fin satisfecha, me corrí, tuve que levantarme para lavarme, con mi mano apretando los labios de la vagina para evitar la salida de flujo, no podia dejar que la corrida manchara las sábanas.
Antes de poner los pies en el suelo, metí los dedos en mi sexo, masturbé el clítoris, me penetré dos dedos dentro de la vagina, despues de varios espasmos placenteros volví a correrme, quedé sobre la cama para recuperar las fuerzas para levantarme. Desnuda me metí en la ducha, cuando estaba enjabonada, abri el grifo del agua a toda presión sobre el sexo, la presión del agua me proporcinaba el mismo placer sobre el clítoris que la mano de un hombre podia darme, mantube el surtidor de agua sobre la vulva, apretando como si quisiera introducirla hasta el fondo, mientras en mi mente, imaginaba que un hombre me estaba besando y lamiendo el coño. Por fin, conseguí que el chorro de agua, con fuerza, a presión sore el clítoris me proporcionara de nuevo el placer sexual.
Acabé con la ducha y desnuda me acerqué a la ventana, me pareció dislumbrar una cara a través del cristal, instintivamente me retiré, corrí la cortina, pero creo que ya me había visto, una reacción contradictoria, pues yo tenía ganas de que me vieran, aun así, no se porque, en aquel momento creo que sentí algo de pudor, otra contradicción, pues mi placer consistía en mostrar mi cuerpo.
Me acerqué de nuevo a la ventana, decidida a mostrar a mi vecino el cuerpo del que yo estaba orgullosa, soy delgada, esbelta, de piernas bien formadas, cabello corto y moreno, y con una cara hermosa, dicen que me parezco mucho a Arrimadas, una que hace política creo, además tengo el pubis muy bien rasurado, un cuerpo en fin deseable, no entendí como mi marido me dejó.¡ Imbecil !!!!, supongo que me dejó por mi sed de sexo, tengo furor uterino, segun nos dijo el abogado que trató nuestro divorcio, !! otro imbecil !!!. total porque yo le exigía sexo a todas horas y me cogió masturbándome muchas veces. Aunque tambien tengo que decir que por tres veces me pilló en la cama con un amigo común, un repartidor de pizzas y el paleta que nos arreglo la cocina. Y tambien me encontró haciendo sexo con mi peluquera, que era lesbiana. Pero no tengo remedio. Soy insatisfecha perpétua.........¡ Vamos, que me gusta con exceso follar. No se si me entendeis.
Pero vale, me pierdo hablando de mi, basta. Como decía, me acerqué a la ventana con el deseo de ver de nuevo a mi vecino, púdicamente, tapé mis pechos con una mano mientras la otra cubrí el sexo y me mostré completa ante el cristal, ¡ que emoción ! Allí estaba, me estaba mirando, le sonreí y me devolvió la sonrisa, coquetamente me giré sobre los pies, mostrando con satisfacción mi culo, giré la cabeza para ver su expresión, me hizo el gesto de que me estaba mirando y su mano marcó el signo de O.K. Bajé mis brazos a lo largo del cuerpo, dejando que admirara mi cuerpo desnudo al completo. Se estaba animando, se quitó la camisa. No podía ver si llevaba pantalones, me hizo un gesto con la mano, ¡Se estaba masturbando !, mirándole directamente a los ojos, pasé mi lengua por los labios, y le envié un beso, me retiré un poco de la ventana para que me pudiera ver de cuerpo entero, y empecé tambien a meterme los dedos en la vagina mientras me pellicaba uno de mis pechos, con la frotación del clítoris y la excitación que sentía sabiendo que me estaban mirando, tuve un orgasmo que me hizo gritar, cerrando los ojos y la boca abierta con un gesto de sumo placer, me encogí sobre mi misma, cubriendome con la mano la mojada vulva, sin poder evitar que la eyaculación goteara en el suelo de la habitació.
Cuando recobré el aliento, miré hacia la ventana, mi vecino estaba aplaudiendo mi acción de masturbarme, cerré las cortinas, como si fuera la representación de un teatro, y me dirigí al baño.
Me senté sobre el bidet, abrí el grifo del agua y con la esponja me froté la vagina, abriendo los labios de la vulva fregué el interior, limpiando los restos de flujo, tenía el clítoris aun erecto, me dió la idea de volver a masturbarme, pero decidí dejarlo para otro momento. Soy insaciable, ya lo veis.
Aquella noche, acabando de cenar, recogí la mesa, como siempre iba desnuda, me senté en el sofa dispuesta a ver la T.V., en cuanto empezó una película, mi mano derecha fue directa a mi coño,distraída comencé a mover el dedo metiéndolo entre los labios de la vulva, a poco tenía el clítoris erecto, metí dos dedos juntos hasta el fondo del útero, ¡¡que placer chicas!!. ¿ habeis probado ?. Os juro que no hay nada mas agradable, bueno si, es mas agradable que te penetren con una buena verga, gruesa, fuerte, membrosa, mientras te chupan los pezones del pecho,
os lo recomiendo, ¡ Que gusto !.
Me estaba animando, abría las piernas para acceder mejor a mi vagina, el clítoris me ardia de ganas de ser frotado, le dí gusto y lo froté, el dedo que lo fregaba aceleró el ritmo, ramalazos de placer me agitaban el cuerpo entero, cerré los ojos, concentrándome mentalmente, tenía el cuerpo desnudo de un hombre, penetrándome con su miembro hasta el fondo del útero, sentía el calor de su carne dentro de mí, abri la boca como si quisiera que su lengua me penetrara tambien hasta el fondo del paladar, hasta sentí el sabor de su saliba en mi boca......... ¡ que imaginación, verdad !.
Me corrí, si, si me corrí, os lo podeis creer, manché la pequeña alfombra con el goteo de mi orgasmo.
Presté un momento de atención a la película de la tele, no era nada emocionante, miré el reloj, eran las 11 de la noche ya, pensé vestirme y salir a buscar un rollo para joder esta noche, no podía vivir solo de pajas.
Cuando me dirigía a la habitación, desnuda como estaba, sonó el timbre de la puerta, me quedé helada, ¿quien podría ser a esta hora?, no sabia que hacer, abría la puerta desnuda como estaba, me ponía algo para tapar mi cuerpo, dudé un momento,
¿ sí ?, quien es- pregunté como una tonta
perdona, soy tu vecino.
¿que vecino?.
Me viste por la ventana.
Cielos, no podía ser, el espectador de mi corrida, ¿que hacía le abría o le negaba la entrada ?. - - - Vale, pero ¿que quieres a estas horas?. - - - Quería saber si puedo ayudarte en algo.
Quedé un momento en suspenso, hacía un momento estaba decidida a salir a buscar un follamigo, y ahora dudaba si dejarlo entrar, que tonta soy, - - - Espera, - pensé en recibirlo desnuda. No, me pondría algo sexi, - - Un momento, ahora te abro - - Espero,
Corrí hacia la habitación, pensando en que me pondría, encontré una camisola larga, que me cubría justo las rodillas, deseche ponerme bragas. Estaba caliente, pensando que esta noche tendría algo que no fueran mis dedos dentro de mi coño.
Para asegurarme, miré por la mirilla, Si, era el chico que que me había mirado por la ventana.
Abrí la puerta
Hola, bonita, ¿ya puedo pasar?. - unos ojos verdes y una sonrisa abierta, fue lo primero que ví, alto, moreno y musculoso, vestía una camisa suelta y pantalones cortos, me gustó. - Si, si, claro,- le cedí el paso y cerré la puerta tras de mí. - - Al menos ¿puedo saber tu nombre ?- - - Naturalmente, soy Luis y tu . - - Mira, Mireya, es mi nombre, no que mires. - - Bonito nombre para una chica que disfruta que la miren. - - Vale, soy un poco descarada,- pero, pasa,pasa
Le precedí acompañándolo hasta el sofa, y me senté invitándole con un gesto a que hiciera lo mismo. Se sentó, el sofa era de dos plazas, por lo que se rozaron nuestra caderas. - - Me sorprendió mucho cuando te ví esta mañana masturbándote en público, ¿sabes que me hice una paja mirándote.
-¿Eres adicto al onanismo ? - - yo sí lo soy, disfruto mucho haciéndolo. - Y tambien me gusta follar de vez en cuando, pero generalmente me masturbo, tambien disfruto mucho. Joder con una mujer ya es mas dificil. -Soy un poco tímido con las mujeres -- - Y ¿como es que te decidiste a venir? - - - - - No lo vas a creer, esto temblando como un flan. - - Perdona, ¿puedo ofrecerte algo de beber? - - - No acostumbro a beber, pero creo que un coñac no me haria mal, puede que me dé animos contigo.
Me levanté para prepararle una copa, el mueble bar estaba a ras del suelo, por lo que me agaché, procurando que la camisola se subiera un poco, mostrando el principio de las nalgas.
Giré la cabeza, ¡ ajá! Su mirada estaba posada donde yo pretendía. Coqueta, moví el culo, volví junto a él. - -Bien, pues dime que te gustaría, tenemos toda la noche.- dije poniendo una mano sobre su rodilla desnuda, al tiempo que subía mi camisola un poco mas arriba de los musl - - Mira,- me dice,- no he traído condon, si tu quieres podemos practicar sexo sin penetración, tambien se puede disfrutar. - - Vale, no necesito condón, pero si prefieres solo unas pajas mútuas, allá tu.
Estaba un poco tenso, por lo que decidá tomar la iniciativa.
Empecé por desabrocharle la camisa, sumiso se dejó hacer, se despojó de la camisa poniéndose de pie, delante mio, su pantalón mostraba ya una protuberancia que yo acaricié por encima de la ropa, él no dejaba de mirarme a los ojos, le bajé los pantalones, ante mi se levantó como un resorte
un miembro de casi 20 cm. Grueso como mi muñeca, el glande a punto de aperecer a causa de la erección incipiente.
¡ Coño, !,¿chico como puedes tener esto tan escondido ? ¡ que maravilla !.
Siempre me ha dado verguenza enseñarlo, ya te he dicho que soy un poco tímido.
Pero esto no puede quedar en desuso.
Sin mas, abrí la boca. Me introduje aquel pedazo de miembro, casi desencajo las mandíbulas, entre mis labios, el prepucio se retiró, dejando el rojo glande al descubierto, lo saqué de la boca para lamer golosa a lo largo del pene, tenía unos testículos como piedras, uno de sus huevos llenó poor completo mi boca, me separé con pesar del enorme miembro para mirar la cara del propietario de tal maravilla, tenía los ojos cerrados, con un rictus de placer, gozando de mi caricia, empecé a masturbarlo con una mano, haciendo que entrara y saliera de mi boca, chupando y sorbiendo al mismo tiempo, su cuerpo se estremecía con espasmos, estaba a punto de correrse, puso sus manos sobre mi cabeza, empujándome hacia él, ¡ casi metió el pene hasta el fondo ! Creí que me ahogaba.
Con un grito, afortunadamente, no tenía vecinos cerca, si no, era para llamar a la policia por escándalo, el estertor llegó despues del grito, y a continuación los gemidos, ¡ como si estuviera sufriendo agonía !. El surtidor de esperma que echo en mi boca, si que fué de escándalo, parecía no tener fin, tragué y trague leche como nunca había tragado.
Cuando pareció que agotaba el rio de esperma, saqué de mi boca el miembro, aun cayó sobre la alfombra la última expulsión de espesa leche, lamí el glande sorbiendo las gotas que colgaban de él.
No me podía creer, que dar placer a aquel hombre con mi mamada, pudiera producir en mi cuerpo semejante efecto de excitación, muchas veces habia chupado pollas, pero como esta, jamás, porque sentí en mi vagina un ramalazo de placer, que me obligó a llevar una de mis manos, a meter tres dedos dentro de la vulva, intentando calmar el fuego que sentía en mis entrañas.
Luis, entre gemidos, boqueando, se encogió sobre sí msmo, cayendo sobre el sofá a mi lado.
Con sus manos sobre los testículos, con un gesto como de dolor, aunque yo sabía que no era dolor, si no placer.
Me levanté parra quitarme la camisa, y casi me acosté sobre el sofá poniendo mis piernas sobre las piernas del hombre, él reaccionó abriendo las mias, una a cada lado de su cuerpo, y sin decir palabra, metió su cabeza entre ellas hasta llegar al goteante coño, que ya empezaba a expeler gotas de flujo, tan excitada estaba yo, que sentí como me corría, casi sin frotarme el clítoris.
Cuando sentí el contacto de su lengua, lamiendo desde el ano hasta la entrada de la vagina, me estremecí, puse mis manos sobre su cabeza, apretándola hacia mi sexo, él metió uno de sus dedos, mientras su lengua frotaba con insistencia la abultada protuberancia, quiero decir el clítoris, sacó su dedo de mi interior mojado con mi secreción, ¡ y se lo chupó goloso !, siguió con su lengua lamiendo el interior de la vagina, frotando con ella el clítoris, no podía aguantar mas, me dejé ir, creí que me estaba orinando, mi cuerpo temblaba con espasmos, grité, mientras me corría, no apartó su boca, sorbió la corrida, a pesar de tener su cara completamentte mojada, siguió lamiendo mientras gemía de gusto.
Esto era mucho mejor que la mejor paja que me había echo nunca, no sabía si pedirle que tambien me penetrara con su enorme miembro, pero pensé que sería mejor dejarlo para otro dia.
Bueno, lo dejo aquí para que os hagais una paja, mientras yo despido a mi follamigo.
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