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Categoría: Lésbicos

La venganza es dulce pero por amor lo es mucho más

Abrió lentamente los ojos, su libreta seguía en el mismo lugar donde la había dejado, el bolígrafo sobre de la misma y con esa cosa extraña que empezaba a salir de su imaginación situada en los pies de la cama.



La opresión en el corazón aun continuaba, no podía entender como después de tanto tiempo no podía desaparecer o al menos acostumbrarse al dolor físico, si lo había hecho con el emocional y sentimental que un simple malestar en el pecho no pudiera controlarlo se le hacía patético.



Se escuchaban a lo lejos el cantar de esas aves que anuncian el amanecer, aún no clarecía pero la lámpara de noche que se encontraba en su buró alumbraba lo necesario para poder caminar sin algún tropiezo y correr hacia el balcón donde tantas veces había saciado su apetito sexual.



Divagaba y sin ver algún punto en específico del horizonte donde el cielo empezaba a ser rojo, aspiró el aire… era delicioso poder llenar los pulmones de ese tán peculiar olor de las plantas que se encontraban en el jardín, podía identificar cada una con el simple olfato, eso… se lo debía a su especial amor hacia la naturaleza.



El clima empezaba a ser frio, no se podía esperar mayor cosa en una casa de campo o ¿sí? su piel se erizó junto con sus pezones, el contacto con la ropa para dormir hacia que su entre pierna volviera a sentir ese pequeño cosquilleo que tan bien conocía.



No quería volver a tocarse, no después de las anteriores noches… esos sueños, pesadillas diría ella, lo sabía perfectamente, su madurez le decía que solo eran simples sueños que jamás llegarían a ser realidad pero eso no la consolaba del todo.



Regresó una vez más a su habitación con el temblor en su cuerpo y lagrimas recorriendo sus mejillas, caminó lentamente dejando las cortinas entreabiertas, hiriéndose cada vez más con los recuerdos de su subconsciente, no podía permitir que eso dominara de nuevo su vida, no era justo para su familia, no para ella y mucho menos para sus valores.



Y llegó, sin más, el sueño hizo su aparición momentánea, fueron exageradamente 30 minutos pero su subconsciente la hizo recordar una vez más todo lo vivido ese día.



Se veía como en tercera persona, simplemente contemplando los sucesos, gritando, llorando, con rabia y sin poder hacer nada. [Para una mejor interpretación del siguiente texto por favor tomen en cuenta las cursivas que indican es el sueño y las negritas que darán a entender que es lo que hace ella al verse en el mismo =)]



Estaba ella, esperando como cada noche a su amada Laura sentada frente aquel televisor, junto con el ruido de los autos que avanzaban rápidamente sobre la avenida que se encontraba frente a la casa, se había acostumbrado rápidamente al cambio a pesar de que muchos de sus amigos le habían dicho que la Cuidad De México era completamente caótica.



Escuchó a lo lejos el cronometro que se encontraba en la cocina, sonó justo en el instante en el que el sueño hacia su aparición y ella se dejaba llevar por Morfeo, caminó hacia el horno para encontrarse con un lomo perfectamente cocinado, el olor que de el se desprendía era exquisito, tuvo la tentación de llevarse un bocado a la boca, tomó el juego de cubiertos y sin saber como escuchó a lo lejos un grito ahogado, quizás imaginación, podría ser intuición o como muchos lo llaman "el poder del amor" intentando justificar aquella inefable unión que aparece cuando el amor verdadero toca a la puerta.



-"¡Anda! ¡Camila! ¡Llámala al móvil! ¡Ve a buscarla!! ¡¡Joder!! ¡No te quedes quieta! ¡Muévete ya!- decía a grito tendido la espectadora, moviéndose de un lado a otro, queriendo empujarse a ella misma para que su otra "yo" no se quedase ensimismada gracias a ese grito.



En su sueño tomaba el juego de cubiertos que habían caído al suelo, se decía una y otra vez que sólo había sido su imaginación, que era como expresaba la forma en la que la extrañaba, respiro profundamente y fué a parar de nuevo al sillón frente al televisor.



Pasaba la hora en la que Laura ya debería de estar en casa, siempre era puntual y nunca faltaba algún msj o llamada para avisar el porque de su tardanza, seguro había tenido un caso difícil, eso de la abogacía la apasionaba a sobremanera, sobre todo el defender a aquellas mujeres que se sientan sumidas en ese hoyo negro del cual no encontraban escapatoria.



Se impacientó, buscó el teléfono inalámbrico que se encontraba en casa, llamó hasta el cansancio y sólo tenia la respuesta del buzón de voz, el corazón le latía a mil por hora, no podía llamar a la oficina, ponían la contestadora después de la hora de salida y no quería que su mente imaginara cosas que no eran.



Caminó hacia su habitación, quería que sus pulmones se inundasen del olor de Laura, al menos así se sentía un poco mas tranquila, acomodo la almohada para descansar un poco, esperando que en cualquier momento un beso en sus labios o si no el ruido de la puerta la despertaran.



-¡No te duermas! ¡Camila… Por favor, CAMBIA LAS COSAS! ¡AÚN ESTAS A TIEMPO! ¡NO DEJES QUE ESA LLAMADA LLEGUE!- lloraba sin poder contener las lagrimas, aún se sentía la opresión en su pecho, la agonía en que tenía al revivir aquellos instantes.



La lluvia hizo su aparición, se escuchaban los leves golpes de las gotas en la ventana, el olor y frio tan característico de ese Julio, Camila, nuestra espectadora estaba sentada a lado de la mujer protagonista del sueño, quería tocarla, despertara, dejarle alguna nota advirtiéndole las cosas, si pudiese coger la lámpara de noche que se encontraba en el buró aunque fuese la preferida de Laura arrojarla al piso, pero… ¡que despertara de una vez por todas!



Parecía que el tiempo en el sueño pasaba volando, simplemente mientras ella pensaba en las posibilidades que existían pasaron las 2 horas en las que en aquel entonces esperaba a su amada, rezaba, imploraba a Dios (aunque ella no fuese muy creedora de eso) que esa llamada nunca llegara y sin embargo, así fué.



Camila, aun somnolienta y creyendo que el sonido del teléfono lo había imaginado, se despabiló fugazmente y sólo tendiendo una palabra en su mente "Laura" tomó el teléfono, una de tantas extensiones que se encontraban en la casa habitaba en la recamara, no le resulto difícil extender el brazo y contestar con un simple "hola" aunque en esa palabra estuviesen expuestas todas sus preocupaciones.



-¡Mierda!¡Nooo!¡Por favor! No…- las palabras eran entrecortadas por el extenuante llanto que ahora tenía, ya no quería seguir viendo eso, ya no quería sentir, cerro los ojos apretando fuertemente los parpados junto con los puños, quería despertar de una vez, impedirle a su subconsciente que hablara por ella y pensó que quizá haciéndose daño lo lograría, enterró con fuerza sus uñas largas a la palma de su mano, sintiendo después de poco como la tibia sangre tomaba su camino.



En el sueño, Camila contemplaba la fotografía que se encontraba en el mueble de la tv, ensimismada y aún sin creer lo que le habían dicho en esa llamada, velozmente tomo su móvil, las llaves de la casa, una chamarra y salió hacia el hospital que se encontraba a poca distancia de su hogar.



Las imágenes del sueño pasaban fugazmente, borrosas.



Sentía de nuevo esa invisible pero dolorosa daga que atravesaba su cuerpo, específicamente su corazón al ver como Laura estaba tendida en esa cama de hospital, abrazos de algunas personas que se habían enterado y llegaban ahí en el acto, la caricia de su mejor amiga tomándole el rostro junto con sus palabras y mirada cautelosa diciéndole que no se preocupara, que así era esta cuidad.



El dueño del Buffet de abogados en el que trabajaba Laura, sus amigos en común, el sabor del café que llegaba hasta ella gracias a un par de manos con propiedad desconocida, lagrimas incansables rodando por sus mejillas, inexpresivo en su rostro y con un solo punto de vista, el cuerpo de la mujer de su vida tendida en esa minúscula caja color marrón, rodeada de flores, personas acercándose para darle el ultimo adiós, voces susurrando y ella, Camila recibiendo demasiados abrazos que jamás serían los necesarios o justos para que esa pérdida fuese un poco más liviana mientras pensaba en esa venganza, lo único que la hacia querer quedarse en este mundo sola y sin el amor que alguna vez soñó.



Todo dejó de dar vueltas, su cabeza aun no entendía que había pasado, los días habían pasado tan rápido y lento a la vez, Camila no se movía de la cama, no se cansaba de ver la misma foto donde aparecían tomadas de la mano sonriéndole al fotógrafo con el paisaje de la Torre Eiffel de fondo, el primer viaje que habían hecho juntas a la tierra natal de Laura. Su boca pedía agua, se encontraba seca y sin embargo no hacia ni el mas mínimo esfuerzo para moverse, "Prefiero estar muerta y hacerte compañía dondequiera que estés" la frase que repetía sin cansancio entre lagrimas.



Esto era una jugada que su mente le daba, un "déjà vu" o una vez mas esas ganas de sacar todo lo que aún se encontraba reprimido en su interior, caminó sin ganas hacia la mesa de centro que se encontraba en el recibidor, buscó el diario que siempre llegaba a su casa, a el hogar donde la presencia de Laura le hacia demasiada falta.



De nuevo esas líneas, ¿Qué no era suficiente la pena que albergaba cómo para que aparte de todo el diario le pegase aun mas? Leyó atentamente la noticia tumbándose en el mismo sillón.



-Las autoridades siguen en busca del causante de la muerte y violación de la abogada Laura Boissieu. Una perdida inigualable para el Buffet de abogados con el que ella colaboraba desde hace ya 3 años… …"Una Dama que se dejaba guiar por la infinita devoción que le tenia a la justicia y ley, tendiéndole la mano a las mujeres más desvalidas y siempre con una sonrisa en su rostro" dijo Rogelio Valencia, compañero de trabajo y amigo de la abogada… …Según nuestras fuentes todo es responsabilidad de un hombre que negociaba con la trata de blancas, la abogada intercedió por una chica que había llegado a ella gracias a las recomendaciones levantando una denuncia por violación y desaparición de una de sus hermanas… …La autopsia revelo violación con agresiones físicas llevándola a un punto extremo para que a las pocas horas falleciera en el hospital… …Las investigaciones no detendrán su curso hasta encontrar al o a los responsables de esta muerte tan injusta, tenemos a los mejores profesionales trabajando para que eso tenga la justicia que siempre busco la Srita. Boissieu…"



Con lagrimas en los ojos e impotencia Camila recordó la última frase que le dijo a ese cuerpo sin vida, "tu tenias confianza ciega en la justicia, yo no…"



Despertó en un sobresalto y con el corazón a mil por hora, sudando frio y con el tán normal dolor de cabeza que al parecer había quedado permanentemente en ella. Agradeció los pasos que se escuchaban fuera de la habitación, ¿era la hora de desayunar? O ¿sus padres tenían planes para hoy?



Tomó la ropa que se había quitado la noche anterior, se cambió rápidamente y salió de la habitación hacia la cocina por el tán común cereal, saludó y dió los buenos días a cada una de las personas que se encontraba en su andar.



Escuchó las pláticas triviales y tan recurrentes en su familia, por buena o mala suerte el humor con el que había amanecido no le ayudaba a seguir la charla, se perdía continuamente y se ensimismaba en ese sueño que no dejaba tranquila.



Recordó cada minuto de su vida, cada emoción, sentimiento, furia, expresión. Volvió a imaginar ese pequeño paraíso en el que se encontró por unos cuantos meses, lo recordaba a la perfección, cada día a su lado, cada sonrisa, caricia, beso, platica.



La impotencia junto con la cólera se apoderó de ella, lo controló, cómo después de tanto tiempo tenía que hacer algo, no podía seguir sufriendo por los recuerdos y fantasmas que no dejaban de asfixiarla.



Muchas veces se había sorprendido a si misma tomando un cuchillo, la navaja o simplemente cómo en el sueño encajándose las uñas en la palma de su mano.



Tomó el diario que se encontraba en su silla, la costumbre de buscar algo que le llamase la atención nunca se esfumó del todo, casi siempre para levantarse el ánimo buscaba esa sección de chistes, desde siempre había resultado un poco simplona y se reía ante cualquier estupidez haciendo que eso le recordase que estaba viva.



Algo le llamo la atención, estaba en la portada del periódico en letras pequeñas y en la esquina derecha.



-"Las pruebas recaudadas y los tecnicismos en el caso Boisseu de hace un año dan la libertad al presunto culpable. (Véase página 12)"-



Abrió el diario y busco el numero de pagina para solamente leer el principio de la nota.



-A un año del fallecimiento de la Licenciada Boisseu se dio por cerrado el caso, el presunto culpable Mario Alberto Salinas atrapado en su casa de verano fue puesto en libertad por los tecnicismos que se saltaron al levantar la denuncia… …El ya liberado Mario Alberto al momento de salir se contempló en su rostro una mofa de sarcasmo pocas veces vista en…"



 



Anhelaba venganza, esa que juró el año pasado y la misma por la que no encontraba el valor suficiente para hacerla realidad.



Hasta el día de hoy después de esa línea.



Se levantó del comedor escuchando a lo lejos a su madre preguntándole si tenía planes para ese día a lo cual ella rápida y fríamente afirmó.



Corrió hasta su habitación, la adrenalina combinada con excitación corrió por su cuerpo, era el momento de vengar la muerte de la única persona que la conoció de verdad, la única a la que amó, aquella que le ofreció el paraíso en una pequeña casa citadina. La muerte de Laura.



Se duchó, su mirada le dio pánico, pero era lo que buscaba, tenía que dominarla sólo por algunas horas, pero, todo sería bien recompensado al final.



Buscó la misma ropa, esa con la que había vivido el último día, aquella que se lleno de su sangre, la misma con la que vestía cada año y así mismo hizo con el bolso, guardó el dinero, libro, lentes, guantes, celular, droga y el postre que por fin saborearía. Salió al garaje, tomó uno de los automóviles y arrancó directamente y sin escalas a aquel bar, una de las ganancias de que en sus años de rebeldía quisiera comerse el mundo de un bocado fue el tener al menos la noción de donde esconder el automóvil sin tener ninguna necesidad de recurrir a nadie más.



Estacionó el auto, tomó el pequeño suéter que le cubría solamente la espalda alta, el bolso y dibujó la sonrisa más sensual que podía emitir, escuchó la música, una de las canciones que la hacían bailar por inercia, pidió una copa y aclimatándose al ambiente buscó a su víctima.



Como siempre y sin fallar se encontraba en el mismo rincón, acompañado por su tan buena seguridad y con una diferente mujer a la de ayer, hizo el intento que por buena suerte logró captar su atención, se mordió el labio inferior, lo sedujo desde lejos, tocaba su cuerpo como si lo quisiera regalar.



Él sin más… se acercó dejando su exclusivo lugar, a la chica y a la mayoría de su seguridad, la única persona que lo acompañaba y eso se deducía por simple lógica era el dirigente de sus guaruras, ella, lo abordó lentamente y lo saludó dándole un munúsculo beso en la comisura de sus labios.



El baile lo cautivó, ella con un susurro le dijo que quería un poco mas de intimidad y sin titubear lo llevó al departamento, tomó las manos del hombre y las llevó a sus senos, el cerró los ojos y encaminó su boca directamente a sus pezones, el tiempo pasaba lento para ella, era el sacrificio que debía de hacer para poder tenerlo como merecía, se lo debía a la persona que sabia la cuidaba desde el cielo, lugar en el que algún día se encontrarían y en el cual no iban a preocuparse por el tiempo.



Fue sexo, simple y sencillamente eso, embestidas en su cuerpo, un órgano entrando y saliendo de su boca, vagina y ano, no sintió placer, no podía sentirlo a pesar de obligar a su cuerpo a lubricar teniendo que fantasear con miles de personas.



Tomó su ropa, se vistió, se contempló en el espejo y de nuevo esa mirada, ¡vaya! sabía que podía dominar al mundo si pudiera hacerlo en ese preciso momento, buscó las gotas que se encontraban en su bolsa, sacó del refrigerador la botella de vino tinto, fué por un par de copas y a una le puso más de las 15 gotas que sabía debería de llevar, lo despertó con un punta pie… el aun somnoliento encontró en su boca una copa.



Volvió a dormir, ¡como si tuviera la conciencia tan tranquila! sin saber cómo tomó el cuchillo de su bosa junto con la hielera que sabia se encontraba en la bodega, le bajó lenta y suavemente los pantalones y sin pena, aposición o trauma tocó su pene, hizo que se erectara y con la decisión que jamás había tenido se lo amputó.



Volvía a amanecer, la chica sobre el auto en dirección al panteón, buscando la tumba en donde yacían los restos de su amor, con sus manos llenas de sangre escarbó un pequeño hoyo en los pies de la cripta, enterró el miembro de aquel hombre.



Sacó de su bolso el cuchillo, se desnudó como tantas veces lo había hecho ante ella, tomó esa venganza ya solida con la mano derecha, apuntó hacia su corazón y terminó clavándolo en su pecho mientras en el último suspiro repetía una y otra vez… "¡Te Amo!".


Datos del Relato
  • Categoría: Lésbicos
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