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Categoría: Confesiones

La vecina y su hermana

Esto sucedió no hace mucho. Yo trabajo arreglando teléfonos celulares, computadoras, tabletas, etc.



Y la gente que vive cerca de mi casa lo sabe, así que cuando tienen algún problema con sus aparatos me los llevan o me dicen para ir a sus casas a repararlos y una de esas personas fue mi vecina Ana, es una señora ya de aproximadamente unos 45 años, no les mentiré su cuerpo está más o menos decente, su trasero no será tan grande y está un poco pasada de peso pero tiene unas tetas enormes, en dónde vivo todos se enteran de todo lo que pasa así que ya hace un tiempo supe que ella vivía sola con su hermana Mónica y que su marido la abandonó, de su hermana no se tanto pero por lo que me he enterado es que ella es soltera. Mi vecina fue a verme para que fuera a su casa revisar su computadora que no encendía así que le dije que sí, que en un rato más iría a revisarla ya que estaba ocupado.



Cómo les comenté anteriormente en dónde vivo todos se enteran de todo lo que sucede en ese lugar, un amigo me había comentado que se había enterado de que Ana y su hermana todos los sábados se iban a antros a conocer chicos jóvenes y que las dos eran unas putas de primera y pues debo decirles que efectivamente mi vecina y su hermana todos los sábados salen muy bien arregladas y llegan a altas horas de la noche o incluso al día siguiente ya que por las mañana del domingo a veces las veía llegar en taxi, pero yo estaba dudoso si era verdad eso de que tanto mi vecina como su hermana eran unas putas, era solo un rumor o un cuento de mi amigo y no me lo pude sacar de la cabeza, hasta que llegó el momento de ir a casa de mi vecina para revisar el problema que tenía así que fui.



Al llegar Ana abrió la puerta y lo primero que vi fueron sus enormes tetas, tenía puesto una blusa delgada color verde sin sostén así que se le marcaban sus enormes pezones sobre la blusa y unos shorts cortos que dejaban ver sus largas piernas, no pude resistir, mi pene se puso duro lo bueno es que traía una mochila y pude esconder mi erección pero no podía dejar de mirar esas enormes tetas y mientras hablaba con ella disimuladamente veía sus grandes tetas, me había explicado que la computadora tenía varios días sin encender así que le pedí que me la mostrará y me llevo a la habitación de su hermana ya que era una de pc de escritorio, al entrar a la habitación pude notar varios pares de bragas y ropa de su hermana que estaban sobre la cama, ya una vez explicado todo mi vecina salió de la habitación y me quedé ahí solo revisando el problema que tenía, en todo ese tiempo solo pasaba por mi mente todo lo que mi amigo me había contado, también pasaba por mi mente tanto Ana con esa blusa donde se le marcaban los pezones de esas grandes tetas como la ropa interior de su hermana Mónica que estaban sobre la cama y lo putas que podrían ser, mi pene estaba a punto de explotar, desde que había entrado a esa casa mi erección no había bajado.



No pude resistirme dejé lo que estaba haciendo y con cuidado de no hacer ruido me levanté y tomé una tanga de las que estaban sobre la cama de la hermana de Ana y empecé a fantasear con Mónica, a diferencia de Ana, su hermana Mónica tiene mucho mejor cuerpo, ella debe de tener como unos 38 o 40 años y para su edad se ve muy bien tiene un culo perfecto, un cuerpo deseable para cualquier hombre y un par de enormes tetas al igual que su hermana, mientras fantaseaba y olía una de las tangas de Mónica me di cuenta de que la puerta del baño estaba abierta así que pensé que tal vez habría un par de bragas usadas con el rico olor de su vagina y para mí suerte así fue, en el baño había un cesto con poca ropa sucia de Mónica y entre el poco montón había una tanga de encaje color rosa manchada por los ricos fluidos de Mónica así que empecé a oler y lamer la tanga hasta que no aguante más y empecé a masturbarme con aquella tanga color rosa, solo podía imaginarme cómo se vería Mónica o Ana completamente desnuda, mi excitación fue tan grande que me vine enseguida y mi semen manchaba aquella tanga rosa, empecé a buscar más entre la poca ropa que había en el cesto y mi suerte aún no me había abandonado había encontrado otra tanga, la tomé y la guarde en mi mochila puse la otra hasta abajo del cesto y limpie donde había caído gotas de semen, salí del baño y terminé rápido el trabajo de la computadora, quería irme lo más pronto posible para poder masturbarme con la tanga que había robado así que termine de arreglar la computadora y salí casi corriendo a mi casa no sin antes ver de nuevo aquellos pezones de las grandes tetas de Ana marcados sobre su blusa, cuando llegue a casa saque la tanga que había robado y empecé a oler y lamer los restos del fluido vaginal de Mónica cómo loco. Varios días después me encontré a Ana en la calle y me dijo que su celular estaba fallando que si podría ir a revisarlo a lo cual acepte sin dudar.



Cuando llegué Ana estaba a punto de salir y Mónica no estaba ya que trabaja todo el día, Ana iba muy bien arreglada tenía puesto un vestido escotado que se le veía de maravilla así que le dije que tal vez mañana revisaría su celular y me dijo que me lo llevará y se lo diera en la noche o al otro día, para mí gran suerte me dijo que lo había dejado adentro de su casa así que me dio las llaves de su casa para que sacará el celular y que me lo llevará y que en la noche cuando regresará pasaba por el celular y las llaves, me había confiado las llaves de su casa, por mi mente pasaron miles de cosas, pensé, soy el más afortunado del mundo, pensaba en robar un par de bragas usadas de Ana y Mónica.



Abrí la puerta y en la sala sobre una mesa estaba el celular que iba a llevarme, estaba dudoso una vez más, con el corazón latiendo a todo lo que daba mientras me preguntaba si robar la ropa interior o solo tomar el celular y marcharme, mis demonios internos ganaron, entré a la habitación de Ana y sobre una silla había un gran sostén, era tan grande como mi cara o mayor no pude dejar de verlos, estaba a punto de hacer lo más estúpido que había hecho en mi vida pero mis demonios internos iban ganado, mi pene estaba hasta el tope, tomé el gran sostén, me baje el pantalón, me acosté sobre la cama de Ana y empecé a masturbarme con aquel sostén gigantesco, estaba tan perdido en la excitación que nunca escuché la puerta abrirse, era Ana había vuelto por algo que se le había olvidado, abrió porque pensó que aún seguía en su casa, solo habían pasado unos 4 minutos desde que se había ido, la puerta de la habitación empezó a abrirse lentamente y ahí estaba yo acostado sobre la cama masturbándome con su gran sostén, ella quedó muy sorprendida y un gran silencio se hizo en la habitación...


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