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Categoría: Maduras

La vecina del almacén

Todo comenzó con un cambio de casa. Llegue a una villa muy tranquila, arrendando una casa pequeña, con dos habitaciones solamente. Para mi era justo lo que necesitaba, venia trasladado de mi ciudad, soltero, era más que suficiente. Luego de hacer la mudanza, unos cuantos muebles, consulté al que sería mi vecino, donde había algún negocio por ahí cerca. Muy amablemente me dijo que a la vuelta de la esquina, había un pequeño negocio, pero muy surtido donde vendían toda clase de cosas.



 



Fue ahí donde la vi por primera vez a. Doña Mariela, igual como se llamaba el pequeño local. Era una mujer cincuentona, de pelo rubio despeinado, no se como describirlo, como si peinarse para ella fuera muy difícil, levantado. De rostro no muy agraciado, incluso con un lunar en la cara no muy grande. Su cuerpo .. mmm .. como describirlo, ancha de caderas, pero no muy culona es decir tenia un culo grande, pero caído, un rollo descansaba en su cintura, piernas gordas acorde con su peso .. ¿unos 90 kg? … no se, pero una tetas … ¡unas tetas! … de dimensiones estratosfericas, increíbles de dimensiones fueras de este planeta, gordas, grandes, gigantescas, inmensas, un sin fin de adjetivos para esos dos melones que la veterana poseía y que lucia en un vestido de generoso escote. Era imposible comprarle algo a esa mujer, sin fijarse en semejantes masas de carnes y sin imaginarse tenerlas contra tu cara, chuparlas uffff.



 



Desde esa primera vez, se produjo algo entre los dos. Ella atendía a una vecina del lugar, pero mirándome de una forma extraña, diciéndome que luego me atendía. Mientras yo, no dejaba de admirar sus enormes tetas , no tenia apuro en que lo hiciera. Luego de despachar a la vecina, un pequeño entró a comprar dulces y le dije que no tenía problema en que lo atendiera a el, para poder mirar por mas tiempo esas monumentales tetas que eran un sueño.



 



Cuando el pequeño se marchó del local, con una sonrisa atendió mi pedido, y se formo una pequeña conversación donde le conté que era nuevo en el barrio y que seguramente me vería muy seguido por ahí. Ella muy amablemente me dio la bienvenida al barrio y me dijo que cualquier cosa que necesitara, que no dudase en pedírselo. En mi mente me pasaba mil ideas morbosas de los favores que le pediría a mi nueva casera, sin embargo, cancelando lo que había comprado, me marché.



 



Desde ese día, era habitual que comprara cosas de uso diario en ese local, y mis conversaciones con Doña Mariela eran muy frecuentes, preguntándome por mi trabajo, yo por su familia, etc, pero siempre deseando sus enormes tetas.



 



Pasó el tiempo, y una tarde, en que llegaba a mi casa a eso de las 9 de la noche, en la camioneta de la empresa, veo fuera del negocio ( casa ) de la Sra Mariela una gran cantidad de autos. Al otro di cuando fui a comprar, me encuentro con el local cerrado y cuando le hago el comentario a mi vecino, me dice que el marido de la señora Mariela, había fallecido. En muy pocas ocasiones lo había visto, un hombre de unos 60 años, que al parecer producto de un cáncer, por fumar demasiado, había dejado este mundo, dejando a su tetona esposa viuda.



 



El local a los 3 días volvió a funcionar y cuando fui a comprar, le di mi pésame a la señora Mariela, que ya no se notaba tan alegre y sonriente, como era su característica.



 



Pero el tiempo paso, y ella volvió hacer la misma de antes, alegre, simpática y conversadora. Nuestras conversaciones siguieron por casi un año o un poco mas quizás, notando siempre de su parte un cierto interés en mi persona.



 



Fue una tarde de verano, donde algo cambió. Sus continuas bromas de que yo era un joven muy atractivo (28 años) y que era justo lo que le recetaba el doctor, tubo un giro inesperado.



 



Me comento que a su cama se le había quebrado una pata y que la tenía botada de un lado. Me dijo que no sabia como había pasado, si su cama no tenia esfuerzos extras desde hacia mas de dos años y que esa noche no sabría como iba a dormir. Entre bromas le dije que si quería, yo con gusto le hacia un espacio en la mía, a lo que ella, dentro de risas, me dijo que por ella, encantada. Viendo ahí una posibilidad concreta de tener algo con esas tetas que hace mas de un año me volvían loco , me ofrecí gentil y caballerosamente para ver si la cama tenia arreglo y ella me hizo pasar hasta su cuarto, mostrándome la cama caída y el trozo de madera que le faltaba. Le dije que no era mucho el problema, que si quería yo se la podía arreglar. Que el arreglo quizás no quedaría muy profesional, pero que de todas formas, quedaría bueno. A ella no le importo que quedara feo, mientras no tuviese que dormir amarrada a la cama para no caerse de lado, y quedamos de acuerdo que después que cerrara el negocio, yo pasaría por su casa para componerla.



 



Era mi oportunidad e igual que un quinceañero, espere con ansias que fueran las 10 de la noche, cuando la señora Mariela cerraba su negocio, dándome vueltas por mi casa, con mis herramientas listas, y con la otra también. Las nueve de la noche y mi verga a full imaginándome chupar las tetas mas grandes de toda mi vida.



 



Al fin las 10 de la noche, reloj maldito que no avanzaba. Me asome a la esquina y vi que el negocio aun tenia las luces encendidas. Volví a mi casa, una serie de vueltas más hasta esperar unos 15 a 20 eternos minutos. Nuevamente salgo y veo que las luces del local estaban apagadas, al fin. Caminando con mi caja de herramientas, llego hasta la casa de mi vecina y toco el timbre. Nervioso por que alguien no me fuera a ver entrar. Dicho y echo, mientras esperaba que ella abriera la puerta, pasa justo mi vecino en su auto y me saluda, mirándome intrigado que hacia a esa hora con la caja de herramientas… no falta.



 



Al fin se ve que se corre la cortina, para ver quien tocaba y se abre la puerta eléctrica desde adentro. Rápidamente entro , saludando a mi vecina, con sus hermosas tetas. Ingresamos al cuarto y de inmediato comencé a arreglar la cama. Lo primero fue poner algo debajo de la cama para tomar una altura superior al alto de la cama para trabajar tranquilo. Salimos al patio a buscar un cajón que sirviera al propósito, mirando de atrás el cuerpo de esta mujer que deseaba con locura. Volvimos al cuarto, levanté la cama y ella agachándose esperando mi señal, mete el cajón bajo esta dejándome ver por unos segundos su increíble tetamen colgando. Mi otra herramienta dio acuso inmediato de lo que veía y se puso duro, atento y listo para entrar en acción.



 



Comencé a arreglar la pata de la cama, sin embargo, la tarea que yo había visto fácil, salio mas difícil de lo que pensaba. Luego de casi media hora logre terminar mi trabajo, quedando no muy estético, pero si firme, pudiendo soportar de más el peso de la señora Mariela y mi peso….



 




  • Ya , quedo listo

  • ¿Estas seguro?

  • Completamente

  • ¿es un trabajo garantizado?

  • Si, se lo aseguro, todos mis trabajos son garantizados

  • ¿todos?

  • Si … todos. Nunca recibo quejas.

  • Mmmm me da la impresión que no

  • No me cree

  • Si, te creo .. estoy segura de que haces un buen trabajo

  • SI supiera …

  • Mmm … Ja ja

  • Pruébela

  • Ok .. veamos …



 



La señora Mariela se sube a la cama en cuatro patas y ejerce presión contra el colchón, donde mi arreglo resiste perfectamente. Demás esta decir que en esa posición, sus enormes pechos, atraídos por la fuerza de gravedad, se veían mas enormes aun.



 




  • Aparentemente esta bien

  • ¿tiene alguna duda?

  • A mi me resiste perfectamente .. ¿pero si traigo compañía a mi cama algún dia? .. ¿será capaz de resistir?

  • Mmmm no se . tendríamos que probar …

  • Veamos …



 



 



LA señora Mariela había cambiado completamente el tono de su voz. Se notaba que todas sus indirectas eran dirigidas hacia mi, su forma de mirarme completamente distinta, pero de todas formas no me atrevía a dar el primer paso. Acostada de lado, apoyada en su brazo, me miraba completamente insinuante.



 




  • ¿Ve como nos resiste a los dos?

  • Si . perfectamente

  • ¿Conforme con el trabajo?

  • No se …. ¿Ya terminaste todo el trabajo?



 



De no haber actuado, hubiese sido el rey de los tontos y no lo soy. Me abalancé sobre ella y le comencé a besar el cuello como un vampiro, bajando por su escote en búsqueda de mi mayor trofeo. Ella reacciono inmediatamente y me acariciaba la cabeza, gimiendo como si ya me la estuviese follando. Mi mano de inmediato se fue a una de sus tetas , amasándosela con fuerza, apretando esas hermosas masa de carne, tratando de descubrir el verdadero tamaño de esas impresionantes ubres. Sin ningún control ya mi mano fue a parar por el escote de su blusa, tocando algo de carne, pero el tamaño de estas, aprisionadas por el sostén eran imposibles de alcanzar. Ella misma me pide que le saque la blusa cosa que no demore nada en comenzar a levantar la prenda sobre sus brazos estirados encontrándome casi de frente con lo que hace más de un año deseaba. Que pedazo de tetas tenia Doña Mariela ¡!!! . Realmente increíbles. Era un sueño estar ahí tocándoselas. Mis manos inmediatamente hacia atrás buscaron el broche de su sostén y desabrochándoselo, toda su voluminosidad salio disparada de esa prenda, encontrándome de frente con las tetas mas grandes de mi vida.



 



NO demore nada en comenzar a chupar esos enormes pezones negros, succionándolos con ganas , sacándome los deseos acumulados.



 



 




  • ¡Eres muy caliente!

  • No te lo imaginas

  • La verdad que si … ah que rico me chupas las tetas …ahhhh

  • ¡Hace mucho tiempo que deseaba chupártelas!

  • Son todas tuyas .. me encanta que me chupen las tetas … sigue asi mi rey .. sigue asi .. ¡chúpamelas con fuerza que no me duele .. ahhhhh!



 



Las tetas de Doña Mariela eran fantásticas. Metía mi cabeza entre ella , apretándome … ohhhh un sueño echo realidad. EL morbo de estar con una mujer asi de madura , con esas tetas había sido un sueño que esa noche se hacia realidad.



 



Nos comenzamos a desvestir mutuamente , hasta dejarla completamente desnuda. Sus piernas gordas, su vientre abultado sobre el que descansaban sus enormes pechos. Por mi parte, mi verga durísima, siendo observada por los ojos deseosos de mi casera.



 



Se la acerque a la boca y sin dudarlo, la tomo en sus manos y me comenzó a dar suaves besos, para posteriormente metersela por completo. A pesar de su edad , Doña Mariela era una mujer muy caliente , todo el rato que me la estubo chupando no dejaba de tocarse su concha y sus tetas, gimiendo a cada rato.



 



Me fui acomodando quedando sobre su cabeza con ella de espalda, logrando una visión completa de su cuerpo. Era un pedazo de mujer, grande, robusta, con sus enormes tetas caídas hacia los lados, de piernas gordas y su zona genital en extremo poblada con pelos largos y negros. Me deleite un rato tirándole los pezones, mientras ella jugaba con mi verga, pasándola por su rostro y su boca. Luego me abalancé sobre ella y terminamos haciendo un 69 espectacular, donde mi lengua comenzó a chupar los abundantes jugos de su concha.



 



Estuvo un rato jadeando y me pidió que por favor parara, ya que eso la excitaba mucho y quería hacerlo durar mucho rato.



 



Cambiamos de posición , quedando yo sentado en la cama y ella, colocando un cojín en el piso, continuó chupándomela. Me coloco mi verga entre sus tetas y me comenzó a pajear contra ellas. Me miraba directo a los ojos diciéndome que era un hombre muy atractivo, que desde que me vio que deseaba tener "eso" dentro suyo y que esa noche me haría todo lo que yo quisiera.



 



La verdad la Señora Mariela, tenia las ganas acumuladas, ya que ni un momento dejo de chuparme o tocarme. ME alababa mi aguante, confesando que a su marido le chupaba la verga unos pocos minutos y el viejito no lograba aguantarse, acabando en su boca.



 



Era una buena indicación de cómo terminaría eso ….



 



Aunque la paja y las chupadas estaban espectaculares , ya era justo que le diera su dosis de verga a mi vecina. Levantándome de la cama, la hice apoyar sus manos sobre la cama, acariciándole fuertemente sus grandes nalgas, se las separaba viendo que su pelambrera llegaba hasta su ojete. Con mi mano comencé a manosear su concha , sintiéndola abierta, jugosa. Sin esperar mas acomode mi verga ahí y se la enterré completamente , sacándole un gemido de placer y dolor.



 



Comencé a follarla en esta posición viendo como sus nalgas se movían gelatinosas a cada embestida de mi verga. Una y otra vez mi verga se enterró en su concha, sacándole gemidos de placer, mientras sus tetas enorme, se bamboleaban de lado a lado al compás de mi mete y saca. Mi vecina estaba entregada, con su culo levantado dejándome perforarla una y otra vez. A rato bajaba mi nivel de embestidas para no hacerla acabar tan rápido, ya que seguramente luego de eso no querría continuar follando.



 



Pero mi deseo era sus tetas y en esta posición no podía acceder mucho a ella, por lo que un nuevo cambio de posición, me dejo acostado en la cama y a ella pasando una pierna a cada lado de mi cuerpo para ensartarse en mi verga.



 



Su gran cuerpo tomo posición y con su mano dirigió mi verga a la entrada de su concha , sentándose sobre ella, asiéndome sentir todo su peso ( que no era poco ). Mientras ella se movía de arriba abajo sus tetas colgando quedaban a la altura de mi cara, chocando contra esta. Era estar en el cielo sentir semejantes pedazos de carne golpeando mi rostro. Las chupe con todas mis ganas, mientras ella continuaba ensartándose mi verga hasta el fondo. SU rostro arrugado, mordiéndose los labios haciendo un gran esfuerzo por no acabar.



 



Pero al parecer sus esfuerzos fueron en vanos ya que en un movimiento la hice correrse hacia atra , dejándola completamente sentada sobre mi verga, la que llego a lo mas profundo de su ser. Echando unas maldiciones, arrugando aun mas su rostro, me dijo que no aguantaba mas y apretándose ella mismas sus grandes tetas, comenzó a moverse y a gemir, acabando copiosamente, sintiendo como sus jugos emanaban de su concha , mojándome hasta las piernas.



 



Por la forma como se movió al acabar, se notaba que había echo un buen trabajo con la cama, que solo crujió todo el rato.



 



Doña Mariela quedo exhausta, cayendo a mi lado, quejándose y tratando de recuperar la respiración. Yo por mi parte también estaba cansado, pero mi verga continuaba de pie , aun sin descargar.



 



Me entretuve un buen rato chupándole las tetas, hasta que me subí sobre ella y yo mismo comencé a pajearme entre ellas , llevándola de abajo arriba , hasta chocar con su lengua que siempre me esperaba.



 



Le pregunte si me dejaría acabar en su boca, como lo hacia con su marido y me dijo que me había prometido "todo lo que yo quisiera"



 



Era un oferta tentadora, pero yo aun no quería acabar. Me acosté sobre ella y agarrándola del culo se la metí un buen rato mas, escuchando las alabanzas de boca de mi vecina diciéndome que era todo un animal y que tenia mucha resistencia. Por un buen rato continué follándola en esta posición, sin embargo mi vecina , aunque disfrutaba mucho, no daba muestras de alcanzar un segundo orgasmo, por lo que cambiando de posición, le separe las piernas y le comencé a chupar la concha apasionadamente. Ahí todo cambio . Sus gemidos aumentaron notablemente de intensidad, moviendo su concha para chocar contra mi boca, sintiendo como esta se mojaba aun mas, hasta que al cabo de unos pocos minutos su manos soltaron mi cabeza y me advirtió que ya ano aguantaba mas. En vez de parar, aumente mis caricias bucales y a los pocos segundo un gran gemido de la boca de Doña Mariela, y se su sexo un manantial de jugos fueron a parar directamente a mi boca. La concha de mi vecina no dejaba de botar un espeso líquido que yo, enfermo de caliente, bebí sin parar. Fue lo máximo sentir la descarga de su orgasmo directamente en mi boca y ya sintiendo las ganas de acabar, me coloque a la altura de su cara y le entregue mi verga para que me diera una buena mamada. Nos basto mucho para sentir ese cosquilleo tan fantástico y comenzar a acabar directamente en la boca de mi vecina, la que, al igual que yo, sin ningún asco se trago todo lo que le entregue.



 



Ya habían pasado casi dos horas desde que había llegado a la casa de mi vecina, y ya con mi herramienta vacía, me despedí de ella y me marche.



 



Al otro, cuando fui a comprar, note la mirada de otra vecina que conversaba con ella . Seguramente la chismosa de mi casera, le había contado la "reparación" y buen trabajo que le habia ido hacer …



 



Pero bueno, eso es motivo de otro relato.



 



Saludos cordiales, Alexander.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 8
  • Votos: 1
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